Demi
Después del partido
del sábado por la tarde, un partido que ganamos gracias al touchdown de Doug a
tan solo cuatro segundos del final, estoy charlando con Sierra y el Factor
Triple M, en un lateral del campo. Estamos discutiendo sobre el lugar al que ir
para celebrar la victoria.
- ¿Qué os parece
Lou Malnati's? -dice Morgan.
Todas estamos de
acuerdo, porque es la mejor pizzería de la ciudad. Megan está a dieta, pero le
encanta la ensalada especial de la casa, por lo que damos por zanjado el
asunto.
Mientras
organizamos los últimos detalles, veo a Isabel hablando con Marta Ruíz. Me
acerco a ellas.
- Hola, chicas -las
saludo-. ¿Os apetece venir a Lou Maltani's con nosotras?
María frunce el
ceño, confusa. Aunque Isabel no lo hace.
- Claro -responde
Isabel.
María se queda
mirando a Isabel, luego se vuelve hacia mí y se dirige de nuevo a su amiga. Le
comenta algo en voz baja y añade que nos veremos en el restaurante.
- ¿Qué te ha dicho?
- Quería saber la
razón por la que nos invitas a salir con tus amigas.
- ¿Y qué le has
dicho?
- Le he dicho que
somos amigas. Pero para que lo sepas, mis amigas me llaman Isa, no Isabel.
La acompaño hasta
el resto del grupo. Entonces miro a Sierra, quien admitió no hace mucho sentir
celos por mi amistad con Isabel. Sin embargo, en lugar de comportarse con
frialdad, sonríe a Isabel y le pide que le enseñe cómo hace el salto mortal
doble en las prácticas de animadoras. Eso solo confirma que es mi mejor amiga.
Madison parece tan asombrada como María cuando anuncio que ella e Isabel se
vienen con nosotras al Lou Malnati's. Pero no objeta nada.
Quizás, solo
quizás, este sea un pequeño paso hacia lo que el director Aguirre llama
«enmendar la brecha». No soy tan ingenua como para pensar que puedo cambiar
Fairfield de la noche a la mañana, pero mi percepción de algunas personas ha
cambiado en las últimas semanas. Espero que la de ellos también lo haya hecho.
En el
restaurante, me siento junto a Isabel. Un grupo de chicos del equipo de fútbol
también ha venido, por lo que el restaurante está invadido por estudiantes del
instituto Fairfield. Darlene entra con Colin. Él la rodea con el brazo como si
estuvieran saliendo juntos.
Sierra, que está
sentada frente de mí, dice:
- Dime que no lleva
la mano en el bolsillo trasero de Colin. Es tan patético.
- No me importa -le
aseguro, intentando que no se note que en realidad si me importa-. Si quieren
salir juntos, allá ellos.
- Solo lo hace
porque quiere tener todo lo que tú tienes. Para ella es como una competición.
Primero ocupa tu puesto en las animadoras, ahora Je pone las garras encima a
Colin. Lo siguiente que sabrás es que quiere cambiarse el nombre por el de Demi.
- Qué graciosa.
- Eso dices ahora
-añade, y luego se acerca para susurrar-: No te parecerá tan gracioso cuando se
interese por Joe.
- Eso sí que no
tiene gracia.
Doug entra en el
restaurante y Sierra levanta la mano para llamar su atención. No hay asientos
libres, así que Sierra le deja el suyo y se sienta en su regazo. Empiezan a
enrollarse allí mismo, lo que me indica que es hora de darme la vuelta y hablar
con Isabel.
- ¿Cómo progresan
las cosas con ya sabes quién? -le pregunto, sabiendo que no puedo pronunciar el
nombre de Paco porque Isa no quiere que María se entere de que está colada por
él.
- No progresan
-suspira.
- ¿Por qué no?
¿Hablaste con él como te dije?
- No. Está
comportándose como un capullo e ignora completamente el hecho de que estuvimos
juntos aquella noche. Creo que no lo menciona porque no quiere ir más allá.
Pienso en mi
ruptura con Colin y en mi aventura con Joe. Cada vez que me comporto al
contrario de lo que los demás esperan de mí, haciendo por fin lo que quiero, me
siento mucho más fuerte.
