miércoles, 30 de octubre de 2013

Inocencia Capitulo 15




Demi despertó en medio de la noche al sentir los dulces besos de Joe sobre su cuello, sus fuertes manos acariciaban su piel con dulzura, eso despertó un deseo primitivo en ella, que se arqueó ante el tacto de sus manos sobre sus senos, Joe suspiró de placer y tomo uno de los pechos con su lengua, hasta llegar al pezón erecto.

 Un pequeño grito escapó de los labios de Demi mientras enredaba sus dedos en su cabello y lo instaba a que siguiera y no parara.

Joe alzó su rostro y Demi se vio atrapada por una mirada felina con brillantes motas verdes y peligrosas.

-Te deseo tanto Demi. 

Dime que sí, dilo. Dime que te quedaras conmigo. - murmuró alzando la cadera de está, haciendo que su miembro más que erguido se frotara contra los labios vaginales de  Demi.

 Demi suspiró de placer y buscó más contacto moviendo las caderas, perdida en la marea de placer que le producía. -Dímelo, Demi, dilo. - Susurró contra su oído colocando la punta de su prepucio en la tierna entrada de Demi.

-S...sí, sí. Por favor Joe, por favor. - Rogaba Demi enroscando sus manos en el cuello de él y apretando sus piernas alrededor de sus estrechas caderas.

-Sí Demi, sí...- Joe entró al dulce capullo y se sintió morir y revivir de nuevo. Buscó con fiereza los labios de Demi que jadeaba atormentada por el placer que le causaba sentir sus cuerpos pegados, sus músculos tensos, su miembro dentro de ella.

-Eres mía. - Joe respiraba con dificultad mientras se balanceaba en el placer de tenerla. - Solo mía.

El placer incrementó rápidamente y sus cuerpos se movían sincronizados, enredados el uno en el otro. 

Demi enterró sus uñas en la ancha espalda de Joe y se dejó llevar, gritando su nombre, al orgasmo. Una, dos embestidas después Joe se unió a ella al dulce calvario del placer y a su cuerpo lo inundó una paz sobrehumana.

Después de recostarse y sentir las pequeñas y tiernas manos de Demi felicidad ganó a la culpa que lo carcomía por no haberle creído desde un principio. La abrazó con fuerza y escuchó su suspiro.

-¿Demi?
-¿Mmm? - logró decir ella adormilada.

- ¿Sabes que ya no puedes irte, verdad? Ahora me perteneces. - Hubo un instante de silencio.

-Siempre fui tuya Joe, siempre...- La respiración acompasada y suave le informó que estaba dormida, dormida y con él, y no pensaba dejarla marchar.

Inocencia Capitulo 14




-Joe...- Susurró asustada. No tuvo tiempo a decir nada más, las fuertes manos de este la atrajeron hacía si y sus labios tomaron los de ella con rabia, intentó apartar su rostro del beso forzado, pero Joe agarró su rostro con fuerza e introdujo su lengua, Demi se sintió mareada, colocó sus manos en su pecho.

Los labios de Joe besaron su frente antes de apretarla contra su cuerpo. El corazón de Demi latía rápidamente y las manos le temblaban.

-No vuelvas a desaparecer, ¿Por que te has ido? - Murmuraba contra su frente.

-Joe, yo...
- Lo se... Maldita sea, es culpa mía. Esta estúpida boda ha puesto a todos de los nervios, una boda sencilla habría sido lo más fácil, pero la muy zo*rra de Cassandra...

-oh Joe... no, yo... - se alejó de él y sintió un enorme vacío en su pecho.- No quiero que seguir aquí. He, he conseguido un nuevo pasaporte... vuelvo a casa.

-¡NO! - El grito angustiado de Joe partió su corazón. - No te puedes ir, prometiste, tú prometiste...

-Sé lo que prometí, lo sé... pero no puedo...- Esto último lo dijo en un susurro y sintió los fornidos brazos de Joe rodear su cuerpo por detrás y apretarla con fuerza.

