viernes, 8 de febrero de 2013

El Amante De la Princesa Capitulo 14




A las cinco de la madrugada, antes de que Se levantasen Phillip o Hannah, y con apenas una hora de sueño, Miley salió del dormitorio de Nick y bajó la escalera de puntillas. Sólo quedaban doce pasos para llegar a la puerta cuando Hannah salió de la cocina, con Frederick riendo alegremente en sus brazos.
—¡Vaya, qué temprano te has levantado! —sonrió su cuñada.
—Sí, es verdad — Miley intentó disimular su turbación—. Parece que el niño se encuentra mejor.
—Ya no tiene fiebre —suspiró Hannah—. ¿Y sabes una cosa? Has tenido suerte.
—¿Por qué?
—Phillip suele darle el primer biberón de la mañana.
—¿Ah, sí?
—Si no quieres que sepa nada sobre lo que hay entre Nick y tú, seguramente no deberías quedarte a pasar la noche en palacio.
—Sí, bueno… debería irme a casa, es verdad.
—Me gusta Nick, Miley. Y sé que intentas hacerte la dura, pero me preocupa que te haga daño.
Era temprano, apenas había pegado ojo y no estaba de humor para un sermón. Por no decir que también ella estaba preocupada. Había ocurrido algo esa noche, algo especial. Lo que supuestamente sólo era una noche de sexo había terminado siendo algo más. Al menos, para ella. ¿Pero qué sentiría Alex?
Mejor no saberlo. Habían pasado una noche juntos y lo dejarían así, como habían planeado.
—No te preocupes —sonrió, besando la mejilla del niño—. Nos vemos esta noche, en el baile.
—Espero que sepas lo que estás haciendo —dijo su cuñada.
También ella lo esperaba. Porque no podía arriesgarse a hacer la única cosa que había jurado no hacer…
Enamorarse de él.
Nick no dejaba de mirar a Miley en el baile del Royal Inn. Llevaba un vestido largo y el pelo sujeto en un complicado moño que dejaba al descubierto su largo cuello y sus bronceados hombros.
Iba de grupo en grupo, hablando con todo el mundo casi al ritmo de la orquesta. Tenía un aspecto elegante, refinado y sexy al mismo tiempo.
Y, aparentemente, había sido justo lo que necesitaba porque no podía recordar la última vez que había dormido tan bien. Hacía tiempo que no despertaba sin sentir una nube negra sobre su cabeza, una sensación de angustia en el pecho. Se sentía… en paz.
Pero lo que debería experimentar era una sensación de triunfo o de satisfacción. Había ido allí decidido a seducir a Miley y lo había conseguido. Mejor aún, había sido ella quien había dado el primer paso.
Lo único que tenía que hacer ahora era abandonarla porque sabía que le había robado el corazón La noche anterior había visto en sus ojos que seguía amándolo.
Pero en su plan había un fallo: Miley no era la mujer que él esperaba que fuera. Y su plan de venganza empezaba a parecerle infantil y mezquino.
Mientras iban al hotel, con Phillip y Hannah en el coche, Miley había disimulado a las mil maravillas. Se había mostrado tan amable con él como se mostraría con cualquier invitado de su hermano.
Pero cuando llegaron al Royal Inn, donde tendría lugar el baile benéfico, le quedó claro de inmediato la carga que suponía el título para cada miembro de la familia. Fueron acosados por la prensa en cuanto salieron del coche y, una vez dentro, un ejército de empleados e invitados los monopolizaron durante horas.
Nick estaba en el bar, observándola. De vez en cuando sus miradas se encontraban y compartían una sonrisa secreta, pero no podía dejar de pensar que ella intentaba mantener las distancias a propósito.
—Me parece que no nos conocemos.
Una atractiva morena acababa de sentarse en un taburete, a su lado. Llevaba un vestido rojo de sirena con un escote de vértigo… que llenaba por completo.
—Soy Nick Rutledge.
—Madeline Grenaugh —dijo ella, apretando su mano de manera sugerente—. Es usted norteamericano.
—Así es.
—¿De la Costa Este?
—Nueva York. Es usted muy perceptiva.
—Señor Rutledge, no tiene usted ni idea —sonrió la morena. No intentaba disimular en absoluto. ¿Por qué no le daba la llave de su habitación o le hacía un mapa para llegar a su casa?
—¿Qué le trae a nuestro país?
—Soy invitado de la familia real. Fui a la universidad con el rey Phillip.
—Ah, entonces tenemos algo en común. Mis padres también son amigos de la familia real.
—¡ Nick, ahí estás!
Él se volvió al oír la voz de Miley.
—Hola.
—Siento mucho no haber podido atenderte. Ah, hola, Miley, no te había visto.
Nick tenía la impresión de que Madeline era precisamente la razón por la que Miley se había acercado a hablar con él.
—Hola, Miley.
No se dirigía a ella usando el título, algo que parecía un error intencionado. La tensión entre las dos mujeres era evidente.
—Veo que ya conoces a nuestro invitado —dijo Miley entonces, poniendo una mano en su brazo.
—Así es. Y creo que estaba a punto de pedirme que bailásemos.
¿Ah, sí? ¿Para que pudiera clavarle sus garras? No, de eso nada. Sexy o no, lo último que necesitaba era otra mujer manipuladora. Aunque sólo fuera un baile de cinco minutos.
—Lo siento, Madeline, pero le prometí a la princesa el primer baile —se disculpó, levantándose—. Encantado de conocerte.
Si las miradas matasen…
La sonrisa de la morena era puro hielo y la de Miley … bueno, la de Miley no era muy caritativa.
—Menos mal que me has salvado.
—Madeline es una vampira. Y tiene sus ojos puestos en la corona desde que era pequeña.
—¿Ah, sí?
—Intentó conquistar a Phillip y cuando se dio cuenta de que eso era imposible se dedicó a manipular a unos y a otros para conseguir lo que quería. Ningún hombre inteligente saldría con ella. Pero al verte ha debido olisquear sangre fresca…
—Ah, sangre fresca —repitió Nick, burlón, tomándola por la cintura al llegar a la pista de baile—. Y supongo que tu reacción no tiene nada que ver con los celos.
—Ya te gustaría.
Sé que estabas celosa.
—Tu arrogancia nunca dejará de asombrarme.

1 comentario:

  1. aaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww ternuritaaa en 5 4 3 2 1
    looo amooo a Nick
    ajaja y la nove me encantaaa, así que sube prontiitoo :)

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