jueves, 22 de agosto de 2013

Un Tío Malo Capitulo 8












Demi lo siguió tras entrar a la casa. Escuchó la puerta principal cerrarse y fue hacia allá, pero para entonces Joseph ya se había ido a quien sabe dónde. Suspiro frustrada y se dirigió a su habitación aguantándose las ganas de querer estrangularlo.

Al día siguiente Demi se levantó temprano. Paso por la habitación de Joseph, con la intención de arreglar las cosas pero se encontró con la cama hecha, intacta, y Joe no se encontraba en ningún lado.

- ¿Tío?- lo llamó bajando las escaleras, pero nadie contestó. Lo buscó por la sala, por la cocina y hasta por el jardín, y aun así, no había señales de él.

No se encontraba en casa. Con los nervios de punta, optó por prepararse el desayuno ella sola. Luego se dio una ducha rápida y se vistió. 

Paso una, dos… tres horas y aun así Joseph no llegaba. Se preguntó a si misma si había llegado a casa la noche anterior a dormir. Sacudió su cabeza ante los pensamientos que se formaban en su mente y tomo sus cuadernos y libros del instituto para ponerse a estudiar. Al menos así lograría sacar a su tío de su mente.

Tiempo después, cuando Demi se encontraba estudiando Álgebra le llego un mensaje a su celular. Perezosamente estiró su brazo a través de la cama y lo alcanzó.


“Ey, pequeña. Estoy a una cuadra de tu casa. En 5 minutos más estoy allá”.

Demi dudó un poco en responder, debatiéndose a sí misma en si debía salir con Mark o no. Por un lado no quería hacer enfadar a su tío, pero por el otro no quería decepcionar a su mejor amigo. Habían estado planeando este plan durante semanas y realmente veía a Mark emocionado por la idea de conquistar a Amanda.

Maldito sea su padre al momento que se le ocurrió dejarla a cargo de su tío.

Apretó con fuerza el celular, sintiendo como la rabia se apoderaba de ella y contestó. “Ya estoy lista. Te espero”.


Se arregló, cogió su pequeño bolso y bajo las escaleras. Le escribió una pequeña nota a su tío, explicándole el motivo del por qué había salido. Después de todo, su tío sabría comprenderla. Dejo la nota pegada en la nevera y salió de la casa.

Sonrío al ver a su mejor amigo en el auto, esperándola. Se subió y lo saludó con un beso en la mejilla.
- Hola, pequeña.

- Hola Mark.- dijo sonriendo. Una sonrisa dulce, teñida ligeramente con tristeza.- ¿Cómo estás?

- Mejor que tú al parecer.- alzó una ceja.- ¿Te ocurre algo?
Demi lanzó una maldición en voz baja, odiando que la conociera tan bien. Era indiscutible, Mark la conocía perfectamente, hasta en sus más íntimos secretos. 

Era la única persona en quien podría confiar.
Ella respiro profundamente, poniéndose las gafas de sol para ocultar la tristeza que reflejaba en sus ojos. Miro por la ventana.
- Me he peleado con mi tío.
Mark bufó.


¿Aun te gusta? Pensé que ya lo habías superado.
- No me gusta.- lo fulminó con la mirada.- es solo que no me gusta estar peleada con él.

- ¿Y porque se enojó contigo?
- Porque me escuchó hablar contigo por mi celular, y pensó que me invitaste a salir. De hecho, me prohibió salir, ahora mismo no debería estar aquí…

Mark se rió con diversión.
- Eso me huele a celos.- canturreó.

Demi lo miro divertida, y le dio un pequeño en el hombro a su amigo.

- Estás loco, es imposible.
- Pff….- hizo un bufido.- ¿Por qué no? por lo que yo sé, él no es tu tío de sangre, ¿Verdad?

Demi solo negó con la cabeza.
- ¿Entonces, cual es el problema? Perfectamente podrían estar juntos.

- El problema es mi papá y mi madrastra, Mark. Ya sabes cómo es él. Lo mío con Joseph es algo imposible, por más que me guste él.
- ¡Ja! ¡Te pillé! ¡Si te gusta tu tío!- exclamo.
- ¿Qué? Yo nunca dije eso.

