Demi no recordaba mucho del viaje de vuelta al
rancho. Debía de encontrarse conmocionada, porque no podía dejar de temblar,
pese a que iba envuelta en una manta. Su caballo cabalgaba entre el de Sebastian
y Travis. Boone iba detrás, con Elizabeth a la espalda.
Joseph, el hombre al que ella necesitaba ver por encima de todo, iba
al final del grupo, dirigiendo el caballo sobre el cual habían colocado el
cadáver de Steven Pruitt, atravesado sobre la silla. Ella no tenía ni idea de
que Joseph pudiera disparar con tanta
puntería, pero por los breves comentarios de los otros chicos, había asumido
que era un magnífico tirador.
Estaba muy agradecida por aquello, y le hubiera gustado darle
las gracias por haberle salvado la vida a Elizabeth. Pero no parecía que Joseph quisiera hablar de ello. Y tampoco parecía
que quisiera hablar con ella.
Sin embargo, estaba vivo. Cada vez que lo pensaba, Demi le daba gracias al cielo.
Entendía que Joseph, seguramente, se estaba
enfrentándose a muchas emociones en aquel momento. Conociéndolo, estaría
castigándose porque a Elizabeth y ella las hubieran secuestrado delante de sus
narices. Y además, tenía que afrontar el hecho de que había matado a un hombre.
Demi no tenía ningún remordimiento porque
Steven Pruitt estuviera muerto. Ella misma lo hubiera matado si hubiera tenido
la oportunidad. Y aun así, no sabía exactamente cómo se sentía Joseph por haber sido él quien apretara el
gatillo. Sobre todo, sabiendo que se oponía diametralmente a la violencia.
Joseph Jonas y ella debían mantener una larga charla.
Cuando llegaran al Rocking D, encontrarían el momento de aclarar las cosas
entre ellos. Cuando lo hubieran resuelto todo en la comisaría, Joseph y ella necesitaban pasar un rato a solas.
Tenían mucho de lo que hablar.
Pero cuando llegaron al rancho y Demi vio el helicóptero en el corral,
comenzó a darse cuenta de que Joseph y ella
no iban a poder estar a solas durante un tiempo. De la casa comenzó a salir
gente, y ella vio que su padre y su madre estaban en el grupo.
Demi se despertó en la cama de la habitación
de Elizabeth a la mañana siguiente y lo primero que oyó fue a su hija
balbuceando alegremente.
Estaba de pie en la cuna, agarrada a la barandilla con una
mano, e intentando alcanzar el móvil que colgaba sobre su cabeza con la otra. Demi se colocó la almohada bajo la
cabeza para poder mirar a la niña. A su hija.
Poco a poco, fue tomando conciencia de los sucesos de los dos
últimos días. La escena de la llegada al Rocking D estaba en nebulosa.
Recordaba que había abrazado a sus padres y había llorado, y recordaba las
interminables preguntas de todo el mundo. Después, habían llegado los ayudantes
del comisario. Y finalmente, alguien la había metido en su habitación con
Elizabeth y las habían acostado como si las dos fueran niñas. Demi sospechaba que había sido Matty.
Respiró profundamente al pensar que por fin todo había
terminado. En aquel momento, debía averiguar si tenía un futuro con Joseph Jonas.
Se levantó de la cama y saludó a Elizabeth.
—Hola, cariño.
—¡Pa, pa! —respondió la niña, sonriendo.
—Sí, eso es lo que tenemos que averiguar tú y yo. Dónde está
tu papá.
Escuchó los ruidos de la casa, pero todo estaba en silencio,
aunque olía a café. Miró el reloj y se sorprendió de lo temprano que era. Sólo
había dormido unas horas. Quizá Matty hubiera dejado programada la cafetera
para que se pusiera en marcha automáticamente.
Se vistió, arregló a Elizabeth y salió a la cocina con ella.
La última persona que esperaba encontrarse allí era su padre.
Pero allí estaba, pasando las páginas de una revista sobre ranchos que debía de
haber encontrado en el salón.
Estaba sin afeitar y tenía los pantalones y la camisa
arrugados. Demi
no lo había visto así en su vida. Se le encogió el corazón. Parecía... viejo.
Recordó lo que le había dicho Steven Pruitt. «Pagará lo que sea, porque tú eres
lo más importante para él».
Se detuvo en la puerta.
—Hola, papá.
Él levantó la vista rápidamente.
— Demi.
Entonces ocurrió lo más sorprendente del mundo. Su padre
tenía lágrimas en los ojos. Ella tuvo que parpadear para no echarse a llorar.
—Supongo que... os lo he hecho pasar mal, ¿no?
—Sí —respondió su padre con voz ronca. Después carraspeó y
miró a Elizabeth—. Se parece a ti.
—Papá, yo...
Él alzó la mano.
—Antes de que digas nada, yo tengo que decirte algo. He
estado hablando con el padre de la niña hace un rato, y...
—¿ Joseph? ¿No está
durmiendo en el despacho de Sebastian?
—No. Es tu madre la que está durmiendo allí. Yo he dormido en
el sofá. Creo que Jonas ha dormido en el
establo. Cuando me desperté, fui a dar un paseo y llegué hasta allí. Lo
encontré dando de comer a los caballos.
—Ah — Demi miró por la ventana de la cocina hacia el establo, pero no
vio a Joseph. —Como te estaba diciendo, Jonas y yo hemos tenido una conversación. Él me ha
ayudado a entender lo mucho que tú necesitabas tener libertad, y lo poco que yo
te lo he permitido a lo largo de los años. Hablando con él, me he dado cuenta
de que me negaba a admitir que eres una mujer adulta que sabe cuidar de sí
misma.
—¡No lo he hecho muy bien, precisamente!
—Sí. Tienes una hija preciosa y has encontrado a un buen
hombre que te quiere. Eso es un buen trabajo, Demi.
Ella se quedó boquiabierta. Había esperado toda su vida a oír
aquellas palabras, y se había quedado muda.
—Gracias —dijo.
—De nada.
Demi tragó saliva.
—¿Te ha dicho Joseph ue me
quiere?
Diooooooooooooooooooos!
ResponderEliminarSiento tristeza
bueno, tristeza tristeza, no; pero es que el que ya las cosas se hallan encaminado de esta manera me hace ilusiones al final feliz que siempre he deseado.
Espero que salga todo muy bien entre Joe Demi su hija y los padres de ella...
Por fa, Vane sube pronto... esta novela la quiero con todo mi corazon.
Att: Mari ♥
estoy deacuerdo con Mari....esta novela la amo con todo el corazón y espero q subas lo mas pronto posible mas capis....en serio estare esperando con ansias...
ResponderEliminarbye cuidate....