-Miley, te
necesitan en la tienda.
Ella
se separó del microscopio binocular, se arregló el pelo y se dirigió a la
tienda donde las gemas relucían sobre terciopelo oscuro en varias vitrinas de
cristal.
Dos
dependientes muy compuestos se encontraban tras los mostradores de cristal y
miraban con una fachada de amabilidad a la mujer joven y alta cuya espalda y
postura a Miley le pareció vagamente familiar.
Cuando
la mujer se volvió hacia ella, Miley supo por qué. Era Delta.
Iba
muy bien vestida, exquisitamente maquillada y con su habitual aspecto de modelo
internacional.
«Vamos
a tener problemas», fue lo primero que pensó Miley.
-La
señorita Goodrem desea hablarle acerca del medallón que encargó en esta casa.
-Desde
luego -dijo Miley amablemente y se acercó a Delta-. Tal vez quieras enseñármelo
-dijo al tiempo que tomaba un trozo de terciopelo y lo extendía sobre el
mostrador.
-Aquí está
-dijo Delta.
Era
una hermosa pieza rectangular con cinco diamantes tallados y engarzados en oro.
La cadena que lo sujetaba era exquisita.
-Tiene
arañazos y los diamantes no son del tamaño y calidad que acordamos.
Era
exactamente la joya que Delta había encargado. Los diamantes perfectamente
cortados y engarzados.
Miley
sacó la lupa y de inmediato notó los arañazos. Había varios. Sin embargo no
había ninguno el día que le entregaron la joya a Delta ¿Intentaba
deliberadamente denigrar su experto trabajo?
-Mis notas
están en el archivo -empezó con cortesía y luego se volvió al dependiente-.
Beverly, ¿sería tan amable de traérmelas? Necesito revisar los detalles
originales con la señorita Goodrem.
Miley revisó
concienzudamente las notas e instrucciones del diseño y se tomó su tiempo para
clarificar cada punto. Cuando al fin terminó, Delta se había quedado sin
argumentos.
-Todavía
quedan los arañazos.
-Podemos
quitarlos -dijo con calma.
-Me niego a
aceptar un trabajo de artesanía defectuoso -declaró con una mirada mordaz.
-Si nos
quieres dejar la joya, repararemos los daños sin costo adicional.
-La única
solución aceptable es una indemnización -dijo con insolencia-. Quiero un
crédito total a mi nombre y me quedo con el medallón.
-Eso va en
contra de la política del establecimiento.
-Si no
aceptas mis condiciones informaré a la Asociación de Joyeros y además me encargaré de
hacer llegar el asunto a los medios de comunicación.
-Hazlo.
Mientras tanto vamos a recurrir a un joyero independiente para que examine los
arañazos y también haremos llegar su informe a los medios de comunicación.
Había
descubierto la fanfarronada de Delta y la dejó sin recursos. Delta lo sabía y
su expresión no fue agradable cuando recogió rápidamente el medallón y lo metió
en su bolso.
Con engañosa
calma, Miley se volvió a Beveriy.
-Acompañaré
a la señorita Goodrem a la puerta.
Había sido
una pequeña victoria que duró hasta que salieron a la calle.
-No creas
que has ganado -se desahogó Delta en tono perverso-. Deseo a Nick e intento
mantenerlo a mi lado.
-¿De veras?
-Miley miró los ojos entornados de la mujer-. Buena suerte.
-Aléjate de
él. He gastado demasiado tiempo y energía cultivando la relación entre
nosotros.
Por un
instante Miley pensó que Delta iba a golpearla y se preparó, pero la modelo se
limitó a proferir unos vehementes juramentos antes de alejarse.
Con
esfuerzo, Miley volvió a su trabajo y se sintió contenta cuando terminó la
jornada y pudo marcharse a casa.
La tristeza,
unida al enfrentamiento con Delta, sólo sirvieron para exacerbar sus emociones.
Habría sido
demasiado fácil enfurecerse contra el destino o hundirse en un pozo de
lágrimas.
Cuando abrió
la puerta el gato corrió hacia ella y le acarició las orejas aterciopeladas.
Entonces el felino golpeteó la cabeza contra su mano.
-Devoción
incondicional -murmuró al tiempo que acariciaba afectuosamente el suave pelaje
del animal.
Estaba sola
y no había nadie cercano a quien llamar.
Cameron
estaba en Melboume, Taylor había regresado a Italia y no podía llamar a Nick.