—Jonah, ahora
no puedo seguir hablando. Te llamo más tarde — Nick
cortó la comunicación y se volvió hacia Miley que lo miraba con una expresión
indescifrable. Esperaba sentirse vengado, pero no era así. Sabía que debía
decir algo, aquél era su gran momento, pero tenía la mente en blanco.
Pero Miley no. A ella nunca le faltaban las palabras.
—No te
molestes en negarlo, lo he oído todo.
—No iba a
hacerlo.
—Supongo que
eso lo explica todo — Miley levantó el periódico que llevaba
en la mano. En la portada había una fotografía en blanco y negro de Nick llevándola en brazos hasta el coche y
sobre la fotografía un titular que decía: ¡La princesa me ha robado a mi
marido!
— Miley…
—Pero se te
había olvidado mencionar que tu mujer y tú estabais a punto de reconciliaros.
—¿Qué?
Nick tomó el periódico, incrédulo.
Cynthia quería destrozarle la vida, como era habitual. Pero no sabía que
haciendo eso estaba ayudándolo. O lo estaría haciendo si se hubiera ajustado al
programa.
¿Qué le
pasaba?
—No vas a
negarlo, ¿verdad?
—Si ha salido
en el periódico, será verdad —dijo él, encogiéndose de hombros.
Ella asintió.
Si estaba enfadada, no lo parecía. Se mostraba fría como el hielo.
—Has sido una
distracción estupenda —le dijo, levantando la barbilla—. Como lo fuiste hace
diez años. Aunque entonces nuestra relación tuvo un propósito.
—¿Tu billete
para la libertad?
—Mi billete
para ir a Francia a estudiar, sí. Muy sencillo, yo te dejaba plantado y mis
padres me permitían ir.
Eso debería
haberle dolido, pero no fue así. Porque no era verdad. Durante todos esos años
había querido creerla egoísta y mimada y ahora que demostraba serlo… ¿por qué
le parecía que estaba mintiendo? Porque aquélla no era la Miley
que él conocía. Esa fachada arrogante sólo era eso, una fachada.
—¿Qué pasa, Nick? ¿No es ésta la reacción que esperabas?
Ya te dije que sólo era sexo. Es difícil vengarse de alguien a quien no le
importas —le espetó, mirándolo con compasión—. ¿De verdad creías que volvería a
enamorarme de ti? — Miley inclinó a un lado la cabeza—. ¿O
es que tú te has enamorado de mí?
Él no estaba
acostumbrado a dar golpes bajos pero, quizá por la rabia, por la frustración,
eligió herirla donde sabía que le dolería más:
—Una vez me
dijiste que tus padres eran tan fríos que te hicieron creer que no eras digna
de amor.
—¿Y?
—Bueno,
alteza, pues tenían razón.
Miley permaneció impasible, pero se había
puesto pálida. Se quedó allí unos segundos más, mirándolo, y luego se dio la
vuelta y salió de la habitación sin decir una palabra.
Y, en ese
instante, Nick supo que había ganado.
El único
problema era que ya no sabía por qué estaba luchando.
Miley bajó a
toda prisa la escalera, intentando controlar las lágrimas. Si Nick le hubiera
arrancado el corazón no le habría dolido más que esas palabras. Había bajado la
guardia, había confiado en él… había sido tan tonta como para creer que le
importaba. Pero todo era mentira, un plan para hacerle daño.
Y se moriría
antes de hacerle saber cuánto le había dolido.
Estaba
llegando al pie de la escalera cuando oyó palmas y se volvió, sorprendida.
—Enhorabuena,
hermanita. Menuda interpretación.
Evidentemente,
Phillip había oído la conversación entre Nick y ella.
—Métete en
tus asuntos.
—Tú eres
asunto mío.
De nuevo,
¿para qué molestarse en discutir? Tenía razón. Phillip era el cabeza de
familia, el jefe de la casa real, de modo que ella siempre sería asunto suyo.
Después de treinta años debería aceptarlo de una vez.
— ¿Estás
enfadado?
— ¿Por qué
iba estarlo después de haber hecho todo lo posible para que volvierais a estar
juntos?
Para que
volvieran a estar juntos…
Miley estaba
tan sorprendida que se quedó con la boca abierta.
