lunes, 20 de agosto de 2012

Unas Locas Vacaciones Cap 25




-¿Cómo. Puedes saberlo? preguntó él-. ¿No te abandonaran los tuyos?
-Sí. Pero es que ellas eran muy jóvenes. Dos chiquillos. La responsabilidad de pór parecerles terrible. Intentaran ponerse en contacto can miga mía vez. Mi tía les dijo... que yo había muerto. A mí no me lo contó hasta poco antes de morir. Y entonces  era ya demasiado tarde. .
-Miley...

-No podemos volver atrás ninguno de los dos –continuó ella-. Tenemos que sacar el mayor partido de lo que tenemos.
-¿Lamentas que te haya dejado embarazada? –preguntó Nick. .
-Ya te dije que estaba muy contenta -murmuró ella, sonriendo-. No he tenido nunca nada mío.
Nick levantó la cabeza y la miró a los ojos.
-Yo nunca te haría daño -prosiguió Miley-. Nunca, aunque pudiera. Ella era una mujer horrible y tú eras joven y vulnerable. Pero estoy segura de que tus padres lo entendieron, aunque estuviesen muy dolidos. Y no me creo que te odiasen.

Nick se levantó y encendió un cigarro. Miley, que tenía las gafas quitadas, no advirtió el temblor de sus. Manos. Se volvió a poner las gafas y se incorporó.  .
-Tengo que ir a la librería -dijo-. Demi tiene que ir a cortarse el pelo a las .doce.
-No estás en condiciones de ir a trabajar -replicó Nick en tono cortante.
-¡Tonterías! Me tiemblan un poco las piernas, pero eso es todo. Tengo un negocio del que preocuparme.
'-Tienes un niño del que preocuparte -la corrigió él-. Llama a Demi y dile que cierre cuando se marche a la peluquería.
-No -dijo ella en tono desafiante, levantándose de la cama.
Nick se encogió de hombros. Miley se quitó la combinación
y las medias pensando que la cuestión ya estaba zanjada.

Él esperó a que empezase a sacarse el vestido' por encima de la cabeza. Entonces se acercó a ella y, antes de que Miley tuviese tiempo de reaccionar, le quitó el resto de la ropa y la metió en la cama.     '

Luego echó la ropa en un armario, lo cerró con llave y se guardó la llave en el bolsillo. .
Miley se quedó inmóvil, con la sábana hasta el cuello, mirándole con ojos como platos.
Nick descolgó el teléfono y le preguntó- el número de la librería. Sin pensar en lo que hacía, Miley se lo dijo.
-¿Demi?, soy Nick. Miley dice que cierres la librería cuando te vayas a cortar el pelo. Hoy se va a quedar en la cama.
Sí, de acuerdo, lo haré.     .
Colgó el teléfono y, volviéndose hacia Miley, le dijo:
-Ahora te quedas ahí hasta que yo te diga que puedes levantarte.
-¡No lo haré!
-Muy bien. Levántate entonces.
Miley hizo ademán de incorporarse, pero se acordó de que estaba desnuda y volvió a tumbarse otra vez.
. -Quiero mi ropa.
-La tendrás mañana.
-La quiero ahora.
-Vuélvete a dormir. No son más que las nueve -replicó
Nick-. Yo limpiaré la cocina. .
Antes de salir de la habitación, se volvió a mirarla y añadió: -Te pareces mucho a Gabby.
.Antes de que Miley pudiese responderle algo, ya se había ido.
¿Sería Gabby la mujer de su pasado?, se preguntó tristemente. Se quitó las gafas y se apoyó de lado en la cama, dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Estaba segura de que Nick la odiaba. ¿Por qué, si no, iba a haber dicho una cosa así?

Por fin se quedó dormida, estaba ya bien entrada la tarde cuando se despertó y encontró su ropa a los pies de la cama y una nota debajo de la almohada. Desdobló el papel con aire somnoliento y lo leyó:
«Puedes ponerte la ropa, pero no salgas del apartamento.
He ido a hacer unas compras. Volveré sobre las cinco Nick».

Miró el reloj de la mesilla de noche y vio que eran casi las cinco. Se levantó a toda prisa de la cama para vestirse antes de que él volviera.
Cuando Nick volvió, llevando' una bolsa llena de- comestibles, ella estaba acurrucada en el sofá, con los libros de contabilidad esparcidos a su alrededor.
_Bueno, alguien tiene que hacer estos papeleos -le dijo con gesto obstinado--. Y ya que no me dejas hacer mi trabajo...

-Ojo por ojo -replicó él-. Tú tampoco me dejas hacer el mío.
-Es que a mí no me van a matar por vender libros.
-Me gusta 'la idea de ser padre ahora que estoy acostumbrado a ella dijo Nick, dejando la bolsa en la mesa de la cocina-, así que no voy a dejar que corras, el riesgo de perder al mamo.
-Haces, que parezca que no, me ocupo en absoluto de él -replicó Miley.
-Deja ya de buscar pelea conmigo' dijo él, empezando a meter la comida en el frigorífico--. No quiero discutir contigo.
-No estoy buscando pelea.