-No te vayas. - La giró y sus ojos se encontraron. -Déjame... podemos intentarlo...
-Yo...
-Tu solo piénsalo Demi, pero no te marches, aún no.

Los labios de Joe descendieron por su garganta y un suave cosquilleo invadió el cuerpo de Demi. 

Las manos masculinas comenzaron a abrir cada botón de la camiseta, alzó la vista y Demi se fundió en su mirada. Con cada botón abierto la respiración se volvía más pesada, hasta que logró abrirla del todo y la deslizó por sus hombros hasta caer al suelo.

Enredó sus grandes manos en la estrecha cintura de Demi y buscó sus labios con pasión y desenfreno. 

Esta jadeó y buscó más de esos labios sabor a miel, soltó un pequeño grito cuando Joe la levantó en volandas y la llevó hasta la pequeña cama, acomodó sus cuerpos en ella y se encargó de hacer desaparecer los pantalones de Demi.

La joven se arqueó ante las caricias tiernas de su amado y ayudó a liberarlo de sus prendas. Cuando los dos estuvieron completamente desnudos, Demi se jactó de tocar y saborear cada parte del cuerpo de Joe, este besaba y devorada igualmente el de Demi.

Demi sintió los dedos ágiles de Joe bajar hasta su capullo y acariciar esa parte que tan deseosa estaba, jamás había sentido ese ardor, ese deseo salvaje por alguien.

- Joe, por favor...- Rogó mientras restregaba su cuerpo con el de él. Este la miró fijamente a los ojos, de manera penetrante casi dura.

 Abrió las piernas de Demi sin dejar de mirarla y se colocó encima de ella, su respiración era acelerada y sus cuerpos ya sudaban y transpiraban de expectación.
-¿Estas segura?

Demi asintió con dificultad y el cuerpo tembloroso.

Joe la penetró y Demi gritó de dolor, el cuerpo masculino se tensó y buscó con la mirada la verdad de su inocencia en los ojos de Demi. Joe hizo amago de retirarse pero Demi lo retuvo con sus piernas.
-No...
- Demi...- susurró él, con ojos llenos de culpa y remordimiento. - Tranquila... no pienso hacerte daño...

-Lo sé.- Respondió ella con lagrimas en los ojos. Joe las secó con besos tiernos y comenzó a moverse suave y lentamente. El dolor fue remplazado por placer enfebrecido. Demi se arqueó al cuerpo de Joe, buscando más su contacto y deseando más y más.

Las acometidas de Joe se hicieron más rápidas y los jadeos más profundos, sus cuerpos sudorosos buscaban la cima. Las uñas de Demi arañaban la espalda de Demi.

 Sus cuerpos se convulsionaron juntos y el placer que recorrió sus cuerpos los dejó mareados. Joe buscó los labios de esta intentando acallar los gritos de placer de ambos.

Joe se recostó contra la mullida cama y apretó contra si el cuerpo flácido y relajado de Demi. Besó su frente sudorosa y observó como la joven se dejaba llevar por el cansancio y el sueño. 

Inocencia Capitulo 13



-Si quiero. - Fue la frase más difícil de pronunciar de todo el día, pensó Demi. Mirando los penetrantes ojos marrones con motitas doradas. En su rostro no había expresión alguna y esa mirada que para todos profesaba amor hacia ella, solo mostraba resentimiento.
Joe le dio un suave y casto beso que hizo que todos los presentes - menos Cassandra- se levantaran y aplaudieran. 


Demi se sentía como una gran mentira, aún peor que cuando escapó de su tío antes de que la violara o le hiciera algo peor. Las ganas de vomitar no se desvanecían y le dolían las mejillas de sonreír.

Por fin llego el banquete y Demi desapareció hacia los baños, cerró con fuerza la puerta y se apoyó contra esta. Escucho el sonido de tacones entrando al lavabo.


-¿Viste el horrible vestido de la novia? - masculló una voz femenina.
-Si, me recuerda a un trapo viejo y desgastado. - Respondió otra.
-Fue una boda romantiquisima, quitando el hecho de que se casa con una pobretona. - Dijo la primera.


