viernes, 19 de julio de 2013

Camino A La Fama Capitulo 4




Lunes.

Demi tenía su espumoso y humeante café entre sus finos dedos, mientras distraídamente respondía un correo electrónico, que venía retrasando desde hacía una semana. 

Su hermana menor rara vez le enviaba algo, por eso había sido toda una sorpresa encontrarse con un sobrecito anunciando su pronta visita. La razón de seguir retrasando la respuesta se debía, simple y llanamente a su madre. 

No se imaginaba porque razón Lily, su hermana, quería visitarla. Después de todo, su relación no era la más perfecta y sabía que esa decisión solo pondría de los pelos a su madre. Decisiones, decisiones.

Paseo con la punta del cursor, por la palabra eliminar. Siempre podía decirle que no había recibido nada. O evadir la respuesta, aludiendo estar demasiado atareada. Aunque su trabajo no podría estar más tranquilo en esas fechas.

Afortunadamente el estruendoso sonido de su teléfono, la ayudo a escapar de esa complicada decisión.

—Hola—dijo automáticamente, casi enviándole un agradecimiento mudo a la persona que la llamaba.

—El sábado en la noche, tenemos fecha límite—Por supuesto solo un ser humano involucionado como “él”, sería tan obtuso como para siquiera intentar iniciar la conversación con la más elemental cortesía—Envíame tú

parte, le hare los arreglos necesarios…—Una pequeña pausa, como si estuviese revisando algo—Tienes dos días, así me darás tiempo de enviarte mi parte y las correcciones.

Demi se guardó un bufido, decía todo aquello como si fuese improbable que él fuese a cometer algún error digno de que ella lo corrigiese.

— ¿Y cuándo te envío mis correcciones de tú escrito?—Claro que lo menciono, ella no le daría el gusto de que pensara que lo creía perfecto. Joseph se quedó en un momentáneo silencio.

—El viernes—Fue todo lo que dijo antes de colgar. Demi sonrió, al menos no habían discutido en esa corta conversación.

Regreso hasta su computador y rápidamente, cerró la ventanita de su correo electrónico. No podía responder en ese momento, pues el trabajo la llamaba.

 Era tiempo de escribir y tan solo tenía dos días. Aunque ella ya tenía bastante avanzado su parte, no desperdiciaría un segundo y utilizaría su plazo para revisar a fondo cada detalle. No permitiría que Joseph le encontrara fallas, sería perfecto y entonces le demostraría, que podía estar a su nivel.
Martes.
—Hola Joseph.

—Martin, necesito que hagas algo por mí—Del otro lado de la línea, el joven soltó un suave suspiro—No te pongas a rezongar, es algo que tal vez te divierta.

—Bien, dispara—dijo el otro más animado.
— ¿Aun tienes esa fijación por los computadores?
—Mierda amigo, si vivo de eso—respondió con un deje burlón. Joseph sonrió.

—Correcto… ¿Qué tan difícil se te haría bloquear una cuenta de correo electrónico?
—Pan comido.
—Pero con algunas condiciones—señalo cauteloso.

Su plan era bastante simple, haría que los emails suyos entraran en la casilla de Demi pero los de ella jamás salieran. Entonces él aduciría tiernamente, que ella nunca le había enviado su parte del escrito y que tampoco había tenido la delicadeza de darle el visto bueno al suyo propio.

 Tanto Josh como Ann, recibían los emails de ambos, para poder vigilar su progreso. Los de Joseph por supuesto que viajarían sin ningún problema, pero los de Demi jamás llegarían a destino.

 Resultado, la chica quedaba como una completa irresponsable sin ningún interés por el trabajo que ambos debían hacer. Y Josh ya no lo obligaría a desperdiciar su tiempo, con ese espécimen de mujer. ¡Perfecto!

— ¿Qué?—insto su antiguo amigo hacker. Desde que estaban en la escuela, Martin había mostrado un claro interés a infringir los controles tecnológicos, desde registros escolares hasta cajeros automáticos. No para robarlos, sino para demostrar que con su cerebro podía burlar al sistema. 

En esos momentos ya no se dedicaba a cosas ilícitas, pero de tanto en tanto siempre podía tentárselo con algún trabajo sencillo.

—Necesito que los emails que salgan de esta casilla, solo me lleguen a mí y los que entran desvíalos a cualquier parte, pero que los míos le lleguen ¿Comprendes?—No sabía si eso podía hacerse, pero si la oportunidad existía, sabía que Martin la conocería.

—Un camino de una vía, es una sencillez—prorrumpió su amigo, con voz arrogante. Siempre que se hablaba de computadores, el hombre resultaba ser un erudito— ¿A quién bloqueamos? ¿Una fanática? ¿Una acosadora? ¿Un esposo sobre protector?— Joseph rió con esa última suposición.

