jueves, 27 de junio de 2013

Mi Adorable Rebelde capitulo 25




Lo que hay detrás de todo esto es…bueno complicado. Porque a pesar de lo que ella creía, es un hecho que la señora McCracken cultivaba marihuana Hizo una pausa para comer unas arvejas. 

En terreno propiedad del colegio, lo cual agravaría el cargo de tenencia de marihuana.
¿Hay alguna posibilidad de que ustedes puedan retirar los cargos? pregunto mi padre con tono sobrio.

Bueno dijo el detective Marcus mientras mojaba un trozo de pan en la salsa en realidad vinimos aquí para ver si los directivos del colegio están dispuestos a no entablar un pleito y pagar una multa.
¿De cuánto es la multa?
El detective Marcus carraspeó.
Doscientos dólares.

Mi padre suspiró, tamborileando los dedos sobre la mesa.
Se que no suena bien se apresuró a decir el detective Kaminsky pero no podemos limitarnos a fingir que no hemos encontrado marihuana cultivada en una propiedad escolar.
Mi padre se mordió los labios con expresión irónica.
Supongo que no dijo.

¿Puedo preguntarles como llegaron a investigar el macetero de la señora McCracken?

Recibimos una llamada anónima contestó el detective Marcus con la boca llena de arvejas. El detective Marcus es de esas personas que a mamá le encanta tener como invitado porque se sirve tres porciones de cada cosa.
Papá hizo a un lado su plato sin tocar

Tengo una última pregunta dijo ¿La señora McCracken recuerda quién le dio las semillas?

El detective Kaminsky hizo un gesto de asentimiento.
Oh si señor sacó una libreta del bolsillo y la abrió Un chico llamado Joseph Conner.
Estamos investigando esa información.
Después de haberse marchado los detectives, mi padre se encerró en su estudio durante unos minutos. Luego volvió a la cocina, donde mamá y yo lavábamos los platos, y dijo:

Joseph Conner y sus padres van a venir a tomar café con postre dentro de treinta minutos.

Estupendo aprobó mamá con calma.
¿Estupendo? repetí incrédula.
¿Cuál es el problema Demi? Preguntó mamá Tenemos helado casero y justo hoy compré unas masitas en la panadería.

No me refiero al postre, mamá gemí yo . En primer lugar, ¿Por qué tienen que venir aquí los Conner? ¿Por qué no piden turno para una entrevista, como hace la gente normal?

Lo sugerí dijo papá , pero ambos son dermatólogos con consultorios llenos de gente y…

¿Pero café con postre? pregunté . Este no es exactamente un acontecimiento social.

Cerré los ojos. Me sentí como el adivino de Edipo rey (que leímos en el colegio el año pasado), que predice la fatalidad mientras nadie escucha.

Querida, ¿puedes sacar el juego de café? pidió mamá. Se volvió hacia mi padre Martín, ¿por qué no vas a ver si las chicas están haciendo su tarea para el colegio?

Mientras ayudaba a mamá a poner las tazas de café y los bols para el helado sobre la mesada, pensé que quizá no fuera tan horrible que los Conner vinieran a casa. 

Después de todo, razoné, Joseph había visto a mi familia en todo su esplendor. Yo sólo había observado la suya desde la ventana.

 Pero ahora, con un poco de suerte, vería a los padres de Joseph llenarlo de vergüenza. Después de todo, ¿quién no estaba secretamente avergonzado de sus padres?

Acababa de sacar la vajilla cuando sonó el timbre. Dejé todo y fui al vestíbulo. Papá estaba dando la mano a los padres de Joseph.
Y esta es mi hija Demi me presentó.

Estreché la mano del doctor Conner. Era alto, con abundante pelo gris y curtida piel de color rojo. Me pregunte si yo tendría como dermatólogo a alguien con una piel como esa.

Mamá Conner (llamémosla Conner Dos) se parecía más a Joseph, con su piel suave y olivácea, las mismas pestañas largas. Sin embargo tenía pelo oscuro, y el de Joseph era castaño claro.

Hola, Demi dijo con afabilidad . Estábamos deseando conocerte.
Es un placer dijo el doctor Conner con voz profunda.

Eran de una cortesía decepcionante. Me pregunté cómo esas dos personas normales habían criado a Joseph.

Hola mi nombre es Joseph dijo Joseph, y extendió la mano.
Yo puse los ojos en blanco. Por suerte, mamá me llamó y salí corriendo hacia la cocina mientras papá hacía pasar a todos a la sala.

Ya saqué el helado dijo mamá . Tengo que ir a la sala para estar con los invitados. ¿Podrías servir tú? Ah, y pregunta también quién quiere café.


Se deslizó fuera de la cocina. Yo suspiré. Ahora tenía que ser la mucama de la familia. Por no decir la mucama de Joseph Conner. Maravilloso. 