- Mentirosa. Admítelo, te gusta tu tío.- la molesto. Demi rodó los ojos, fastidiada.

- ¡No, no y no! y quítate esa maldita idea de la cabeza.- dijo cruzándose de brazos.

- Esta bien.- hizo un puchero, haciéndola reír.- ahora vamos al centro comercial.- metió la llave al contacto y colocó su auto en marcha.

- ¿Ya tienes pensado como invitaras a salir a Amanda?- preguntó ella.

Mark se detuvo en un semáforo para mirarla a los ojos.
- No lo sé… dime tú, ¿Hablaste con ella?- Demi asintió.- ¿Y qué te dijo?- pregunto tímido.

Demi Lo observo. Mark apretaba el volante fuertemente, y movía sus manos alrededor de este nerviosamente. Su mejor amigo estaba enamorado. Demi sonrío tiernamente, conmovida por su timidez.
- Me habló maravillas sobre ti. Le gustas, Mark.- afirmó con sinceridad.

Él dejó salir todo el aire en sus pulmones, aliviado. Demi río.
- ¿Tú crees?

- Si, créeme. Sé cuándo una chica está enamorada.- le guiño un ojo.
- ¿Lo dices por experiencia?- se rió, haciéndola enfadar.
- No.- y lo fulmino con la mirad


 __ y Mark entraron al centro comercial. Primero entraron a una tienda de vaqueros y camisetas, en donde Demi escogió para él una camisa de cuadros junto con unos pantalones azul oscuro, que hacia resaltar sus piernas naturalmente bronceadas y tonificadas. 

Mark era sin duda apuesto, con sus 17 años ya había logrado conquistar a medio instituto. 

Y Demi no se quedaba atrás, los dos eran inseparables, conocidos desde pequeños. Mucha gente creía que eran novios, pero la verdad es que no iban más allá de una bonita amistad.

Demi cruzó las piernas, mientras se abanicaba con una revista y bebía de su coca-cola.

- Ya está todo listo. ¿Dónde opinas tu que la invite a salir?- pregunto Mark, bebiendo de su zumo de naranja.

- Mmh… se nota que Amanda es una chica sencilla, así que te sugiero que la invites a una cena, nada formal.- sonrío.- si, muy romántico. Con eso bastaría.

Los ojos de Mark se iluminaron con un brillo especial, que ella notó.
- Espero que funcione, de verdad Demi, esta chica me tiene loco.

- No te preocupes, todo saldrá bien. En menos de dos segundos tendrás a Amanda bajo tus pies.- sonrío sin mostrar sus dientes.- ¿Qué hora es?

- Las diez.
- Mierda.- masculló.- que tarde es, mi tío me matara.- dijo tapándose el rostro con las manos.

- Tranquila, yo te llevo a tu casa.- se levantó de la silla y dejo un billete de 5 dólares encima de la mesa.- ¿Vamos?

Ella asintió y ambos salieron del centro comercial. Al instante Demi se colocó la chaqueta al sentir el frío de la noche rozar con su piel. Se dirigieron al estacionamiento y se subieron al auto de Mark. Al llegar a la casa de Demi, se bajaron y se despidieron.

- Gracias por ayudarme con lo de Amanda, Demi.- le dijo Mark.
- No hay de que.- sonrío.- me llamas después para saber cómo te fue con ella.

- Vale.- sonrío.- cuídate pequeña.- besó dulcemente su mejilla.
- Igual, adiós.

Mark se subió a su auto y Demi solo se movió cuando lo vio desaparecer por las calles. Se giró y se cruzó de brazos, tratando de contener el calor. 

Camino hacia la puerta principal de la casa y metió las llaves en la cerradura. Entro y la cerró. De repente, las luces se encendieron y apareció su tío al frente de ella sentado en un sillón. Tenía los puños y dientes apretados, y un músculo palpitaba en su mandíbula.

- Llegas tarde.-su voz era dura y fría. Demi tragó saliva. ¿Dónde estabas?- pregunto Joseph.

- Te deje una nota.- dijo ella para excusarse.

