viernes, 12 de octubre de 2012

The Duff Capitulo 63 Jemi




Estaba con Harrison Carlyle, hablando casualmente mientras se dirigían hacía el bar. Era fácil seguir su paso. Medía unos centímetros más que todos a su alrededor, miró alrededor a la muchedumbre con más seguridad que el resto de nuestros compañeros, caminó a través de la multitud con más gracia que la que cualquier adolescente normal podía manejar y mis ojos lo siguieron sin el consentimiento de mi cerebro. A mitad de camino hacia el bar, Joseph giró su cabeza en mi dirección. 

Sus ojos oscuros se encontraron con los míos por un instante. Mierda. Miré lejos, rezando que no me hubiera visto, a pesar de que estaba segura de que lo había hecho. — Dios — murmuré, apretando mi puño debajo de la mesa. — Es como si estuviera en todas partes. — ¿Quién está en todas partes? — Logan preguntó, sentándose frente a mí y me acerco un vaso a través de la lisa superficie de la mesa. — Nadie. —Tomé un trago de mi Coca light y traté de no hacer una mueca. La falta de azúcar dejó un mal sabor en mi boca. Tragué y pregunté — ¿De nuevo, cuál es el nombre de la banda que toca? — Black Tears — respondió. Si. Para mí eso sonaba como mierda emo. — Genial.

 — Nunca escuché su música — admitió Logan, pasando una mano por su cabello rubio cortado como un tazón—. Pero la gente me dijo que son buenos. Además, es la única banda en Hamilton. Parece que el resto de los que tocan aquí son de Oak Hill. — Uh-huh. Me moví incómoda en mi asiento, consciente de los ojos de Joseph sobre mí. La forma en que se deslizaban sobre mi piel me estaba enloqueciendo y esperaba que Logan no notara mi tic. Probablemente pensaría que consumía crack o algo. — Terminé Cumbres Borrascosas — dije, desesperada por comenzar con un tema de conversación que sacara mis pensamientos de Joseph. Me llevo un minuto darme cuenta que no era el mejor tema para esa tarea.

 — ¿Te gustó? — preguntó Logan. —Bueno, me dio mucho en que pensar. —Me podría haber abofeteado. ¿No era ese maldito libro el que me había alterado en primer lugar? ¿Por qué tenía que sacarlo a relucir? Pero ahora era muy tarde para cambiar de tema. Logan había saltado con una crítica completa del libro. —Lo sé. Siempre me pregunté qué había hecho que Emily Brönte eligiera escribir sobre personajes tan desagradables. Me refiero a que, a través de todo el libro, simplemente pensaba que Heathcliff y Linton eran unos bastardos, y Cathy… Movía la pajita de la bebida, solo escuchando a medias. 

Cada vez que Logan decía Heathcliff mis ojos iban automáticamente a través de sus hombros para mirar a Joseph. Como siempre estaba guapísimo, llevaba unos vaqueros y una apretada camiseta blanca debajo de una chaqueta negra un poco demasiado larga. Estaba sentado solo en el bar, estirado y casualmente acostado con ambos hombros sobre la barra del bar. Solo. Ni una sola chica aferrada a él. Demonios, incluso Harrison había desaparecido. Robert era la única persona lo suficientemente cerca como para hacerle compañía y parecía ocupado con una horda de sedientos chicos góticos. Los ojos de Joseph estuvieron fijos en mí todo el tiempo. Desde donde estaba sentada, era difícil leer su expresión, pero nunca vacilaron ni un segundo. Sí, era desconcertante, pero sabía que me hubiera decepcionado, tal vez incluso herido, si descubría que él se había dado vuelta. Realmente me atrapé a mi misma revisando cada pocos minutos si todavía me estaba mirando. 

— ¿Demi? Sorprendida, me fijé en Logan de nuevo. — ¿Hmm? — ¿Estás bien? —preguntó. Mis dedos habían estado jugando con la medalla en forma de D, colgada en una cadena alrededor de mi cuello, sin darme cuenta. Inmediatamente baje mi mano. —Estoy bien. Selena me advirtió que tal vez estés mintiendo cuando dices eso — dijo. Apreté mis dientes y busqué en la pista de baile a mi “amiga”. Estaba siendo agregada a mi lista de golpes. —Y creo que tiene razón — suspiró Logan. — ¿Qué? — Demi, sé qué está pasando —. Miró a Joseph sobre su hombro antes de volverse hacía mí con una leve inclinación de cabeza. —Te esta mirando desde que llegó. — ¿Lo estuvo haciendo? — Lo puedo ver por los espejos de allí. Y tú lo estuviste mirando también — dijo Logan.

