viernes, 20 de julio de 2012

La Inocente Novia Del Jeque Cap 20


-Te estoy proponiendo que te vistas, que subas al coche conmigo y que no mires atrás.
Demi lo miró atónita.
-¿Me estás pidiendo que me vaya contigo?
-Te estoy pidiendo que seas mi amante.
Demi no se podía creer lo que estaba escuchando.
-Pero...
-Escúchame antes de contestar. Tengo una casa en Londres en la que podrías vivir de momento. Cuando hayas encontrado una que te guste, la compraré para ti y me haré cargo de todos tus gastos.
Demi comprendió lo que le estaba ofreciendo y la sorpresa y la furia se apoderaron de ella.
-No me respetas en absoluto, ¿verdad? ¿Es porque soy una doncella de la limpieza o porque me he acostado contigo sin pensármelo dos veces?
Joe la miró desconcertado.
-El respeto no tiene nada que ver con todo esto...
-¡Ya me he dado cuenta! Me he comportado como una estúpida, pero eso no quiere decir que esté dispuesta a convertirme en una fulana.
-No es eso lo que yo te propongo. Lo que quiero es que pases a formar parte de mi vida.

-¡No te creo! -exclamó Demi con lágrimas en los ojos-. Lo que ocurre es que no crees que sea digna de nada mejor y me reservas para la cama. Muy bien. Me importa un bledo, pero lo que no entiendo es que te hayas rebajado a tocarme si me tienes en tan poca estima.
Cegada por las lágrimas, recogió su ropa, se metió en el baño, se limpió en el bidé y se vistió a toda velocidad.
¿Cómo se había atrevido Joe a proponerle semejante trato? Aquella oferta había sido horriblemente humillante. Claro que, ¿qué esperaba? ¿Tener una relación de igual a igual con un príncipe cuando sus vidas no tenían nada que ver?
No debería haberse acostado con él.
Le hubiera gustado poder revivir el maravilloso momento de unión que se había producido entre ellos antes de que todo se estropeara, pero era imposible.
Demi tomó aire y, al abrir la puerta, se encontró Joe paseándose por la habitación con expresión grave en el rostro.
Cuando él se había quedado a solas, su intelecto había vuelto a reaccionar y la fría lógica se había apoderado de su mente. Su existencia perfectamente orquestada y racional se había salido de los raíles y se había estrellado con estrépito.
Joe era un hombre disciplinado y no estaba acostumbrado a equivocarse, pero debía admitir que se había comportado sin escrúpulos. ¿Acaso enterarse de que Camila se había casado lo había afectado más de lo que creía?
Por supuesto, la sugerencia de Selena de que Demi mantenía relaciones con otros hombres le había ido muy bien para creer que era más fácil y para juzgar su deseo por ella más aceptable.
Ahora que podía pensar de nuevo con claridad, se daba cuenta de que nada, absolutamente nada, podía excusar el hecho de que se hubiera acostado con una empleada.
En lugar de ayudar a una joven que estaba pasando por un momento espantoso en su vida, se había aprovechado de ella, había traicionado su confianza y se había comportado muy mal.

Era responsable del daño que le había causado a Demi y ahora se daba cuenta de que proponerle que se convirtiera en su amante había sido todavía peor.
Se sentía avergonzado por su comportamiento y sabía perfectamente lo que tenía que hacer.
-Demi, me gustaría hablar contigo -le dijo al verla aparecer.
Demi no quería ni mirarlo, estaba consiguiendo mantener la compostura a duras penas y no quería ponerse a llorar delante de él.
-No hace falta que digas nada más. Supongo que te aliviará saber que no voy a seguir trabajando en el castillo y que me voy a ir de Strathcraig.
-No, que me digas eso no me alivia en absoluto. ¿Adonde vas a ir? -preguntó Joe frunciendo el ceño.
-Tengo planes.