- Te hice una pregunta, Demi.- su mirada permaneció en ella, penetrante, fría.- ¿Dónde estabas?- repitió.
- Con Mark.- dijo simplemente.

Por un momento no pasó nada. Y luego, todo cambio. Los ojos de Joseph se oscurecieron, con algo que parecía terror y su cara se retorció en una máscara de odio. En menos de dos segundos él se levantó y se acercó a ella hecho furia. La tomo de los hombros y la sacudió bruscamente.

- ¡Te dije que no salieras con él!- y la apretó con más fuerza.
- Tío…me lastimas…- musito, con la cara llena de miedo. Jamás lo había visto así. Él aflojó su agarre, pero no la soltó. Otro sacudón.
- ¿No pudiste haberme llamado por lo menos?

- Pensé… pensé que estabas enojado conmigo.- susurro, arrastrando las palabras.

- ¿Enojado? No, no.- río con amargura y la soltó, se giró y camino por la sala un lado hacia otro. De repente, se detuvo al seco y la miro.- ¡Estoy furioso! Maldita sea Demi, estaba muy preocupado por ti.

- ¿Pero porque?- coloco sus manos en su cintura, como jarra.- no te entiendo, no estuviste en casa casi todo el día. Me dejaste sola.- sus cejas se juntaron.- por cierto, ¿A dónde estabas ayer?
- Eso no te importa.

Demi lo fulminó con la mirada. Él a su vez, la fulminó con la suya.
- ¡Ah, perfecto! Tu sales cuando quieras y yo también.
- No. Tú no puedes salir con él.

- ¿Y por qué no?

- Porque es un chico.

Por un segundo Demi no entendió. Y luego la verdad le llego de golpe. Trató de mirarlo sin que una sonrisa se le dibujara en el rostro.

- Tío, Mark es mi mejor amigo desde que tengo 8 años. Jamás ocurriría algo entre él y yo.

- ¿Y cómo puedo estar seguro de tus palabras?

Demi camino hasta quedar al frente de él. Acaricio su mejilla con la palma de su mano. La sintió áspera, pero al mismo tiempo suave.
- Solo confía en mi.- dijo mirándolo a los ojos.

Joseph atrapo su mano de la mejilla y la bajó para entrelazar sus dedos, sin dejar de mirarla a los ojos.

- Lo lamento si te asuste, princesa. Es que no soporto que salgas con un chico que no sea yo. Eres mía Demi, solamente mía.

- Y de nadie más.- completó sonriente.- tienes que saber que el único que me interesa eres tú.

- Me alegra oír eso.- sonrío.- pero aun así, he decidido poner un par de reglas en esta casa.- se soltó de su mano y camino un par de pasos hacia atrás, manteniendo distancia.
- ¿Reglas?- dijo confundida.

martes, 20 de agosto de 2013

Un Tío Malo Capitulo 7








Media hora después, Demi se encontraba afuera con Joseph disfrutando de una exquisita tarde en la piscina. 

Él la tomo de la cintura y la levanto dejándola acostada en la orilla de la piscina. Le separo las piernas y le bajo la parte de abajo del bikini, para disfrutar de una buena bocanada de su coño.
 
Demi arqueó la espalda y enredo sus dedos en el cabello de su tío, empujándolo más hacia ella. Joseph sonrío sobre los labios vaginales.

- ¿Quieres que siga, princesa?- pregunto Joseph con la voz ronca.
- Si, si.- jadeó.- oh sí, me encanta como lo haces…

Con un ligero gruñido saliendo de su boca, Joseph siguió con su labor. El roce de la fina capa de barba junto con su suave lengua hacía una combinación excitante, provocando que Demi se estremeciera ante el contacto. 

Mordió y chupó suavemente, ¡Oh, sí, justo ahí! La lengua de Joseph hacia maravillas. Y joder, como le excitaba a Joseph ver la imagen de Demi retorciéndose de placer. Solo un poco más y…

- Ignóralo.- pidió Joseph, sosteniéndola de los muslos para que no se escapara en cuanto el celular de Demi comenzó a sonar.

- Tío….- gimió, curvando los dedos de los pies.- debo contestar.
- Si es importante te volverán a llamar.