 — Y no es solo esta noche. He visto la forma en que te mira en la escuela. En los pasillos. Le gustas, ¿cierto? — No… No lo sé. Supongo. —Dios, esto era incómodo. Simplemente seguía moviendo mi pajita entre mis dedos y mirando las pequeñas olas que se formaban en la superficie de mi bebida. No podía mirar a Logan. — No tengo que suponerlo — dijo— Es bastante obvio. Y la forma en que lo miras me hace suponer que tú también estás enamorada de él.

 — ¡No! — chillé, soltando mi vaso y mirándolo directamente. — No, no, no. No estoy enamorada de él, ¿está bien? Logan sonrió ligeramente y dijo — Pero tienes sentimientos por él. No pude ver ninguna señal de dolor en sus ojos, solo un toque de sorpresa. Eso hizo mucho más fácil darle una respuesta. — Um,… sí. — Entonces ve con él.

The Duff Capitulo 62 Jemi

 
 
Selena y Miley estaban esperando en el asiento trasero del Taurus. Ambas me sonrieron juguetonamente cuando me subí al asiento del pasajero. — Alguien se ha vestido sexy — Selena se burló — Te di esa camiseta hace 9 meses. ¿Es esta la primera vez que la usas? — Um… Si. — Bueno, se ve bien en ti — dijo — Parece que soy la Duff esta noche. Muchas gracias, D — Ella me guiñó un ojo, y no pude evitar sonreír. Selena recientemente ha tomado el uso de Duff como una palabra suya, usándola en nuestras conversaciones casuales. Al principio lo encontré un poco inquietante. Quiero decir, la palabra era un insulto. Pero luego de la revelación que tuve este día en el baño con Vikki, apreciaba lo que Selena estaba haciendo. La palabra era nuestra ahora y mientras nos aferráramos a ella, podíamos controlar el daño que infligía. — Es un trabajo sucio — me burlé. — Pero, oye, alguien tiene que hacerlo. 
 
Te prometo ser la Duff el próximo fin de semana. Ella se rió. — ¿Estás usando un sujetador con relleno? — Miley espetó, aparentemente ajena a nuestra conversación. — Tus pechos parecen más grandes. Hubo un largo momento de silencio, y de repente me di cuenta de que habría estado más segura con mi madre. Selena estalló de risa mientras yo enterraba mi rostro en mis manos. Logan no mostró ninguna reacción. Gracias a Dios. Si lo hubiera hecho, tal vez habría cometido un asesinato allí mismo. 
 
Golpeé mi cabeza contra la ventanilla hasta que mi cerebro estuvo aplastado como un panqué. En vez de reírse por lo bajo o mirar hacia mi pecho para ver si Miley tenía razón, Logan actúo como si los pechos no hubieran sido mencionados. Simplemente metió la llave en la ignición y sacó el auto de mi entrada. Nota mental, pensé, matar a Miley cuando no haya testigos. Aunque, de manera extraña, la falta de reacción de Logan me sacó de quicio. Joseph habría hecho una broma. Habría mirado mi pecho, por supuesto, pero luego habría dicho algo. Me habría hecho reír. Él no lo habría simplemente ignorado como Logan hizo. ¡Dios! De todas las cosas, esto no debería ser algo que me molestara. — Tú sabes — dijo Selena cuando fue capaz de dejar de reír. 
 
— Es bastante bueno de su parte que nos hayan invitado —Ella me sonrió, y supe que estaba contenta de ser incluida.— Pero os dais cuenta de que esto va a arruinar su cita totalmente, ¿cierto? — ¿Cómo es eso? — preguntó Logan. — ¡Porque seremos sus chaperonas! Miley declaró con demasiado entusiasmo. — Lo que hace de nuestro trabajo detener toda forma de dunga-dunga/chiqui-chiqui/ñaca-ñaca — Selena añadió. — Y vamos a disfrutar haciéndolo. — Si. Pero Logan y yo no teníamos necesidad de preocuparnos. En el minuto en el que llegamos al local, mis amigas volaron a la pista de baile, sacudiendo sus cabellos y agitando sus traseros de forma casual. 
 