-Es una pena que Joe se haya casado...
-No te creas, ese matrimonio no durara mucho.
-¿Tu crees?
-Estoy segura.


Las dos mujeres se marcharon mientras la pobre Demi rompía en llanto. Las lagrimas le cegaban la vista. 


Se derrumbó en el frío suelo y después de soltar el enorme nudo acumulado en su pecho, pudo respirar aliviada. Al levantar la cabeza se encontró observando el enorme ventanal que probablemente daba a un callejón de Atenas. La idea de escapar se hizo cada vez más atractiva.

Al final se subió a la tapa del váter y se arremangó el vestido hasta los muslos, confirmo que era un callejón. Con cuidado apartó la enorme puerta de la ventana y la abrió de par en par. 


Asegurándose que nadie la esperaba fuera deslizó su cuerpo- primero las piernas y luego el tronco y su cabeza, se apoyó en la ventana y saltó al callejón. La caída hizo resonar los huesos y músculos de su cuerpo.

Camino despacio por el callejón y al llegar a la salida de este con el corazón en la mano, corrió como alma libre por el primer cruce que encontró.
Todo era un desastre. Se encontraba sola en una habitación fría, sin sus cosas ni su pasaporte - el cual Joe le había quitado al llegar a Grecia - Trabajaba en un restaurante y el dueño le había cedidó una de las habitaciones libres del motel de al lado. 

Dormía a ratos por que el enorme dolor que se acumulaba en su pecho la estaba volviendo loca aparte de que se encontraba perdida en medio de una enorme ciudad y sin ningún conocido -aparte de Joe - del que no quería ni en pensar, pero el único que no escapaba de sus pensamientos.

Habían pasado exactamente veinte días desde su inminente boda y ella se sentía más sola que cualquiera. Había conseguido llamar a su madre, quien le había prometido enviar dinero para el viaje de vuelta después de reñirla por haberse ido sin avisarla y luego otro tanto por haber "perdido" su pasaporte. También había ido a inmigración, alegando "perdida de pasaporte" y estos a los dos días ya le habían entregado uno nuevo.


Estaba preparando lo poco de ropa que había podido recolectar esos días cuando la puerta de su pequeño, frío pero acogedor cuarto sonó.


-Ya voy. -Gritó mientras terminaba de meter una camisa. Camino por la habitación pensando que tal vez fuera Frank, el camarero que solía subirle comida. Abrió la puerta con una sonrisa, pero esta se borró al ver a su mayor pesadilla allí parado mirandola.

jueves, 24 de octubre de 2013

Inocencia Capitulo 12





-¿¡De que co*ño estas hablando!?- casi grito Joe. Cassandra regaló una de sus miradas tristes y fingió preocupación.
-Joe, cariño, lo siento mucho. Es lo que ha exigido el notario, no sabes cuanto lo siento...

-¿Que más dijo el notario?- Joe ignoró sus palabras y la fulminó con la mirada.

- Ya sabes. No dejaba de repetir que era importante que te casaras pronto. La fortuna que te dejó tu padre esta en juego.
-¿Que quiere decir? - Murmuró Demi preocupada.

-Oh querida, es muy sencillo. Joe tiene que casarse y creo personalmente, que ya que vuestra relación acaba de empezar, no deberíais lanzaros de golpe al matrimonio, es algo muy serio. - Respondió Cassandra.

-Ay Dios...- susurró horrorizada Demi, al pensar que Joe podía perder su herencia.

-Lo comprendo querida, demasiada presión para una chiquilla...
-Corta el rollo Cassandra, tú tenías su edad cuando te casaste con mi padre y solo han pasado diez años de aquello. - replicó Joe algo palido. - 

Demi y yo llevamos muy poco tiempo juntos, es cierto. - Entonces la miró fijamente y apretó su brazo advirtiéndole que no protestara. - Pero creo que estamos preparados para casarnos. - Se suponía que su mirada era de adoración y amor, pero Demi solo podía ver rabia y frustración.

