Demi sintió algo retorcerse en su interior. No sabia porque,
pero esas palabras la hirieron en el alma.
- ¿Por qué me haces esto, tío? ¿No puedes olvidar lo ocurrido en la fiesta, y admitir lo que realmente sientes por mí?
Demi lo veía. Sentía el amor de Joseph por ella, pero lo único que él hacia nada mas era ignorarla, y ocultar el verdadero sentimiento que sentía por ella.
- ¿Sentir que? No hay absolutamente nada de lo que yo pueda sentir por ti, Demi. Escúchame bien, cuando Mónica y tu papá regresen, olvidaremos todo. ¿De acuerdo? Todo volverá a ser como antes.
Demi sintió un dolor desgarrador en el corazón. Sus ojos se aguaron. Joseph no lo sabía, pero la estaba hiriendo con sus palabras. Apretó los labios, obligándose a sí misma a no llorar y siguió hablando por más que le costara.
- Después de todo por lo que hemos pasado, ¿Estas seguro de que todo volverá a ser como antes?
- Si.- contesto fríamente, con el rostro inexpresivo.
- Vale.
De repente, se escucho el ruido de unas llaves entrar por la cerradura de la puerta principal. La puerta se abrió, y Mónica y Erik aparecieron con maletas en las manos. Demi retuvo todas las ganas de querer llorar y dibujó una sonrisa en su rostro.
- ¡Hola papá!- exclamó Demi abalanzándose hacia los brazos de su padre.- ¿Cómo estás? - Bien, ¿Y tú, hija? ¿Haz estado estudiando?
Demi solo asintió, débil. En vez de que su padre le preguntara por como había estado, le preguntó por sus estudios. Una cosa más para decir que su padre no la amaba.
- ¿Cómo lo pasaron?- preguntó Joe.
- Excelente.- sonrío Mónica.- Miami es grande, y bellísimo… ¿Y ustedes dos? ¿Alguna novedad?
Joseph y Demi intercambiaron miradas llenas de dolor. No hay absolutamente nada de lo que podamos compartir.- dijo Demi, retrocedió unos cuantos pasos y subió las escaleras para encerrarse en su cuarto.
Mónica toco un par de veces la puerta. Demi, cariño. ¿Puedo entrar? Si.- por el tono de su voz, Mónica pudo darse cuenta de que había estado llorando.
Mónica abrió la puerta y entró. Se acerco hacia la cama de Demi y se sentó a la orilla del colchón. Acaricio la cabeza de Demi, en un intento por consolarla. Mi amor, ¿Qué pasa?
Nada.- contesto con el rostro hundido en la almohada.
- Sabes que estoy aquí para escucharte… ¿Acaso no te alegra de que tu padre y yo hallamos vuelto?
- No, no es eso.- levanto la cabeza y se dio la vuelta para mirarla a los ojos.- por supuesto que me alegra de que estén aquí, es solo que… papá ni siquiera me saludo ni como es debido. ¿Tan mal hija soy para que merezca su odio?
- Oh, mi niña, no digas eso… él no te odia, sabes que tu padre te quiere. - No me lo demuestra.
- ¿Por qué me haces esto, tío? ¿No puedes olvidar lo ocurrido en la fiesta, y admitir lo que realmente sientes por mí?
Demi lo veía. Sentía el amor de Joseph por ella, pero lo único que él hacia nada mas era ignorarla, y ocultar el verdadero sentimiento que sentía por ella.
- ¿Sentir que? No hay absolutamente nada de lo que yo pueda sentir por ti, Demi. Escúchame bien, cuando Mónica y tu papá regresen, olvidaremos todo. ¿De acuerdo? Todo volverá a ser como antes.
Demi sintió un dolor desgarrador en el corazón. Sus ojos se aguaron. Joseph no lo sabía, pero la estaba hiriendo con sus palabras. Apretó los labios, obligándose a sí misma a no llorar y siguió hablando por más que le costara.
- Después de todo por lo que hemos pasado, ¿Estas seguro de que todo volverá a ser como antes?
- Si.- contesto fríamente, con el rostro inexpresivo.
- Vale.
De repente, se escucho el ruido de unas llaves entrar por la cerradura de la puerta principal. La puerta se abrió, y Mónica y Erik aparecieron con maletas en las manos. Demi retuvo todas las ganas de querer llorar y dibujó una sonrisa en su rostro.
- ¡Hola papá!- exclamó Demi abalanzándose hacia los brazos de su padre.- ¿Cómo estás? - Bien, ¿Y tú, hija? ¿Haz estado estudiando?
Demi solo asintió, débil. En vez de que su padre le preguntara por como había estado, le preguntó por sus estudios. Una cosa más para decir que su padre no la amaba.
- ¿Cómo lo pasaron?- preguntó Joe.
- Excelente.- sonrío Mónica.- Miami es grande, y bellísimo… ¿Y ustedes dos? ¿Alguna novedad?
Joseph y Demi intercambiaron miradas llenas de dolor. No hay absolutamente nada de lo que podamos compartir.- dijo Demi, retrocedió unos cuantos pasos y subió las escaleras para encerrarse en su cuarto.
Mónica toco un par de veces la puerta. Demi, cariño. ¿Puedo entrar? Si.- por el tono de su voz, Mónica pudo darse cuenta de que había estado llorando.
Mónica abrió la puerta y entró. Se acerco hacia la cama de Demi y se sentó a la orilla del colchón. Acaricio la cabeza de Demi, en un intento por consolarla. Mi amor, ¿Qué pasa?
Nada.- contesto con el rostro hundido en la almohada.
- Sabes que estoy aquí para escucharte… ¿Acaso no te alegra de que tu padre y yo hallamos vuelto?
- No, no es eso.- levanto la cabeza y se dio la vuelta para mirarla a los ojos.- por supuesto que me alegra de que estén aquí, es solo que… papá ni siquiera me saludo ni como es debido. ¿Tan mal hija soy para que merezca su odio?
- Oh, mi niña, no digas eso… él no te odia, sabes que tu padre te quiere. - No me lo demuestra.
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