—Parece que son ellas las que necesitan ser cuidadas— se rió entre dientes Logan mientras me guiaba a una mesa vacía. — Usualmente ese es mi trabajo — dije. — ¿Piensas que sobrevivirán si te tomas una noche libre? — — Veremos — Sonrió y tocó mi pendiente con la yema de sus dedos. — La banda no comenzará hasta dentro de hora y media —. Dijo, moviendo sus dedos hasta mi cuello para descansar en mi hombro. No me provocó nada. Pero si Joseph hubiera hecho esto, trazando sus dedos a través de mi piel de esa forma, yo hubiera… — ¿Quieres que consiga unas bebidas antes de que el bar se llene? —. 
 
— Seguro — dije, ahogando el pensamiento de Joseph. — Tomaré una Coca light. — Está bien — dijo. — Volveré enseguida —. Me besó en la mejilla y se fue al bar. La gente entraba a través de las puertas del club. Siempre había una mayor multitud las noches que tocaba una banda. Unas chicas de octavo grado se sentaron en la mesa de detrás de mí, jactándose en voz alta acerca de cómo pretendieron estar en la secundaria para entrar. 
 
Un estudiante de tercer año y uno de sus amigos pasaron furtivamente a mi lado, una botella de alcohol pobremente oculta colgaba de su chaqueta holgada y por una fracción de segundo, vislumbré a la morocha estudiante de primer año que Miley había visto en el partido de baloncesto semanas atrás. Caminó a través de la puerta, mano con mano con un lindo chico que no reconocí. Incluso a la distancia, pude ver la sonrisa en su rostro. 
 
Se veía hermosa y supe que una de sus pretenciosas rubias amigas estaba siendo obligada a ser la Duff en su ausencia. Y luego ella y su cita se habían ido, barridos por la multitud, dejándome con una inexplicable sonrisa en mis labios. No sabía qué clase de banda iba a tocar, pero basado en la cantidad de chicos con el pelo morado y aros en los labios que estaban entrando, supuse que iba a escuchar música emo. Ahí se fue mi sonrisa. Genial. Chicos llorones con guitarras. Totalmente mi estilo, ¿cierto? Estaba mirando distraídamente el torrente de gente cuando él apareció entre la multitud. Al principio ni siquiera lo noté.

miércoles, 10 de octubre de 2012

The Duff Capitulo 61 Jemi



Suspirando, solté el horrible lazo de la caja y chasqueó al abrirse la tapa. Dentro había una pequeña cadena plateada con un amuleto blanco de metal en forma de D. Como los que las chicas usan en la escuela media, como si olvidaran su propio nombre o algo.

Mamá se inclinó hacia adelante y sacó el collar de la caja—. Lo vi y pensé en ti, —dijo ella—. Gracias mamá.

Se quitó su bolso y se movió alrededor para pararse tras de mí, quitando mi cabello hacia un lado para que pudiera cerrar la cadena alrededor de mi cuello. —Va a sonar cursi, así que trata de no voltear los ojos, ¿sí? Pero quizás esto te ayude a recordar quién eres mientras estás resolviendo las cosas. —Me colocó el pelo y se paró frente a mí de nuevo—. Perfecto, —dijo ella—. Te ves maravillosa, dulzura.

—Gracias, —dije, y esta vez lo decía en serio. Verla me hizo darme cuenta de lo mucho que había extrañado a mi madre. En ese momento, el timbre sonó y supe que tenía que ser Logan. Mientras alcanzaba el pomo, sentí a mamá deslizarse a su lugar tras de mí, preparada para observar.
Oh, genial.
—Hola —dije, abriendo la puerta y tratando de no mirar la sonrisa cegadora de Logan.