Demi asintió y el celular paro de sonar. 

Joseph sonrío con satisfacción, pero la alegría no le duro demasiado ya que el celular nuevamente sonó. Alejándose con un gruñido, Joseph la soltó y dejo que se levantara y alcanzara el celular.

Demi se subió el bikini y trato de que su voz no sonara tan agitada al contestar debido a la excitación.

- ¿Diga?

- ¡Demi! Hasta que al fin contestas.- suspiro.- ¿Qué hacías?
- Nada.- dijo sonrojándose.

- Como sea, ¿Aun vienes, verdad?- preguntó su amigo. Demi maldijo en voz baja.

- Oh, Mark… lo lamento, se me olvidó.

- ¡Prometiste ayudarme con lo de Amanda!- grito, obligando a que Demi alejara unos centímetros el celular de su oído si no quería que le rompiera el tímpano.

- Lo sé, no te preocupes Mark nuestro plan aún sigue en pie.- rodó los ojos.

- Vale.- le dijo, ahora entusiasmado.- pasaré por ti mañana.

- Que sea a las 5. Te estaré esperando.- le echó una rápida mirada a su tío, quien ahora por una extraña razón, lucia serio.- debo colgar, te quiero.- y colgó.

Dejó su celular a un lado y se acercó a Joseph para rodearle el cuello con los brazos y besarlo, pero en vez de corresponderle el beso, él se apartó, rechazándola. 

Demi lo miro con el ceño fruncido.
- ¿Ocurre algo?

- Si. ¿Quién es Mark?

Demi lo observo. 

Tenía los puños apretados y la nube de lujuria que había atravesado sus ojos segundos atrás, había desaparecido.

- Un amigo.- dijo simplemente, no queriendo dar más información.
- ¿Te invito a salir?

- No. Bueno, la verdad…

- No saldrás con él.- su voz era mordaz.
- Pero, tío. Tú no entiendes, déjame explicarte…

- No saldrás con el.- repitió. Su mirada era vacía. Helada. Demi se cabreó.

- Tú no eres nadie como para decir con quien voy a salir o no.

- Pues fíjate que sí. Soy tu tío. Y por si lo olvidas, estás castigada. No saldrás con ese chico y punto.- le dijo fríamente. Demi No lo podía creer, 

¡Cuánto le gustaba a Joseph ser su tío en este momento! ¡La estaba manipulando!
¡Pero, tío!- se quejó, roja de rabia.

- Ni una palabra más.- y dio como finalizada la conversación, tomando su toalla y desapareciendo al interior de la casa.

Un Tío Malo Capitulo 6




Cuando Joseph vio bajar a Demi de las escaleras dejo rápidamente el teléfono de la cocina en su lugar y se acercó donde ella, quien le sonrío hermosamente al verlo. 

Joseph también sonrío, y extendió sus brazos. Demi lo abrazo, escondiendo su cara en su cuello. 

La valentía y la fuerza que tenía su sobrina para actuar como si nada hubiese pasado siempre había logrado impresionarlo.

- No te sientas triste, pequeña. Yo sé que tu padre te quiere.
Demi levanto la cabeza, lo suficiente como para poder mirarlo a los ojos.

- ¿Nos estabas escuchando?
Joseph se encogió de hombros, indiferente.
 Pues no parece que me quisiera.- dijo ella, dolida.

- Te quiere.- le aseguró.- y muchísimo. Sé que a veces él puede exagerar las cosas, pero solo lo hace porque quiere lo mejor para ti.
Demi permaneció en silencio, tratando de analizar sus palabras.

- Bueno, ¿Qué te parece si almorzamos y después nos metemos un rato a la piscina?- dijo y mordisqueo levemente su cuello, juguetón.
Demi negó con la cabeza.

- No puedo, tengo que estudiar. Papá quiere que estudie todos los días hasta que terminen las vacaciones.

 No entiendo por qué bajaste tanto tus calificaciones, Demi. Siempre has sido una alumna destacada por los demás.- suspiro, mirándola con preocupación.- ¿Por qué?

