Demi lo siguió
tras entrar a la casa. Escuchó la puerta principal cerrarse y fue hacia allá,
pero para entonces Joseph ya se había ido a quien sabe dónde. Suspiro frustrada
y se dirigió a su habitación aguantándose las ganas de querer estrangularlo.
Al día siguiente Demi se levantó temprano.
Paso por la habitación de Joseph, con la
intención de arreglar las cosas pero se encontró con la cama hecha, intacta, y
Joe no se encontraba en ningún lado.
- ¿Tío?- lo llamó bajando las escaleras, pero nadie
contestó. Lo buscó por la sala, por la cocina y hasta por el jardín, y aun así,
no había señales de él.
No se encontraba en casa. Con los nervios de punta,
optó por prepararse el desayuno ella sola. Luego se dio una ducha rápida y se
vistió.
Paso una, dos… tres horas y aun así Joseph no llegaba. Se preguntó a si misma si había llegado a
casa la noche anterior a dormir. Sacudió su cabeza ante los pensamientos que se
formaban en su mente y tomo sus cuadernos y libros del instituto para ponerse a
estudiar. Al menos así lograría sacar a su tío de su mente.
Tiempo después, cuando Demi se encontraba estudiando Álgebra le llego un mensaje a
su celular. Perezosamente estiró su brazo a través de la cama y lo alcanzó.
“Ey, pequeña. Estoy a una cuadra de tu casa. En 5 minutos más
estoy allá”.
Demi dudó un poco en responder, debatiéndose a sí
misma en si debía salir con Mark o no. Por un lado no quería hacer enfadar a su
tío, pero por el otro no quería decepcionar a su mejor amigo. Habían estado
planeando este plan durante semanas y realmente veía a Mark emocionado por la
idea de conquistar a Amanda.
Maldito sea su padre al momento que se le ocurrió
dejarla a cargo de su tío.
Apretó con fuerza el celular, sintiendo como la
rabia se apoderaba de ella y contestó. “Ya estoy lista. Te espero”.
Se arregló, cogió su pequeño bolso y bajo las escaleras. Le
escribió una pequeña nota a su tío, explicándole el motivo del por qué había
salido. Después de todo, su tío sabría comprenderla. Dejo la nota pegada en la
nevera y salió de la casa.
Sonrío al ver a su mejor amigo en el auto,
esperándola. Se subió y lo saludó con un beso en la mejilla.
- Hola, pequeña.
- Hola Mark.- dijo sonriendo. Una sonrisa dulce,
teñida ligeramente con tristeza.- ¿Cómo estás?
- Mejor que tú al parecer.- alzó una ceja.- ¿Te
ocurre algo?
Demi lanzó una maldición en voz baja, odiando que
la conociera tan bien. Era indiscutible, Mark la conocía perfectamente, hasta
en sus más íntimos secretos.
Era la única persona en quien podría confiar.
Ella respiro profundamente, poniéndose las gafas de
sol para ocultar la tristeza que reflejaba en sus ojos. Miro por la ventana.
- Me he peleado con mi tío.
Mark bufó.
¿Aun te gusta? Pensé que ya lo habías superado.
- No me gusta.- lo fulminó con la mirada.- es solo que no me gusta estar
peleada con él.
- ¿Y porque se enojó contigo?
- Porque me escuchó hablar contigo por mi celular, y pensó que me invitaste a
salir. De hecho, me prohibió salir, ahora mismo no debería estar aquí…
Mark se rió con diversión.
- Eso me huele a celos.- canturreó.
Demi lo miro
divertida, y le dio un pequeño en el hombro a su amigo.
- Estás loco, es imposible.
- Pff….- hizo un bufido.- ¿Por qué no? por lo que yo sé, él no es tu tío de
sangre, ¿Verdad?
Demi solo negó
con la cabeza.
- ¿Entonces, cual es el problema? Perfectamente podrían estar juntos.
- El problema es mi papá y mi madrastra, Mark. Ya sabes cómo es él. Lo mío con Joseph es algo imposible, por
más que me guste él.
- ¡Ja! ¡Te pillé! ¡Si te gusta tu tío!- exclamo.
- ¿Qué? Yo nunca dije eso.
- Mentirosa. Admítelo, te gusta tu tío.- la molesto. Demi rodó los ojos,
fastidiada.
- ¡No, no y no! y quítate esa maldita idea de la cabeza.- dijo cruzándose de
brazos.
- Esta bien.- hizo un puchero, haciéndola reír.- ahora vamos al centro
comercial.- metió la llave al contacto y colocó su auto en marcha.
- ¿Ya tienes pensado como invitaras a salir a Amanda?- preguntó ella.
Mark se detuvo en un semáforo para mirarla a los ojos.
- No lo sé… dime tú, ¿Hablaste con ella?- Demi asintió.- ¿Y qué te
dijo?- pregunto tímido.
Demi Lo observo.
Mark apretaba el volante fuertemente, y movía sus manos alrededor de este
nerviosamente. Su mejor amigo estaba enamorado. Demi sonrío tiernamente,
conmovida por su timidez.
- Me habló maravillas sobre ti. Le gustas, Mark.- afirmó con sinceridad.
Él dejó salir todo el aire en sus pulmones, aliviado. Demi río.
- ¿Tú crees?
- Si, créeme. Sé cuándo una chica está enamorada.- le guiño un ojo.
- ¿Lo dices por experiencia?- se rió, haciéndola enfadar.