-Pero Joe...- comenzó a quejarse Cassandra.
-Pero nada. - La interrumpió Joe. - Agradezco que me hallas informado de lo que ocurre, esto sera perfecto para Demi y para mi.
-Yo no quería decir....! - Intentó hablar Cassandra.

-No importa Cassandra, estoy cansado y creo que Demi también. Buenas noches.

Apretando con fuerza la cintura de Demi se giró con ella a su lado, Demi vio de reojo a la muy furiosa Cassandra y eso solo logró ponerla más nerviosa. Al llegar a su habitación , después de que Joe cerrara la puerta tras el en un gran silencio, Demi se derrumbó sobre uno de los muebles y miró como él se movía frenético de un lado a otro nervioso.

-Joe...- intentó decir algo, pero no comprendía como habían llegado a esos extremos. Él se paró y la miró fijamente con rabia.
-Esto es lo que querías ¿No? verme atrapado. ¡Que me casara contigo! - Le gritó furioso.

-¿De que estas hablando? - logró articular Demi.
-Sabes perfectamente de que estoy hablando. ¡Lo sabías desde el principio! Jo*der y yo que pensaba dejarte ir. Eres una actriz estupenda Demi Stone.

-Yo no...!
-Tu nunca... ¡Nunca! - Golpeó con fuerza la pared y Demi escuchó un leve chasquido, lo oyó maldecir por lo bajo. Se acercó despacio.
-Joe...?

-Déjame!! déjame, jo*der! - Se volteó y la fulminó con la mirada. - No te me acerques, eres igual a todas. Pero las cosas van a ser muy distintas, hasta ahora has ganado Demi, no te durara mucho.

-Que me estas diciendo?- murmuró ella poniéndose pálida.

-Te estoy diciendo que tú y yo, Demi Stone. Estamos en el mismo bando y después de la boda, que se va a celebrar te guste o no, tu harás todo lo que yo te diga. Ha quedado claro.

Los siguientes dos días fueron un infierno para Demi. Después de las palabras de Joe aun se recordaba intentando explicarle que ella no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo, pero él no quiso escucharla. Joe le dejó claro que se casarían y que le haría la vida imposible si se negaba.

Los preparativos de la boda habían empezado al día siguiente, Demi supo que era mejor que no dijera nada y mientras las gemelas parecían emocionadas por la boda, Cassandra vivía discutiendo con Joe por cualquier cosa.

Demi solía esconderse detrás de la casa, junto a la bonita cascada en la que Joe la había besado. La joven solía llevar un libro y pasarse horas allí sin hacer nada estrictamente necesario, mientras Joe trabajaba en Atenas.

Eran ya pasadas las cuatro y Demi se encontraba arreglando algunas de las flores del jardín, con un enorme sombrero de paja en su cabeza y las mejillas sonrojadas por el calor. Llevaba una camiseta sin mangas negra, unos pantalones cortos y unas sandalias amarillas. Su cabello estaba recogido en una larga trenza que caía en un costado medio desecha.

-¡Booo! - Gritó Nick por detrás haciendo saltar a Demi. Esta se llevó la mano al corazón y lo miró moribunda.

-¡Casi me matas! - Acababa de conocer la actitud maliciosa de su cuñado y no la encontraba del todo agradable.

-Deberías ver tu cara, te has puesto pálida. - La chinchó este.
- No hace gracias. - murmuró fingiendo estar enfurruñada.
- Claro que lo hace. - Dijo este tocando la punta de su nariz como solía hacer desde que la conocía.

-Puede, solo un poco. - Demi escuchó la carcajada de Nick y sonrió. Este tomó sus manos y la acercó hacia sí, juntandolas en su pecho. Su cuñado la miró a los ojos divertido y de repente, Demi se encontró dentro de la cascada y bañada de pies a cabeza. Escuchó su risa y lo fulminó.

-¡Nick! - Gritó. Salió de prisa de la fuente , entrevió la manguera en una esquina y corrió hacia ella. Apretó con fuerza y roció a Nick con ganas, este gritó con ganas y comenzó a perseguirla por el jardín mientras se mojaban divertidos. 

Terminaron los dos demasiado empapados. Su cuñado estaba sonrojado y la miraba con picardia, algo que Demi no comprendió.

