Otro silencio embarazoso.
— ¿Por qué estás aquí, Joseph?
—Te lo dije, — dijo él. —Me preocupé. Me estuviste
evitando durante la semana pasada en la escuela y cuando te llamé hoy, no
respondiste. Pensé que tal vez te había pasado algo con tu padre. Entonces vine
para asegurarme de que estabas bien.
Me mordí el labio inferior, una oleada de culpa se
tendía sobre mí. —Eso es dulce, — Murmuré. —Pero estoy bien. Papá se disculpó
por lo de la otra noche, y está asistiendo a reuniones de A.A ahora, así que…
— ¿Así que no ibas a decírmelo?
— ¿Por qué tendría que hacerlo?
— ¡Porque me importa! —Gritó Joseph.
Sus palabras chocaron dentro de mí, aturdiéndome por un segundo. — ¡He estado
preocupado por ti desde que dejaste mi casa hace una semana! Ni siquiera
dijiste porque te ibas, Demi. ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Solo asumir que
ibas a estar bien? —.
—Dios, —Murmuré. —Lo siento. Yo no… —
— ¡Me estoy preocupando por ti, y tu estás jodiendo
con ese pequeño pretencioso!
— ¡Oye! —Grité. —No metas a Logan
en esto.
— ¿Por qué me estuviste evitando? —preguntó.
—No te estuve evitando.
—No mientas —Dijo Joseph. —Estuviste haciendo todo lo que
pudiste para mantenerte lejos de mí. Tú ni siquiera me miras en clase y
prácticamente corrías a toda velocidad cada vez que me veías llegar. Incluso
cuando me odiabas, no actuabas así. Tal vez me amenazaste con apuñalarme, pero
tú nunca... —
—Todavía te odio —Le gruñí. — ¡Eres exasperante!
Actúas como si te debiera algo. Lamento haberte preocupado, Joseph,
pero simplemente no puedo estar contigo nunca más. Me ayudaste a escapar de mis
problemas por un tiempo, y aprecio eso, pero tengo que afrontar la realidad. No
puedo seguir huyendo.
—Pero eso es exactamente lo que estás haciendo ahora
—Siseó Joseph.
—Estás escapando.
— ¿Disculpa? —
—No lo hagas Demi —Dijo —Eres más inteligente que eso y
yo también. Finalmente entiendo lo que quisiste decir cuando te fuiste. Dijiste
que eras como Hester. Ahora lo entiendo. La primera vez que viniste a mi casa,
cuando escribimos ese ensayo, tú dijiste que Hester estaba tratando de escapar.
Pero todo atrapó a Hester al final, ¿cierto? Bueno, algo te atrapó finalmente,
pero tú simplemente estas huyendo de nuevo. Sólo que él — Joseph apuntó
hacia mi habitación— es tu escape esta vez. —Dio un paso más hacia mí,
forzándome a estirar mi cuello aún más para ver su rostro. —Admítelo, Duffy.
—
— ¿Admitir qué? —
—Que estas escapando de mí, —Dijo. —Tu te diste
cuenta de que estas enamorada de mí y te echaste para atrás porque te
asustaste.
Me burlé como si fuese ridículo — deseando que fuese
ridículo — y giré mis ojos, retrocediendo para enseñarle que no podía
intimidarme, que no estaba en lo cierto. —Oh por Dios. Supéralo. Eres tan
condenadamente dramático, Joseph. Esto no es una maldita telenovela.
—Tú sabes que es cierto.
—Incluso si lo fuera —Grité — ¿qué importancia
tiene? Puedes dormir con cualquiera, Joseph. ¿Entonces qué, si me alejé?
¿Entonces qué, si tengo sentimientos por ti? ¡Sólo fui un polvo para ti! Nunca
te comprometerías conmigo. Nunca te comprometerías con nadie, pero
especialmente no con la Duffy. Tú ni siquiera me encuentras atractiva.
—Tonterías —gruñó. Sus ojos se posaron en mi rostro
mientras se movía hacia mí, otra vez.
Estaba tan cerca. Mi espalda estaba pegada a la
pared y Joseph estaba
solo a unas pulgadas de mí. Había sido sólo una semana, pero parecían siglos
desde que habíamos estado en esta clase de proximidad. Un escalofrío corrió por
mi espalda mientras recordaba la forma en que sus manos se sentían sobre las
mías. La forma en la que él siempre me hacía sentir deseada, incluso llamándome
la Duff.
¿Lo hacía? ¿Me hallaba atractiva a pesar del apodo? ¿Cómo? ¿Por qué? —
¿Entonces por qué me llamabas así? —Susurré — ¿Sabes cuánto duele eso? Cada vez
que me llamabas Duffy, ¿Sabes qué me hace sentir cómo una mierda? —
Joseph parecía
sorprendido — ¿Qué? —Cada vez que me llamas así, —dije, —me estás diciendo lo
poco que piensas en mí. Lo fea que soy. Dios, como puedes posiblemente hallarme
atractiva cuando me tiras abajo todo el tiempo. —Siseé las últimas palabras con
los dientes apretados.
—Yo no… -Sus ojos mirando sus zapatos un momento.
Podía decir que él se sentía culpable. Demi, lo siento. —Miró a mis ojos de nuevo. —Yo no quise
—.Su mano se acercó buscando la mía.
—No —le corté, alejándome de él. Me deslicé y di un
paso lejos de la pared. No iba a dejarme acorralar. No iba a dejar que él
tuviera el poder aquí.
—Sólo detente, Joseph. — No importaba si una parte de él
me hallaba atractiva. Eso no cambiaba las cosas. Yo era simplemente otra chica
con la que él se había acostado. Una entre muchas.
—Yo no signifiqué nada para ti, —Le dije.
— ¿Entonces por qué estoy aquí? —Dijo, girando su
cara hacia mí. — ¿Por qué demonios estoy aquí, Demi? — Lo fulminé con la mirada. —Te diré
por qué. Tus padres te dejaron solo, así que tú llenas tu vida con aventuras
sin sentido. Con chicas con las que tú nunca tendrías algo serio; chicas que
prácticamente te adoran, para que ellas no te abandonen. La única razón por la
que estás aquí es porque no puedes aceptar la idea de que alguien más se haya
alejado
de ti. Tu sensible ego no puede manejarlo y es más
fácil hacer que yo te extrañe que hacer que tus padres regresen a casa.
Él estaba sin palabras, sólo mirándome con su
mandíbula visiblemente tensa, por unos segundos.
— ¿Acerté, Joseph? —Escupí. — ¿Acaso te entiendo tan
bien como tú piensas que me entiendes? — Me fulminó con la mirada por unos
minutos, largos minutos, antes de retroceder un paso.
—Está bien —murmuró. —Si es eso lo que quieres, me
iré.
—Si, —dije. —Deberías—. Se giró y abandonó la casa.
Oí la puerta delantera cerrarse y supe que se había ido. Para bien. Respire
lenta y profundamente para aclarar mi cabeza y caminé hacia mi habitación,
donde Logan me
estaba esperado.