Mi Adorable Rebelde capitulo 24




De acuerdo dije y colgamos.
¡Papá! grité.
¿Qué?
¿Dónde estás?
¡En la sala!
Fui a la sala y me paré cerca de él, que estaba reclinado en su mecedora.

Papá, ¿Cómo pudiste olvidarte de decirme que la señora McCraken había sido arrestada por cultivar marihuana en el macetero de la ventana?
Antes de que pudiera responder, sonó el timbre.

Voy yo dije y le dediqué una mirada cargada de significados Después quiero que me cuentes toda la historia.
Él suspiro.

¡La cena está lista! volvió a anunciar mamá desde la cocina. Abrí la puerta de calle. Dos hombres en traje de civil estaban de pie en el porche. Ya había oscurecido, y el viento comenzaba a despeinarles el pelo cortado casi al ras.
Hola dije.

Hola contestó uno de ellos Estamos buscando a Martin Merrill.
Me crucé de brazos. Puedo reconocer a un detective apenas lo veo.
¿Puedo ver su placa o distintivo o como se llame? pregunté.

El hombre sonrió y mostró rápidamente su credencial. Me hice a un lado para permitirles el paso.

Oh, caramba dijo mamá al salir de la cocina. Se veía bastante confusa. Estábamos a punto de sentarnos a comer y no me gusta demorarme porque la nena se pone muy molesta… ¿Quieren acompañarnos?

Siempre invita a la gente a cenar, incluso sin tener la más minima idea de quienes son. Desafío a un ladrón a que entre en nuestra casa por la fuerza y salga sin obtener una invitación a cenar por parte de mi madre.
Los detectives se miraron.

En realidad, necesitábamos hablar unos minutos con el señor Merrill para aclarar algo dijo uno de ellos.

Bueno, ¿pero no tienen apetito? argumentó mamá En algún momento tienen que comer. ¿No?

¿Cuál es el menú? dijo el detective nº 2 con ojos brillantes Hay muy buen olor.

Carne asada dijo mi madre con una sonrisa alentadora dirigida a él Con papas y arvejas.
¿Y salsa? preguntó el hombre.
Mamá asintió.

Por supuesto dijo Jamás serviría carne asada sin salsa.
Eso me suena muy bien dijo el detective. Nos dijo que su nombre era Marcus y que su compañero era el detective Kaminsky.

Luego agregó que debía lavarse las manos, y mientras Liz le mostraba el camino, el detective Kaminsky ayudó a Annie a poner dos cubiertos más en la mesa. Nos sentamos a comer.

Entonces dije con tono casual ¿la señora McCracken va a estar en el colegio mañana?

Oh, sí repuso el detective Marcus Ni siquiera la llevamos a comisaría.
¿De veras? preguntó mamá Parece que las madres de los compañeros de juego de Debbie se enteraron de una versión muy distinta.
Dijeron que la habían arrastrado a la cárcel y demás.

Hmmm dijo el detective Kaminsky. Estaba sentado entre Annie y Liz Nos limitamos a interrogarla en la oficina del colegio, confiscamos el macetero y lo llevamos al laboratorio para hacer un análisis.

¿Y qué encontraron? preguntó papá.
El detective Kaminsky pareció incomodo.
Encontramos una cantidad de semillas suficiente como para producir unos cien gramos de marihuana.

Mi padre apoyó la cabeza en sus manos.
No creerán realmente que Virginia McCracken cultivaba marihuana ¿no? Mi madre parecía muy divertida. Le dio a Debbie una cucharada de puré de batata La conocemos hace años, y si hay una persona escrupulosa…

Oh, no señora dijo el detective Marcus Estamos seguro de que la señora McCracken no sabía que estaba infringiendo la ley. Pensó que cultivaba geranios.
¡Geranios! exclamó mamá ¿De dónde saco ella esa idea?

Alguien le dio semillas para que las plantara explicó el detective Marcus ¿Puedo servirme un poco más de salsa, por favor?
Anne le pasó la salsera.

¿Me muestra su revólver después de la cena? le preguntó ¿podemos ir al patio trasero y tirar contra algo?¿contra una lata o una botella?¿Cuantos años hay que tener para ser mujer policía? ¿Quiere darme un problema matemático para que lo resuelva mentalmente?

Anne, espera un momento dijo papá.
Miró al detective Kaminsky
¿Puedo saber que hay detrás de todo esto, por favor?

El detective Kaminsky suspiró. 

miércoles, 26 de junio de 2013

Marido De Papel Capitulo 12




Bueno, señor —dijo Tilly riéndose entre dientes—, estuvo brillante. Sin levantar la voz en ningún momento, ni insultarla, la dejó a la altura de una zapatilla. Betty le preguntó si era la chica del establo. 