Ella permaneció en silencio por tanto tiempo que Joseph pensó que no iba a contestar. Hasta que finalmente, tomo aire y respondió.
- Porque quería llamar la atención de papá.- le confesó.

Joseph pudo notar el dolor en su voz y la abrazo aún más fuerte. La estriño fuerte, hasta el punto máximo en que a Demi le costaba trabajo poder respirar.

- Lo lamento Demi.- le dijo con el corazón encogido.- ¿Quieres que hable con él? Puedo decirle que no te haga estudiar tanto o…

- No.- lo interrumpió antes de que siguiera hablando.- no hace falta, tío.- hizo una pausa, y luego, añadió.- solo necesito el amor de mi familia.

“Tío”, la palabra resonó en sus oídos. Cuanto le hubiese gustado que lo llamara por su nombre… pero la verdad es que solamente era un miembro más de su familia, para ser exactos un tío teniendo sexo con su sobrina. 

¿Bonito, no? Si tan solo la hubiese conocido en otra ocasión, todo sería diferente. Aún recuerda ese día, donde su hermana se la presento un día antes de su boda.

 La vio a ella. Con sus tiernos 13 años… había puesto sus ojos encima de una pequeña criatura, podía soñar demente pero ella lo había conmovido.
- No te preocupes, Demi. Que yo tengo amor de sobra para ti.- le dijo Joseph.

Demi sonrío y lo beso en la mejilla. Joseph sintió sus mejillas enrojecer. Dios, ¿Pero que le estaba pasando? No se había sonrojado desde su adolescencia… parecía un jovenzuelo pidiéndole una cita a la chica que le gustaba.

- ¿Sabes? puedo estudiar en la noche.- murmuro Demi, coqueta.
- Me parece una estupenda idea.- dijo, esbozando una traviesa sonrisa.

Un Tío Malo Capitulo 5








Mmh… sabía que te gustaría.- le dijo Joseph coqueto.
Demi río.

- Me alegra haber… perdido mi virginidad contigo.

- dijo, haciendo figuras abstractas con su dedo índice en su torso.

- ahora mismo deseo que seas el primero y el último.

Joseph sintió su corazón latir rápidamente por la emoción.

- Yo también deseo eso, cariño.- dijo, acariciando su labio inferior con el dedo pulgar, y luego devorarla con un beso intenso.

Se levantaron de la cama y se bañaron juntos. Y de qué manera… las constantes caricias que brindaba Joseph en el desnudo y mojado cuerpo de Demi hacían que bañarse fuese aún más interesante y excitante.

Después de un rato de diversión, salieron, se vistieron y bajaron al primer piso para preparar el almuerzo ya que era demasiado tarde como para desayunar. 

Mientras Demi cortaba unos vegetales, el teléfono de la sala sonó y Joseph fue a contestar. Después de un tiempo, él se le acercó y le paso el teléfono.

 Es tu papá, quiere hablar contigo.- le dijo Joseph Demi cogió el teléfono y corrió hacia las escaleras subiendo. 

Joseph observó el excitante movimiento que hacían sus muslos al subir cada uno de los peldaños, perdiéndose en la vista de su hermoso culo. Pestaño cuando la vio desaparecer y trato de concentrarse en la cocina.

Solo entonces cuando Demi entró en su cuarto se atrevió a contestar.

- Hola, papá.- habló ella, con cierto nerviosismo en su voz. Dios, le helaba la sangre con tan solo hablar con él.

- Hija, ¿Cómo estás?- pregunto él, tan tosco y frío como siempre. Demi sabía que en lo más profundo de su corazón solo fingía preocuparse por ella.
- Bien.
- ¿Has estado estudiando?- preguntó, como si estudiar 3 horas diarias no fuera suficiente.

- Si, papá.- dijo, con un leve temblor en la voz.- ¿Aun sigues enojado?

- Si, y lo seguiré estando hasta que subas tus calificaciones.- su voz era firme. Demi sintió como algo en su interior se rompía.- 

recuerda que tienes que hacerle caso a todo lo que te diga Joseph. No quiero más problemas sobre ti después.

