Demi yacía tendida en el suelo, con la respiración agitada y los ojos
cerrados. Sintió las manos de Joseph posarse
sobre sus pechos. Gimió y abrió los ojos de golpe.
- ¿Te gusta lo que te hago, muñeca?- preguntó y apretó sus senos levemente.
- Si.- musito.
Joseph la miro a los ojos, buscando seguridad en ellos.
- ¿De verdad?
- Si.- dijo más alto. Dios, ya no aguantaba.
Lo deseaba. Al diablo con lo que
pasaría después, lo único que le importaba era el aquí y el ahora, y eso era…
follar con su tío.- te deseo, Joseph.
Haz lo que
quieras conmigo, soy tuya.
- No sabes lo que acabas de decir, pequeña.- se humedeció los labios con la
lengua.- si bien recuerdo, prometí dejarte ver televisión a cambio de que te
quitaras la camisa.- acarició sus senos sobre la tela de algodón. Demi jadeó.- quítatela…
Sin protestar, Demi se levantó
del suelo, él imito su acción. Quedando al frente de él, se levantó la camisa
hacia arriba con una lentitud delirante que hizo a Joseph estremecerse por la excitación.
Joseph se mordió el
labio al verla en sostén. Los pechos eran del tamaño perfecto para sus manos.
Tragó saliva cuando la vio quitarse el sostén. Sus pezones estaban erguidos,
durísimos, y lo único que deseaba Joseph era poder
lanzarse hacia sus brazos y chuparlos hasta sangrar.
Dios, pero que vista…
To… tócate.- dijo Joseph, arrastrando las palabras.
Y lo hizo. Demi se tocó los pezones,
logrando que ligeras ondas de placer recorrieran todo su cuerpo ante la
sensación. Joseph gimió, sin dejar de
observarla.
Se iba a volver loco ante ese panorama. Sintió como su pene
palpitaba de deseo debajo de la tela de su boxer. Le dolía. Y juraba que la
cremallera de su pantalón se rompería por la presión que hacia su polla, la
cual exigía salir.
Sigue, no pares.- gimió Joseph, con una expresión de placer en su rostro.- justo así, nena, sí, me
pones muy duro…
- ¿Más aun?- río.
- Eres demasiado.- y se acercó asía ella, para besarla con un beso hambriento.
Esta vez Demi no se resistió y le
correspondió el beso.
Enredo sus dedos en el sedoso cabello de su tío, mientras
que sus labios se movían rítmicamente, desatando una guerra de lenguas en el
interior de sus bocas.
Joseph la levanto, tomándola de los muslos mientras que Demi enrollaba sus piernas
en su cadera. Ella gimió al sentir su masculinidad haciendo presión en su
vientre.
Sus labios jamás se despegaron. Caminando hacia la habitación
matrimonial de su hermana, Joseph la dejo
delicadamente sobre la cama y terminó por desnudarse.
Demi se tensó cuando Joseph le separó
los muslos, acomodándose al medio de ella.
- No, no te tenses, cariño. Porque te hare disfruta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario