lunes, 11 de febrero de 2013

El Amante De la Princesa Capitulo 18





—Jonah, ahora no puedo seguir hablando. Te llamo más tarde — Nick cortó la comunicación y se volvió hacia Miley que lo miraba con una expresión indescifrable. Esperaba sentirse vengado, pero no era así. Sabía que debía decir algo, aquél era su gran momento, pero tenía la mente en blanco.

Pero Miley no. A ella nunca le faltaban las palabras.
—No te molestes en negarlo, lo he oído todo.
—No iba a hacerlo.
—Supongo que eso lo explica todo — Miley levantó el periódico que llevaba en la mano. En la portada había una fotografía en blanco y negro de Nick llevándola en brazos hasta el coche y sobre la fotografía un titular que decía: ¡La princesa me ha robado a mi marido!
Miley
—Pero se te había olvidado mencionar que tu mujer y tú estabais a punto de reconciliaros.
—¿Qué?
Nick tomó el periódico, incrédulo. Cynthia quería destrozarle la vida, como era habitual. Pero no sabía que haciendo eso estaba ayudándolo. O lo estaría haciendo si se hubiera ajustado al programa.
¿Qué le pasaba?
—No vas a negarlo, ¿verdad?
—Si ha salido en el periódico, será verdad —dijo él, encogiéndose de hombros.
Ella asintió. Si estaba enfadada, no lo parecía. Se mostraba fría como el hielo.
—Has sido una distracción estupenda —le dijo, levantando la barbilla—. Como lo fuiste hace diez años. Aunque entonces nuestra relación tuvo un propósito.
—¿Tu billete para la libertad?

—Mi billete para ir a Francia a estudiar, sí. Muy sencillo, yo te dejaba plantado y mis padres me permitían ir.

Eso debería haberle dolido, pero no fue así. Porque no era verdad. Durante todos esos años había querido creerla egoísta y mimada y ahora que demostraba serlo… ¿por qué le parecía que estaba mintiendo? Porque aquélla no era la Miley que él conocía. Esa fachada arrogante sólo era eso, una fachada.

—¿Qué pasa, Nick? ¿No es ésta la reacción que esperabas? Ya te dije que sólo era sexo. Es difícil vengarse de alguien a quien no le importas —le espetó, mirándolo con compasión—. ¿De verdad creías que volvería a enamorarme de ti? — Miley inclinó a un lado la cabeza—. ¿O es que tú te has enamorado de mí?

Él no estaba acostumbrado a dar golpes bajos pero, quizá por la rabia, por la frustración, eligió herirla donde sabía que le dolería más:
—Una vez me dijiste que tus padres eran tan fríos que te hicieron creer que no eras digna de amor.
—¿Y?
—Bueno, alteza, pues tenían razón.
Miley permaneció impasible, pero se había puesto pálida. Se quedó allí unos segundos más, mirándolo, y luego se dio la vuelta y salió de la habitación sin decir una palabra.
Y, en ese instante, Nick supo que había ganado.

El único problema era que ya no sabía por qué estaba luchando.
Miley bajó a toda prisa la escalera, intentando controlar las lágrimas. Si Nick le hubiera arrancado el corazón no le habría dolido más que esas palabras. Había bajado la guardia, había confiado en él… había sido tan tonta como para creer que le importaba. Pero todo era mentira, un plan para hacerle daño.

Y se moriría antes de hacerle saber cuánto le había dolido.
Estaba llegando al pie de la escalera cuando oyó palmas y se volvió, sorprendida.
—Enhorabuena, hermanita. Menuda interpretación.
Evidentemente, Phillip había oído la conversación entre Nick y ella.
—Métete en tus asuntos.
—Tú eres asunto mío.
De nuevo, ¿para qué molestarse en discutir? Tenía razón. Phillip era el cabeza de familia, el jefe de la casa real, de modo que ella siempre sería asunto suyo. Después de treinta años debería aceptarlo de una vez.
— ¿Estás enfadado?
— ¿Por qué iba estarlo después de haber hecho todo lo posible para que volvierais a estar juntos?
Para que volvieran a estar juntos…
Miley estaba tan sorprendida que se quedó con la boca abierta.
— ¿Sabías que Nick y yo…?
—Tendría que haber estado ciego para no verlo Cuando vino hace diez años no podíais dejar de miraros, de sonreíros a todas horas…
—Pensé que habíamos engañado a todo el mundo.
—Cuando Nick volvió a su país tú estabas inconsolable y no has vuelto a ser la misma desde entonces Era como si algo hubiera muerto dentro de ti. Sencillamente… te rendiste.
Tenía razón, se había rendido. La parte que podía ser capaz de amar había muerto con él. Y, desde entonces, hiciera lo que hiciera no se sentía satisfecha. Estaba buscando… algo, no sabía qué. Pero quizá lo que le faltaba era Nick.
El único hombre al que había amado en toda su vida. Quizá el único hombre al que podría amar. Aunque él no pudiera devolverle ese amor.
—Entonces, ¿todo eso sobre mi comportamiento inapropiado, sobre que esto era un trabajo…?
—La mejor manera de convencerte para que hagas algo es decirte que no puedes hacerlo.
—Sí, seguramente tenía razón.
—O sea, que has estado jugando conmigo.
Phillip se limitó a sonreír.
— ¿Y Hannah? ¿Ella también lo sabía?
—Sí, claro.
La habían engañado los dos. Ella pensando que lo tenía todo controlado… y sólo era una ilusión. Debería enfadarse, pero estaba cansada de luchar.
Cansada de pelearse con las personas que más le importaban.
—No puedo creer que lo hayas sabido durante todo este tiempo…
—Eres tan cabezota, Miley. Pero quiero evitar que cometas el mayor error de tu vida —Phillip apretó su mano—. No hace mucho tiempo yo estuve a punto de hacer lo mismo. De hecho, creo que tus palabras exactas fueron: «eres un idiota, Phillip». Bueno, pues ahora pienso devolverte el favor. Miley, estás siendo una idiota. Y si no haces algo volverás a perderlo. Dile lo que sientes.
—¿Para qué? Ya le has oído, sólo estaba utilizándome.
—¿De verdad crees eso?
Miley ya no sabía qué creer.
Podría haber querido engañarla al principio, pero algo había cambiado. Nick había cambiado. Al menos, eso pensaba.
Pero si era así, ¿por qué no se lo había dicho?
Aunque daba igual. Nick nunca sería feliz allí, viviendo en una familia real. Podría ser feliz durante un tiempo, pero acabaría cansándose de las obligaciones oficiales.
—¿Estás enamorada de él, Miley?
Ella se encogió de hombros.
— ¿Qué más da?
—Estoy seguro de que a él no le da igual. Ojalá pudiera creer eso, pero otro golpe directo a su autoestima era algo que no podría soportar.
—A veces conseguir lo que uno quiere significa correr riesgos. Tú me enseñaste eso —insistió su hermano.
¿Pero y si ella no sabía lo que quería? ¿Y si estaba equivocada?
Entonces hizo algo que no había hecho en años: se echó en los brazos de su hermano.
—Gracias.
—Te quiero mucho, Miley, ya lo sabes. Sé que no lo digo suficientes veces y quizá no lo demuestro mucho, pero te quiero.
—Yo también te quiero.
Phillip la miró a los ojos.
—No vas a hablar con él, ¿verdad?
Miley se encogió de hombros.
—Era un buen consejo, pero no puedo hacerlo.
—Y me dices a mí que soy cabezota…
—Hazme un favor: no le cuentes nada. Ni siquiera le digas que lo sabes. Y, por favor, no dejes que esto afecte a tu relación con Nick. Prométemelo.
—Te lo prometo.
—Gracias.
Ella se dio la vuelta para salir de palacio, pero su hermano la llamó:
—Aunque tú seas una cabezota, espero que Nick tenga suficiente sentido común como para intentar recuperarte.
También lo esperaba Miley, pero no contaba con ello.

2 comentarios:

  1. OMG!!!!!!
    Super ultra buenos los capis!!!! :D
    Sube pronto, necesito saber que va a suceder!!
    Cuidate, besis, bye ♥

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