Su mirada parecía de hielo.
— ¿La mirada de quién? ¿De Demi?
Ella sacudió su cabeza.

—Betty. Parece muy rica, muy arrogante y muy pagada de sí misma, según parece por su forma de actuar —frunció el ceño—. Señor, ¿va a permitir que vuelva a hacerle daño otra vez?

Él no tenía respuesta para eso. El recuerdo de Betty en su cama lo había atormentado desde el divorcio, a pesar de la maravillosa noche que había pasado junto a Demi.

—No —dijo más tarde—. Ciertamente no voy a darle más cuerda a nadie para que me ahorquen con ella.

—Podía haber pensado en decirle eso a Demi —musitó Tilly—. No creo que le guste demasiado, después del enfrentamiento que acaba de tener. Sobre todo viendo los arreglos que ha hecho para dormir aquí.

Él abrió la boca para contestarle acaloradamente, pero ella ya estaba entrando por la puerta de la cocina. 

Estaba asombrado. Tilly rara vez hablaba de forma tan acalorada, pero tenía razón. No había ayudado nada con la situación.

—Trae una bandeja con café a la sala de estar —le gritó a continuación. No había contestado, pero asumió que lo había oído al igual que, probablemente, la mitad del condado.

 Fue hacía la sala de estar, intentando no pensar en cómo iba a afectarle ver a Betty. No estaba tan preparado como había pensado. Era un completo shock. 

Ella tenía 20 años cuando lo dejó. Era una chica frívola a la que le gustaba ligar y tener hombres a su alrededor que le compraran cosas bonitas. Habían pasado diez años. Ahora tendría treinta y estaba tan guapa como siempre, más madura, mucho más sensual. 

Los años parecían no haber pasado por ella y él seguía teniendo hambre de esta mujer que lo engañó y después se lo quitó de encima.
Ella vio su reacción y sonrió con el cuerpo entero.

Joe, ¿Cómo estás? —le preguntó, acercándose. Aunque su marido estaba mirando, se alzó y le plantó un fuerte beso en la boca, que duró más de la cuenta, y rió suavemente cuando él no se retiró. Podía sentir su tensión y por qué no la había rechazado. 

Él odiaba que ella supiera lo que sentía, y no pudo resistirse a devolverle el beso y lo hizo a fondo. 

Su habilidad debió sorprenderla, ya que sintió su grito de asombro momentos antes de que levantara la cabeza—. 

Madre mía, ¡voy a tener que cambiar de amante! —dijo pegándose contra él con una ronca risa.

Él buscó en sus ojos emoción, amor. Pero no encontró nada. Nunca lo había habido. Lo que él sentía por Betty nunca había sido correspondido. 

Su sonrisa victoriosa lo trajo de vuelta al presente. Diez años eran mucho tiempo. No había cambiado nada. 

No debía olvidar que ella, a pesar de cuerpo exquisito y sus besos apasionados, lo dejó por un hombre más rico.

 Y ahora Joe estaba casado. Demi era su esposa en todos los sentidos. Parpadeó. Por un momento había besado a su ex mujer y mientras pensaba en Demi. Se sentía culpable.

—Te ves muy bien, —le dijo a Betty, mientras se acercaba a su amigo Bob que estaba más atrás. Sacó la mano para saludarlo—. ¿Cómo estás, Bob? —le preguntó, pero más fríamente que antes de su divorcio.

Bob sabía que su sonrisa era fingida, mientras que le devolvía el saludo.

—Todo está bien —le dijo—. Un poco retrasado, pero todavía tengo tiempo. Y a ti ¿Cómo te ha ido?

—Muy bien —contestó Joe con una leve sonrisa burlona.

—Eso me ha parecido —dijo el hombre mayor, con amabilidad—. Has montado un gran revuelo entre los ganaderos y he oído que una de tus crías de dos años hará su debut este año en la pista.

—Así es más o menos. ¿Cómo va el negocio de las aves de corral?


—He perdido la mayor parte de mis acciones —dijo Bob, haciendo una mueca—. 

Estaba tan ocupado viajando no me di cuenta que había perdido el control hasta que en una lucha por el poder, perdí —añadió, sin mirar a Betty—. 

Luego tuve un pequeño derrame cerebral y, ahora, mis acciones son bastante pocas. Estamos viviendo cómodamente de dividendos procedentes de diversas fuentes.

Marido De Papel Capitulo 11




Demi miró otra vez fijamente su gruesa alianza de oro en su mano. Llevaban ya en Jacobsville dos semanas, y ahora vivían en su mansión de extensión grande del ladrillo. El ama de casa, Tilly, había estado con Joe durante mucho tiempo.

 Ella era buena y amistosa y estaba secretamente divertida por la forma despótica con la que Joe había manejado su boda, pero no dijo una palabra. 

