-¿Cómo. Puedes saberlo?
preguntó él-. ¿No te abandonaran los tuyos?
-Sí. Pero es que ellas
eran muy jóvenes. Dos chiquillos. La responsabilidad de pór parecerles
terrible. Intentaran ponerse en contacto can miga mía vez. Mi tía les dijo...
que yo había muerto. A mí no me lo contó hasta poco antes de morir. Y
entonces era ya demasiado tarde. .
-Miley...
-No podemos volver atrás
ninguno de los dos –continuó ella-. Tenemos que sacar el mayor partido de lo
que tenemos.
-¿Lamentas que te haya dejado
embarazada? –preguntó Nick. .
-Ya te dije que estaba muy
contenta -murmuró ella, sonriendo-. No he tenido nunca nada mío.
Nick levantó la cabeza y
la miró a los ojos.
-Yo nunca te haría daño
-prosiguió Miley-. Nunca, aunque pudiera. Ella era una mujer horrible y tú eras
joven y vulnerable. Pero estoy segura de que tus padres lo entendieron, aunque
estuviesen muy dolidos. Y no me creo que te odiasen.
Nick se levantó y encendió
un cigarro. Miley, que tenía las gafas quitadas, no advirtió el temblor de sus.
Manos. Se volvió a poner las gafas
y se incorporó. .
-Tengo que ir a la
librería -dijo-. Demi tiene que ir a cortarse el pelo a las .doce.
-No estás en condiciones
de ir a trabajar -replicó Nick en tono cortante.
-¡Tonterías! Me tiemblan
un poco las piernas, pero eso es todo. Tengo un negocio del que preocuparme.
'-Tienes un niño del que
preocuparte -la corrigió él-. Llama a Demi y dile que cierre cuando se marche a
la peluquería.
-No -dijo ella en tono
desafiante, levantándose de la cama.
Nick se encogió de
hombros. Miley se quitó la combinación
y las medias pensando que
la cuestión ya estaba zanjada.
Él esperó a que empezase a
sacarse el vestido' por encima de la cabeza. Entonces se acercó a ella y, antes
de que Miley tuviese tiempo de reaccionar, le quitó el resto de la ropa y la
metió en la cama. '
Luego echó la ropa en un
armario, lo cerró con llave y se guardó la llave en el bolsillo. .
Miley se quedó inmóvil,
con la sábana hasta el cuello, mirándole con ojos como platos.
Nick descolgó el teléfono
y le preguntó- el número de la librería. Sin pensar en lo que hacía, Miley se
lo dijo.
-¿Demi?, soy Nick. Miley
dice que cierres la librería cuando te vayas a cortar el pelo. Hoy se va a
quedar en la cama.
Sí, de acuerdo, lo haré. .
Colgó el teléfono y,
volviéndose hacia Miley, le dijo:
-Ahora te quedas ahí hasta
que yo te diga que puedes levantarte.
-¡No lo haré!
-Muy bien. Levántate
entonces.
Miley hizo ademán de
incorporarse, pero se acordó de que estaba desnuda y volvió a tumbarse otra
vez.
. -Quiero mi ropa.
-La tendrás mañana.
-La quiero ahora.
-Vuélvete a dormir. No son
más que las nueve -replicó
Nick-. Yo limpiaré la
cocina. .
Antes de salir de la
habitación, se volvió a mirarla y añadió: -Te pareces mucho a Gabby.
.Antes de que Miley
pudiese responderle algo, ya se había ido.
¿Sería Gabby la mujer de
su pasado?, se preguntó tristemente. Se quitó las gafas y se apoyó de lado en
la cama, dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Estaba segura de
que Nick la odiaba. ¿Por qué, si no, iba a haber dicho una cosa así?
Por fin se quedó dormida,
estaba ya bien entrada la tarde cuando se despertó y encontró su ropa a los
pies de la cama y una nota debajo de la almohada. Desdobló el papel con aire
somnoliento y lo leyó:
«Puedes ponerte la ropa, pero no salgas del apartamento.
He ido a hacer unas compras. Volveré sobre las cinco Nick».
Miró el reloj de la
mesilla de noche y vio que eran casi las cinco. Se levantó a toda prisa de la
cama para vestirse antes de que él volviera.
Cuando Nick volvió,
llevando' una bolsa llena de- comestibles, ella estaba acurrucada en el sofá,
con los libros de contabilidad esparcidos a su alrededor.
_Bueno, alguien tiene que
hacer estos papeleos -le dijo con gesto obstinado--. Y ya que no me dejas hacer
mi trabajo...
