Oye, Joseph — dijo —. ¿No vamos
a entrar?
Joseph sacudió la cabeza mientras le daba a una
chica un vaso de papel lleno de ponche y le dedicaba una de sus sonrisas
relampagueantes.
— No — dijo —. Pat y yo decidimos que nos quedaríamos aquí
afuera.
— Pero…
— ¿Alguien quiere más ponche? — gritó Joseph, y enseguida se vio rodeado de gente que
sostenía en alto sus vasos. Le dirigió a Pat una sonrisa por encima del hombro.
— ¡Demi!
Me di vuelta. Katie estaba detrás de mí. Gus permanecía a su
lado. Estaban tomados de la mano.
— Pensé que te sentías mal.
— Así fue — dije simplemente. Saludé con la mano es dirección a
Gus. — ¿Qué paso? — le pregunté a Katie en voz baja —. Esperaba encontrarme con
un caos total.
—Ya se — contestó Katie. Bajando la voz. — Cuando Gus y yo
llegamos, había unas pocas personas en la casa y muchas atrás, junto a la
piscina. Pero después vino Joseph y los obligó a todos a salir y poner en orden esos tachos de
basura en el porche.
Fruncí el ceño. ¿Joseph poniendo en orden tachos de basura? Yo había
pensado que no le importaba lo destruida que quedara la casa…Creía que esa era
la razón por la cual quiso que la fiesta se organizara allí.
— ¿Demi? Hola — dijo Katie haciendo castañear los dedos delante
de mi cara —. ¿Todo bien? Estas como flotando en el espacio.
Sacudí la cabeza para aclarar las ideas.
— Solo pensaba…
— ¿Qué paso entre tú y Alex?
Le aparte el brazo.
— Te lo cuento más tarde — dije —.Tengo que hablar con Joseph.
Me di vuelta, pero Joseph ya no estaba en el Porche. Mi mente daba
vueltas. Yo no sabía que pensar ni que sentir ni que iba a decirle a Joseph cuando lo encontrara.
Pero me abrí paso
entre la multitud y al hacerlo, choqué contra Swiss Kriss y le hice derramar su
ponche sobre su perfecto traje de duende.
Lo encontré en el patio de atrás, con una red en la mano,
sacando vasos de plástico, colillas de cigarro y otras basuras de la piscina.
E
l hecho de verlo hizo resurgir en mí el terrible dolor que había sentido al
oírlo hablar con Marty. ―No dejes que te engañe‖, me aconseje por debajo. Me había equivocado al confiar en él
antes…No iba a volver a bajar la guardia.
Me detuve junto al borde de la piscina.
— Bueno — empecé — ¿Qué significa este repentino acto de
limpieza?
Levantó la vista brevemente; sus ojos verdes relampaguearon.
— ¿De qué hablas? Hay unos vasos en la piscina y, como puedes
ver, los estoy recogiendo.
— Oh, y supongo que esto tiene algo que ver con tu acto del
señor mago— dije con brusquedad—. Estás tratando bien a Marea Alta Pat para que
te permita saquear su bodega.
Joseph frunció el ceño.
— Te estás equivocando, Demi. Sé que no cuento con tu
aprobación, que ni siquiera me acerco a tu tipo de vida acorde con tus
principios, ¿pero tengo que disculparme por limpiar la piscina de alguien?
Levanté las manos al aire.
— ¡Como si esto se tratara de limpiar! Vamos Joseph, oí tu conversación con Marty. Sé que lo de
esta fiesta fue idea tuya, sé que planeabas arrasar el lugar. Y sé…
Las palabras no lograron seguir saliendo de mi garganta.
— ¿Sabes qué? ¿Qué fueron exactamente lo que me oíste decir a
marty?
La cara me ardía. Trate de controlar la respiración.
— Que Estabas planeando convencer a Pat de que te dejara en la
bodega. Que…que…
— ¿Qué? — quiso saber Joseph, y apretó la mandíbula.
De repente, los ojos se me llenaron de lágrimas.
— Que te habías… quedado hasta tarde con Swiss Kriss…
Joseph torció la boca.
— ¿Qué había hecho qué?
Se incorporó y comenzó a acercarse a mí, pero extendí una mano
para mantenerlo alejado.
Las lágrimas habían comenzado a deslizarse por mis mejillas. Una
parte de mi quería volver corriendo a casa, pero también necesitaba seguir
hablando.
— Me enloqueció pesar que de veras me estabas tomando en serio.
Quiero decir, todo lo que hiciste fue insultarme y agredirme desde el
principio. Para ti, solo soy un enorme estereotipo. Solo porque soy la hija del
director, tú deduces…
— ¿Yo deduzco? ¿Yo deduzco? — Joseph me agarró el brazo. — que yo sepa, eres tú
la que ha estado haciendo deducciones todo el tiempo.
— ¿Qué dices? — Pregunté, soltando mi brazo.
— Digo que, no importa lo que haga, siempre me consideras una
especie de criminal. Te preocupas demasiado que la gente te vea como una chica
seriecita porque eres la hija del directo.
Pero tú, solo porque a veces me
guste divertirme y organizar algunas picardías, tienes que pensar lo peor de
mí. — Joseph respiraba en forma
entrecortada. Sus mejillas ardían.
— Oyes unas pocas palabras fuera de contexto
y te dejas llevar por eso. ¿Acaso se te ocurrió preguntarme ―a mi‖ que pensaba después de oírme hablar con
Marty?
Me sentí avergonzada.
— Bueno…yo…
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