sábado, 6 de julio de 2013

Marido De Papel Capitulo 13




Cómodamente es un decir —se burló Betty—. Pero tenemos una oportunidad que nos puede hacer salir a flote. 

Esa es la razón por la que estamos hoy aquí. —Ella sonrió coquetamente a Joe, quien parecía muy incómodo, y se inclinó de nuevo contra su escritorio en una pose muy seductora—.

¿Cuándo os habéis casado, Joe? ¿Cuándo oíste que volvíamos?
Su rostro se endureció.
—Eso no es un motivo para casarse.
—Me pregunto… tu mujer es muy joven y parece preferir la vida al aire libre que ser ama de casa. No es nada amistosa. ¿Es la chica de la granja pequeña cuyo padre acaba de morir? No pertenece a tu círculo social.
—Oh, yo no diría eso —dijo una voz desde la puerta.

Joe se volvió hacia su esposa y no la reconoció. Su cabello rubio estaba alrededor de sus hombros, limpio y brillante, y llevaba un vestido de seda amarillo que hizo que hasta Bob la mirara.

Solo llevaba el maquillaje y el toque de perfume suficientes. Hank bajó los ojos hasta sus largas y elegantes piernas y sintió como su cuerpo se tensaba, al recordar como era besarla.

 En su rostro se refleja el recuerdo. En el de Betty la consternación.
Demi caminó moviendo su cuerpo graciosamente y tomo, posesivamente a Joe por el brazo. 

Fue un impulso lo que le hizo comprar ese vestido de diseño para salir con Joe. Nunca había tenido oportunidad de estrenarlo, por lo que lo había guardado—. Pensé que habías olvidado la invitación —dijo ella impasible, echando un vistazo en Betty—. Se nota que estamos recién casados —añadió con un cariño indulgente.

Betty se puso colorada por la rabia que sintió. Cruzó las piernas y se inclinó más hacia el escritorio, con los ojos entrecerrados.
—Muy recién casados, según acabamos de enterarnos. Le estaba preguntando a Joe a que se debía tanta prisa.

Demi sonrió recatadamente mientras se tocada su Barriga.
—Bueno, estoy segura de que sabes lo impetuoso que es —murmuró con voz ronca, sin levantar la vista.

El gesto fue suficiente. Betty parecía a punto de ahogarse.
A Joe le sorprendió la rapidez con la que su esposa entendió y controló la situación, protegiéndolo. Había sido horrible con ella y ahora había salvado su orgullo. 

Había estado a punto de caer de nuevo en las redes de Betty, pero aquí estaba Demi para llamarlo devolverle la cordura. 

Teniendo en cuenta que no le había hecho ningún caso desde que se casaron y, encima, la gran sorpresa de hoy, estaba claro que se había portado como toda una dama.

Puso su brazo alrededor de su cintura y le sonrió agradeciéndole lo que había hecho.

—Un niño es nuestra primera prioridad, aunque no lo esperábamos tan pronto, —añadió, sonriendo, mientras mentía descaradamente—. Estamos esperando un hijo.

Bob los miró con nostalgia, mientras Betty echaba humo.
—Me hubiera gustado un niño, —les dijo—. Sin embargo, no hemos tenido esa suerte.

—Los niños son una molestia, —murmuró Betty—. Son irritables mientras y hasta que crecen.


—¿No fue una suerte que tu madre no pensara así? —contestó Demi con suavidad.

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