jueves, 7 de noviembre de 2013

Inocencia Capitulo 17

-Arreglad ese problema, pero ya. Lo quiero fuera de Grecia lo antes posible. - Masculló Joe antes de colgar el teléfono y encontrarse con Demi parada en mitad de su despacho mirándolo interrogante, alzando su perfecta y pequeña ceja en forma de pregunta.
-Tu tío Heart se marcha de Grecia.
-¿Qué has hecho? - Le preguntó ella al instante.
-¿Por qué crees que he hecho algo? - La cuestionó el sonriendole burlonamente.
-Porque te conozco y no eres de los que se quedan quietos. - Demi suspiró- Sé que lo que intentó hacerme no está bien, pero no te atrevas a hacerle daño.
-No pensaba hacerlo.
-Joe...- Le advirtió ella.
-De acuerdo, de acuerdo. - Exclamó él levantando las manos en gesto de rendición, rodeó la gran mesa de mármol y se acercó a ella, la tomó por la cintura y acercó a su cuerpo. - Sólo he mandado a mis abogados, sólo eso, le dirán que tiene que dejar el país sí no desea una denuncia por intento de violación.
-¡Joe!
-¿Qué? Así son las cosas Demi, no pienso permitir que ese cerdo esté minimamente cerca de ti y mucho menos que te toque.
Ella le sonrió y tomó su rostro en sus manos, acarició su barba espesa que ya comenzaba a crecer, sus pómulos altos y cincelados. Sus ojos se encontraron y ella comenzó a arder.
-Mía. - Repitió él como tantas otras veces.
-Eres muy posesivo. - Replicó ella en tono burlón, Joe la acercó más para que sintiera su erección, Demi jadeó.
-Soy griego cariño. - Comenzó a dar pequeños besos sobre su cuello y luego pequeños mordiscos que la dejaron mareada. - No lo olvides.
Joe acorraló a Demi contra la pared fría del despacho, sin dejar de besarla. Un cosquilleó maravilloso recorría sus cuerpos deseosos de acoplarse. Joe deslizó una de sus manos hasta la parte interna de la pierna de Demi, la levantó y la hizó enrollarla en su cadera para sentirla más cerca. Con esa misma mano, subió lentamente acariciando su piel suave y desnuda, subió y se adentró en la tela de la bata, hasta el muslo. Demi jadeó al sentir sus manos ágiles por su cuerpo. Joe no paró ahí, siguió subiendo, agarró las diminutas bragas y se las arrancó en segundos. 


Levantó la bata y se la quitó rápidamente, dejándola completamente desnuda y jadeante ante él.
Soltó un gruñido mientras la observaba, caderas estrechas, piel tersa y suave, pechos pequeños pero deliciosamente redondos y tiernos, muslos torneados, un cuello delgado y suculento y un trasero prieto y cremoso, era hermosa, sonrió de deseo, de posesión y lascivia , y toda suya.


Tomó entre sus manos los dos pequeños montes que subían y bajaban con la respiración afectada de Demi, castigo sus pequeños y sonrojados pezones, ella se apretó más a el en busca de más calor. Joe tiró su camiseta en algún lugar de la habitación y sus pantalones y calzoncillos tomaron el mismo camino. 


La enroscó de nuevo a su cuerpo, bajó su boca y atrapó ese tentador pezón entre los labios, lo cual la hizo gritar de placer. Joe gruñó mientras la levantaba sin dejar de succionar el pezón hinchado, deslizó una de sus manos por el muslo de Demi y la encontró húmeda, con otro gruñido adentró dos de sus dedos en esa cavidad pequeña, caliente y prieta.

Demi gimoteó y clavó sus uñas en la espalda de Joe, el placer y la pasión la inundaban de una manera increible, le costaba respirar y lo deseaba, lo necesitaba ya en su interior, abriendose paso en ella, llevandola más aya.


-Por favor...- suplicó, Joe dejó su pecho y levantó la mirada llena de pasión carnal, de deseo puro y duro.
-¿Que quieres Demi? Dímelo, dímelo...- Le exigía el con voz ronca sin dejar de acariciar la parte interna de su vagina que ya palpitaba de placer y anticipación a lo que se venía.


-Hazme el amor Joe, por favor, tómame. - Le pidió ella sin dejar de mirarlo y con la frente y la parte superior de sus pechos húmedos. Este lo hizo sin protestar, sin dejar de mirarla, retiró lentamente sus dedos torturándola, alzó sus caderas y colocó cada una de sus manos en sus nalgas ahora sonrojadas, despacio y tentándola la bajo, rozando su erección contra el tierno montículo, ella meció las caderas buscando de nuevo el contacto. De repente se puso serio, su rostro se sonrojó mientras se deslizaba en su interior.


-Oh...- intentó decir Demi, cerrando los ojos y disfrutando de sus cuerpos unidos. Joe jadeó y comenzó a mover sus caderas. Primero despacio, haciéndola gruñir y clavarle más las uñas en su espalda, acoplando sus caderas a cada lenta y larga embestida que la dejada aún más mojada y deseosa.