-Vaya, vaya... - escuchó a sus espaldas. Al darse la vuelta se encontró con un Joe que sonreía sarcásticamente.

-Veo que te diviertes con mi mujer. - dijo Joe realzando el "mi". Nick sonrió divertido y le paso el enorme brazo por los pequeños hombros de Demi.

-Solo estábamos pasando el rato Danger, no te sulfures. Demi estaba aquí, sola de la muerte y pensé que tal vez le gustaría divertirse un poco, ya que Su prometido la ignora.

-Cállate Nick. - Masculló Joe. Demi vio como su "cuñado" levantaba sus manos en modo de rendición y caminaba hasta casa.
-Nos vemos Demi. - le dijo y ella asintió y sonrió.

-¿Qué crees que estás haciendo? - le gruñó Joe. Demi abrió los ojos alucinada por su reacción, aunque ya estaba más que acostumbrada a que le gruñera por todo y la tratara como una fulana.
-Solo intento ser agradable.

-Medio desnuda y mojada. ¡Delante de mi hermano!
-Estábamos jugando.

-¡Te lo quieres tirar! ¿No? ¿Es eso, Demi? No puedes dejar tus manos quietas.

-¡Pero de que hablas! - Le gritó ella exasperada.

-Te has cansado de mi y ahora vas a por mi hermano. Eres una...
-¡No te atrevas! - exclamó esta. - ¡Estoy harta de ti y de lo que piensas que soy y de como me comporto, déjame en paz!

-Ni en sueños, Stone.
-¿Que te he hecho?
-¡Has arruinado mis planes! - Demi se puso pálida. -Te paseas medio desnuda frente a todos y quieres que no haga nada. Pues bien, te lo advierto Demi no estoy jugando.

-Nunca lo pensé, es que no se de que...

-¡Se te marcan los pezones maldita sea! - Demi bajó la mirada y exclamo al ver los dos puntos duros que se veían entre la camisa, se llevó las manos a ellos e intentó cubrirlos.

-No lo hagas, ¡Dios! - masculló el acercándola a su pecho. Colocó sus fuertes y grandes manos en aquellos montículos y Demi jadeó. Joe la miró con deseo, con hambre.

-Tú eres mía. - exclamó él tomando su boca con fuerza y acariciando su pecho. Demi se derritió al instante y se dejo llevar por esa deliciosa sensación que la envolvía. 

Sintió una de sus manos entre su camisa empapada, subir por su espalda y acariciarla, hasta llegar a su pecho desnudo, lo escuchó jadear y sintió hervir su cuerpo cuando apretó su pecho y tiró de su pezón. -Mía. - Masculló y al separarse de ella sus ojos ardían como llamas. 

La acercó más a su cuerpo para que sintiera su excitación. - Dios, cuanto te deseo. - Demi tembló en sus brazos.



De repente, Demi dejo de sentir sus brazos y mirarla anonadado. Lo oyó mascullar algo.


-Cámbiate, en una hora nos marchamos a Atenas. - Después de eso, se giró y se marchó dejando a Demi anonadada y confusa.




Inocencia Capitulo 11




-No quiero marcharme...- susurró Demi mirándolo fijamente a los ojos. - sé que... Bueno lo que - soltó un sonoro suspiro- sabes de mi hace que nO puedas confiar en mi, pero yo... - Demi se giró a observar desde el balcón.- yo aprecio mucho este lugar, me encanta Grecia, es preciosa... Me gustaría quedarme un poco más.

Joe se quedo callado unos minutos observandola sin comprender. Como ella había dicho, sabia perfectamente como eran las mujeres de su calaña.

 Todas se dejaban llevar por la ambición y la codicia, todas frías y vacías por dentro. Lo que no llegaba a comprender era como Demi la mujer a la que había creído calar al instante pudiera verse tan frágil y delicada, desbordando ternura, dulzura hasta cariño. 

Joe miraba maravillado como su cabello se enredada alrededor de su rostro con mejillas sonrojadas y sus ojos brillantes.
-Sabes que si decides quedarte las cosas cambiaran.- dijo el.
- Cosas? - ella intentaba fingir confusión.