-Los planes no son suficientes. No permitas que lo que ha sucedido entre nosotros te haga tomar una decisión equivocada. No estás pasando por un buen momento y yo no he hecho más que complicarte las cosas.

miércoles, 11 de julio de 2012

Cuatro Noches De Pasión Cap 19


En ese momento se encontraba allí y decidió intentar sacarle el mayor partido posible.
Miley  señaló el paisaje de Broadwater.
-Es muy hermoso.
Nick  se situó detrás y ella fue consciente de su presencia, del calor que emanaba de él y la tentación de apoyar la espalda contra su cuerpo fue irresistible.
-¿Pasas mucho tiempo aquí?
-Algún que otro fin de semana.
Pero no a menudo, pensó Miley mientras se preguntaba cuándo se tomaba un descanso para disfrutar de los logros de su éxito profesional. Poseía otras casas en otros países... tal vez elegiría un lugar más exótico donde relajarse.
-Podemos comer en el restaurante del hotel, ir al del Sheraton o explorar la Avenida Tedder.
Ella se volvió. Nick se había puesto pantalones cortos y unas zapatillas deportivas.
-¿Me permites elegir?
-No te hagas la graciosa -la reprendió con suavidad.
-Entonces la Avenida Tedder -respondió sin vacilar-. Podemos ir andando. Medio kilómetro no es nada.
Nick  alzó una ceja con aire burlón.
-Si quieres ejercicio, puedo pensar en algo mejor.
-Ah, pero mis deberes sexuales no empiezan asta la noche, ¿no lo recuerdas?
Él le presionó el labio inferior con un dedo.

-Esa boca tan descarada te puede traer problemas.
-En ese caso me voy a cambiar de ropa y luego nos marchamos.
Muy pronto se reunió con él vestida con pantalones cortos, blusa, una gorra y el bolso colgando el hombro.
-Emprendamos la marcha.

Fue una agradable caminata. Una suave brisa refrescaba el calor del sol. Pronto se sentaron en una terraza y disfrutaron con evidente placer de la comida.
Casi estaban listos para partir cuando sonó el teléfono móvil de Nick y ella lo observó con recelo cuando él miró la pantalla y lo dejó sonar.
-Tal vez deberías atender la llamada –sugirió cuando volvió a sonar minutos más tarde.
Nick  se limitó a encogerse de hombros e ignoró el insistente repiqueteo.
Minutos más tarde sonó el móvil de Miley.
-Estás con Nick -oyó una furiosa voz femenina-. ¿No es así?
-¿Delta?
-Te ha llevado a la costa a pasar el fin de semana, ¿verdad?
-¿Qué te hace pensar eso? -preguntó Miley.
-Matemáticas elementales.
-¿No hay ninguna posibilidad de que te equivoques?
-Querida, me he encargado de investigar. Esta mañana Nick fue a recogerte a tu apartamento.
-Tienes un problema -dijo Miley sin alterarse.
-Mi problema eres tú en la vida de Nick.
-Te sugiero que lo discutas con él.
-Intento hacerlo.

Miley cortó la comunicación y miró a Nick con ecuanimidad.
-Debes una explicación a Delta.
-No es así -replicó con tranquilidad,
-Al parecer ella piensa lo contrario.
La camarera llevó la cuenta y tras pagar, con una propina incluida, él se reclinó en el asiento y sometió a Miley a una mirada apreciativa.
-Lo que hayamos compartido Delta y yo terminó hace varios meses.
Ella alzó una ceja y lo miró con cinismo.

-¿Y sin embargo continúas saliendo con ella?
-Tenemos amigos comunes y recibimos las mismas invitaciones -dijo al tiempo que se encogía de hombros-. Delta intenta dar la impresión de que seguimos juntos.
-Algo que hace muy bien -Miley no pudo dejar de comentar.
Los ojos de Nick se endurecieron.
-¿Y te molesta?
-¿Por qué debería molestarme?

-Esa relación ha terminado. Delta debería seguir su propio camino.
Un escalofrío recorrió la espalda de Miley. ¿Como ella tendría que alejarse de él el lunes siguiente? A partir de ese día Nick ya no participaría en su vida.
¿Por qué ese pensamiento la dejaba extrañamente desolada?

-Vayamos a caminar por la playa –sugirió cuando se levantaron de la mesa.
De pronto había tenido la urgente necesidad de sentir la arena dorada bajo los pies, el sol en la piel, la paz y la tranquilidad del paisaje marino.
Cuando llegaron a la playa se quitó las sandalias y pisó la arena mojada de la orilla.
Caminaron en agradable silencio admirando la suave curva de la costa que se alargaba hasta Kirra.