- No.- y lo fulmino con la mirad
__ y Mark
entraron al centro comercial. Primero entraron a una tienda de vaqueros y
camisetas, en donde Demi escogió para él una camisa de cuadros junto con unos
pantalones azul oscuro, que hacia resaltar sus piernas naturalmente bronceadas
y tonificadas.
Mark era sin duda apuesto, con sus 17 años ya había logrado
conquistar a medio instituto.
Y Demi no se quedaba atrás, los dos eran inseparables, conocidos desde pequeños. Mucha gente creía que
eran novios, pero la verdad es que no iban más allá de una bonita amistad.
Demi cruzó las piernas, mientras se abanicaba con
una revista y bebía de su coca-cola.
- Ya está todo listo. ¿Dónde opinas tu que la
invite a salir?- pregunto Mark, bebiendo de su zumo de naranja.
- Mmh… se nota que Amanda es una chica sencilla,
así que te sugiero que la invites a una cena, nada formal.- sonrío.- si, muy
romántico. Con eso bastaría.
Los ojos de Mark se iluminaron con un brillo
especial, que ella notó.
- Espero que funcione, de verdad Demi, esta chica me tiene loco.
- No te preocupes, todo saldrá bien. En menos de
dos segundos tendrás a Amanda bajo tus pies.- sonrío sin mostrar sus dientes.-
¿Qué hora es?
- Las diez.
- Mierda.- masculló.- que tarde es, mi tío me
matara.- dijo tapándose el rostro con las manos.
- Tranquila, yo te llevo a tu casa.- se levantó de
la silla y dejo un billete de 5 dólares encima de la mesa.- ¿Vamos?
Ella asintió y ambos salieron del centro comercial.
Al instante Demi se colocó la chaqueta al
sentir el frío de la noche rozar con su piel. Se dirigieron al estacionamiento
y se subieron al auto de Mark. Al llegar a la casa de Demi, se bajaron y se despidieron.
- Gracias por ayudarme con lo de Amanda, Demi.- le dijo Mark.
- No hay de que.- sonrío.- me llamas después para
saber cómo te fue con ella.
- Vale.- sonrío.- cuídate pequeña.- besó dulcemente
su mejilla.
- Igual, adiós.
Mark se subió a su auto y Demi solo se movió cuando lo vio desaparecer por las calles.
Se giró y se cruzó de brazos, tratando de contener el calor.
Camino hacia la
puerta principal de la casa y metió las llaves en la cerradura. Entro y la
cerró. De repente, las luces se encendieron y apareció su tío al frente de ella
sentado en un sillón. Tenía los puños y dientes apretados, y un músculo
palpitaba en su mandíbula.
- Llegas tarde.-su voz era dura y fría. Demi tragó saliva. ¿Dónde
estabas?- pregunto Joseph.
- Te deje una nota.- dijo ella para excusarse.
- Te hice una pregunta, Demi.- su mirada
permaneció en ella, penetrante, fría.- ¿Dónde estabas?- repitió.
- Con Mark.- dijo simplemente.
Por un momento no pasó nada. Y luego, todo cambio. Los ojos de Joseph se oscurecieron, con algo que parecía terror y su cara se retorció en
una máscara de odio. En menos de dos segundos él se levantó y se acercó a ella
hecho furia. La tomo de los hombros y la sacudió bruscamente.
- ¡Te dije que no salieras con él!- y la apretó con más fuerza.
- Tío…me lastimas…- musito, con la cara llena de miedo. Jamás lo había visto
así. Él aflojó su agarre, pero no la soltó. Otro sacudón.
- ¿No pudiste haberme llamado por lo menos?
- Pensé… pensé que estabas enojado conmigo.- susurro, arrastrando las palabras.
- ¿Enojado? No, no.- río con amargura y la soltó, se giró y camino por la sala
un lado hacia otro. De repente, se detuvo al seco y la miro.- ¡Estoy furioso!
Maldita sea Demi, estaba muy preocupado
por ti.
- ¿Pero porque?- coloco sus manos en su cintura, como jarra.- no te entiendo,
no estuviste en casa casi todo el día. Me dejaste sola.- sus cejas se
juntaron.- por cierto, ¿A dónde estabas ayer?
- Eso no te importa.
Demi lo fulminó con la mirada. Él a su vez, la fulminó con la suya.
- ¡Ah, perfecto! Tu sales cuando quieras y yo también.
- No. Tú no puedes salir con él.
- ¿Y por qué no?
- Porque es un chico.
Por un segundo Demi no entendió.
Y luego la verdad le llego de golpe. Trató de mirarlo sin que una sonrisa se le
dibujara en el rostro.
- Tío, Mark es mi mejor amigo desde que tengo 8 años. Jamás ocurriría algo
entre él y yo.
- ¿Y cómo puedo estar seguro de tus palabras?
Demi camino hasta quedar al frente de él. Acaricio su mejilla con la palma
de su mano. La sintió áspera, pero al mismo tiempo suave.
- Solo confía en mi.- dijo mirándolo a los ojos.
Joseph atrapo su mano de la mejilla y la bajó para entrelazar sus dedos, sin dejar
de mirarla a los ojos.
- Lo lamento si te asuste, princesa. Es que no soporto que salgas con un chico
que no sea yo. Eres mía Demi, solamente
mía.
- Y de nadie más.- completó sonriente.- tienes que saber que el único que me
interesa eres tú.
- Me alegra oír eso.- sonrío.- pero aun así, he decidido poner un par de reglas
en esta casa.- se soltó de su mano y camino un par de pasos hacia atrás,
manteniendo distancia.
- ¿Reglas?- dijo confundida.