Únicamente le costaba creer que estuviese preocupado por
ella. Apartó los papeles y se fue a la cocina a beber algo frío. El calor era sofocante, y el pequeño aparato de aire acondicionado de la ventana casi no se notaba.
-¿Tienes calor? -le preguntó Nick-. Haré que traigan. un nuevo aparato de aire acondicionado
-No -replicó 'ella tercamente-. Me gusta el que tengo.
La cogió de los' brazos y la hizo ponerse enfrente de él. No vas a ganar, así que deja de intentado. Tengo que ir a Chicago el lunes.
-¿Por trabajo? -preguntó Miley sin mirar de, tratando de aparentar que no le importaba.

-Sí.:  repuso él, acariciándole los brazos-. No te hago ninguna  promesa.
-¿Te he pedido yo alguna?
-No. Eres demasiado orgullosa como para pedir algo que te ofrezcan.
Se inclinó para besarla, pero ella apartó la cara.
Nick apretó los puños y se apartó de ella, sintiendo un dolor nuevo e inesperado. Suspiró airadamente. ¿Cómo era posible!
que aquella mujer le hubiera llegado tan adentro? Le dieron ganas de empezar a romper cosas.
-No me voy a ir del país -dijo secamente-. Un amigo mío ha formado una compañía especializada en tácticas, antiterroristas, para empresas privadas. Le hacía falta un experto en logística y me preguntó que si me interesaba. Le contesté que sí.

A Miley le pareció increíble que se planteara siquiera cambiar de profesión. ¿Tanto le importaba el niño? Sí, pensó, seguro que sí. Tenía cicatrices muy profundas en el corazón. Quizá nunca se había recuperado verdaderamente de ellas. Ella no tenía ni la belleza ni la experiencia necesarias para adueñarse de su corazón y nO era suficiente que Nick la deseara. Un hombre podía sentir deseo casi por cualquier mujer, guapa o no,

-Está un poco lejos para ir y volver todos los días. Sí repuso él se aproximó a ella, pero sin acercarse demasiado. Se la quedó mirando y ella le devolvió la mirada. Se fijó en lo alto y lo fornido que era. Tenia una cara que hubiera envidiado hasta una estrella de cine facciones regulares, ojos negros y brillantes, labios gruesos...

-Eso ya lo discutimos hace tiempo -continuó Nick-. No me importa la distancia que haya. Por ahora creo que es mejor que tú te quedes aquí. Estarías mucho tiempo sola en Chicago, aunque estoy seguro de que Gabby te cuidaría.
-¿Gabby?
-Gabby Brettman -le explicó él-. Está casada con uno de mis. mejores amigos, un abogado. Gabby siguió a J.D. a través de la selva de América Central, con un fusil
AK-47. Con él retó a un terrorista y salvó la vida a J.D. Es toda una mujer.
¡Así que Gabby no era la mujer de su pasado! Y él la admiraba... había dicho que ella se parecía mucho a Gabby. Nick se sonrojó.

-Ahora atas cabos, ¿verdad? -añadió Nick suavemente--. ¿Qué pensaste que quería decir cuando te comparé con ella?
--Creí... que era la mujer que te había traicionado.
¡,-Ya veo que no me entiendes mejor a mí de lo que yo te entiendo a ti. ¿Qué te parece si te vienes unos días a Chicago conmigo? Así conocerás a mis amigos' y sabrás algo más de mí.

-No sé -contestó ella, dudando.
 -Mi apartamento tiene dos dormitorios. No tendrás que dormir conmigo.
-No sé por qué ibas a querer que lo hiciera -replicó Miley, sentándose en el sofá y volviendo a coger los libros de contabilidad-. Hay muchas chicas guapas en... ¡Nick!


Unas Locas Vacaciones Cap 24




Demi tenía razón, debería haber tenido más juicio en México. Era increíble lo lejos que había llegado, hasta acabar tasándose con un desconocido. No era propio en ella.

y ahora él se senda, responsable por lo que ,había hecho, y quería cuidarla. Casi se echó a llorar al pensado. Porque no lo hacía porque la quisiese, sino porque el niño era culpa suya.

¿Cómo iba ella a soportar el día tras día, sabiendo que el niño era lo único que le ataba a ella, que cuando aquello pasase, se volvería,.a marchar?   .
-Déjalo ya -murmuró Demi, acercándose a ella-. Deja de atormentarte. Al menos le preocupas lo suficiente como para que haya decidido cuidarte, ¿no?
-¿Tú crees? -preguntó Miley con los. Ojos llenos de lágrimas.
-"'-Estuvo rugiendo como, una fiera cuando pasó por aquí camino del aeropuerto -repuso Demi-. Pero no era todo sentimiento de culpabilidad. Está de verdad preocupado por ti.