Los niños jugaban en la orilla, vigilados por sus padres y más lejos, las gaviotas parecían suspendidas en el aire.
Era una tranquila escena que se transformó a medida que se acercaban a Surfer's Paradise un lugar mucho más frecuentado.
-¿Te apetece explorar las tiendas? –aventuró Nick y ella inclinó la cabeza.
-Es una valentía por tu parte darle carta blanca a una mujer.
-Quizá sea porque me siento indulgente.
-¿Quién podría negarse? -preguntó Miley mientras se quitaba la arena de los pies antes de ponerse las sandalias.
Fue un agradable paseo mientras recorrían la avenida con sus tiendas antes de aventurarse por otra calle donde Miley se detuvo para examinar unas divertidas camisetas.

Cuando se decidió por una, de inmediato Nick sacó su billetero.
-No -dijo ella con firmeza mientras le tendía un billete a la vendedora-. Gracias, pero no.
Era la primera mujer que se negaba a que él pagara y su fiera independencia lo divirtió.
Hubo un tiempo en que había tenido que vigilar cada centavo, y vestirse y comer de la caridad.
Tampoco se sentía orgulloso de haber tenido que recurrir al escamoteo en alguna ocasión. En la actualidad, muy pocos sabían que anualmente donaba una gran cantidad de dinero a albergues para gente sin hogar y fundaba centros de acogida para niños desamparados.
-Propongo tomamos un descanso en un café —sugirió Nick cuando salieron de la tienda.

-¿No puedes mantener el paso, eh? –bromeó Miley.
Cuando comenzó a anochecer, tomaron un taxi para ir al Palazzo. Miley entró directamente en el dormitorio donde dispuso ropa nueva y se dirigió al cuarto de baño.

Tras lavarse el pelo bajo una buena ducha se enrolló una toalla alrededor del cuerpo y salió del baño justo cuando Nick entraba completamente desnudo.
Tras una furtiva mirada apreciativa al cuerpo perfecto, no fue capaz de mirarlo directamente a los ojos y ni siquiera lo intentó. En cambio, pasó por su lado, entró en el dormitorio y antes de cerrar la puerta oyó una débil risita divertida.

domingo, 8 de julio de 2012

Cuatro Noches De Pasión Cap 18


Miley, teléfono.
Pensó que tenía que ser Nick e intentó controlar el pulso acelerado al escuchar su voz.
-Tomaremos el vuelo de media mañana. Pasaré a buscarte mañana a las nueve.
-Podemos reunimos en el aeropuerto.
De ese modo podría volver a casa en su propio coche.
-A las nueve, Miley -reiteró antes de cortar la comunicación.
Era insufrible. Miley echó pestes antes de retomar su trabajo.

El resentimiento no disminuyó mucho cuando el día se convirtió en noche.
Al día siguiente se levantó temprano, preparó el neceser de viaje, puso suficiente agua y alimento para el gato y minutos antes de las nueve bajó a Recepción.
La Costa Dorada estaba brillante, con un claro cielo azul, temperatura de primavera tardía y luz de sol.

Nick alquiló un coche y en media hora habían llegado al lujoso complejo hotelero del Palazzo Versace.
Hacía más de un año que Miley no visitaba la costa. Adoraba su atmósfera de vacaciones, las casas, las terrazas con sus cafés de moda y su despreocupado estilo de vida.
¿Por qué debería haberse sorprendido al descubrir que Nick poseía un lujoso ático en el hotel Versace?
Una de los ventanales que cubría del suelo al techo tenía una vista maravillosa de la bahía y ella respiró a fondo el aire marino cuando Nick abrió una puerta de cristal.
Delicioso. Pero no había que olvidar la razón por la que la había llevado hasta ese lugar.

Deberes de dormitorio. Ese pensamiento tendría que haberle sido antipático, pero en cambio sintió una especie de anticipación sensual al pensar que volvería a experimentar la excitación mágica que él era capaz de provocarle.
¿Era malo desear su contacto sin otra implicación emocional más que el placer del momento?

«No te engañes, estás implicada hasta el cuello», le dijo una voz interior.
Después de ese fin de semana su vida volvería  la normalidad. Sea lo que fuere la normalidad. «Trabajar», pensó mientras Nick llevaba los bolsos al dormitorio. Las actividades sociales habituales... que nunca volverían a ser las mismas si encontraba a Nick con Delta, o con cualquiera de las muchas mujeres dispuestas a compartir una velada. Compartir su cama, maldición.

