viernes, 12 de julio de 2013

Marido De Papel Capitulo 21




Sin embargo, ya era demasiado tarde. Había dejado que se fuera y no sería fácil conseguir que volviera. Había perdido. ¿Qué diablos hacía yendo hacía Corpus Christi con dos personas que ni siquiera gustaban?

Sumido en sus pensamiento se dió cuenta de que ya estaban llegando a la ciudad. 

Ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Pensaba hart lo que había prometido pero, después, iría a casa de Demi. Costara lo que costara, iba a recuperarla.

Pero no iba a ser tan fácil. Apenas llegaron a la mansión de ladrillo blanco y se bajaron del coche, Bob gimió y luego cayó. 

Murió allí mismo sobre césped verde, antes de la llegara la ambulancia, a pesar de los esfuerzos que hizo Joe para reanimarlo. Había tenido otro ataque.

Betty estaba destrozado y Joe se encontró ante la irónica situación de organizar un funeral para el segundo marido de su ex—esposa y su antiguo amigo.

De vuelta a casa, Demi oyó hablar de la muerte de Bob Collins, que salió en todas las noticias. Había sido un hombre bastante conocido y apreciado en el mundo agrícola. 

Su entierro se hizo a lo grande y asistieron muchas personas importantes. 

Demi vio en el periódico una foto de Joe consolando a la afligida viuda. Ella no podía imaginar nadie más fría que la mujer que aparentaba sentir la muerte de su marido. 

Si Betty lloraba seguro que era porque con la muerte de Bob se le había ido su seguro de vida.

Demi se reprendió a sí misma por su pensamiento poco caritativo y tiró el periódico a la papelera. Bueno, una cosa es cierta, seguro que Joe le pedía el divorcio para poder casarse con la mujer que realmente amaba.

Si Betty era lo que quería, debería tenerla. Demi recordó lo que le había dicho a Bob Collins acerca de no querer hacer sufrir a su corazón durante el resto de su vida por un hombre que quería a otra. 

Pobre Bob, que había hecho exactamente eso, durante diez largos años. Demi rezó una oración en silencio por él. Por lo menos ahora seguramente descansaría en paz.

Transcurrieron dos largas semanas, sin noticias de Joe. A la mañana siguiente Demi fue a ver al abogado para iniciar los trámites de divorcio. 

Esto significaba darle un pellizco a su pequeño fondo fiduciario para pagarle, pero eso no importa. Quería que Joe fuera feliz.

—Esto no es sabio, —trató de asesorarla el abogado—. Está alterada por todo lo que ha pasado. Debe esperar y pensárselo.
Ella sacudió la cabeza.


—Ya he pensado todo lo que tenía que pensar. Quiero que el que redacte el documento para firmarlo y que se lo entregue a Joe, junto con los papeles del divorcio. 

He decidido tirar la toalla. Betty es libre ahora y Joe se merece un poco de felicidad. Dios sabe que ya ha esperado el tiempo suficiente para volver a tenerla.

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