-Ojo por ojo -replicó él-.
Tú tampoco me dejas hacer el mío.
-Es que a mí no me van a
matar por vender libros.
-Me gusta 'la idea de ser
padre ahora que estoy acostumbrado a ella dijo Nick, dejando la bolsa en la mesa
de la cocina-, así que no voy a dejar que corras, el riesgo de perder al mamo.
-Haces, que parezca que
no, me ocupo en absoluto de él -replicó Miley.
-Deja ya de buscar pelea
conmigo' dijo él, empezando a meter la comida en el frigorífico--. No quiero
discutir contigo.
-No estoy buscando pelea.
Únicamente le costaba creer
que estuviese preocupado por
ella. Apartó los papeles y
se fue a la cocina a beber algo frío. El calor era sofocante, y el pequeño
aparato de aire acondicionado de la ventana casi no se notaba.
-¿Tienes calor? -le
preguntó Nick-. Haré que traigan. un nuevo aparato de aire acondicionado
-No -replicó 'ella
tercamente-. Me gusta el que tengo.
La cogió de los' brazos y
la hizo ponerse enfrente de él. No vas a ganar, así que deja de intentado.
Tengo que ir a Chicago el lunes.
-¿Por trabajo? -preguntó Miley
sin mirar de, tratando de aparentar que no le importaba.
-Sí.: repuso él, acariciándole los brazos-. No te
hago ninguna promesa.
-¿Te he pedido yo alguna?
-No. Eres demasiado
orgullosa como para pedir algo que te ofrezcan.
Se inclinó para besarla,
pero ella apartó la cara.
Nick apretó los puños y se
apartó de ella, sintiendo un dolor nuevo e inesperado. Suspiró airadamente.
¿Cómo era posible!
que aquella mujer le
hubiera llegado tan adentro? Le dieron ganas de empezar a romper cosas.
-No me voy a ir del país
-dijo secamente-. Un amigo mío ha formado una compañía especializada en
tácticas, antiterroristas, para empresas privadas. Le hacía falta un experto en
logística y me preguntó que si me interesaba. Le contesté que sí.
A Miley le pareció
increíble que se planteara siquiera cambiar de profesión. ¿Tanto le importaba
el niño? Sí, pensó, seguro que sí. Tenía cicatrices muy profundas en el
corazón. Quizá nunca se había recuperado verdaderamente de ellas. Ella no tenía
ni la belleza ni la experiencia necesarias para adueñarse de su corazón y nO
era suficiente que Nick la deseara. Un hombre podía sentir deseo casi por
cualquier mujer, guapa o no,
-Está un poco lejos para
ir y volver todos los días. Sí repuso él se aproximó a ella, pero sin acercarse
demasiado. Se la quedó mirando y ella le devolvió la mirada. Se fijó en lo alto
y lo fornido que era. Tenia una cara que hubiera envidiado hasta una estrella
de cine facciones regulares, ojos negros y brillantes, labios gruesos...
-Eso ya lo discutimos hace
tiempo -continuó Nick-. No me importa la distancia que haya. Por ahora creo que
es mejor que tú te quedes aquí. Estarías mucho tiempo sola en Chicago, aunque
estoy seguro de que Gabby te cuidaría.
-¿Gabby?
-Gabby Brettman -le
explicó él-. Está casada con uno de mis. mejores amigos, un abogado. Gabby
siguió a J.D. a través de la selva de América Central, con un fusil
AK-47. Con él retó a un
terrorista y salvó la vida a J.D. Es toda una mujer.
¡Así que Gabby no era la
mujer de su pasado! Y él la admiraba... había dicho que ella se parecía mucho a
Gabby. Nick se sonrojó.
-Ahora atas cabos,
¿verdad? -añadió Nick suavemente--. ¿Qué pensaste que quería decir cuando te
comparé con ella?
--Creí... que era la mujer
que te había traicionado.
¡,-Ya veo que no me
entiendes mejor a mí de lo que yo te entiendo a ti. ¿Qué te parece si te vienes
unos días a Chicago conmigo? Así conocerás a mis amigos' y sabrás algo más de
mí.
-No sé -contestó ella,
dudando.
-Mi apartamento tiene dos dormitorios. No
tendrás que dormir conmigo.
-No sé por qué ibas a
querer que lo hiciera -replicó Miley, sentándose en el sofá y volviendo a coger
los libros de contabilidad-. Hay muchas chicas guapas en... ¡Nick!