«Sería un desastre», admitió en silencio. Tal vez debería retirarse de la vida social, vivir como una reclusa y sencillamente enterrarse en el trabajo.
Excepto que eso sería aceptar la derrota

Cuatro Noches De Pasión Cap 17


Entonces Miley vio que Delta se acercaba hacia Nick y se sintió enferma al observar su efusivo saludo.
Con un deliberado movimiento, Miley se las arregló para no quedar a la vista de Nick e inició una animada conversación con Cameron acerca de los méritos de la industria automovilística alemana e italiana.

Los coches eran una de las obsesiones personales de Cameron. Estaba en su elemento y, mientras él hablaba, ella dejó vagar la mente.
Nick no le debía lealtad. Si la hubiera invitado a acompañarlo esa noche ella habría rehusado. Así que, ¿por qué se afligía?
La razón y la lógica estaban muy bien, salvo que no mitigaban el dolor que sentía.
« ¿Estás loca?», se preguntó en silencio. «Ni siquiera te gusta. ¿Por qué has permitido que te domine?» Pero ya era tarde. Nick  ya estaba allí, siempre en su mente.

-Y si se me diera la oportunidad elegiría un Ferrari -concluyó Cameron-. ¿Has escuchado alguna palabra de lo que he dicho? -preguntó de improviso.
-Fue una comparación muy interesante –dijo Miley  con una débil sonrisa.
-Querida, no te engañes. Tu mente estaba a miles de kilómetros de aquí -Cameron hizo una pausa y luego añadió-. Delta no está con él. Simplemente intenta hacer ver que lo acompaña.-Realmente no me interesa.
-Sí te interesa. Y eso me preocupa.

-No -le advirtió con suave vehemencia-. Acepté el trato con los ojos bien abiertos.
-Sólo queda el fin de semana y todo acabará.
¿Por qué esas palabras le produjeron una leve desesperación?
Para Miley fue un alivio cuando las puertas del teatro se abrieron y los invitados se dirigieron a sus asientos.
-Miley. Cameron.
Habría reconocido ese acento suave en cualquier lugar y se volvió hacia el hombre que se había unido a ellos con una sonrisa cortés.
-Nick -murmuró y esperó hasta que lo vio intercambiar una mirada con Cameron.
-Si hubiera sabido que vendríais habría conseguido localidades contiguas.
-Me regalaron las entradas anoche -dijo Cameron.
-Es una lástima.

Delta  apareció junto a Nick y lo tomó del brazo.
-nick, te estamos esperando. Miley, Cameron, estoy segura de que nos excusaréis.
Nick se desprendió deliberadamente de su brazo y Miley se preguntó si habría sido la única que captó el peligroso brillo en los ojos de Delta.

Para componer la situación. Nick los condujo hacia sus asientos y Miley sintió en la espalda los venenosos dardos de la mirada de Delta. -Eso fue muy interesante -comentó Cameron cuando estuvieron acomodados-. Delta es una mujerzuela de primera clase.     
          
-Están hechos el uno para el otro -declaró Miley con dulce cinismo.
-Querida, Nick está a años luz de ella.
-¿Eso es un cumplido o una condena?
Cameron se echó a reír.
-Opto por lo primero, aunque estoy seguro de que prefieres lo último.
Cuando la película llegó a su fin, las luces se encendieron y los invitados empezaron a abandonar el teatro.

Miley rezó para poder escapar sin encontrarse con Nick. Excepto que las deidades no la escucharon. Nick se acercó a ellos en el vestíbulo. Sus miradas se encontraron.
-Vamos a tomar café. ¿Queréis venir con nosotros?
«¿Estás de broma? ¿Esperas que me siente frente a vosotros mientras Delta juega a hacer de vampiresa?», pensó en un segundo.

-No, gracias -dijo rápidamente antes de que Cameron aceptara-. Mañana tengo que levantarme temprano -dijo con una dulce sonrisa sabiendo que mentía.
-Te llamaré.