— ¿Sabías que
Nick y yo…?
—Tendría que
haber estado ciego para no verlo Cuando vino hace diez años no podíais dejar de
miraros, de sonreíros a todas horas…
—Pensé que
habíamos engañado a todo el mundo.
—Cuando Nick
volvió a su país tú estabas inconsolable y no has vuelto a ser la misma desde
entonces Era como si algo hubiera muerto dentro de ti. Sencillamente… te rendiste.
Tenía razón,
se había rendido. La parte que podía ser capaz de amar había muerto con él. Y,
desde entonces, hiciera lo que hiciera no se sentía satisfecha. Estaba buscando…
algo, no sabía qué. Pero quizá lo que le faltaba era Nick.
El único
hombre al que había amado en toda su vida. Quizá el único hombre al que podría
amar. Aunque él no pudiera devolverle ese amor.
—Entonces,
¿todo eso sobre mi comportamiento inapropiado, sobre que esto era un trabajo…?
—La mejor
manera de convencerte para que hagas algo es decirte que no puedes hacerlo.
—Sí,
seguramente tenía razón.
—O sea, que
has estado jugando conmigo.
Phillip se
limitó a sonreír.
— ¿Y Hannah?
¿Ella también lo sabía?
—Sí, claro.
La habían
engañado los dos. Ella pensando que lo tenía todo controlado… y sólo era una
ilusión. Debería enfadarse, pero estaba cansada de luchar.
Cansada de
pelearse con las personas que más le importaban.
—No puedo
creer que lo hayas sabido durante todo este tiempo…
—Eres tan
cabezota, Miley. Pero quiero evitar que cometas el mayor error de tu vida
—Phillip apretó su mano—. No hace mucho tiempo yo estuve a punto de hacer lo
mismo. De hecho, creo que tus palabras exactas fueron: «eres un idiota,
Phillip». Bueno, pues ahora pienso devolverte el favor. Miley, estás siendo una
idiota. Y si no haces algo volverás a perderlo. Dile lo que sientes.
—¿Para qué?
Ya le has oído, sólo estaba utilizándome.
—¿De verdad
crees eso?
Miley ya no
sabía qué creer.
Podría haber
querido engañarla al principio, pero algo había cambiado. Nick había cambiado.
Al menos, eso pensaba.
Pero si era
así, ¿por qué no se lo había dicho?
Aunque daba
igual. Nick nunca sería feliz allí, viviendo en una familia real. Podría ser
feliz durante un tiempo, pero acabaría cansándose de las obligaciones
oficiales.
—¿Estás
enamorada de él, Miley?
Ella se
encogió de hombros.
— ¿Qué más
da?
—Estoy seguro
de que a él no le da igual. Ojalá pudiera creer eso, pero otro golpe directo a
su autoestima era algo que no podría soportar.
—A veces
conseguir lo que uno quiere significa correr riesgos. Tú me enseñaste eso
—insistió su hermano.
¿Pero y si
ella no sabía lo que quería? ¿Y si estaba equivocada?
Entonces hizo
algo que no había hecho en años: se echó en los brazos de su hermano.
—Gracias.
—Te quiero
mucho, Miley, ya lo sabes. Sé que no lo digo suficientes veces y quizá no lo
demuestro mucho, pero te quiero.
—Yo también
te quiero.
Phillip la
miró a los ojos.
—No vas a
hablar con él, ¿verdad?
Miley se
encogió de hombros.
—Era un buen
consejo, pero no puedo hacerlo.
—Y me dices a
mí que soy cabezota…
—Hazme un
favor: no le cuentes nada. Ni siquiera le digas que lo sabes. Y, por favor, no
dejes que esto afecte a tu relación con Nick. Prométemelo.
—Te lo
prometo.
—Gracias.
Ella se dio
la vuelta para salir de palacio, pero su hermano la llamó:
—Aunque tú seas
una cabezota, espero que Nick tenga suficiente sentido común como para intentar
recuperarte.
También lo
esperaba Miley, pero no contaba con ello.
Siguela Rapido Pliss C:
ResponderEliminarOMG!!!!!!
ResponderEliminarSuper ultra buenos los capis!!!! :D
Sube pronto, necesito saber que va a suceder!!
Cuidate, besis, bye ♥