-Se quedó horrorizado cuando vio que estaba embarazada, Demi. Y, cuando fuimos a mi apartamento... me dijo cosas muy duras.       .
-Nada que sintiera verdaderamente, me imagino -dijo Demi, dándole una palmadita en la mano--. Pero tienes que dejar de preocuparte. No te hace ningún bien.

-Me dijo que tenía que ver a una gente.
-Si te dijo que volvería, lo hará. No puedes atar a un hombre así.
-Me moriría si lo perdiese -murmuró Miley, cerrando los ojos-. Le ofrecí el divorcio, pero no aceptó. No 'puedo soportar no ser nada más que una responsabilidad.
-En cuanto te conozca mejor, eso cambiaría. Y ahora, ocúpate en algo: Es la mejor terapia que conozco contra la preocupación. ¿Vale?
-Vale.
Pero, 'según iban transcurriendo los días, la incertidumbre aumentaba. ¿Y si no volvía más? ¿Y si la gente a la que había ido a ver le hablaba de otra misión y él no podía. Resistir aceptarla?

El viernes por la tarde, cuando Miley se marchaba, le pidió a Demi que abriese a la mañana siguiente, porque ella quería dormir hasta tarde. Estaba cansada, y la preocupación empeoraba aún más las cosas. Demi fue a decir algo, pero al parecer se lo pensó mejor.
A Miley le despertó algo. Algo que se movía junto a ella, que se apoyaba en la cama.
Nick la estaba mirando con una expresión llena de ansiedad. Le parecía que Miley tenía aún peor aspecto que cuando la había dejado. La recorrió con los ojos, pero esta vez no la tocó.

Ella no quería, recordó amargamente, ella ya no quería ningún contacto físico con él. Miley parpadeó y casi extendió el brazo para tocarle. ¿Era real? Se fijó en que llevaba puesto un impermeable y tenía el pelo húmedo.       
-No te esperaba tan temprano le dijo con voz somnolienta-. ¿Está lloviendo?
-A cántaros -contestó él, incorporándose-, Demi se está ocupando de la tienda, ¿no?
-Sí. ¿Te apetece desayunar algo? -le preguntó Miley, aunque, sólo el pensar en comida le causaba ya problemas, 
-Ya he desayunado en el avión. ¿Te apetece algo a ti? -Ahora no. Tomo tostadas cuando me levanto.
-Puedo hacértelas yo.

Ella le miró con airé desconfiado y sonrió.
-:'Te aseguro que sé tostar pan  añadió 'Nick-. Cuando estaba en una misión con el grupo, solíamos turnarnos para hacernos la comida.    .
-Esa... gente a la que tenías que ver... -empezó Miley, bajando los ojos-. Perdona. No me incumbe en absoluto.
Se levantó despacio porque cualquier movimiento brusco podría producirle náuseas.
Nick se sentía como si le hubiesen dado un puñetazo en el estómago. ¡Que no le incumbía! ¿Perder que no le importaba?

Se dio media vuelta y se dirigió a la cocina con aire malhumorado. Miley suspiró tristemente, preguntándose qué habría hecho mal  y entró al baño.
Cuando se reunió con él, las tostadas estaban ya encima de la mesa. Miley se había puesto un vestido floreado e iba descalza. Estaba muy pálida.
-Gracias -dijo sentándose a la mesa. _Tienes mal' aspecto -replicó él. -Estoy embarazada.

-Sí, ya me he dado cuenta -replicó Nick con sorna. -Por las mañanas no me siento bien -le explicó ella-. Es normal. Y en cuanto a lo de tener mal aspecto, como tú dices, siempre lo he tenido. Soy una solterona anticuada.
-, Vaya malhumor -murmuró Nick, sonriendo--. Anda, cómete tus tostadas,. Gruñona.        '
-No tienes por qué sentirte responsable de mí -le espetó ella fríamente-. Ya te lo dije, no hace falta que te quedes. Puedo tener al niño yo sola. - '
-Claro que puedes -replicó Nick con sarcasmo--. Por eso tienes ese aspecto tan saludable.
-¡Estaría mejor de salud si te marcharas! -exclamó ella.
Dejó la tostada que había cogido y se levantó, pero inmediatamente volvió a sentarse, 'tragando saliva rápidamente.

Nick fue al baño y volvió con una toalla húmeda. Luego se arrodilló junto a ella y se la pasó por la frente, el cuello y la bota.
-¿Estás bien ya? -le preguntó en un tono tan cariñoso que hizo que a Miley se le llenaron los ojos de lágrimas.
-Sí _respondió ella.
-Esto es mío --dijo Nick, acariciándole el vientre con aire protector-. Yo lo puse ahí_ Y, hasta que nazca y haya pasado el peligro, pienso quedarme contigo.
-Oh, por favor, vete -murmuró 'ella con la voz ahogada por los sollozos-. Por favor...

