miércoles, 26 de junio de 2013

Marido De Papel Capitulo 11




Demi miró otra vez fijamente su gruesa alianza de oro en su mano. Llevaban ya en Jacobsville dos semanas, y ahora vivían en su mansión de extensión grande del ladrillo. El ama de casa, Tilly, había estado con Joe durante mucho tiempo.

 Ella era buena y amistosa y estaba secretamente divertida por la forma despótica con la que Joe había manejado su boda, pero no dijo una palabra. 

Ella cocinó y limpió y se mantuvo apartada.
Al principio, Demi estaba inquieta. Su recién estrenado marido no había vuelto a acostarse con ella desde el día de boda, y ella no quería sugerírselo por miedo a parecer posesiva.

 Pero le molestaba que él no quisiera hablar abiertamente sobre su matrimonio. Seguramente no estaría teniendo aventuras ya, ¿o sí?

Era lógico que pensara así porque, a pesar de su ardor en Las Vegas en su noche de bodas, no la había tocado desde entonces. 

Era cortes y atento, incluso cariñoso. Pero no la había vuelto a tocar como mujer. Ahora era como un amigo. Insistió, sin ninguna explicación, en tener dormitorios separados, apartándose de ella físicamente hasta el punto en que ni siquiera le tocaba la mano. 

Esta situación la tenía muy nerviosa.
Sin embargo, su comportamiento comenzó a tener sentido cuando, a la mañana siguiente, Tilly fue a abrir la puerta y dos extraño entraron en la casa como si fuera suya.

— ¿Dónde está Joe? Cuando vio a Bob en el banco, le invitó a almorzar —dijo rápidamente la mujer, una trigueña llamativa—. ¿No dijo que estaría aquí ya, Bob? —

le preguntó al hombre bastante más mayor y ligeramente calvo, que había a su lado. 

Estaba pálido y parecía enfermo. Él se encogió de hombros como si no le importara demasiado. Le echó un vistazo en Demi con una sonrisa apreciativa, pero él parecía no tener energía ni siquiera para hablar.

—No sé donde está. Acabo de llegar a casa, —dijo Demi. 

Era muy consciente de su aspecto. Llevaba vaqueros, botas y una camisa polvorienta, porque había ido a su propio rancho para comprobar como estaba su pequeña manada del ganado. Olía a establo y de su trenza se habían escapado varios mechones que la hacían parecer despeinada.

—¿Y quién es usted, la chica del establo? —preguntó la mujer con algo parecido a una sonrisa. 

A Demi no le gustaba la actitud de la mujer, ni su actitud, ni su mirada super maquillada, ni el olor de su costoso perfume costoso en el que parecía haberse bañado.

—Soy la esposa de Joseph Jonas, —contestó de forma cortante—. ¿Y quien se piensa que es usted, para entrar en mi casa e insultarme? —agregó de la misma forma y con los ojos echando chispas.

El nombre que ella le dijo, le produjo a la mujer un estremecimiento, pero rápidamente se transformó en hostilidad y dijo torpemente.

—Soy Betty Jonas. Quiero decir, Betty Collins, —rectificó confundida y se limpió una lágrima—. ¡No sabía que Joe… se había vuelto a casar! No me dijo nada sobre esto.

—Nos conocemos desde hace muchos años, pero solo llevamos casados unas semanas —contestó Demi, furiosa con Joe por ponerla en una posición tan incómoda. Él no le había dicho nada sobre que su ex mujer fuera a venir de visita—. 

Tilly, acompáñalos a la sala de estar, —le dijo al ama de llaves—. 
Estoy segura de que Joe está a punto de llegar —añadió secamente—. 

Si me disculpan, tengo cosas que hacer —dijo dirigiéndole una sonrisa al hombre, ya que éste no había sido descortés, pero no le dijo nada a Betty. 

Sus sentimientos habían sido heridos cuando la mujer le preguntó que quien era.
Fue hacia la escalera y subió sin mirar atrás.

—No ha sido muy amable ni hospitalaria —dijo Betty a su marido mirando fríamente hacia la escalera.

—No sabía que iban a venir —dijo Tilly enfadada. Nunca le había gustado la ex señora Jonas y ahora mucho menos—. Si esperan aquí dentro, les traeré el café cuando llegue el Sr. Jonas.
Betty echó una mirada furiosa al ama de llaves.
—Nunca le he gustado ¿verdad, Tilly?

—Trabajo para Sr. Jonas, señora, —contestó con dignidad—. Mis gustos y aversiones solo le interesan a él y a la Sra. Jonas, por supuesto —agregó puntualizando.

Como Betty se puso roja por la irritación, el ama de llaves salió de la habitación y cerró la puerta. Iba por el pasillo hacia la cocina y casi chocó con Joe.

— ¿Por qué entra por la puerta de atrás?
— ¿Por qué no iba a hacerlo? —dijo, sujetándola—. ¿Qué ha pasado para que estés de tan mal humor?

—Su ex mujer acaba de presentarse con su marido —le dijo severamente, dándose cuenta de la mirada dolida que puso cuando le dio la noticia—. Ha intentado atacar a la señora Jonas, pero ella ha conseguido pararle los pies —agregó con una sonrisa.

Él respiró con fuerza.

—Dios mío, olvidé llamar y decirle a Demi que los había invitado. ¿Está muy enfadada?

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