lunes, 22 de julio de 2013

Mi Adorable Rebelde capitulo 41




Oye, Joseph — dijo —. ¿No vamos a entrar?

Joseph sacudió la cabeza mientras le daba a una chica un vaso de papel lleno de ponche y le dedicaba una de sus sonrisas relampagueantes.

— No — dijo —. Pat y yo decidimos que nos quedaríamos aquí afuera.
— Pero…

— ¿Alguien quiere más ponche? — gritó Joseph, y enseguida se vio rodeado de gente que sostenía en alto sus vasos. Le dirigió a Pat una sonrisa por encima del hombro.
— ¡Demi!

Me di vuelta. Katie estaba detrás de mí. Gus permanecía a su lado. Estaban tomados de la mano.
— Pensé que te sentías mal.

— Así fue — dije simplemente. Saludé con la mano es dirección a Gus. — ¿Qué paso? — le pregunté a Katie en voz baja —. Esperaba encontrarme con un caos total.

—Ya se — contestó Katie. Bajando la voz. — Cuando Gus y yo llegamos, había unas pocas personas en la casa y muchas atrás, junto a la piscina. Pero después vino Joseph y los obligó a todos a salir y poner en orden esos tachos de basura en el porche.

Fruncí el ceño. ¿Joseph poniendo en orden tachos de basura? Yo había pensado que no le importaba lo destruida que quedara la casa…Creía que esa era la razón por la cual quiso que la fiesta se organizara allí.

— ¿Demi? Hola — dijo Katie haciendo castañear los dedos delante de mi cara —. ¿Todo bien? Estas como flotando en el espacio.
Sacudí la cabeza para aclarar las ideas.
— Solo pensaba…

— ¿Qué paso entre tú y Alex?
Le aparte el brazo.

— Te lo cuento más tarde — dije —.Tengo que hablar con Joseph.
Me di vuelta, pero Joseph ya no estaba en el Porche. Mi mente daba vueltas. Yo no sabía que pensar ni que sentir ni que iba a decirle a Joseph cuando lo encontrara. 

Pero me abrí paso entre la multitud y al hacerlo, choqué contra Swiss Kriss y le hice derramar su ponche sobre su perfecto traje de duende.
Lo encontré en el patio de atrás, con una red en la mano, sacando vasos de plástico, colillas de cigarro y otras basuras de la piscina. E

l hecho de verlo hizo resurgir en mí el terrible dolor que había sentido al oírlo hablar con Marty. No dejes que te engañe, me aconseje por debajo. Me había equivocado al confiar en él antes…No iba a volver a bajar la guardia.
Me detuve junto al borde de la piscina.

— Bueno — empecé — ¿Qué significa este repentino acto de limpieza?
Levantó la vista brevemente; sus ojos verdes relampaguearon.
— ¿De qué hablas? Hay unos vasos en la piscina y, como puedes ver, los estoy recogiendo.

— Oh, y supongo que esto tiene algo que ver con tu acto del señor mago— dije con brusquedad—. Estás tratando bien a Marea Alta Pat para que te permita saquear su bodega.
Joseph frunció el ceño.

— Te estás equivocando, Demi. Sé que no cuento con tu aprobación, que ni siquiera me acerco a tu tipo de vida acorde con tus principios, ¿pero tengo que disculparme por limpiar la piscina de alguien?
Levanté las manos al aire.

— ¡Como si esto se tratara de limpiar! Vamos Joseph, oí tu conversación con Marty. Sé que lo de esta fiesta fue idea tuya, sé que planeabas arrasar el lugar. Y sé…

Las palabras no lograron seguir saliendo de mi garganta.
— ¿Sabes qué? ¿Qué fueron exactamente lo que me oíste decir a marty?
La cara me ardía. Trate de controlar la respiración.

— Que Estabas planeando convencer a Pat de que te dejara en la bodega. Que…que…

— ¿Qué? — quiso saber Joseph, y apretó la mandíbula.
De repente, los ojos se me llenaron de lágrimas.
— Que te habías… quedado hasta tarde con Swiss Kriss…
Joseph torció la boca.

— ¿Qué había hecho qué?
Se incorporó y comenzó a acercarse a mí, pero extendí una mano para mantenerlo alejado.

Las lágrimas habían comenzado a deslizarse por mis mejillas. Una parte de mi quería volver corriendo a casa, pero también necesitaba seguir hablando.

— Me enloqueció pesar que de veras me estabas tomando en serio. Quiero decir, todo lo que hiciste fue insultarme y agredirme desde el principio. Para ti, solo soy un enorme estereotipo. Solo porque soy la hija del director, tú deduces…

— ¿Yo deduzco? ¿Yo deduzco? — Joseph me agarró el brazo. — que yo sepa, eres tú la que ha estado haciendo deducciones todo el tiempo.
— ¿Qué dices? — Pregunté, soltando mi brazo.

— Digo que, no importa lo que haga, siempre me consideras una especie de criminal. Te preocupas demasiado que la gente te vea como una chica seriecita porque eres la hija del directo.

 Pero tú, solo porque a veces me guste divertirme y organizar algunas picardías, tienes que pensar lo peor de mí. — Joseph respiraba en forma entrecortada. Sus mejillas ardían. 

— Oyes unas pocas palabras fuera de contexto y te dejas llevar por eso. ¿Acaso se te ocurrió preguntarme a mi que pensaba después de oírme hablar con Marty?
Me sentí avergonzada.

— Bueno…yo… 

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