- Tienes que arriesgarte,
Isa. Te garantizo que vale la pena.
- Acabas de
llamarme Isa.
- Lo sé. ¿Te parece
bien?
- Sí Demi, me
parece bien -afirma, empujándome juguetonamente por el hombro.
Hablar con Isa de
Paco me hace sentir intrépida, y esa sensación me lleva a pensar en Joe. En
cuanto terminamos de comer, y todos empiezan a marcharse, llamo a Joe por el
móvil, de camino al coche.
- ¿Sabes dónde está
el Club Mystique?
- Sí.
- Nos vemos allí a
las nueve, esta noche.
- ¿Por qué? ¿Qué
pasa?
- Ya lo verás -le
digo antes de colgar. Luego me doy cuenta de que Darlene está justo detrás de
mí. ¿Me habrá oído hablar con Joe?
- ¿Tienes una cita
esta noche? -me pregunta.
Eso responde a mi
pregunta.
- ¿Qué te he hecho
para que me odies tanto? Unos días somos amigas, pero otros tengo la sensación
de que tramas algo contra mí.
Darlene se encoge
de hombros, apartándose el pelo de la cara. Me basta con ese gesto para saber
que ya no puedo considerarla mi amiga.
- Supongo que estoy
harta de vivir a tu sombra, Demi. Ha llegado el momento de que abdiques de tu
reino. Has sido la princesa del instituto Fairfield durante demasiado tiempo.
Es hora de que le brindes a otra la oportunidad de convertirse en el centro de
atención.
- Todo para ti. Que
lo disfrutes -le suelto. No sabe que nunca he deseado ocupar la primera
posición en todo. Si acaso, solía valerme de eso para darle más credibilidad al
papel que representaba ante los demás.
Cuando llego al
Club Mystique a las nueve, Joe me sorprende por detrás, en la puerta. Me doy la
vuelta y le rodeo el cuello con los brazos.
- Vaya, nena
-exclama, apartándose un poco-. Pensaba que íbamos a mantener lo nuestro en
secreto. Odio decírtelo, pero hay un puñado de chicos del norte de Fairfield
justo ahí. Y nos están mirando.
- No me importa. Ya
no.
- ¿Por qué?
- Sólo se vive una
vez.
A él parece
gustarle mi respuesta, porque me coge de la mano y me lleva al final de la
cola. Hace frío aquí fuera, y Joe abre su chaqueta y me arropa con ella
mientras esperamos nuestro turno para entrar.
Le miro mientras
nuestros cuerpos quedan el uno junto al otro.
- ¿Vas a bailar
conmigo esta noche? -le pregunto.
- Por supuesto.
- Colin nunca
quería bailar conmigo.
- Yo no soy Colin,
nena, y nunca lo seré.
- Genial. Te tengo
a ti, Joe. He comprendido que es lo único que necesito y que estoy preparada
para compartirlo con el mundo.
Una vez dentro,
Joe me arrastra a la pista de baile. Hago caso omiso de las miradas estúpidas
de los estudiantes norteños de Fairfield mientras me acerco a Joe y nos movemos
al ritmo de la música.
Nos contoneamos
como si lleváramos toda la vida juntos; cada movimiento parece sincronizado.
Por primera vez, no tengo miedo de lo que la gente piense al vernos juntos. El
año que viene, cuando esté en la universidad, no tendrá ninguna importancia de
qué lado de la ciudad es cada cual.
Troy, un chico con
el que bailé la última vez que vine al Club Mystique, me da un golpecito en el
hombro mientras la música hace vibrar el suelo de la pista.
- ¿Quién es tu
nuevo semental? -pregunta.
- Troy, este es mi
novio, Joe. Joe, este es Troy.
- Hola, -dice Joe tendiéndole
la mano y estrechándola de Troy.
- Tengo la
sensación de que este tío no cometerá el mismo error que cometió el otro
-asegura Troy.
No respondo, porque
siento las manos de Joe alrededor de mi cintura y espalda, y me siento muy bien
al tenerlo aquí conmigo. Creo que le gusta que lo llame novio, y a mí me gusta
poder decirlo en voz alta. Apoyo la espalda contra su pecho y cierro los ojos,
dejando que el ritmo de la música fluya y el movimiento de nuestros cuerpos se
funda en uno solo.