-Por favor...-Suplicó ella arrastrando sus manos por su ancha espalda y enrollando más las piernas en sus prietas caderas.- Más rapido Joe, por favor...


Él se rió contra su oído y comenzó a mover sus manos sobre sus nalgas, subiéndola y bajándola. Demi temblaba, arqueó su cuerpo y tomó las fuertes y rápidas embestidas que le impedían ver nada concreto cegada por el placer.
-Mía - Gruñó Joe contra su oído.


-Oh, si... Tuya, tuya...- Logró decir Demi antes de caer al vacío en una espiral de colores y sabores deliciosa, el clímax. Joe se abandonó gritando sobre el cuello de Demi mientras lo mordisqueaba. Luego los dos languidecieron hasta el frío suelo.

Tres meses después...

Demi llegaba con una estúpida sonrisa en el rostro después de una previa visita a Atenas. Por fin las cosas estaban bien. Sonrió aún más y colocó sus manos con ternura en su vientre aún plano; Joe se llevaría una sorpresa. Aunque bueno, no tan sorpresa, ya que no podían dejar de tocarse en ningún momento y Joe se haba convertido en un despistado en lo referente a la protección, aunque ella tampoco se salvaba. Si, las cosas estaban bien.


Bajó del coche con la ayuda del shofer que Joe le había obligado a utilizar, explicándole que era la mujer de un hombre importante, así que no podía viajas más en taxi.


Habían viajado hacía un mes a conocer a los padres y familiares de Demi. Joe comprendió porque a la chica no le gustaba hablar de ellos. Demasiado fríos y distantes para una rosa tan delicada como Demi. Al volver de Texas, Joe le había dejado claro que su familia, la que crearían ambos, sería completamente diferente.


Él la esperaba en la entrada, apoyado en una esquina de la puerta con sus fuertes manos dentro de unos Jeans desgastados. Sonreía mientras Demi llegaba hasta él, entonces la tomó de las caderas y como solía hacer siempre beso su frente antes de tomar sus labios con ternura, luego la miró muy serio.
-Tenemos que hablar. - Susurró mirándola fijamente y rozando sus labios con los de él. Demi asintió, sintiendo como las mariposas se arremolinaban en su estomago cuando supiera la noticia. "O puede que ya lo sepa" le dijo su subconsciente, no, negó mentalmente. 


Joe era un genio en su trabajo, pero en lo referente a la vida real parecía estar en cualquier parte menos allí. -Sentémonos.- le indicó Joe acomodándose en la cómoda silla del Porshe. Demi se sentó a su lado. Joe tomo una de sus manos entre la suya y levanto la otra para acariciar la mejilla de Demi con tal ternura que Demi deseó ronronear de placer.

-Te quiero Demi. - Susurró él.
-Lo sé y yo a ti. - Respondió esta, inclinándose más hacía su mano. -Te tengo que decir algo.
Él suspiró y asintió mirándola fijamente.
-Veras, hoy he ido a Atenas porque llevo algunos días sintiéndome mal. - Los ojos de Joe se agrandaron y la acercaron más a él.
-¿Qué ocurre? , ¿Estás bien?
-Si, Joe, si. Él medico me explicó que era normal.
-¿Normal?
-Sí...- Demi suspiró y tomó una de las manos de Joe y la colocó en su vientre. Este perdió el color de su rostro y abrió más aún sus ojos mirándola atentamente. - Estoy embarazada.
Demi comenzó a dudar sí la noticia lo alegraría, estaba pálido como la leche y no se movía, subía sus ojos una y otra vez, desde su rostro hasta su vientre. De repente se levantó de un salto y miró hacía el jardín.
-Joe...- Murmuró Demi asustada, entonces el se dio la vuelta con lagrimas en sus ojos y la sonrisa más dulce del mundo, tomó sus caderas y acarició su vientre como quien frota una lampara de los deseos.
-Voy ha ser papá. - Susurró, Demi asintió también con lagrimas en los ojos. - ¡Voy ha ser papá! - Exclamó y la levantó por los aires, Demi soltó un gritó al principió de sorpresa, pero luego rompió a reír, cuando la bajó, la apretó contra sí, junto sus frentes y narices. -Te amo Demi, cada día más. - Ella dejó escapar una pequeña lagrima que él limpió con un beso.
-Yo también tengo algo que decirte. Aunque ahora me parece poco con esta maravillosa noticia.
Demi lo miró intrigada y el clavó sus ojos en los de ella, ojos que desprendía total y puro amor.
-Cásate conmigo. - Demi frunció el ceño.
-Ya estamos casados Joe ¿No lo recuerdas?


-Si, no lo podría olvidar, olvidar que eres mía, pero quiero una boda de verdad. Tu y yo, con pocas personas, en el jardín que tanto has cuidado. Una boda donde no tengas que huir, donde haya una larga noche de bodas y podamos estar más unidos que nunca. Dime que si. Cásate conmigo Demi.
Ella temblaba de felicidad.
-Si mi amor, si.
Joe la beso con pasión, casi con devoción. Apretó con fuerza su cuerpo contra el suyo.


-Te amo.- Le dijo Joe con la respiración entrecortada.
-Yo también te amo. Más que a mi vida.
 


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