—No, nada de eso. Solo es una simple broma—Que con suerte le quitaría de encima a una pequeña alimaña llamada Demi.
— ¿Nombre?
Demi Manfory.
Viernes.

A Demi no le sorprendió en lo más mínimo encontrar un email de Joseph, a primera hora de ese día. Al menos podía decirse que en lo que refería a compromisos, era confiable. No llegaba puntual, pero si cumplía con lo que decía.

Lo malo era que había leído ese maldito email, alrededor de cuatro veces y aun…no encontraba nada que corregirle. ¿Tenía que ser tan perfecto en todo? 

La redacción estaba inmaculada, la descripción exquisita (como siempre), los diálogos graciosos pero sin llegar a ser sosos. Incluso había hecho un vistazo rápido desde el punto de vista de Charlotte y esto, había sido inigualable. 

Jamás había leído a su propio personaje, expresado a través de las palabras de nadie más que ella. Y por extraño que fuese, sintió en todo momento que ella misma era la que escribía. Joseph había logrado capturar su estilo al escribir, pero dándole ese toque académico y sofisticado que poseían sus escritos.

—Maldito bastardo—susurro, sacudiendo la cabeza con hipocresía. No podía negar que estaba un tanto celosa de su talento, tan natural.
Como Joseph, no estaba registrado como escritor bajo su nombre real. 

Era difícil encontrar información que fuese autentica, algunas fanáticas escribían tonterías que querían hacer sonar como reseñas bibliográficas. Pero la historia de vida de él era un completo misterio. 

Por lo que Demi, no tenía idea si tenía preparación académica, si habría estudiado en una gran Universidad o si su talento era algo innato. Nada, ella no sabía nada de él.

Se rindió tras pasar dos horas, releyendo las diez páginas que le había enviado. Simplemente tuvo que morderse la lengua y aceptar que en esa ocasión, no podría remarcarle errores. 

Lo bueno, al menos, fue que Joseph al parecer no tenía errores que remarcarle a ella tampoco. Pues no le había enviado sus “correcciones”, tan solo el email con su parte. Eso la había dejado mucho más tranquila, se había pasado mucho tiempo vigilando hasta la última coma. Y se contentó, sabiendo que su arduo trabajo no había sido en vano.
Sábado.
— ¿Demi?

Su puerta se abrió, sin darle tiempo a responder a la persona del otro lado. Fiona ingreso a su departamento cargando algunas bolsas transparentes, las mismas que se utilizan para trasportar trajes o vestidos.

—Sí—dijo ausentemente, mientras se retiraba las gafas que utilizaba para escribir.

—Pues aquí tengo los disfraces, te digo que te encantara lo que escogí para ti—Fiona hablaba tan rápido, que a ella normalmente le costaba seguir el hilo de sus peroratas.
— ¿Para mí?

—Para la fiesta de Connie, ya sabes la que nos dijo que estaba preparando— Asintió recordando la reunión del club de lectoras, donde ella había sido invitada de honor el mes anterior. A pesar de llevar los últimos tres años, siendo parte del grupo.

Connie, una de las mujeres que asistía. Les había comentado de la fiesta de disfraces que organizaría para su cumpleaños o para su graduación de algo, o ¿Quién sabe para qué? Ella quería festejar y quería disfrazarse, la razón no importaba mucho, siempre y cuando se llevara a cabo.

—Oh… ¿Ya escogió fecha?—pregunto sin muchos ánimos.
No era muy proclive a las fiestas y mucho menos a los disfraces, bien sabia el mundo que llevar su cara ya era un gran mérito. ¿Adornarla con una máscara? ¿Para qué?

—Bromeas… ¡Ya mando las invitaciones! Por supuesto que nos confirme a las dos… ¿Qué no viste el correo?
—No ¿Cuándo lo envió?—Pensó que quizás las había enviado la noche anterior y por eso, ella aun no las había visto.
—Las mandó el martes— Demi frunció el ceño confundida.
—No, imposible.

— ¡Que sí!—exclamo Fiona, sacando de su bolsillo un arrugado papel—Ves aquí…lo imprimí para ver si conocías la dirección.
Demi tomo la hoja entre sus manos y leyó vagamente las palabras en tinta dorada. Sacudió la cabeza y fue hasta su computador, para revisar la bandeja de entrada, la de salida y la de correo no deseado. Nada.
—Tal vez olvido incluirme—murmuro intentando no evidenciar su alivio, sin invitación no se vería en la ridícula tarea de disfrazarse.
— ¡Claro que sí! Ya te dije que yo confirme por las dos y ella dijo que estaba feliz de que fuéramos.

—De acuerdo—Accedió con un suspiro— ¿Cuándo?
—Esta noche tontita, así que…—Sacudió las bolsas que traía en sus manos—Escoge ¿Sexy enfermera o vampiresa? — Demi puso los ojos en blancos, ambos disfracen parecían ser ideales para trabajos poco honorables.