La boca de delta se contrajo en un rictus y por unos segundos Cassandra captó un brillo criminal en los ojos azules.
-Cuídate de ésa, querida. Delta  no te puede ver -le advirtió Cameron. Ella devolvió con ecuanimidad la mirada irónica de su hermano.
-Dime algo que no sepa.
Cuando llegaron a la salida, se dirigieron al lugar donde Cameron había estacionado el coche.
-Si descubre que Nick duerme contigo...
-Puedo cuidar de mí misma.
Cameron le apretó la mano.
-Entonces, cuídate. ¿De acuerdo?



Cuatro Noches De Pasión Cap 16


El jueves por la mañana, Miley despertó con los maullidos de protesta del gato. Miró el reloj y profirió un juramento impropio de una dama.
Luego se dio cuenta de que la alarma del despertador eléctrico no había sonado debido a un apagón nocturno.
El día no había empezado bien.
Minutos más tarde, cuando estaba en el baño, oyó el campanilleo del teléfono móvil, pero lo dejó sonar.
Luego se secó, se vistió, tomó una barrita de cereales y un plátano para comérselos camino a la oficina. Cuando abría la puerta de casa para salir a toda prisa, se acordó de la llamada.
Era un mensaje de Miley. Tenía entradas para asistir esa noche a la premier de gala de una película y le pedía que lo llamara.
Miley había planeado una tranquila noche hogareña, pero a su hermano le encantaban las reuniones sociales y ella raramente rechazaba sus invitaciones. Por lo demás, una velada fuera de casa la ayudaría a olvidar a Nick por unas cuantas horas.
Como si pudiera.

Su imagen se entrometía en todos sus pensamientos diurnos. Y las noches eran peor, mucho peor, porque había empezado a invadir sus sueños nocturnos.
Miley maldijo en voz baja mientras esperaba el ascensor que la llevaría al estacionamiento subterráneo. ¿Cómo podría habérsele ocurrido que sería capaz de participar en el trato de Nick y escapar emocionalmente ilesa?            

El denso tráfico de hora punta aumentó su sensación de inquietud. Era casi media mañana cuando al fin pudo devolver la llamada a Cameron.
La empresa de Miley se enorgullecía de la calidad de su trabajo y a ella le producía satisfacción cada vez que recibía una pieza fuera de lo común. Realmente era un verdadero desafío crear algo sorprendentemente único cuyo precio no fuera un obstáculo. Ocasionalmente se sentía frustrada cuando el cliente insistía en un diseño que el joyero sabía que no realzaría totalmente la belleza de la piedra.

Más tarde, ya en casa, eligió un elegante traje negro de pantalón, una fina bufanda roja y sandalias de tacón. Luego se hizo un peinado alto, se maquilló y cuando Cameron se anunció a través del teléfono interno, ella ya estaba lista.
Cameron le informó que el punto de reunión eran los estudios de la Fox y que acudirían los actores principales desde Estados Unidos junto con otros famosos actores australianos como invitados de honor.

Ambos entraron en el concurrido vestíbulo, donde los invitados departían mientras los camareros ofrecían champán y zumo de naranja.
Se comentaba que la película sería un éxito de taquilla, especialmente por sus efectos especiales que superaban todo lo visto anteriormente en una pantalla.

El ruido de la conversación general animaba el ambiente y Miley reconoció a algunos amigos mientras bebía unos sorbos de champán.
-Imagino que Nick vendrá esta noche -comentó Cameron.
-Posiblemente convino ella con deliberada indiferencia, consciente de que si llegaba, no lo haría solo.
-¿Eso te molesta?

-¿Por qué habría de molestarme? Es un hombre libre -declaró, aunque la verdad no tendría que dolerle tanto-. Yo soy un asunto transitorio en su vida. Una mera diversión.
No quería verlo allí... ni en cualquier otro lugar porque simplemente se acentuaría la diferencia entre sus vidas en público y el diabólico arreglo que Nick había hecho para convertirla en parte de un trato de negocios.
-Acaba de llegar -anunció Cameron tranquilamente.
-¿De veras?

Fingir indiferencia era un arte que Miley practicaba a menudo, y lo hacía bien. Se dijo que no se iba a permitir ni una sola mirada a los invitados, pero en unos segundos su mirada fue atraída como por un poderoso imán hacia donde se encontraba Nick.
Vestido con un inmaculado traje de etiqueta, su aspecto era el de un poderoso magnate, descaradamente varonil.