- Si, papá.- repitió. Si hablaba más su voz se quebraría.
- Bueno, si no tienes nada más que decirme me voy.
- Papá.- lo llamó Demi antes de que colgara.
- ¿Qué?
- Te quiero.
- Yo igual.- y colgó.

Demi apretó los labios, en un intento por no llorar y bajó el teléfono de su oído. El ser rechazada por su padre la hería, era como si fuese una vergüenza para él ser su hija. 

No le importaba que su padre la haya castigado 1 mes por sus bajas calificaciones, si no le dolía que la tratara como una basura. Hasta su madrastra la trataba mucho mejor que él.

Sacudió su cabeza tratando de alejar esos malos pensamientos y se levantó de la cama, prometiéndose a sí misma ser una mejor hija para que su padre se enorgulleciera de ello… 

un sueño por el cual ha estado anhelando y hasta el día de hoy no ha logrado conseguir.

Camino a la Fama Capitulo 28 parte 2









—Ambos.

Demi proyecto la mirada al frente y tras lo que pudo ser un eterno minuto, asintió.

—Entonces, ambas cosas están olvidadas—Su voz fue el reflejo de la suya propia, carente de entonación o emoción.
— ¿Mañana…?—Comenzó y ella lo interrumpió antes de que lograra exponer su duda.

—A las ocho, estaré lista para la ceremonia.
La vio alejarse a paso rápido por los amplios corredores del hotel, hasta que comprendió que de alguna forma volvían a cero. Pero ¿Qué tanto se podía olvidar algo así?
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Llevaba su camisa negra de la suerte y su traje Armani de etiqueta, no era lo que acostumbraba pero Josh le echaría la bronca si no se producía para el evento. A las siete cincuenta y cinco salió de su habitación con destino al cuarto 32B, por alguna razón presentía que ella no iba a estar lista.

Esa mañana había compartido el desayuno con Ann y Josh, pero Demi no se había presentado a ese previo encuentro antes de la gran ceremonia. Joseph había reconocido a algunos escritores paseándose por el comedor de hotel, pero no se había detenido a saludar a nadie.

 En los últimos años había sido invitado a ese evento y en todos, había encontrado una excusa para no asistir.

Como el mundo del cine y de la música, el de los escritores también fingía algo de modestia. Por eso cada año en Bristol, los más reconocidos literatos se reunían para entregarse premios entre sí. Para él, todo era una burla y una muestra de egocentrismo desmesurado. Pero para Josh, significaba publicidad y hacer buenos contactos.

Tanto él como Demi estaban nominados en una misma categoría, algo como “el mejor escritor de libros en serie” aunque el título del premio tal vez no fuese así. No le importaba realmente como para aprenderse las categorías. Estaba allí y eso debía contar de algo.

Los agentes de ambos estaban de acuerdo, en que ese sería el momento oportuno para dar a conocer su trabajo en conjunto oficialmente. Joseph tenía una opinión distinta, pero le habían asegurado que si bien se daría la noticia, no se revelaría su identidad. Por lo que opto por cerrar la boca y obedecer. Como la relación con Demi venia viento en popa, no pensó que eso pudiese causar algún efecto contrario. 

Claro, hasta ese momento no había pensado en ofrecerse como chofer de su odisea, ni tampoco en besarla, o insultarla, o echar todo a perder en menos de cinco minutos. Pero no es como si tuviese una bola de cristal que le advirtiera, cada vez que esta por cometer una estupidez.

Golpeó la puerta del 32B y una vez más deseó tener esa bola de cristal, la vida sería tan sencilla si tan sólo hubiese estado preparado para ese encuentro.

— ¡Pasa! ¡Aun me falta!—Sonrió casi con ironía, con o sin modo de predicción sobrenatural, Demi ya se había vuelto alguien demasiado familiar para él.

Entró en la habitación esperando encontrar un desorden y eso fue exactamente lo que lo recibió, en un momento ella paso pitando en dirección a la habitación. Pero su silueta se perdió tan rápido que Joseph, no pudo precisar su atuendo o nada más que una sombra medio roja huir en dirección sur.

—Ya son las ocho—Le informó, aunque estaba seguro que ella lo sabía.
—Lo sé.
— ¿Entonces?