— ¿Y el de prostituta lo llevaras tú?—Le preguntó en broma, Fiona la miró con los ojos en rendija pero terminó por sonreír. 

Después de todo había conseguido arrastrarla a aquel lamentable evento ¿no?
Estaba parada enfrente de su espejo colocando la última gota de sangre en su labio, por supuesto era una vampiresa. Pues el carmín rojo y las lentillas celestes casi blancas, le sentaban a la perfección a su rostro pálido.

No necesito colocarse ningún maquillaje, como no salía mucho al sol su tez era normalmente blancuzca y las sombras negras alrededor de sus ojos, incluso la hicieron lucir de mirada misteriosa.

Su traje consistía en un corsé negro de una tela brillosa que se pegaba a su cuerpo, parecía cuero pero no era tan caluroso y claro que era más liviano.

 Se cerraba con una cremallera al frente, que quedaba perfectamente oculta entre las líneas de la pieza. En la parte inferior lucía una falda hasta medio muslo, también negra y desgraciadamente más corta de lo que ella hubiese querido. Las botas negras parecían cubrir más piel que aquella minúscula falda, pues le abrazaban la pierna hasta culminar en sus rodillas. 

Cualquiera pensaría que estaba a punto de salir a montar. Su traje se veía completado por una capa negra que afortunadamente, la cubría casi hasta la mitad de su pierna. Tenía unos colmillos falsos, pero prefirió guardarlos para más tarde. Para cuando tuviera que alimentarse.

— ¿Qué tal?—insto mirando a Fiona, quien estaba de la risa vestida de enfermera sexy. Sus atuendos eran bastante similares, pero su amiga llevaba una chaquetilla en vez de un corsé y por supuesto que una cofia. Demás está decir que ella vestía de blanco, pues habrase visto una enfermera de negro.

—Oh Demi, los hombres harán fila para que les hinques el diente.
—Tonta—murmuro sonrojándose con la idea—Vámonos de una vez—Pero fueron esas palabras, las que terminaron por despertar al teléfono de su letargo. Demi puso los ojos en blanco y descolgó el aparato cansinamente.

— ¿Diga?
Demi… ¡Oh que bien que te encuentro en casa!—Ann parecía estar más alterada que de costumbre, quizás su compañía telefónica había subido las tarifas. Después de todo, la mujer se la vivía colgada de esos aparatitos.

—Pues estoy de salida—dijo a modo de llevarla al asunto, sin tantos preámbulos.

—Mira cariño, Joseph me telefoneo hace una hora—Alguien debería quitarle los medios de comunicación a ese idiota también, al parecer la fastidiaba incluso a la distancia.
—Aja.
— ¿Cómo es eso de que no le enviaste su parte? Digo…entiendo que no me la hayas enviado a mí, por lo corrido que estamos con las fechas. Pero Demi, esto es importante, él debía enviar todo ya unido para que le dieran el primer vistazo los editores. Esto no habla bien de ti…
—Aguarda—musito sin poder hilvanar un pensamiento— ¿A qué te refieres con que no lo envié? Si yo le mande todo, el martes—Del otro lado Ann, soltó un amplio suspiro. No supo saber si de exasperación o de alivio.

—Joseph dice que nada le llegó, que estuvo esperando hasta este momento pensando que necesitabas más tiempo y…—Su agente continúo hablando, pero Demi ya no escuchaba. Su vista viajo de su computador, a la invitación que había dejado Fiona reposando en la mesa y una vez más a su computador.

Ella había recibido el email de Joseph y cuando le envió el visto bueno, no obtuvo respuesta. 

Tampoco su hermana le había confirmado su visita y
eso a ella le había extrañado, pero termino por creer que la muchacha ya no estaba interesada. Pero entonces pensó una vez más en la invitación de Connie que se suponía tendría que haberle llegado el martes, el mismo día que ella le envió a Joseph su escrito. Algo no estaba bien allí.
— ¿Hasta cuándo tengo plazo?—interrumpió, sin preocuparse en ser grosera.
—Pues Joseph planeaba enviar todo a las nueve de la noche, al menos eso era lo que había arreglado pero…—Demi miro su reloj fugazmente, eran las 8:35.

—No te preocupes, me asegurare de que tenga mi parte—espeto firmemente, antes de colgar.

— ¿De qué hablas?—inquirió Fiona con las cejas enarcadas.
—Tengo algo que hacer, te alcanzo en la fiesta—Y sin decir más cogió las hojas que había impreso la noche anterior y salió a la carrera de su departamento. ¿Acaso Joseph tenía algo que ver en todo esto? Ella no podía asegurarlo, pero algo en su interior le dijo que no podía confiarse de aquel individuo. Después de todo aun le debía lo de la desaparición. 

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