Sus miradas se encontraron y un estremecimiento recorrió el cuerpo de  Miley mientras luchaba por mantener la compostura.
Como si supiera lo que le ocurría a ella, Nick  inclinó la cabeza y esbozó una leve sonrisa burlona antes de volver su atención al hombre que estaba a su lado.

La Inocente Novia Del Jeque Cap 19


¡No ha sido para tanto! -se defendió Demi incorporándose, apoyándose en las almohadas y tapándose con la sábana.
-¿Cómo que no? -exclamó Joe.
-Ha sido una simple mentira...
-¿Una simple mentira? -repitió Joe poniéndose en pie-. Te he dicho que no te tocaría si eras virgen y me has mentido. Me has engañado y eso no ha estado bien, no ha sido justo.

-Así lo he decidido y debes respetar mi elección -insistió Demi.
-Si me hubieras dicho que eras virgen, yo habría decidido no arrebatarte la inocencia. Acabo de traicionar mis principios -contestó Joe entrando en el vestidor, tomando ropa limpia y metiéndose en el baño.

Demi oyó correr el agua y sintió unas horribles ganas de llorar. El castigo a su mentira había llegado más rápidamente de lo que ella temía.
Le había entregado su virginidad a un hombre que no la quería y que no parecía apreciar el hecho de que se la hubiera dado porque lo juzgara especial.
¿Acaso era especial de verdad?

Demi necesitaba desesperadamente que Joe la consolara, que se mostrara amable y afectuoso con ella y, en lugar de hacer eso, se estaba comportando con ella como si hubiera cometido el peor de los crímenes.
Era cierto que había mentido, pero jamás lo hacía. En esa ocasión, la idea de perderlo, de no hacer el amor con él le había nublado la razón y le había hecho faltar a la verdad.
Joe volvió a aparecer, todavía más guapo que antes, ataviado con un precioso traje gris a medida y Demi se apresuró a desviar la mirada.
-Perdóname por mentirte, pero no pensaba en lo que hacía -se disculpó en voz baja-. Ojala no te hubiera mentido.

A Joe le produjo una inmensa admiración que Demi fuera una persona que pidiera disculpas tan pronto, pues eso significaba que era una buena persona. Sin embargo, si tal y como él quería, pasaba a formar parte de su vida, necesitaba aprender la lección y tener muy claro que él no toleraba mentiras en su casa.

-Las mentiras minan la confianza -comentó-. ¿Cómo voy a poder confiar ahora en ti?
-Ojala nada de esto hubiera ocurrido... -se lamentó Demi con pesar.
-No somos niños, Demi. Ha ocurrido lo que queríamos que ocurriera.
-¡Esto ha sido lo más estúpido que he hecho en mi vida!

-No ha sido muy inteligente ni por tu parte ni por la mía, pero lo que a simple vista puede parecer un error puede transformarse en algo positivo.
-No sé cómo... -contestó Demi enrollándose la sábana al cuerpo y levantándose de la cama.
Le hubiera gustado poder cerrar los ojos y desaparecer. ¿Por qué demonios no se había ido mientras Joe estaba en la ducha? Estaba tan avergonzada por lo ocurrido que, mientras recogía su ropa, no se atrevía ni a mirarlo. ¿Cómo se había acostado con un desconocido? Aquel comportamiento no era propio de ella.

La impresionante intensidad de sus emociones y la atracción sexual habían destrozado el respeto que debería haber sentido por sí misma.
A Joe le había bastado con mirarla y con tocarla para hacerle perder el sentido común y el control. ¿Cómo negar que sentía algo por él? ¿Se habría enamorado? Lo cierto era que no había podido dejar de pensar en él desde que se habían conocido, pero eso no era excusa para lo que acababa de ocurrir.
-Espera... -le dijo Joe agarrándola.

-Tengo que volver a trabajar.
-No -le dijo Joe sentándola en una silla-. Escúchame. Ahora somos amantes.
-¡No hace falta que me lo recuerdes! -exclamó Demi apesadumbrada.
-Tampoco hace falta que te pongas así. Lo que ha ocurrido entre nosotros no es para tanto.

-Me pongo como me da la gana -lo interrumpió Demi.
-Piensa que esto podría ser el comienzo de una nueva vida para ti.
-¿De que me estás hablando?
-Obviamente, después de lo ocurrido, no puedes seguir trabajando aquí, pero no quiero que vuelvas a casa con tu padre. A partir de ahora, yo me hago responsable de ti.
-No te entiendo.