—Hola, —dijo él—. Guau. Estas muy guapa.
—Por supuesto que sí, —intervino mamá—. ¿Qué esperabas?
—Mamá, —siseé, disparándole una mirada matadora sobre mi hombro.
Ella se encogió de hombros. —Hola, Logan, —dijo, saludando—. Soy Diana, la madre de Demi. Lo sé, parezco más su hermana, ¿cierto? —Rechiné mis dientes. Logan rió.

—Diviértanse, —dijo mamá, besándome en la mejilla—. Voy a embalar algunas de mis cosas que todavía siguen aquí, pero voy a hablar en un centro de retiro en Oak Hill el sábado, así que me quedaré en un hotel el fin de semana. Comeremos juntas el almuerzo mañana y así obtendré todos los detalles.

Me empujó fuera por la puerta antes de que pudiera discutir esto, y luego estaba sola en el porche con Logan.
—Es graciosa —Dijo él.
—Está loca —Murmuré yo.

— ¿Qué clase de charlas dan? ¿Dijo que iba a una casa de retiro?
—Oh. Ella escribió un libro sobre autoestima. —Miré de regreso hacia la casa, viendo a través de la ventana como mi mamá se movía, dirigiéndose a la habitación donde solía dormir, preparada para embalar las pocas cosas que había dejado atrás. Nunca me había dado cuenta de la ironía ahora. 

Por los últimos meses, había estado luchando con mi propia autoestima mientras mi madre le enseñaba a otros como mejorar las suyas. Quizás si hubiera hablado con ella. No me hubiera tomado tanto tiempo resolver las cosas. — Habla con gente alrededor del país acerca de aprender a aceptarse a sí mismos.

—Suena un trabajo divertido —Dijo Logan.
—Quizás.
Él sonrió, envolviendo su brazo alrededor de mi cintura y guiándome fuera del porche.
Suspiré y me solté para entrar en el coche.

The Duff Capitulo 60 Jemi



Eran casi las ocho cuando yo luchaba por bajar las escaleras con mis sandalias de plataforma, arriesgando mi seguridad por el bien de verme más alta. Tuve cuidado de apartar mis ojos cuando pasé por la cocina porque papá, obviamente pensando que las rosas eran de parte de Logan, había puesto el buqué en un jarrón antiguo en la mesa del comedor anoche. Era un gesto dulce, pero ver las brillantes rosas rojas solo me traía de vuelta las preguntas fastidiosas. 

Así que llegué a la sala y me dejé caer en el sofá para esperar por mi cita, prometiéndome que iba a resolver mi desastre romántico en algún momento del fin de semana. Por falta de nada mejor que hacer, agarré la copia de la guía de programas de televisión que reposaba sobre la mesa de café y comencé a ojear la agenda de programas. Una nota amarilla que se mantenía entre las páginas llamó mi atención y salté a la sección que estaba señalando. Papá había resaltado un maratón de Lazos de Familia para el próximo sábado en la noche, usando la pequeña hoja de papel como marca libros. Sonreí y saqué un bolígrafo de mi cartera, garabateando, —Yo haré las

palomitas de maíz, —en el papel amarillo. Papá lo vería cuando regresara a casa de su reunión.
Justo cuando puse la revista de vuelta a la mesa, el timbre de la puerta sonó. Me levanté tan rápido como pude sin caerme y caminé hacia la puerta, esperando ser saludada con una gran sonrisa inmerecida de Logan. Pero la sonrisa que deslumbraba frente a mí, mientras era brillante y blanca, pertenecía a alguien completamente diferente.

— ¿Mamá? —Prácticamente jadeé la palabra, sonando como una chica en una telenovela quien apenas se ha enterado de que su hermana gemela malvada todavía estaba viva o algo. Avergonzada, aclaré mi garganta y dije—, ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en Tennessee.

—Lo estaba, pero vine a visitarte, por supuesto, —respondió mi madre, ladeando su cabeza hacia un lado con su estilo de estrella de cine. Su pelo rubio platino fue agarrado en limpio en un clip por la parte posterior de la cabeza, llevaba un vestido rojo y negro que le llegaba hasta las rodillas. Típica Mamá.
—Pero está, como a, siete horas de camino —Dije.
—Oh, créeme, lo sé. —Suspiró dramáticamente—. Siete horas y medias en un tráfico terrible. Así que... ¿vas a invitarme a entrar o no? Me di cuenta por la forma en que sus manos retorcían la correa de su bolso que estaba nerviosa de estar de vuelta en esta casa.
—Um, sí, —dije, apartándome del camino—. Entra. Disculpa. Pero, uh, papá no está aquí.

