Pero Miley no dijo nada
más. No pudo. Todos sus sueños se habían derrumbado. Aquella revelación era
mucho más dolorosa que lo que había visto en el avión.
Segundos después, bajaron
el piloto, el copiloto y la azafata, y fueron todos juntos a la comisaría. Miley
se apartó de Nick, evitando rozarle. .
Minutos después estaban
sentados en un despacho, contando con todo detalle lo que había sucedido en el
avión al personal de seguridad del aeropuerto y a tres agentes federales. No
tardaron mucho, y al final les dijeron que tenían que comparecer ante el
tribunal para declarar. Pero Miley casi no oyó nada. Estaba intentando afrontar
el hecho de que estaba casada con un mercenario. Y no sabía qué hacer.
Observó a Nick mientras
hablaba con los otros hombres. No parecía un mercenario. Pero su aire de
autoridad, su seguridad, su manera de tomar el mando de las cosas... sí, todo
tenía sentido ahora. Le parecía saber incluso cuándo había sucedido, cuando
aquella mujer le había engañado. Aquello había sido el principio. Y ahora Nick
tenía el tipo de vida que le gustaba, y una mujercita obediente y sumisa que le
esperaría en casa mientras él recorría el mundo jugándose la vida.
No, señor, pensó, no iba a
convertirse en su felpudo. Le importaba él, pero en lo que se refería a su
relación, no sólo por el sexo. y, si eso era lo único que Nick quería de ella, podía
marcharse.
Se dio cuenta hasta qué
punto 'aquel hombre se había convertido en parte de su vida.
Sólo con mirarle,
sentía ganas de echarse en sus brazos. Sabía muchas cosas de él, cosas que la
hacían sonrojarse de sólo recordarlas. Pero nada de aquello era real. No podía
quedarse en casa mientras él estaba fuera, arriesgando su vida. ¡No le
extrañaba que no quisiera niños! ¡Cómo le va a querer hijos con ese tipo de
trabajo! ellos ni siquiera verán a su padre! Y en cuanto a ella, ¿cómo iba a
poder vivir con la preocupación consumiéndola? Cada vez que Nick se marchara,
se preguntaría si le iba a-volver a ver. Y aquella incertidumbre acabaría
matándola. No, pensó tristemente. Mejor tener un dulce recuerdo que no. una
continua pesadilla. Nick tendría que divorciarse de ella. Miley sabía que él no
estaría dispuesto a abandonar su tipo.de vida. Y ella no, podía seguir casada
con él en aquellas circunstancias. Así que, no quedaba nada. Aquel sueño había
.acabado demasiado pronto.
Cuando salieron del
despacho, el capitán y el ayudante de vuelo que le había llevado el bolso y los
libros les acompañaron.
-¿Y ahora qué? _preguntó
ella desalentadamente.
-La compañía aérea pagará
el hotel-repuso el capitán con una sonrisa-. Mañana les llevaremos a Greenville.
-Los chicos de la prensa
acaban de hacer su aparición -intervino Nick con expresión de disgusto.
-¿No le gusta, la
popularidad? -le preguntó el capitán.
-;En absoluto. Miley y 'yo
vamos a coger el 'próximo avión que salga de aquí esta noche. Me temo que las
agencias de información van a tener un día muy ajetreado.
Seguramente -convino el
capitán-. Parece ser que nuestros secuestradores tenían algunos interesantes
vínculos con cierto dictador de América Central, y ciertos vínculos comunistas
también. Habrían pedido armas nada más aterrizar -añadió, mirando a Nick.
-Sí -replicó Nick-. Y se
las habrían proporcionado. -¿Ha utilizado esa navaja muy a menudo? -le preguntó
el capitán. ,
-Demasiado a menudo, en
los últimos años.
-¿Le importaría decirme
cuál es su ocupación?
-¿No le parece una
pregunta indiscreta?
-Operaciones secretas,
-dijo el capitán.
Nick asintió, y, 'sin
hacer caso de la mirada de Miley, repuso:
-Soy un mercenario
profesional. Mi especialidad es la logística, pero también me doy buena mano
con las armas pequeñas, y tengo una cierta fama en el manejo de la navaja. Por
cierto, cual. De los médicos la
extraigan, me. Gustaría que me la devolvieran.
-Se la chaparé en oro, si
quiere -dijo el capitán-. Nos ha salvado usted de un buen lio. Si alguna vez
necesita ayuda, hágamelo saber.
-Eso no es muy probable,
pero gracias.
El capitán se alejo y Nick
observó cómo los periodistas rodeaban al. Piloto una vez que se quedó solo.
-¿Por eso es por lo que
querías esquivar a los periodistas?
-le preguntó Miley.
Aquel hombre la asustaba.
A pesar de' que se había leído dos veces Los perros de la guerra,. Y de que
había visto la película otras tres, casi no podía creer lo que había oído. Era
como una película. Todo ello. El secuestro del avión, la tranquilidad con que Nick
había manejado a los secuestradores y había resuelto el asunto... Tenía los
ojos clavados en su cara mientras daba vueltas en la cabeza a todo aquello.
Estaba casada con un mercenario. ¿Qué iba a hacer ahora?.
-No me gusta la publicidad
-replicó Nick-. Mi vida privada es sagrada.
¿Y en dónde encajo yo en tu vida?
-Tú eres mi mujer.