La Inocente Novia Del Jeque Cap 18


Demi evitó mirarlo a los ojos durante unos segundos. Era consciente de que, si le decía la verdad, no se acostarían con ella y ella no podría soportarlo.
-No soy virgen -mintió a toda velocidad.
-Eres muy tímida... -insistió Joe.
-¿Y qué?
-Y nada.
-¿Te importaría cerrar las cortinas?
-¿Sólo haces el amor a oscuras? -preguntó Joe enarcando una ceja.
Demi asintió con vehemencia y Joe cerró las cortinas, no sabiendo si reírse a carcajadas o si sentir una profunda ternura por aquella chica.

Ya en la oscuridad, Joe se levantó de la cama, tropezó con las ropas que había tiradas por el suelo y cayó, pero no le dio tiempo de cubrirse de nuevo cuando Joe encendió la lámpara que había en la mesilla y se quedó mirándola.

-¿Por qué te empeñas en ocultar la perfección de tu cuerpo? -le dijo tomándola entre sus brazos de nuevo, devolviéndola a la cama y acariciándole los pezones erectos.
Demi  sintió que el calor líquido del deseo serpenteaba hasta su pelvis.
-Joe... -murmuró Demi acariciándole el pelo.

-Me encanta cómo dices mi nombre... -dijo Joe quitándose la corbata y la chaqueta
.Anonadada, Demi se quedó mirándolo. Aquel hombre tenía un maravilloso torso fuerte y musculoso y unas abdominales muy masculinas.

Cuando se quitó los pantalones y se quedó en calzoncillos, Demi sintió que se ponía roja como la grana y, cuando Joe se quitó los calzoncillos mostrando su erección, Demi ya no pudo más y cerró los ojos.
-Yo no soy nada tímido -comentó Joe.
-Ya lo veo -murmuró Demi.
-Sin embargo, tu timidez me resulta atractiva.
-Oh...
-Oh... -volvió a burlarse Joe.
A continuación, se tumbó a su lado y comenzó a acariciarle los pechos hasta llegar a su vientre y bajar por sus muslos mientras con la boca seguía la misma estela, haciendo gemir de placer a Demi, que no dudó en arquear la espalda.

El nudo de deseo que sentía en el bajo vientre era cada vez mayor. Joe  le separó las piernas, explorando los rizos rubios que ocultaban su monte de Venus y trazó el perfil de los pliegues de su feminidad, caliente y húmeda.
Demi  no podía dejar de moverse, no podía dejar de echar las caderas hacia delante.
-Oh, sí... -dijo Joe satisfecho introduciendo un dedo en el interior de su cuerpo.
-Por favor...
-Espera un poco -jadeó Joe.
A continuación, jugueteó con su cuerpo hasta hacerla suplicar y, cuando Demi creía que ya no iba a poder sentir más placer, Joe se colocó sobre ella y la penetró con dulzura.
Demi se moría por sentirlo dentro, pero no tenía ni idea del dolor que iba a acompañar al acoplamiento y no pudo evitar gritar.
De repente, Joe se quedó petrificado y la miró a los ojos con dureza.
-¿Me has mentido? ¿Eres virgen?
Demi se sonrojó, cerró los ojos y no contestó.
Joe la miraba con incredulidad.
-Demi...
-No pares -contestó Demi echando las caderas de nuevo hacia delante.
A Joe le habría gustado poder controlarse, pero era imposible, así que volvió a adentrarse en las profundidades del cuerpo de Demi y siguió dándole placer, levantándole las rodillas y echándoselas hacia atrás para poder penetrarla en profundidad hasta que Demi gritó y jadeó al alcanzar el éxtasis.

Extenuada y feliz, asombrada por su capacidad de gozo físico, Demi apenas podía pensar con claridad tras su primera experiencia sexual.
Joe la abrazó y la besó en la frente y Demi pudo disfrutar de más o menos unos sesenta segundos de paz antes de que Joe la mirara con dureza y la apartara de su lado.
-No me vuelvas a mentir -le advirtió.
Demi, que no estaba preparada para aquel ataque verbal, se quedó mirándolo con la boca abierta.