La última semana paso lenta y aburrida para Demi. Mientras
que su tío salía, ella se encontraba en su habitación encerrada y estudiando.
Más de una vez había tratado de utilizar el teléfono a escondidas, pero como
siempre, Joseph la pillaba… y
todo terminaba de mal en peor.
- ¡Perdón!- había dicho por enésima vez Mark, después de lo ocurrido en la fiesta.- no sabes cuánto lo siento, pequeña…
- Eres un pésimo mejor amigo Mark.- gruño Demi.
- Lo sé. De seguro tu tío debe estar odiándome por dejarte sola.
- No tienes idea de cuanto. Por tu culpa ahora él esta enojado conmigo.
- Lo siento, se que él es muy importante para ti y bueno….- suspiro.- la cage.
- Si, la cagaste y demasiado.- dijo molesta.
- Perdóname, Demi... juro nunca mas volverlo a hacer.- dijo con arrepentimiento, y esque no le gustaba que ella estuviera enojada con él.- lo lamento…
Demi soltó una risita.
- Esta bien, ya paso solo olvídalo. Si te perdono, tonto.
Mark soltó un suspiro de alivio.
- Prometo nunca mas hacerlo, linda… oh, por cierto, ¿Quieres venir a mi casa hoy? Necesito hablarte sobre algo…
- No creo que pueda, Mark, esque…- y antes de que pudiera terminar la frase, el teléfono fue arrebatado violentamente de sus manos.- ¡Oye!
- ¿Es que acaso no fui lo suficientemente claro la ultima vez? Nada de llamadas.- dijo Joseph.
Demi lo fulminó con una mirada glacial.
- Solamente quería tomarme un tiempo de descanso. Discúlpame por querer divertirme en mis vacaciones.- dijo irónica.
- Pues escúchame bien, mientras este yo aquí, harás todo lo que te diga te guste o no.- dijo Harry, mas que una advertencia, parecía una amenaza.
Demi no dijo nada más. Era imposible tener una conversación normal con él sin que se enfadara y obviamente, la que salía perdiendo era ella. Cuanto extrañaba aquellas noches en que él le hacia el amor hasta las tantas de la madrugada… el caliente contacto de su piel con la suya, y sus besos, aquellos labios que le hacían gozar de placer, eran únicos. Todo en él era único, era especial. Y ahora lo veía con claridad, ahora las piezas del puzzle encajaban a la perfección. Ella lo amaba. Por primera vez, lo estaba viendo con otros ojos, y no como su tío favorito, el cual la mimaba cuando era una niña de trece años. No, era mucho más que eso. Lo estaba viendo como Joseph Jonas.
Y llego aquel día, en que jamás pensó que llegaría, pero se equivocó…
- En un rato mas llegaran tu madrastra y tu papá, Demi.- le dijo Joseph desde la cocina.
- Que bien.-dijo con sarcasmo, sin siquiera verlo.
Joseph suspiro y camino hacia la sala principal. La vio ahí, sentada en el sillón y leyendo un libro que parecía ser de Química.
- No te noto muy contenta, ¿No te alegra saber de que llegaran?
Demi suspiro con pesadez y cerró el libro para dejarlo a un lado del sillón. Alzó el mentón y lo miro.
- Para serte sincera no. Es más, preferiría que no volvieran.
- ¿Por qué?
- Porque así tendremos que terminar con todo lo que hemos empezado.
Joseph se la quedó mirando, tratando de encontrarle el sentido a sus palabras. De pronto, se río con amargura.
- ¿De qué te ríes?- preguntó Demi frunciendo el ceño. No recordaba haber dicho algo gracioso.
- Es que me resulta gracioso, porque… tú y yo nunca hemos empezado algo. Eres mi sobrina, Demi. Jamás te miraría con otros ojos.
- ¡Perdón!- había dicho por enésima vez Mark, después de lo ocurrido en la fiesta.- no sabes cuánto lo siento, pequeña…
- Eres un pésimo mejor amigo Mark.- gruño Demi.
- Lo sé. De seguro tu tío debe estar odiándome por dejarte sola.
- No tienes idea de cuanto. Por tu culpa ahora él esta enojado conmigo.
- Lo siento, se que él es muy importante para ti y bueno….- suspiro.- la cage.
- Si, la cagaste y demasiado.- dijo molesta.
- Perdóname, Demi... juro nunca mas volverlo a hacer.- dijo con arrepentimiento, y esque no le gustaba que ella estuviera enojada con él.- lo lamento…
Demi soltó una risita.
- Esta bien, ya paso solo olvídalo. Si te perdono, tonto.
Mark soltó un suspiro de alivio.
- Prometo nunca mas hacerlo, linda… oh, por cierto, ¿Quieres venir a mi casa hoy? Necesito hablarte sobre algo…
- No creo que pueda, Mark, esque…- y antes de que pudiera terminar la frase, el teléfono fue arrebatado violentamente de sus manos.- ¡Oye!
- ¿Es que acaso no fui lo suficientemente claro la ultima vez? Nada de llamadas.- dijo Joseph.
Demi lo fulminó con una mirada glacial.
- Solamente quería tomarme un tiempo de descanso. Discúlpame por querer divertirme en mis vacaciones.- dijo irónica.
- Pues escúchame bien, mientras este yo aquí, harás todo lo que te diga te guste o no.- dijo Harry, mas que una advertencia, parecía una amenaza.
Demi no dijo nada más. Era imposible tener una conversación normal con él sin que se enfadara y obviamente, la que salía perdiendo era ella. Cuanto extrañaba aquellas noches en que él le hacia el amor hasta las tantas de la madrugada… el caliente contacto de su piel con la suya, y sus besos, aquellos labios que le hacían gozar de placer, eran únicos. Todo en él era único, era especial. Y ahora lo veía con claridad, ahora las piezas del puzzle encajaban a la perfección. Ella lo amaba. Por primera vez, lo estaba viendo con otros ojos, y no como su tío favorito, el cual la mimaba cuando era una niña de trece años. No, era mucho más que eso. Lo estaba viendo como Joseph Jonas.
Y llego aquel día, en que jamás pensó que llegaría, pero se equivocó…
- En un rato mas llegaran tu madrastra y tu papá, Demi.- le dijo Joseph desde la cocina.
- Que bien.-dijo con sarcasmo, sin siquiera verlo.
Joseph suspiro y camino hacia la sala principal. La vio ahí, sentada en el sillón y leyendo un libro que parecía ser de Química.
- No te noto muy contenta, ¿No te alegra saber de que llegaran?
Demi suspiro con pesadez y cerró el libro para dejarlo a un lado del sillón. Alzó el mentón y lo miro.
- Para serte sincera no. Es más, preferiría que no volvieran.
- ¿Por qué?
- Porque así tendremos que terminar con todo lo que hemos empezado.
Joseph se la quedó mirando, tratando de encontrarle el sentido a sus palabras. De pronto, se río con amargura.
- ¿De qué te ríes?- preguntó Demi frunciendo el ceño. No recordaba haber dicho algo gracioso.
- Es que me resulta gracioso, porque… tú y yo nunca hemos empezado algo. Eres mi sobrina, Demi. Jamás te miraría con otros ojos.
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