Nick la' atrajo hacia sí y la abrazó. Al aspirar el olor a colonia y a tabaco, Miley sintió en su interior una oleada de placer. Aquello no era algo permanente, tuvo que recordarse, era algo temporal. Hasta que el niño naciera. Sería mejor que no se acostumbrase al calor de-aquellos brazos.
-Iba a esperar hasta más tarde para discutir esto contigo -dijo Nick tras un minuto-, pero creo que es mejor que hablemos ahora. Ven.       '       .
La cogió en brazos y la llevó al dormitorio.
La dejó en la cama y se la quedó mirando.

-:-Me estás matando -dijo Miley con voz temblorosa.
-Ya lo veo. Pero no puedo amarte. Perdóname, te... tengo mucho cariño...
Le quitó las, gafas y las dejó en la mesilla de noche. Luego le enjugó las lágrimas con un pico de la sábana.
_Pero el amor que había en mí murió hace tiempo. No me puedo permitir el lujo de que me importe alguien, no con el tipo de trabajo que tengo.
-Te quiero -susurró ella con voz ronca de dolor:
-Ya lo sé.

,¡Maldita sea! Tenía que contárselo. Quizá así lo entendiese mejor.
-La única mujer a la que he querido desesperadamente -continuó Nick- se quedó embarazada y el niño era mío. El día en que me abandonó' me dijo que había abortado. Se rió de ello. ¡Qué absurdo, me dijo, pensar que hubiera podido querer un hijo mío! ¡Se deshizo de él como si fuera basura!
Ahora lo comprendida todo, pensó Miley. Ahora todo cobraba sentido.
--Cuando te vi embarazada, todos esos recuerdos me volvieron a la cabeza como una fiebre -prosiguió él-,-. Tú no me conoces. Lo que , soy ahora, es porque ella hizo que me...

Miley le acarició la boca. Pobre hombre pensó. ¡Cuánto se torturaba! .
-Mis padres' me odiaran -añadió Nick-. '¡Murieran odiándome!
,-Ven aquí -dijo. Miley, abrazándole y haciendo que se echara junto a ella.  '
Nick se estremeció y' ella cerró los, ojos. Tal vez no la quisiera, pero la necesitaba.
-Los padres no odian a sus hijos -añadió, acariciándole el pelo..

Unas Locas Vacaciones cap 23



Cuando vio la cara de asombro que ponía l.D. y Gabby, Nick pensó que, después de todo, casarse había merecido la pena. .

J.D. Brettman era alto y moreno. Era un ex-mercenario que ahora ejercía de abogado en Chicago y Gabby Darwin Brettman había sido su secretaria antes de casarse con él. Nick le había oído hablar de ella a First, otro miembro del grupo, que le había contado lo' accidentado que había sido 'el noviazgo, y por fin la había conocido. Ahora necesitaba consejo, y no podía   pensar en nadie mejor a quien recurrir que J.D.
-¿Casado? -preguntó J.D.-. ¿Tú?
Nick se encogió de hombros. Vio la expresión divertida con que le miraba Gabby y se echó a reír.
-Es culpa tuya -le dijo--. Nunca me habría fijado en ella de no ser por ti. Hasta que J.D. se casó contigo, pensaba que las mujeres eran incapaces de ser sinceras.
-También cambió mis puntos de vista -intervino l.D., acariciando a Gabby.
Nick se acercó a la ventana y Se quedó mirando con expresión ausente.
-No sé qué hacer -admitió--. Pensé que iba a seguir trabajando y que cada uno tendríamos nuestra vida. Pero ella no quiere acceder a eso. Dice que no puede aceptarlo sabiendo lo que hago cuando estoy' fuera.

-Vaya hacer cé;lfé –dijo J.D., levantándose-. Gabby, haz compañía a Nick, ¿quieres Por supuesto _repuso ella, acercándose a la ventana y poniéndose junto a Nick.  ,

-Yo estuve a punto de abandonar a I.D cuándo creí que podría volver a su trabajo -continuó--. Yo tampoco podía aceptarlo. No soy una cobarde, pero la incertidumbre habría acabado con todo mi valor. Si hubiera sido un policía o se hubiera ocupado de hacer cumplir la ley, supongo que yo habría tenido que sacar el mejor partido de ello. Pero la clase de trabajo que hace no es fácil de aceptar para una mujer. Es terriblemente peligroso.