—Lo sé. —Ella estaba mirando alrededor de la sala de estar de una forma que me hacía sentir ansiosa por ella. Ella miró el sillón y el sofá que le había pertenecido a ella como debatiendo si tenía permitido sentarse allí o no—. Tiene sus reuniones de A.A los viernes. Él me lo dijo.

— ¿Hablaste con él? —Esto era noticia para mí. Hasta lo que yo sabía, mis padres habían estado evitando el contacto desde la reaparición de mi madre el mes pasado.

—Hemos hablado por el teléfono dos veces. —Quitó sus ojos de los muebles y los concentró en mí. Se sintieron como pesos pesados en mis hombros—. Demi, dulzura...— Su voz era suave y triste. Dolorosa de escuchar—. ¿Por qué no me dijiste que estaba bebiendo de nuevo?
Me moví, tratando de deslizarme por debajo de su mirada. —No sé, —murmuré—. Supongo que esperaba que pasara. No quería que te preocuparas por nada.

—Entiendo, pero Demi esto es un asunto serio, —dijo ella—. Lo sabes ahora, espero. Si alguna vez sucede de nuevo, no te lo guardes para ti. Tienes que decírmelo. ¿Entiendes?
Asentí.
—Bien. —Suspiró, viéndose inmensamente aliviada.
—De cualquier manera, eso no es por lo que estoy aquí.
— ¿Por qué estás aquí?
—Porque tu padre también me dijo algo más, —ella se burló—. Algo acerca de un chico llamado Logan Tucker.

— ¿Condujiste siete horas y media porque tengo una cita?
—Tengo otras razones para estar en Hamilton, —dijo ella—. Pero esta es la más importante. Así que, ¿es verdad que mi bebé tiene un novio?
—Um, sí, —dije, encogiéndome de hombros—. Supongo.
—Bueno, háblame acerca de él, —instó mamá, finalmente decidiéndose por sentarse en el sofá—. ¿Cómo es?
—Es bueno, —digo—. ¿Cómo está el abuelo?
Sus ojos se redujeron con sospecha. —Está bien. ¿Qué pasa? Estás tomando la píldora, ¿verdad?
—Dios, madre, sí, —gruñí—. Ese no es el tema.
—Gracias a Dios. Estoy muy joven y sexy como para ser una abuela.
No bromees, pensé, recordando a Vikki.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —presionó ella—. Vine porque escuché que tenías una cita caliente esta noche y quería tener ese momento especial de Mamá. Pero si estás teniendo problemas, tengo que derramar algún consejo de Mamá también. ¿Es como una visita dos por una, cierto? Hace que el tiempo del viaje valga la pena.
—Gracias, —me quejé.

—Oh, dulzura, bromeó. ¿Qué sucede? ¿Qué sucede con ese chico?
—Nada. Es absolutamente perfecto. Es listo y bueno y totalmente correcto para mí. Solo que hay otro chico...—Sacudo mi cabeza—. Es estúpido. Estoy siendo una idiota. Solo necesito un poco de tiempo para pensar las cosas. Eso es todo.

—Bueno, —dijo mamá levantándose—. Solo recuerda hacer lo que te haga feliz, ¿de acuerdo? No te mientas a ti misma porque piensas que es más seguro. La realidad no funciona de esa manera...creo que te dije eso antes.
Lo había hecho.

Pero había estado corriendo por tanto tiempo que ya no estaba segura de lo que quería.
—Aunque, —continuó mamá–. Te traje algo para tu cita y puede que te ayude mientras piensas las cosas.
Vi con leve horror mientras sacaba una caja rosa y amarilla de su bolso. Cualquier objeto que iba envuelto en esos colores no podía ser una cosa buena. — ¿Qué es? —Pregunté mientras colocaba la caja en mi mano extendida.
—Ábrelo y descúbrelo, tonta. 

martes, 9 de octubre de 2012

The Duff Capitulo 58 Jemi



Llamar a Vikki una cualquiera o una perra era como llamar a alguien la Duff. Era insultante y doloroso, y era uno de esos títulos que solo alimentaban un miedo interno que toda chica debió tener de tiempo en tiempo. Sucia, perra, mojigata, idiota. Eran todos lo mismo. Toda chica se siente como si una de estas etiquetas sexistas la haya descrito hasta cierto punto.

