viernes, 8 de febrero de 2013

Un Refugio para el Amor Capitulo 43




A Steven Pruitt se le estaba acabando el dinero. Acosar a Demi durante seis meses había sido lo más divertido que había hecho en su vida, pero se le habían terminado los ahorros, lo cual significaba que tenía que atrapar a Demi y a su hija y ponerse en contacto con Russell P. Y tendría que hacerlo mientras estaban en la cabaña. No iba a encontrar una oportunidad mejor.
Había ideado el plan minuciosamente. Tras descubrir dónde estaba la maldita cabaña, había pasado un día entero buscando una cueva apropiada para fijar el campamento, a unas dos horas a caballo del lugar donde iba a secuestrar a Demi y a la niña. 
Cuando lo hubiera hecho, las llevaría a través de varias zonas graníticas, para no arriesgarse por el bosque, y atravesaría algunos riachuelos para borrar el rastro.
La cueva estaba muy aislada y cumplía el requisito más importante: a una media hora, había una línea de teléfono a la que él podría conectar su ordenador portátil para enviarle una correo electrónico a Lovato, pidiéndole el rescate.
Por fin, una mañana despejada, se sintió preparado para acercarse a caballo a la cabaña y establecer la vigilancia. Demi sólo tenía a un hombre que la protegiera allí y por la ley de la media, no podía ser tan inteligente como él. No había mucha gente que fuera tan inteligente como Steven Pruitt. Más tarde o más temprano, llegaría su oportunidad y se haría rico.