-¿Gabby, cómo te habrías sentido si I.D., no hubiera sido capaz de abandonar su trabajo,.. y tú hubieras estado embarazada?
A Gabby se le llenaron los ojos de lágrimas.
-¡Oh, Dios! -exclamó Nick al verlo.
-Lo siento dijo Gabby-. Es que tengo muchas ganas de tener un hijo. Pero I.D. y yo no hemos 'podido tenerlo. Si yo hubiera estado embarazada y él se hubiera ido a la guerra creo que me habría muerto.
Nick intentó hablar, pero no pudo.     .

-Quería decirte que Apollo salió absuelto de todos los cargos que había contra él dijo J.D. minutos después, cuando llegó con el café.
-¿Conseguiste tú que le absolvieran? -preguntó Nick, alegrándose por la suerte de su amigo y camarada.
j.D. asintió.
-Me costó un poco. Pero era inocente; eso ayudó. ¿Sabes que ha abierto un negocio? -añadió.
-¿Sí? ¿Y qué hace?
-Es una firma especializada en la enseñanza de tácticas antiterroristas a empresas internacionales. Tiene más trabajo del
Que quiere. Es 'un trabajo emocionante. Incluso un poco arriesgado. Me preguntó si a ti te interesaría. Le hace falta alguien que tenga experiencia en táctica y estrategia.
Un trabajo de oficina dijo Nick despectivamente. En absoluto. Vete a verle.
-No sé si podré establecerme en un sitio.


-Yo tampoco lo sabía -replicó .D. mirando a Gabby, que estaba escribiendo una carta en el escritorio--. Pero no me resultó difícil decidir lo que significaba más, unas cuantas emociones peligrosas, o ella. Ella es mi mundo.
-Miley está embarazada -murmuró Nick, y-¿Es tuyo? -preguntó JD.
-No- me cabe ninguna duda --'repuso Nick, sonriendo.

Más tarde fue a ver a Apollo Blain, el hombre de color que había formado parte de su unidad desde que J.D. y First la habían fundado años atrás. Apollo, le sonrió desde detrás de su escritorio. Tenía mi aire eficiente y próspero.

-¿Cansado de planear combates? -le preguntó Apollo con una sonrisa, estrechándole la mano-. Ayúdame a salvar a ejecutivos barrigudos de los terroristas. Es infinitamente más seguro y el sueldo es bueno.
JD. Me dijo que quizá me gustase -dijo Nick, sentándose en un sillón-. Me he casado

-¿Tú? --'replicó Apollo, palpándose la frente-. Dios mío, debo de tener una fiebre tremenda. Creí que habías dicho que te habías casado.
-Eso he dicho. Y tengo un hijo en camino.
-Será mejor que me tumbe un poco. .
-Primero vamos a hablar de lo del trabajo dijo Nick. -¿De veras te interesa.
Nick asintió.
-No sé si podré aguantar. Esa es la pura verdad. Pero creo que tengo que intentarlo, por ella.   
Apollo lanzó un silbido.      .
-:'Vaya, me gustaría conocer a esa señora. ¿Se parece a Gabby?
-Mucho.
-Espero que no haya más de esas rondando por ahí -dijo
Apollo con un estremecimiento--. Hasta First está al' borde, con la madre de Gabby. En fin, ya está bien de ese tema. Mira, esto es lo que tenía pensado, échale un vistazo...
Nick encendió un cigarrillo y escuchó atentamente. Sí, parecía un trabajo interesante. Burlar a los terroristas. Sonrió. Tal vez podría hasta disfrutar con ello. Se arrellanó en el sillón mientras Apollo le explicaba las líneas generales del proyecto.

Cuando Miley le contó á su mejor amiga lo que había pasado, Demi no hizo casi comentarios, únicamente masculló algo dé una jaula y un látigo.
-No es tan difícil cuando le conoces -le dijo Miley, sonriendo--. Y tienes que admitir que es increíblemente guapo.
-El que sea guapo no tiene nada que ver -replicó Demi  secamente, pero luego se echó a reír.
Miley también se rió, pero poco a poco se puso seria. Se pasó .la mano por el vientre con aire absorto y se acercó al mostrador.

Todo parecía como un  sueño. La única realidad que le quedaba era el niño. ¿Cómo iba a arreglárselas para vivir con un marido que se sentía atrapado? No podía olvidar la cara que había puesto cuando había visto que estaba embarazada, no podía olvidar lo que le había dicho. Nick se había disculpado, pero ella no lo podía olvidar. Él no quería al niño por alguna razón y, aunque la deseaba a ella, no la quería. Sus sentimientos eran superficiales, nada en lo que se pudiera basar un matrimonio.