Así que, quizás, toda chica se sentía como la Duff, ¿también?
—Dios, es tarde, —dijo Vikki mientras sonaba el timbre de entrada—. Debo irme. Observé mientras cogía su bolso y sus libros del mostrador, preguntándome qué estaba
sucediendo en su cabeza. ¿Todo esto la había hecho consciente de las consecuencias de sus elecciones?
Nuestras elecciones.
—Nos vemos, Demi, —Dijo ella, caminado hacia la puerta.
—Hasta luego, —dije. Luego, sin quererlo, añadí, —Y, Vikki...Lo siento. Está muy mal la forma en que la gente está hablando de ti. Solo recuerda que lo que ellos dicen no importa.

—De nuevo, pensé en Joseph y en lo que me había dicho en su habitación—. Las personas que te insultan solo están tratando de hacerse sentir mejores. Ellos también la han jodido antes. No eres la única.
Vikki parecía sorprendida. —Gracias, —dijo ella. Abrió su boca como si fuera a decir algo más, pero luego la cerró de nuevo. Sin otra palabra, dejó el baño.

Por todo lo que sabía, Vikki podría salir y juntarse con otro tipo esa misma noche. Ella quizás no haya aprendido nada de esta experiencia. O quizás cambiaría todo su comportamiento —en el último caso, podría ser más cuidadosa. Quizás nunca lo sepa. Esa era su elección. Su vida. Y no era mi papel el juzgarla.
Nunca era mi papel el juzgar.
Y mientras caminaba por el pasillo, cinco minutos tarde para inglés, decidí que lo pensaría dos veces antes de llamar a Vikki, o a cualquier otra en ese caso, una perra de nuevo.
Porque ella era como yo.

Justo como todos los demás.
Eso era algo que todos teníamos en común. Todos éramos fáciles o sucias o mojigatas o Duffs.
Yo era la Duff. Y eso era algo bueno. Porque nadie que no se sintiera como la Duff no tendría amigos. Todas las chicas se sienten feas alguna vez. ¿Por qué me había tomado

todo este tiempo el descubrirlo? ¿Por qué me había estresado por esa tonta palabra por tanto tiempo cuando era tan simple? Debería estar orgullosa de ser la Duff. Orgullosa de tener grandes amigas que, en sus mentes, eran mis Duffs.

Demi, —me saludó el Sr. Perkins mientras entraba al salón y tomaba mi asiento—. Bueno, mejor tarde que nunca, supongo.
—Sí, —dije—. Lamento que me llevara tanto tiempo.

Cuando llegué a mi casa esa tarde, estaba muy cansada para subir las escaleras, así que me tumbe en el sofá y caí en un bonito sueño. Había olvidado lo bueno que uno se sentía después de una siesta en la mitad del día. Quiero decir, los europeos tenían la idea correcta con sus siestas. Los americanos deberían incluirlas en sus agendas diarias porque son increíblemente refrescantes, especialmente después de un día dramático como el que yo había tenido.

Eran casi las siete cuando me desperté, lo cual no me daba mucho tiempo para prepararme para mi cita. Mi pelo se veía como un pajar luego de dormitar en el sofá, tomaría casi la hora completa para repararlo. Genial.
Desde que comencé a salir con Logan, he estado prestando más atención a cómo me veo. No es como si a él le importaran esa clase de cosas. 

El tipo probablemente diría que me veo bien vestida con un traje de payaso, con la peluca de colores y todo. Pero sentía la necesidad constante de impresionarlo. Así que alisé mi cabello y lo arreglé en una cola de caballo alta, me puse un par de pendientes de plata de pinza , soy muy cobarde como para hacerme los agujeros en las orejas y la camisa que me había regalado Selena por mi diecisiete cumpleaños. Era de seda blanca con diseños intrincados de plata y me quedaba ceñida en el pecho, lo que hizo que mis senos diminutos parecieran algo más grandes.