- Si Demi, si te quedas, no me detendré hasta que estes en mi cama.
Demi se estremeció y se abrazo a si misma.

- Demi, si te quedas. Serás mía. - Joe intento controlar el amasijo de sentimientos que lo recorrían. Tensó espero que ella decidiera marcharse por mucho que le fastidiara la idea. Pero entonces, ella alzó sus ojos verdes empeñados de pequeñas motitas doradas.
- Lo sé y no me importa.

Demi esperaba impaciente la reacción de Joe pero este la tomó con fuerza de sus delicados hombros y la apretó contra su cuerpo. 

Sus labios atacaron los de Demi con brusquedad pero ella no se dejo amedrentar y busco su lengua, escucho como el grunia y con sus manos recorría su espalda, hasta llegar a su cadera y acariciar con sus dedos de forma circular su cintura.
- No te marcharás?
-No.

-Cuando esto se acabe, todo terminara. No volveremos a vernos, ni hablarnos. Sera como si no hubiera sucedido. Pero mientras ocurre eso. Eres mía Demi Stone.


Al volver a la mansión una Cassandra en vuelta en un apretado pijama de seda roja que se ajustaba a sus curvas hasta sus muslos, enseñando sus largas piernas de infarto y la abertura de su escote caía hasta su ombligo dejando entrever sus bien dotados pechos y una cintura escultural. 

Fruncia el ceño y miraba con clara satisfacción a Demi, la cual escondía su rostro sonrojado por sus besos y la brisa. Demi se sintió mas que estúpida con su diminuta cintura, sus piernas normales y sus pechos pequeños. Aunque Joe parecía no darse cuenta.

- Cassandra.- Saludo el con un asentimiento de cabeza.
- Pense que os quedaríais en la ciudad - le sonrió con sorna a Demi - veo que no.

- Demi y yo hemos recorrido toda atenas y estamos un poco cansados. Veo que ya. Cenasteis con lo que no tengo que perder tiempo.- murmuro mirando con deseo a Demi.- Nos vemos en el desayuno.- se despidió de la mujer que lo miraba furiosa.

-Joe! Querido, tenemos que hablar seriamente. - su voz sonaba ronca y quebrada estaba claro que no aceptaría un no.
- Esta noche no, Cassandra.

- Es muy importante. - Insistió la mujer.

-podremos hablarlo mañana.- dijo girandose y llevando consigo a Demi.
- Es sobre tu padre.- Joe paro en seco y la miro interesado. Cassandra lo miro tranquilamente.

-de que se trata?
- es mejor que lo hablemos en privado. - dijo mirando a Demi.
- Yo... Estoy cansada, subire a acostarme.




-No. Demi es mi prometida Cassandra todo lo que tenga que ver conmigo tiene que ver con ella.

Entraron en el gran despacho que aun olía a el viejo tabaco de Justino Jonas. Cassandra se sentó en la butaca donde antiguamente se sentaba el antiguo patriarca de la familia. 

Demi vio a Joe apretar la mandíbula ante tal acción así que la joven apretó con cariño su fuerte brazo.



- Dime que quieres Cassandra, estoy cansado y deseo irme a la cama pronto. - masculló deslizando su mano por la prieta cintura de Demi.



La rubia lo miro fijamente y luego fulminó con la mirada a Demi.



- bien, recuerdas el testamento que leyeron el día del entierro de tu padre?
- Claro que lo recuerdo. Es el mismo que dice que tienes que marcharte de esta casa en dos meses. - Cassandra tomo un tono pálido y gruño por lo bajo.
- En el tambien pone que debes casarte.



- no necesariamente...- comenzó a decir.
- Lo siento querido pero las cosas han cambiado. Ayer vino el notario de tu padre y me enseño algo completamente diferente.



- a que te refieres?- Joe apretaba su cintura con fuerza y a Demi le costaba respirar de tanto que la apretaba a su pecho. Colocó sus manos en su pecho intentando apartarlo un poco sin resultado.