Hojeó unas hojas de pedidos que había encima del mostrador sin darse cuenta de lo que leía, sin oír lo que decía Demi, que ayudaba a una cliente a encontrar los libros que le pedía.

viernes, 17 de agosto de 2012

Errores Del Ayer Cap 13






El sonido de la puerta al cerrarse sacó a Joe de la bruma en que se encontraba desde que las luces de la camioneta habían iluminado a Demi en el balancín con Ryan acunado en sus brazos. ¿Había algo más dulce para la vista de un hombre agotado que la imagen de una mujer y un niño esperando su regreso?
— ¿Cuánto tiempo lleva dormido? —pregunto.

—Más o menos una hora —Demi miró a Ryan y sonrió—. Quería esperarte despierto, pero no lo ha conseguido. Le he prometido que tú lo acostarías.
Joe se sentó junto a ella.
—Siento haberme retrasado tanto, pero han tenido que operar a Jim de la pierna y, como no tiene familia por aquí, Whiskers y yo hemos esperado hasta que ha salido del quirófano —se encogió de hombros—. No nos ha parecido bien dejarlo sólo.
Demi asintió.
—Habéis hecho lo correcto. Es triste estar en un hospital sabiendo que no hay nadie cerca que se preocupe por uno.
Joe la miró. Estaba seguro de que había hablado por experiencia.
— ¿Qué pasó?
—Caí con pulmonía después de una gripe severa y tuve que ser hospitalizada.
— ¿Y tu hermano? ¿No estaba contigo?
Demi suspiró.
—Como siempre, Cooper estaba en algún rodeo. Yo no sabía dónde ni cómo ponerme en contacto con él.
— ¿No podrías haber avisado a tus padres?

—Mi padre había tenido un accidente —Demi hizo una pausa y suspiró profundamente—. Nunca llegó a recuperarse del todo. Murió un año después. Eso fue mucho antes de mi estancia en el hospital.
—¿Y tu madre?
—Mamá… —la voz de Demi se quebró—… también se había ido.
Instintivamente, Joe pasó un brazo por sus hombros y la atrajo hacia sí. Ella trató de apartarse, pero la retuvo a su lado. Se dijo que solo le estaba ofreciendo consuelo, apoyo. Pero la sensación de tenerla junto a sí le hizo admitir enseguida que había estado buscando una excusa para poder volver a abrazarla.
—Creo que será mejor que vayamos a acostarnos —murmuró Demi con voz ligeramente temblorosa.
Joe tragó saliva.
— ¿Qué?

—Es tarde. Necesitamos dormir —Demi le entregó al niño y luego se levantó—. Cuando mañana termine de trabajar con Satin hablaré con Brad para que me diga donde me necesita para trabajar.
Joe la miró, confundido.
— ¿De qué estás hablando?
—Con Jim en el hospital te falta un hombre —Demi se encogió de hombros—. No se me ocurre ningún motivo por el que no pueda echar una mano.
—Ni hablar.

—No seas ridículo. Te vendrá bien la ayuda, y a mí no me importa en lo más mínimo ofrecértela.
—He dicho que no —insistió Joe.
Demi apoyó las manos en sus caderas y lo miró con gesto desafiante.
— ¿Y puede saberse por qué? Soy perfectamente capaz de trasladar ganado, arreglar alambradas y comprobar el estado de los pozos.
Joe se puso en pie.
—Es un trabajo duro y sucio.
Demi arqueó una ceja.
— ¿Y adiestrar caballos no?
—No forma parte de tu contrato.
—Tampoco forma parte de mi contrato limpiar cocinas apestadas por una mofeta, y eso no pareció preocuparte.

Al ver que Ryan se removía a causa de las voces, Joe bajó la suya.
—Hablaremos de eso por la mañana.
Demi alzó las manos al pasar junto a él.
— ¡Muy bien!

—Ya veremos si te parece «muy bien» mañana —murmuró Joe mientras la puerta se cerraba tras ella.
El mero hecho de pensar que Demi pudiera sufrir un percance similar al de Jim hacía que se le encogiera el estómago, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera para impedirlo.


Errores Del Ayer Cap 12




Joe sabía que se estaba comportando como un idiota, pero no podía evitarlo. Sin decir nada, sacó una venda del botiquín, vendó con ella a Jim y luego lo ayudó a ponerse en pie sobre su pierna buena.
—No nos va a quedar más remedio que ir juntos en el caballo —dijo—. ¿Crees que podrás sostenerte en la silla, Jim?
Con los labios blancos a causa del dolor, el joven vaquero asintió.
—Lo intentaré.
—Puede venir conmigo —ofreció demi.
Joe negó con la cabeza.
—Va a necesitar apoyarse, y tú no eres lo suficientemente fuerte.
—Soy más fuerte de lo que parezco.
—No seas ridícula…
—Si no os importa —interrumpió Jim—, querría que me viera un doctor antes de que se me caiga la pierna.
—Trae aquí los caballos, Demi —dijo Joe, avergonzado. Jim necesitaba atención médica urgente y todo lo que se le ocurría hacer era discutir con ella.

