Estudiando la bella cara que
tenía delante, cara que reflejaba una intensa expresión de desaprobación,
sintió un enorme deseo de que Joe le
sonriera. Fue un anhelo tan intenso que, frustrada, sintió ganas de llorar ya
que sabía que no iba a conseguir una sonrisa por parte de él. Un escalofrío le
recorrió por dentro. Recordó la fiesta que se había celebrado en la mansión de
un importante arquitecto italiano, fiesta a la que su amiga Melissa la había
prácticamente arrastrado y que había sido celebrada por el elegante promotor
inmobiliario para el que ésta había trabajado. Desde el principio había
considerado un error asistir. Había sido la última velada de sus vacaciones y,
lo que realmente hubiera querido hacer, habría sido reflexionar tranquilamente
sobre la manera en la que iba a reconstruir su vida cuando regresara al Reino
Unido.
Se había preguntado a sí misma
cómo iba a lograr volver a confiar en nadie cuando la habían traicionado de una
manera tan brutal.
Pero la insistencia de su amiga
al decirle que necesitaba salir y divertirse, había estropeado sus planes.
Finalmente, en vez de la tranquila velada que había planeado pasar, había
tenido que soportar la incómoda proximidad de numerosos extraños en un entorno
muy glamuroso que no tenía la capacidad de levantarle el ánimo.
Pero las cosas habían cambiado
cuando el hombre que tenía delante en aquel momento había fijado su demasiado
perturbadora mirada en ella. Mel había estado charlando con algunos de los
invitados y ella se había quedado momentáneamente sola...
Joe le había dado la espalda a
varias personas que habían estado obviamente interesadas en hablar con él y se
había acercado a Demi. Se había presentado
como Joe. Simplemente Joe. No le había mencionado su nombre completo. Joseph Jonas.
Ella se había presentado como Demetria, nombre que apenas utilizaba, y no
comprendió por qué lo había hecho ya que todo el mundo la conocía como Demi. Pero pensó que no podía esperarse que una
persona estuviera completamente en control cuando se enfrentaba a un halo de
riqueza y de seguridad en sí mismo como el que desprendía Joe, el cual era increíblemente atractivo. Se
planteó que tal vez en aquel momento se había sentido pequeña e insegura, por
lo que había necesitado el respaldo de un nombre con un poco más de clase que
simplemente «Demi».
Había muchas razones por las que
había actuado de manera distinta aquella inolvidable noche... y aquélla era
sólo una de ellas...
Entrelazó los dedos de las manos
sobre el brillante escritorio y reunió todo el coraje que tenía para levantar
la mirada y enfrentarse a la desaprobación que reflejaban los ojos de él.
—No había planeado marcharme de
la manera en la que lo hice —explicó—. Simplemente... simplemente no quería
despertarte. Era la última noche de mis vacaciones y tenía que dirigirme al
aeropuerto para tomar un avión. Debería habértelo mencionado al principio,
pero... —añadió, ruborizándose.
—Pero estabas demasiado ocupada
con otras cosas, ¿verdad? —sugirió Joe, irónicamente—.
Aun así... deberías haberme despertado... ¡no simplemente haberte marchado sin
dejarme un número de teléfono o una dirección!
Tras decir aquello, se quedó
mirándola.
— ¡Deberías haberme permitido el
poder ponerme en contacto contigo!
—Lo siento —respondió Demi con sinceridad. Su voz reflejó cierta
impotencia. Pero le había impresionado mucho que a un hombre que se movía en
las exclusivas y privilegiadas esferas en las que lo hacía Joe, le importara y molestara el hecho de que una
amante de una noche no le hubiera dejado su número de teléfono. Se preguntó si
se habría equivocado al asumir que él la olvidaría muy fácilmente. Tal vez se
había convencido de aquello ella misma para poder soportar el dolor de dejarlo
y de no volver a verlo nunca más...
La pasión que había habido entre
ambos se había desatado en cuanto sus miradas se habían encontrado. Ni siquiera
la relativa poca experiencia de ella con los hombres le había permitido pensar
que aquello era algo normal. Había percibido una conexión muy intensa entre los
dos, una conexión entre sus almas... y aquello era algo que había deseado
experimentar desde hacía mucho.