Mmh… sabía que te gustaría.- le dijo Joseph coqueto.
Demi río.
- Me alegra haber…
perdido mi virginidad contigo.
- dijo, haciendo figuras abstractas con su dedo
índice en su torso.
- ahora mismo deseo que seas el primero y el último.
Joseph sintió su corazón latir rápidamente por la
emoción.
- Yo también deseo eso, cariño.- dijo, acariciando
su labio inferior con el dedo pulgar, y luego devorarla con un beso intenso.
Se levantaron de la cama y se bañaron juntos. Y de qué
manera… las constantes caricias que brindaba Joseph en el desnudo y mojado cuerpo de Demi hacían que bañarse fuese aún más interesante y
excitante.
Después de un rato de diversión, salieron, se vistieron y bajaron al
primer piso para preparar el almuerzo ya que era demasiado tarde como para
desayunar.
Mientras Demi cortaba unos
vegetales, el teléfono de la sala sonó y Joseph fue a contestar. Después de un tiempo, él se le acercó y
le paso el teléfono.
Es tu papá,
quiere hablar contigo.- le dijo Joseph Demi
cogió el teléfono y corrió hacia las escaleras subiendo.
Joseph observó el excitante movimiento que hacían sus muslos al
subir cada uno de los peldaños, perdiéndose en la vista de su hermoso culo. Pestaño
cuando la vio desaparecer y trato de concentrarse en la cocina.
Solo entonces cuando Demi entró en su cuarto se atrevió a contestar.
- Hola, papá.- habló ella, con cierto nerviosismo
en su voz. Dios, le helaba la sangre con tan solo hablar con él.
- Hija, ¿Cómo estás?- pregunto él, tan tosco y frío
como siempre. Demi sabía que en lo más
profundo de su corazón solo fingía preocuparse por ella.
- Bien.
- ¿Has estado estudiando?- preguntó, como si
estudiar 3 horas diarias no fuera suficiente.
- Si, papá.- dijo, con un leve temblor en la voz.-
¿Aun sigues enojado?
- Si, y lo seguiré estando hasta que subas tus
calificaciones.- su voz era firme. Demi sintió
como algo en su interior se rompía.-
recuerda que tienes que hacerle caso a
todo lo que te diga Joseph. No quiero más
problemas sobre ti después.
- Si, papá.- repitió. Si hablaba más su voz se
quebraría.
- Bueno, si no tienes nada más que decirme me voy.
- Papá.- lo llamó Demi antes de que colgara.
- ¿Qué?
- Te quiero.
- Yo igual.- y colgó.
Demi apretó los labios, en un intento por no llorar
y bajó el teléfono de su oído. El ser rechazada por su padre la hería, era como
si fuese una vergüenza para él ser su hija.
No le importaba que su padre la
haya castigado 1 mes por sus bajas calificaciones, si no le dolía que la
tratara como una basura. Hasta su madrastra la trataba mucho mejor que él.
Sacudió su cabeza tratando de alejar esos malos
pensamientos y se levantó de la cama, prometiéndose a sí misma ser una mejor
hija para que su padre se enorgulleciera de ello…
un sueño por el cual ha
estado anhelando y hasta el día de hoy no ha logrado conseguir.
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