Después de bailar
un rato, necesito un descanso. Salimos de la pista, saco el móvil y le digo:
- Posa para mí.
En la primera foto
intenta aparentar ser un chico malo. Me hace reír. Echo otra antes de que pueda
adoptar otra pose.
- Hagámonos una
juntos -sugiere, atrayéndome hacia él. Junto la mejilla con la suya mientras él
coge el móvil, lo aleja todo lo que puede y congela el momento con un solo
clic. Una vez hecha la foto, me rodea con sus brazos y me besa.
Me reclino en él y
estudio la multitud. En la primera planta, en uno de los palcos, veo a Colin,
la última persona que pensaba encontrar aquí. Colin odia este local, odia
bailar.
Su mirada enojada
se cruza con la mía; luego ofrece una exhibición por todo lo alto besando a la
chica que le acompaña, Darlene. Y ella le devuelve el beso con todas sus ganas,
mientras le agarra del culo y se frota contra él. Ella sabía que yo estaría
aquí con Joe esta noche; es evidente que lo había planeado todo.
- ¿Quieres irte?
-pregunta Joe cuando repara en ellos.
Me vuelvo para
mirarle y una vez más me quedo boquiabierta ante sus hermosos y marcados
rasgos.
- No. Pero hace
mucho calor aquí. Quítate la chaqueta.
Él vacila un
instante antes de decir:
- No puedo.
- ¿Por qué no?
Hace una mueca.
- Dime la verdad, Joe.
Me aparta un mechón
de la cara y lo esconde tras la oreja.
- Nena, este no es
el territorio de los Latino Blood, sino el de los Fremont 5, una banda rival.
Tu amigo Troy es uno de ellos.
¿Qué? Guando le
sugerí que viniésemos aquí, no me detuve a pensar en territorios ni afiliaciones
a bandas. Yo solo quería bailar.
- Ay, madre, Joe.
Te he puesto en peligro. ¡Salgamos de aquí! -exclamo desesperada.
Joe se acerca mucho
y me susurra al oído:
- Solo se vive una
vez, ¿no es eso lo que has dicho antes? Vuelve a bailar conmigo
- Pero...
Me interrumpe con
un beso tan apasionado que me olvido de todo lo demás. Y tan pronto como
recupero el sentido, volvemos a estar en la pista de baile.
Corremos el riesgo
y nos movemos demasiado cerca de los tiburones, pero salimos sin un arañazo. El
peligro que nos acecha acaba por reforzar nuestra mutua complicidad.
En el baño de las
chicas, Darlene se retoca en el espejo.
La veo y ella
repara en mí.
- Hola -digo.
Darlene pasa por mi
lado sin pronunciar palabra. Es un pequeño atisbo de lo que me espera al ser
una chica de la zona norte marginada, pero no me importa.
Cuando acaba la noche, y Joe me acompaña al
coche, le cojo de la mano y miro las estrellas.
- Si pudieras pedir
un deseo ahora mismo, ¿qué pedirías? -le pregunto.
- Que el tiempo se
detuviera.
- ¿Por qué?
Se encoje de
hombros y contesta:
- Porque así podría
vivir este momento eternamente. ¿Y tú?
- Ir a la
universidad juntos. Aunque tú quieras evitar el futuro, yo estoy deseando que
llegue. ¿No sería genial sí los dos estuviéramos en la misma universidad? Lo
digo en serio, Joe.
Se aparta de mí.
- Para alguien que
quiere tomarse las cosas con tranquilidad, estás planeando cosas con mucha
antelación.
- Lo sé. Lo siento.
No puedo evitarlo. He presentado mi solicitud para entrar en la Universidad de
Colorado y así estar cerca de mi hermana. El lugar al que la van a mandar mis
padres está a unos pocos kilómetros del campus. No sería tan grave que
presentaras una solicitud, ¿no crees?
- Supongo que no.
- ¿En serio?
Me aprieta la mano
con fuerza.
- Lo que sea por
hacerte sonreír así.
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