Ella cocinó y limpió y se mantuvo apartada.
Al principio, Demi estaba inquieta. Su recién estrenado marido no había vuelto a acostarse con ella desde el día de boda, y ella no quería sugerírselo por miedo a parecer posesiva.

 Pero le molestaba que él no quisiera hablar abiertamente sobre su matrimonio. Seguramente no estaría teniendo aventuras ya, ¿o sí?

Era lógico que pensara así porque, a pesar de su ardor en Las Vegas en su noche de bodas, no la había tocado desde entonces. 

Era cortes y atento, incluso cariñoso. Pero no la había vuelto a tocar como mujer. Ahora era como un amigo. Insistió, sin ninguna explicación, en tener dormitorios separados, apartándose de ella físicamente hasta el punto en que ni siquiera le tocaba la mano. 

Esta situación la tenía muy nerviosa.
Sin embargo, su comportamiento comenzó a tener sentido cuando, a la mañana siguiente, Tilly fue a abrir la puerta y dos extraño entraron en la casa como si fuera suya.

— ¿Dónde está Joe? Cuando vio a Bob en el banco, le invitó a almorzar —dijo rápidamente la mujer, una trigueña llamativa—. ¿No dijo que estaría aquí ya, Bob? —

le preguntó al hombre bastante más mayor y ligeramente calvo, que había a su lado. 

Estaba pálido y parecía enfermo. Él se encogió de hombros como si no le importara demasiado. Le echó un vistazo en Demi con una sonrisa apreciativa, pero él parecía no tener energía ni siquiera para hablar.

—No sé donde está. Acabo de llegar a casa, —dijo Demi. 

Era muy consciente de su aspecto. Llevaba vaqueros, botas y una camisa polvorienta, porque había ido a su propio rancho para comprobar como estaba su pequeña manada del ganado. Olía a establo y de su trenza se habían escapado varios mechones que la hacían parecer despeinada.

—¿Y quién es usted, la chica del establo? —preguntó la mujer con algo parecido a una sonrisa. 

A Demi no le gustaba la actitud de la mujer, ni su actitud, ni su mirada super maquillada, ni el olor de su costoso perfume costoso en el que parecía haberse bañado.

—Soy la esposa de Joseph Jonas, —contestó de forma cortante—. ¿Y quien se piensa que es usted, para entrar en mi casa e insultarme? —agregó de la misma forma y con los ojos echando chispas.

El nombre que ella le dijo, le produjo a la mujer un estremecimiento, pero rápidamente se transformó en hostilidad y dijo torpemente.

—Soy Betty Jonas. Quiero decir, Betty Collins, —rectificó confundida y se limpió una lágrima—. ¡No sabía que Joe… se había vuelto a casar! No me dijo nada sobre esto.

—Nos conocemos desde hace muchos años, pero solo llevamos casados unas semanas —contestó Demi, furiosa con Joe por ponerla en una posición tan incómoda. Él no le había dicho nada sobre que su ex mujer fuera a venir de visita—. 

Tilly, acompáñalos a la sala de estar, —le dijo al ama de llaves—. 
Estoy segura de que Joe está a punto de llegar —añadió secamente—. 

Si me disculpan, tengo cosas que hacer —dijo dirigiéndole una sonrisa al hombre, ya que éste no había sido descortés, pero no le dijo nada a Betty. 

Sus sentimientos habían sido heridos cuando la mujer le preguntó que quien era.
Fue hacia la escalera y subió sin mirar atrás.

—No ha sido muy amable ni hospitalaria —dijo Betty a su marido mirando fríamente hacia la escalera.

—No sabía que iban a venir —dijo Tilly enfadada. Nunca le había gustado la ex señora Jonas y ahora mucho menos—. Si esperan aquí dentro, les traeré el café cuando llegue el Sr. Jonas.
Betty echó una mirada furiosa al ama de llaves.
—Nunca le he gustado ¿verdad, Tilly?

—Trabajo para Sr. Jonas, señora, —contestó con dignidad—. Mis gustos y aversiones solo le interesan a él y a la Sra. Jonas, por supuesto —agregó puntualizando.

Como Betty se puso roja por la irritación, el ama de llaves salió de la habitación y cerró la puerta. Iba por el pasillo hacia la cocina y casi chocó con Joe.

— ¿Por qué entra por la puerta de atrás?
— ¿Por qué no iba a hacerlo? —dijo, sujetándola—. ¿Qué ha pasado para que estés de tan mal humor?

—Su ex mujer acaba de presentarse con su marido —le dijo severamente, dándose cuenta de la mirada dolida que puso cuando le dio la noticia—. Ha intentado atacar a la señora Jonas, pero ella ha conseguido pararle los pies —agregó con una sonrisa.

Él respiró con fuerza.

—Dios mío, olvidé llamar y decirle a Demi que los había invitado. ¿Está muy enfadada?