—Solo un minuto— Demi saco una mano marcándole el pedido y un segundo después toda ella emergió de la habitación. Joseph abrió los ojos sin atinar a decir o hacer más—Aun me falta el cabello—Decía conforme se colocaba una gargantilla con las manos temblorosas por la urgencia— 

¿Puedes creer que esta maldita cosa no funcione? —Alzo unas pinzas que posaban inocentemente en un tocador y luego volvió a dejarlas con enfado. 

Él no se fijó que era aquello, tan solo la veía a ella ir de aquí para allá, con ese vestido rojo, con esas zapatillas de tacón y el vaivén de sus deliciosas caderas bajo la tela de satén.

Al admirarla tan endemoniadamente hermosa, las palabras de la noche anterior le cayeron como un golpe en el hígado. ¿Por qué quería olvidar la sensación de tener ese cuerpo entre sus brazos? ¿Por qué dijo tremenda idiotez? ¿Por qué no se cortaba la lengua y hacia un bien al mundo?

— ¿Qué hago?—Él pestañó con fuerza, obligando a ese pequeño pensamiento traicionero a meter reversa.
— ¿Con qué?—inquirió al notar que ella lo miraba en busca de una respuesta.

— ¡Con mi cabello! ¿Qué no me ves?— ¡Sí por Dios! Eso era lo único que podía hacer, mirar, solo mirar. Se condenaría, pero estaba a nada de arrancarle ese vestidito de coctel y mirar lo que realmente le interesaba ver.

— ¿Qué tiene de malo? — Demi puso los ojos en blanco, como si en verdad lo creyera estúpido. «Pues ya somos dos»

— ¡Es un desastre! No puedo plancharlo ¿Ves esto?—Alzo un bucle entre sus dedos para sacudirlo antes sus ojos— ¡Mira! Parece que me di una descarga eléctrica—Frente a esas palabras, no pudo más que reír. Claro que ella no pensaba igual y le envió una mirada de advertencia, que tuvo el efecto contrario en él.

—No veo cual es el problema, te queda muy bien—Se acercó para fingir analizarlo en detalle. Pero solo aprovecho aquella cercanía para emborracharse de su aroma, no sabía que Demi tenía el pelo rizado y a decir verdad le gustaba más de ese modo. Lo tenía húmedo, quizás acababa de ducharse. Y esa idea trajo consigo, unas imágenes pecaminosas que mejor prefirió patear al lado oscuro de la fuerza.
— ¿Esta de broma? ¡Agg! ¡Lo odio! ¡Odio mi cabello!— Demi se le escapo, al momento que él decidía despachar toda la puesta en escena del día anterior y reclamar sus adictivos besos. 

— ¿Qué quieres hacer entonces? Si tu cosa no anda… ¿No puedes llevarlo simplemente así?

—No uso el cabello de este modo, desde que algún buen samaritano invento el alisador. Salir a un evento público luciendo así, es como si el Homo Sapiens volviera a su etapa de Neandertal ¿Le pedirías un salto de ese tipo a la historia? ¿Lo harías?

Como escritora ella sabía defender sus posiciones con argumentos bastante contundentes, aunque no veía la relación entre el cabello de una mujer y la evolución del ser humano.

—No tengo idea de lo que estás hablando—Y era honesto al decir aquello—Luces preciosa, tal y como estas…—Ella alzó las cejas hasta el nacimiento de su ondulada caballera y Joseph se mordió la lengua demasiado tarde—Digo…

—No, esto…gracias— Demi intentó pasar el comentario por alto, pero el sonrojo que cubrió sus acaloradas mejillas pareció solo caldear más el tenso ambiente— ¿Realmente piensas que no me veo ridícula?

Él sonrió de medio lado y con cautela, volvió a observar cada hebra y mechón que enmarcaba su rostro de rasgos delicados.
—Te ves muy bien—Aseveró y ella le correspondió con una dudosa sonrisa. Joseph le extendió una mano, pero Demi decidió entrelazar su brazo al de él.

—Terminemos con esto.
—Estoy de acuerdo.

Y aunque no se dijeron más que eso, ambos sabían que no se referían al evento.