Demi durmió, pero no hasta el amanecer, cuando Joseph y ella se rindieron al agotamiento. Pegada al cuerpo de Joseph, durmió tan profundamente que ni siquiera el balbuceo de Elizabeth consiguió penetrar en su mente, al principio. Cuando por fin lo consiguió, comenzó a salir de la cama.
—Yo iré —murmuró Joseph.
Demi se dio la vuelta en sus brazos para mirarlo a la cara y desearle buenos días con una sonrisa.
—Está bien. Sería muy agradable.
Él le apartó el pelo de los ojos.
—A mí se me ocurre algo más agradable, pero supongo que tendremos que comportarnos como buenos padres hasta la hora de la siesta.
A ella le gustó mucho cómo sonaba aquello. Con una sonrisa de felicidad, observó cómo Joseph se ponía los pantalones. Después, él se acercó y le dio un beso.
—Voy a cambiarle el pañal a Elizabeth —dijo, y rodeó el biombo.
«El cielo», pensó Demi. «Estoy en el cielo».
Entonces Elizabeth empezó a llorar.
—¿Qué ocurre? —preguntó ella mientras se levantaba. Comenzó a buscar por el suelo su camisa para ponérsela.
—¡Demonios, no lo sé! —por su tono de voz, parecía que Joseph estaba asustado y frustrado—. Estoy haciendo todo lo que tú me has enseñado —dijo. Después, comenzó a hablar en un tono más persuasivo—. Vamos, Elizabeth. Sólo quiero quitarte el pijama.
El llanto del bebé se intensificó.
—Ahora mismo voy —dijo Demi metiéndose apresuradamente las mangas de la camisa por los brazos.
Después, rodeó el biombo y vio a Joseph junto a la cuna, de espaldas, con los hombros hundidos y los brazos colgando. Parecía que estaba emocionalmente destrozado. Elizabeth había gateado al otro extremo de la cuna con el pijama medio desabrochado y estaba gritando con todas sus fuerzas.
—Vamos, Elizabeth —dijo Demi con suavidad—. ¿Qué te pasa, pequeñina?
—Me odia —dijo Joseph débilmente.
—Eso no es cierto —respondió Demi. Tomó a la niña en brazos y la sacó de la cuna—. Vamos, vamos, cariño, no llores. Todo va bien.
—No, no todo va bien —dijo Joseph —. ¿Cómo voy a ser un buen padre para la niña si cuando la toco comienza a llorar? Me odia, estoy seguro.
Demi meció al bebé y miró a Joseph por encima de la cabeza de Elizabeth.
— Joseph por favor, no digas eso. Sólo tiene que acostumbrarse a ti...
—No. Ya ha tenido tiempo para acostumbrarse. No puedo enfrentarme a esto, Demi. Voy a hacer café —dijo, y se alejó de ellas.
Con un suspiro, Demi puso a Elizabeth en la cuna de nuevo y comenzó a cambiarla mientras oía los golpes de los cacharros en la cocina.
—Tu papá está haciendo mucho ruido —murmuró a la niña—, y me temo que has herido sus sentimientos.
La niña gimoteó y se frotó la nariz.
—Sé que no querías hacerlo —dijo Demi. Tomó un pañuelo de papel y le limpió la nariz a Elizabeth—. Pero las cosas mejorarían si fueras más simpática la próxima vez —dijo. Demi estaba decidida a que hubiera una próxima vez, y pronto. Terminó de vestir a Elizabeth y la llevó a la zona de la cocina.
Joseph se había puesto las botas y una camisa. Estaba sentado a la mesa con una taza de café frente a él. Ella se colocó a la niña en la cadera y le dio una galleta. Elizabeth comenzó a mordisquearla alegremente. Con la esperanza de que se le hubiera pasado el ataque de llanto, la dejó en el suelo, junto a la mesa.
— Joseph ¿te importaría vigilarla mientras me visto? —preguntó Demi.
Él alzó la vista y la miró.
—No sé si es buena idea.
—Claro que sí. Sólo será un minuto.
Demi, el problema real no ha sido que la niña llorara —dijo él, con la voz muy tensa—. Ha sido cómo me he sentido yo mientras ella lloraba. Me enfadé con ella por ponerse a llorar cuando pensaba que ya estaría acostumbrada a mí. He tenido ganas de sacudirla por los hombros.
—Bueno, es normal —dijo Demi. Se sentía como si estuviera atravesando un campo minado—. Lo entiendo.
—No, no lo entiendes. Me enfadé. ¿No entiendes lo que significa eso? —preguntó, alzando la voz—. Soy como mi padre.
Elizabeth comenzó a gimotear de nuevo.
—Tú no eres como tu padre — Demi recogió a la niña del suelo para que no comenzara a llorar de nuevo—. Querías sacudirla por los hombros, pero no lo has hecho. Ésa es la diferencia, Joseph. Todos nos enfadamos con nuestros hijos de vez en cuando. Pero no les pegamos. Y tú tampoco lo harás.
—Eso no lo sabes —dijo Joseph. Apartó la silla con brusquedad y se puso de pie—. No tienes ni idea de lo que hubiera ocurrido si no hubieras estado aquí. Quién sabe lo que habría hecho.
— ¡Yo lo sé! —exclamó ella, y Elizabeth comenzó a llorar.
— ¿Lo ves? —Dijo Joseph, y señaló a la niña—. Nada más verme, se pone a llorar. Es una niña muy lista.
—Se ha puesto a llorar porque estamos discutiendo, Joseph. Vamos a dejarlo. Ahora, ¿te importaría vigilarla durante un par de minutos?

2 comentarios:

  1. estos caps estuvieron interesantes
    el primero porque hubo un progreso entre ellos y eso es bueno.,.. muy bueno
    pero este
    Dios
    me pone muy triste que Joe se sienta así de esa manera cuando lo único que debe de hacer es relajarse un poquitin
    porfa continuala prontoo porque se me partio un poquito el corazon

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  2. estuvieron geniales los capis....espero q subas pronto...porque m dejas con la duda acerca del secuestro quiero saberlo yaaaaa....
    y tambien me pone super triste que joe se sienta tan mal con respecto a la bebé...
    PLEASE.....PLEASE....PLEASE.....sube pronto.....
    bye y saludos....
    no te olvides de las otras noves....!!!

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