¿Por qué te has casado
conmigo?
-Porque te deseaba.
Así que aquello 'era todo,
pensó Miley. No le dolió saberlo, aunque estaba segura de que le dolería cuando
se le quitase aquel aturdimiento. Todavía se sentía como conmocionada Había
arriesgado su vida, había visto a Un hombre caer herido a sus pies, se había
enterado de que su marido era un mercenario...
-Sí, eso 'es lo que creía replicó
ella demasiado Despreocupadamente. ¿Y cómo crees que va a ser nuestra vida
matrimonial? ¿Qué quieres, que yo me siente en casa a esperarte sin saber
siquiera si volverás?
Nick se quedó
desconcertado. Le había cogido por sorpresa. .
-Yo pensé que cada uno
tendríamos nuestra vida. Que Podríamos disfrutar el uno del otro. Pertenecernos
el uno al otro, No. Lo siento. No podría vivir así. Es mejor que te divorcies
de mí.
Aquello era casi cómico.
Aquella mujer le estaba dando con la puerta en las narices. ¡A él! Las mujeres
le habían perseguido durante años, habían hecho todo lo posible por cazarle. ¡Y
aquella librera de pueblo le estaba rechazando!
-No tienes por qué poner
esa cara de susto -le dijo Miley
Simplemente me estoy
ahorrando unos cuantos sinsabores, eso es todo. No podría vivir sabiendo que tu
vida está en constante peligro. Eso me destrozaría.
-No soy un suicida -empezó
él.
-Ni tampoco eres un
superhombre. Tienes cicatrices. Cuando las vi por primera vez, no supe de qué'
eran, pero ahora ya lo sé. Y un día te atravesará una bala. No quiero estar en
casa sola esperando a que suene el teléfono. Soy fuerte, pero no tanto. Me
importas demasiado.
A Nick le asombró el
efecto que le hicieran aquellas tres últimas palabras. A ella le importaba lo
que le sucediese.. Claro, estaba escrito en sus ojos, que le miraban con
adoración cuando él le hacía el amor. .
-Ya hablaremos cuando
lleguemos a Greenville --dijo él con firmeza.
-Puedes hablar todo lo que
quieras -replicó Miley, echando a andar-, pero yo ya he dicho mi última
palabra.
-¡Solterona anticuada!
-estalló Nick.
-¡Mira quien fue a hablar!
-exclamó ella, mirándole con indignación-. ¿Y tú qué te crees que eres,
soldado? ¿Un don del cielo?
Le dieron ganas de
estrangularla, pero, en lugar de hacerlo, se echó a reír.
-y no te rías de mí
-continuó ella-. Fue todo un cuento, verdad? Me dijiste que para ti era
hermosa, pero sólo he sido un ligue, ¡un Juguete entre combate y combate!
-Al principio sí, pero
ahora no.
-Sí, es que ahora soy una
responsabilidad legal -replicó Miley-. Soy una temporada de vacaciones que ha
terminado. Nick negó con la cabeza. Era más guapa a la luz del día, pensó.
-Tú no has terminado,
preciosa.
-¡Soy una solterona
anticuada! -gritó ella.
Un ayudante de vuelo que
pasó junto a ellos, les sonrió y dijo, guiñándole un ojo: .
-No crea.
Miley cogió el bolso y los
libros y echó. andar hacia la terminal. .
-¿Dónde vas? -preguntó Nick.
-A casa. Tengo una
librería de la que ocuparme.' -Espera.
-¿Qué?
Nick titubeó. No era
corriente en él, pero la verdad era que esta vez no sabía qué hacer. Si la
presionaba, podía perderla. Pero tampoco podía dejarla marchar. Se había
convertido en alguien muy importante para él. No quería ni pensar en no volverla
a ver.
-Piénsalo durante un
tiempo -,-dijo finalmente-. Durante unas semanas, hasta que yo vuelva. .
-¿Volver? -preguntó ella
con los ojos llenos de lágrimas.
¡Cuánto le dolía verla
así! Nick nunca había visto una expresión así en una mujer. Él había estado al
borde de la muerte, y no se, había asustado tanto como ahora, al ver la
expresión de Su rnt.üer.
Miley luchó por
dominarse Respiró profundamente y, segura
ya de que sería un suicidio seguir junto
a él, añadió:
-No cambiaré de opinión.
-De todas formas, seguiré
en contacto contigo.
-Haz lo que quieras.
-Tengo un trabajo que,
cumplir,-dijo él-. No puedo volverme atrás.
Nick se dio cuenta de que
era la primera vez en años qué le daba explicaciones a alguien.
No quiero saberlo -replicó
Miley-. Tú tienes tu vida y yo la mía. Si me lo hubieras dicho al principio, no
me habría acercado a ti.
_Creo que eso lo sabía.
Cuídate mucho. Siempre lo hago -dijo ella, mirándole con adoración por última
vez-. Cuídate tú también.
-Sí. Miley se quedó
mirando su alianza de matrimonio, y él vio la expresión de sus ojos.
-Sigue llevándolo -murmuró
Nick-. Me... gustaría pensar que llevas mi anillo,
Las lágrimas rodaron por
sus mejillas. Sin volverse a mirarle, Miley echó a andar a toda prisa,
llorando tanto que casi no veía por donde andaba. Nick se quedó parado donde
estaba, observándola hasta que desapareció de su vista.