- A que tu padre dejo un testamento completamente distinto para ti y para mi. En este dice- hizo un silencio dramático que a Demi le molesto. - Que si en exactamente dos meses no estas casado...
- Que? Que tratas de decirme Cassandra.?
- Si no te casas, toda tu herencia. Pasa a ser mía.

jueves, 17 de octubre de 2013

Camino a la Fama Capitulo 39




Ella se volteó un segundo para notar a Joseph de pie en el centro de la cocina, mirando la puerta por la que había salido Darius. No podía precisar que veía en su rostro, parecía que por un instante una nota de dolor atravesó sus ojos azules. 

Pero era algo nuevo, no era la clase de dolor que ella había visto en otras ocasiones, él parecía triste. Verdaderamente triste. La teoría de que Joseph llevaba más tiempo en la cocina de lo que ellos creían, la golpeó sin previo aviso.
Volvió a escrutarlo con detenimiento y no le cupo duda, él sí había estado escuchando su conversación con Darius. ¿Se sentiría mal por eso? ¿O su dolor provenía de otra parte?

— ¿Estas bien?—Le preguntó obligándolo a mirarla. Al instante su expresión se recompuso, como si repentinamente hubiese notado que no se había quedado solo esos segundos.

—Perfectamente—No había fuerza en esa aseveración, Demi enarcó ambas cejas en duda y él sonrió pasando por alto su gesto. —Terminaras por marear esa comida—Se acercó y desde su espalda tomó la cuchara,

envolviendo su mano en el proceso. Luego simplemente dio vueltas el pollo y tras cargar una pequeña cantidad de salsa, se inclinó por su lateral para llevársela a los labios.

En ningún momento la tocó más allá del contacto de sus manos, pero el calor de su cuerpo prácticamente reclamaba todo el aire puro a su alrededor. Ella no tenía que tocarlo para ser consciente de su presencia, de su colonia y de su mirada fija en el perfil de su rostro. Sacudió la cabeza escapando de sus ojos, él solo quería fastidiarla o ponerla nerviosa, pero ella también tenía cartas en esa mano. Estaba harta de esa actitud avasalladora, Demi no era una niña que se dejaba manejar por el muchachito guapo. Debía atacar también y esperar bajarle esos aires de superioridad.

— ¿Cómo era tu madre?—Joseph no se movió, la mano que sostenía la suya aflojó su amarre notoriamente y Demi supo que lo tenía atrapado. Aun no existía ser humano vivo sin punto débil y por supuesto que él no sería la excepción. ¿Estaba siendo maliciosa al ponerlo incomodo? Tal vez, pero no se podía decir que él era un completo santo.
—Le falta sal—Evasiva número uno.

Joseph la soltó y se dirigió hacia donde ella suponían guardaban la sal. Demi lo siguió con la mirada, dándole a entender que aun esperaba una respuesta. Él la ignoró.

—Darius parecía amarla mucho—Pasó junto a ella para echarle la sal a la salsa, luego le dio la espalda con metódica indiferencia. —Nunca me hablaste de ella, parecía una gran mujer.

Finalmente Joseph la enfrentó, sus ojos azules lucían molestos, con una nota de incredulidad que rayaba en lo irónico. Como si le preguntara sin palabras ¿Por qué? Eso era lo que ella veía, la duda, la ira y el dolor todos mezclados en una misma mirada. Su plan tambaleó notoriamente ante eso, no quería lastimarlo, pero él tampoco le daba opciones al tenerla de prisionera en su casa ¿verdad?

¿Acaso Joseph no la lastimaba con sus acusaciones? ¿Acaso ella no tenia derecho a buscar defenderse de alguna forma? Tal vez irse por ese lado no era lo más apropiado, pero debía poner un alto a todo ese absurdo. La gente normal no secuestraba a sus colegas, la gente normal ciertamente no se planteaba amenazar a alguien y cinco minutos después arrinconarlo en la cocina. Joseph necesitaba unas clases de gente normal y con urgencia.