Cuando los caballos estuvieron a su lado, volvió a colocar las alforjas y ayudó a Jim a montar. Luego montó tras él. Al notar que el cuerpo del joven se relajaba por completo lo sujetó con ambas manos.
—Aguanta —murmuró, a pesar de saber que había perdido el conocimiento—. Whiskers nos espera en el arroyo.
Media hora más tarde respiró aliviado al ver a Whiskers y a Ryan esperándolos con una de las camionetas abiertas del rancho.
—He puesto unas mantas en la parte trasera para que Jim pueda ir tumbado —dijo el viejo cocinero—. ¿Cuánto tiempo lleva desmayado?

—Desde que hemos salido del cañón —Joe condujo su caballo hasta la parte trasera de la camioneta, desmontó sobre la plataforma y luego tumbó a Jim sobre las mantas—. Además de una pierna rota, creo que se ha roto un par de costillas y está parcialmente deshidratado.
— ¿Se va a poner bien, papá? —preguntó Ryan con voz temblorosa.
Joe saltó de la parte trasera de la camioneta y tomó a su hijo en brazos.
—Claro que sí. Vamos a llevarlo al hospital de Amarillo y allí lo dejarán como nuevo.
—No me gustan los hospitales —dijo el niño, lloroso—. La gente que entra en ellos nunca sale.
El corazón de Joe se encogió al ver el miedo que reflejaban los ojos de su hijo. Desde que su madre había muerto, le aterrorizaban los hospitales. Lo abrazó y trató de tranquilizarlo.
—En los hospitales también se cura mucha gente.
Demi desmontó y se acercó a ellos.
—Ryan, ¿quieres volver a casa conmigo mientras tu padre y Whiskers llevan a Jim al hospital? Así, podríamos terminar nuestra partida de cartas.
El niño miró a Joe con gesto esperanzado.
— ¿Puedo, papá?
Joe miró a Demi. Su tranquilizadora sonrisa le hizo sonreír a su vez.
—Claro. Si a ella no le importa.
—Por supuesto que no me importa —Demi tomó a Ryan en brazos y lo sentó en el caballo—. Tú lleva a Jim al hospital. Te estaremos esperando en casa.
Joe la miró un momento más antes de subir a la parte trasera de la camioneta. Trató de ignorar la reacción que le habían producido sus palabras, los sentimientos que habían evocado. Pero saber que lo estaría esperando a su regreso hizo que su corazón latiera más deprisa.

Demi estaba sentada en el balancín del porche con Ryan dormido en su regazó. Siempre había querido tener hijos y, si las cosas hubieran salido como las había planeado, en aquellos momentos tendría uno de aproximadamente la misma edad. Un niño o una niña de pelo rubio y ojos verdes como los de su padre.
Por primera vez en seis años se permitió recordar libremente al joven con el que había planeado casarse. Pero la imagen de su rostro ya no era tan intensa y clara como lo había sido. El paso del tiempo había sanado en gran parte el dolor de perderlo, y también había situado a Dan en un cómodo lugar del pasado.
Un pasado con el que había aprendido a vivir, pero que no olvidaría nunca.

Durante largo tiempo había esperado que alguien la despertara, que le dijera que todo había sido una terrible pesadilla, que Dan no se había ido. Pero así había sido, y nada en el mundo podía cambiar esa realidad.
Ahora volvía a esperar. A saber cómo estaba Jim. A Joe.
Su pulso se aceleró al ver que se acercaban las luces de un vehículo. La espera había terminado. Joe estaba en casa.
— ¿Cómo está Jim? —preguntó en cuanto Joe y Whiskers subieron al porche.
—Se va a poner bien —dijo Whiskers, y a continuación bostezó aparatosamente—. Me estoy haciendo demasiado viejo para estos trajines. Nos vemos por la mañana.

Errores Del Ayer Cap 11



—Ahí está —Demi se estremeció al ver el cuerpo caído en el suelo. Rogando para que no fuera demasiado tarde, saltó del caballo y corrió junto al hombre—. Jim. Jim, despierta.
Joe se arrodilló y apoyó los dedos contra el cuello del joven vaquero.

—Su pulso es fuerte, pero creo que está prácticamente deshidratado —tomó su cantimplora y empapó el pañuelo que Jim llevaba al cuello—. Trata de despertarlo para que podamos darle un poco de agua.
Demi se colocó de manera que su cuerpo protegiera del ardiente sol al vaquero.
—Vamos, Jim —dijo mientras le humedecía el rostro—. Tienes que despertarte.
Joe se acercó con las alforjas y las dejó en el suelo. Luego desabrochó la camisa de Jim y deslizó las manos por su torso.

