sábado, 3 de agosto de 2013

Camino A La Fama Capitulo 15





— ¡Oye!—Lo cortó, sintiéndose verdaderamente amenazada en ese punto. ¿Era su impresión o acababa de darle un ultimátum?
— ¡Cierra la boca!

— ¡Ni creas que puedes venir a mi casa a decirme que hacer! ¡O…o a amenazarme! Eres un engreído, cavernícola…

— ¡Sigue! Dame una maldita razón…—Espeto entre dientes, ella se silenció. No le gustaba lo que veía reflejado en sus ojos, él estaba verdaderamente molesto, incluso más…estaba…

Bien, no sabía cómo definirlo pues nunca antes lo había visto de ese modo.

Demi respiro profundamente, los gritos no iban a servir de nada. Uno de los dos debía actuar con sensatez y por supuesto que Joseph, no sería el elegido.

—Tu auto está bien…—Instantáneamente al hombre le volvió el color, ella tuvo que contenerse para no rodar los ojos. ¿En serio? ¿Por un estúpido

auto? —Nada de esto hubiese ocurrido si te dignaras a actuar como un ser humano normal…

— ¡Ni creas que vas a culparme a mí! Si no te he puesto una denuncia, fue porque no quería iniciar una persecución. ¡Maldita mujer estúpida!—A Demi se le atoro el aire en los pulmones 

¿Dos veces? ¿Iba a dejarlo llamarla estúpida dos veces en una misma discusión? Sacudió la cabeza con frustración, tendría que haberle dicho que su auto estaba esperándolo panza arriba en un barranco. ¡Arr! Ese hombre la exasperaba.
— ¡Tú eres un idiota! ¡No me grites!

— ¿Qué no te grite?—exclamó con un tono por demás sarcástico — ¡Agradece que no te retuerzo el pescuezo! ¡Si te vuelves acercar a mí o mi auto…

—No concluyó pero ella no lo necesitaba tampoco, sus emociones se habían caldeado a tal punto que ya no se distinguía quién era el acusado y quién el acusador.

— ¿Y quién demonios te quiere cerca? ¡Vete tú y llévate ese asqueroso cacharro! ¡No vuelvas a poner un pie en mi casa!

— ¡Por supuesto que me voy! ¡Ni creas que me hace alguna gracia ver tu horrible rostro!

—¡¡Idiota!!—escupió con ira, pero para entonces Joseph ya había abandonado el lugar. Demi sentía el corazón bombeándole a mil por hora, la frustración que sentía en ese momento intentaba manifestarse en forma de lágrimas y ni siquiera comprendía porque.

 Ella ya sabía que él no la soportaba, pero ¿Por qué le dolía tanto cuando se lo decía sin tapujos? Tan solo había tomado prestado su auto, no planeaba robárselo y sabiendo que era costoso, lo condujo con todo el cuidado del mundo.

Él no tenía razones para gritarle aquellas cosas, no después de que ella se lo hubiese pedido de buena fe. No cuando había despertado abrazada a su cuerpo ¿Cómo podía haber cambiado tanto en solo un par de horas? 

En ese instante si se sentía capacitada para ser llamada estúpida, porque en algún momento mientras observaba la puerta y se debatía internamente, las lágrimas rompieron su resistencia.

— ¡Te odio!—Y lo decía muy enserio, ella era una chica de llanto fácil ¿Para qué iba mentirse? Lloraba con películas, con libros y de tanto en tanto lo hacía en la soledad de su cuarto. 

Pero nunca, nunca había llorado por un hombre… a no ser por su padre. Que Joseph fuese capaz de lastimarla con tanta letalidad, debía significar algo, pero estaba demasiado cansada como para analizarlo. Y su condenado teléfono no tenía mejor idea que interrumpirla.

— ¡Diga! —Sí, la persona del otro lado no tenía la culpa de nada. Pero nadie puede controlar la ira, esta se dirige sola y en ese momento la receptora había sido nada más y nada menos que Ann.
Sus palabras fueron simples y rápidas, al parecer había notado que el horno no estaba para bollos.

Demi tirada en su cama aun le daba vueltas a sus palabras «Nuevo capítulo…editores…siete días» Podría haberle dicho al finalizar “morirás” y el mensaje habría sido igualmente difícil de digerir.

 En teoría tenía que ponerse en contacto con Joseph y plantear un esquema para el siguiente capítulo. Pero Joseph había sido bastante claro con sus palabras “no te acerques a mi” ¿Acaso esa era su manera de decir que renunciaba? 

Si así lo fuese ¿Por qué se sentía responsable? Ellos no trabajan bien juntos de todos modos y era cuestión de tiempo para que las cosas estallaran. Sí el dilema del auto lo había desencadenado, pero de no haber sido ella, habría sido él.

Demi estaba segura de eso, aun así no podía borrarse de la mente esa nube de incertidumbre.

Lo había molestado a tal punto que lo había hecho renunciar, debería sentirse feliz pero no lo hacía. Porque aun estando de malas e incluso con una evidente renuencia, ellos parecían estar comenzando a ponerse de acuerdo en el proyecto. 

Eso era todo, tal vez él no lo decía en serio, seguramente si ella le telefoneaba acordarían un día para encontrarse y seguir con la historia. Habían peleado antes y eso no había logrado que ninguno se bajara de la competencia.


Desafortunadamente los días fueron pasando y las llamadas nunca eran contestadas, Demi sentía vergüenza de decirle a Josh sobre su disputa. Sabía que si hablaba con su agente, él la pondría en contacto con Joseph. Pero esto era algo que ella misma había causado e implicar a Josh parecía una cobardía. 

¿Pero qué podía hacer? Le había enviado emails, lo había llamado a su celular, a su casa y al estudio. En todos los sitios solo obtenía una voz electrónica que le pedía cortésmente, dejar su mensaje.

 En cada mensaje ella procuraba mantenerse calma y hablarle con todo el profesionalismo del mundo, le contaba de su idea para el capítulo y antes de cortar le recordaba la fecha límite. 

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