— ¿Qué quieres Demi? —Inquirió con tirantes en su voz — ¿Vamos a jugar a los psicólogos? ¿Cómo es esto?—Se detuvo a pocos centímetros de ella, su máscara de condescendencia había tomado sus rasgos una vez más. — ¿Tú preguntas? ¿Yo pregunto?—Avanzó un paso más—Porque si mal no recuerdo, aquí a la que le haría falta alguna charla sobre madres es a ti.

—Joseph, solo…
—No—La silencio alzando una mano— ¿Quieres jugar? Juguemos—Una nota burlona decoraba su timbre—Veamos, pregunta número uno ¿Cuántos amantes tuvo tu madre?—No la dejo abrir la boca, añadiendo: —La mía solo estuvo con mi padre, murió cuando yo tenía diez años. Creo que en eso gana la tuya— Demi frunció el ceño, lista para abofetearlo pero una fuerza sobrehumana la detuvo. Algo le advertía que aquello era de 

esperarse. Cuando Joseph escuchaba algo que no lo hacia feliz, saltaba justo a la yugular de su interlocutor.
—Eso no es gracioso—replicó con voz dura.

— ¿No? A mí me parece muy educativo en verdad. —Ella apartó la vista renuente a seguir con esa conversación absurda, estaba claro que Joseph seguiría siendo él hasta el final. ¿En qué pensaba al creer que podía castigarlo de algún modo? Joseph la tomó por la barbilla, claramente él aun tenía más que decir—Segunda pregunta…
—Basta, Joseph.

— ¿Con cuántos hermanos compartes padre? Yo con mi única hermana ¿Tú?—hizo un gesto como si pensara la respuesta—Con ninguno ¿verdad? Hm eso no habla bien de ti, Demi, eso no habla bien de tus raíces.

Eso lo sintió como un golpe a su autoestima, una cosa era que hablara de su madre otra diferente era que la pusiera a su misma altura. Ella mas que nadie sabia de donde venia y que él usara eso para lastimarla, dolía mas que cualquier insulto o golpe que hubiera recibido antes.
—Suficiente. —Le espetó en un susurró contenido.
—Tercera pregunta.
— ¡Basta!—Él puso ambas manos a sus laterales, acorralándola contra la encimera, su expresión una cruda advertencia.

—La próxima vez que quieras jugar conmigo, escoge mejor el tópico, Demi. Está claro que en este tema, tu llevas las de perder—Se dio la vuelta para salir de la cocina, ella tomó una profunda inhalación antes de encontrar su voz.

—Eres un imbécil—Joseph se volvió para fulminarla con la mirada, pero eso no la amilano—Tal vez mi mamá sea una puta, pero es la única que tengo y no te permito que hablas así de ella. —Él se encogió de hombros como toda respuesta. —Sabes qué Joseph, muérete.
— ¡Que dura!—Demi sacudió la cabeza y dejando la cuchara a un lado se dirigió a la puerta de vaivén. — ¡Demi!—La llamó, como si tuviera algún derecho a que le devolviera la atención.
—No me toques—Se liberó de él tan rápido como la había rozado. —Ni se te ocurra tocarme.
Demi…—Joseph la siguió por el pasillo, volviéndola a tomar del antebrazo—Detente ¿Quieres?—Ella lo miró pestañando con fuerza, no le iba a dejar ver lo que sus palabras le causaban—Lo siento. Demi
—Te odio.
—No, no me odias—Le alzó el rostro para que lo mirara, ella le golpeó la mano— ¿Estas llorando?
— ¿Esto?—dijo tocándose una lagrima—No, esto es resultado de una mala cirugía. —Mintió tratando de sonreír, aunque lejos de eso quedo su mueca. Muy lejos.

—Venga, niña no era mi intención.
—No soy niña y si era tu intención—Él negó con vehemencia, volviendo a aferrar su barbilla. ¡Que hombre más insistente!


—No quería hacerte llorar, es que…—Demi enarcó las cejas aguardando, dado que no tenia muchas mas opciones. —Me tomaste con la guardia baja. —Ella apartó la mirada, mordiéndose el labio para no admitir