—Por el moretón que tiene en el costado, yo diría que se ha roto un par de costillas —señaló con una mano el extraño ángulo de una de las piernas—. Debe tenerla rota por debajo de la rodilla.
Cuando desgarró con el cuchillo la tela del pantalón, la visión de la pierna retorcida hizo que Demi apartara la vista.
— ¿Vas a estar bien? —preguntó Joe.
—Sí —contestó ella, y su expresión reveló a Joe que iba a utilizar sus agallas para hacer lo que hubiera que hacer.
—Bien, porque la inflamación en torno a su bota está cortando la circulación de su pie. Vas a tener que sujetarle la pierna con firmeza mientras yo trato de quitársela. ¿Crees que podrás hacerlo?
—Sí —replicó Demi, pálida, pero con expresión resuelta.

Joe la miró y supo que no se iba a rajar, por muy desagradable que pudiera llegar a ser la situación. Las palabras de Whiskers resonaron en su mente. «Sí, señor. Cuando es necesario, seguro que lo da todo hasta que ya no le queda nada dentro».
Siguiendo un repentino impulso, se inclinó hacia ella, apoyó una mano tras su nuca y le dio un rápido y duro beso.
—Sigue así, querida. Lo estás haciendo muy bien —solo pretendía que fuera un beso de ánimo, pero su cuerpo parecía tener otra opinión—. ¿Estás lista? —preguntó, decidido a ignorar la repentina tensión de su bragueta.

Demi apretó los labios y alargó las manos para sujetar la pierna de Jim. Era evidente que le estaba costando, pero no se iba a echar atrás. Joe admiraba aquella clase de agallas.
Desgarró la costura lateral de la bota.
—Sujétalo con firmeza mientras trato de quitársela.
Jim recuperó la consciencia en ese momento y gimió.
—Duele… mucho.
—Aguanta solo un poco más, amigo —para distraerlo de su evidente dolor, Joe preguntó—: ¿Qué ha pasado?
—Regresaba del cañón… cuando he visto un coyote arrastrando el pellejo de un ternero —Jim contuvo el aliento mientras Joe liberaba su pie hinchado. Cuando el dolor remitió en parte, continuó—. Como un idiota, he sujetado las riendas a la silla y he sacado el rifle para cazarlo. Pero no esperaba cruzarme con una cascabel. El viejo Red la ha olfateado y se ha vuelto loco. Me ha arrojado al suelo de dos saltos y para terminar de arreglarlo me ha coceado en las costillas.
— ¿Y has atrapado al coyote?
Jim rio débilmente.

— ¡No! Se ha dado la vuelta en cuanto me ha visto y luego se ha quedado a observar el rodeo. Te juro que después de caer del caballo me ha parecido oírle reír.

—Probablemente lo haya hecho. Imagino que tú y Red habéis dado un buen espectáculo —la bota salió finalmente del pie y Joe respiró aliviado. Entregó a Demi su cantimplora—. Trata de hacerle beber un poco.
Demi colocó la cantimplora sobre los agrietados labios de Jim y este dio un sorbo.
—Es muy agradable despertar viendo el rostro de un ángel —dijo el vaquero. De pronto se puso pálido y su rostro se contrajo en una mueca de dolor.

—Tranquilo, Jim —dijo Demi con suavidad—. Ahora que estamos aquí todo va a ir bien.
Joe sintió envidia cuando vio que apoyaba una mano en la mejilla de Jim. El sonido de su aterciopelada voz pronunciando el nombre de otro hombre y la visión de su mano acariciándolo hicieron que deseara ser él el herido.
Apretó los dientes para frenar aquellos absurdos pensamientos y fue a buscar la manta que llevaba enrollada tras la silla.
—Quítate el cinturón, Demi —dijo mientras colocaba la manta junto a la pierna herida de Jim. Luego se quitó su propio cinturón—. También voy a necesitar el tuyo, Jim. ¿Puedes quitártelo?
Jim trató de erguirse, pero el dolor lo obligó a volver a recostarse contra Demi.
—Dame un minuto… para recuperar el aliento… y lo intentaré de nuevo.
—Yo te lo quito —dijo Demi.

Joe vio cómo acercaba sus manos a la hebilla del cinturón de Jim. ¿Cuántas veces a lo largo de los últimos días había imaginado que hacía aquello con él? No quería que se lo hiciera a otro hombre.
Mascullando una maldición, apartó las manos de Demi a un lado y se ocupó personalmente de retirar el cinturón de Jim.

—Sostenle la pierna mientras pongo la manta debajo —ordenó, ignorando la mirada de exasperación que le dirigió ella.
Tras envolver la pierna con la manta, colocó dos tablillas a los lados y las sujetó firmemente con los cinturones. Luego alzó la mirada y vio que Demi estaba ayudando a Jim a quitarse la camisa.
— ¿Qué crees que estás haciendo?
— ¿No has dicho que es probable que tenga dos costillas rotas?
—Sí.
— ¿Y no crees que habría que vendarle el torso?