viernes, 28 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 35 Jemi




Alejé mis ojos de mis amigas mientras desaparecían tras un grupo de nuevos y volví mi atención al chico radiante en frente de mí. —Si te conocen del todo, Logan, lo creerán por completo, —dije—. Todos hemos sabido que estabas destinado para grandes cosas por un largo tiempo. Quiero decir, yo lo he sabido por años.

Logan parecía sorprendido. — ¿Años? Pero realmente no empezamos a hablar sino hasta hace unas pocas semanas.
—Pero hemos tenido clases juntos desde que éramos nuevos, —le recordé—. No tenías que hablarme para que yo supiera que eras genial. —Sonreí y lo palmeé en la espalda. —Y acabas de confirmarme que estaba en lo correcto. —El timbre sonó, y me volteé hacia las puertas que guiaban al estacionamiento de estudiantes.

—Te veo después, logan. ¡Felicitaciones!
—Sí. Gracias, Demi.
Mientras caminaba hacia las puertas dobles, me preguntaba si había dicho demasiado. ¿Me entregué como una casi-acosadora? Dios, esperaba que no. La última cosa que quería era asustar y alejar al pobre chico después de contacto humano real de menos de un mes. Eso realmente me haría una perdedora.

Estaba a punto de empujar la puerta abierta que me guiaba al estacionamiento de estudiantes cuando un sonoro “Ahem” llamó mi atención. Me volteé y vi a Selena inclinada sobre el casi vacío estante de trofeos, con sus brazos cruzados sobre su pecho. La manera en que sus ojos se redujeron me molestó de inmediato.
— ¿Qué? —Pregunté.

Ella frunció el ceño y dejó caer sus brazos pesadamente a sus lados. —Nada, —se quejó—. ¡Olvídalo!
— ¿Selena, qué estás--?
–Ahora no, D. —Se volteó y comenzó a alejarse de mí—. Tengo práctica de animadoras.
Mis manos volaron automáticamente a mis caderas. — ¿Qué demonios está mal contigo? — demandé—. Suenas como una completa perra.
Se detuvo y me miró sobre su hombro. — ¿Yo soy la perra? Me ignoras, y ¿soy la perra? ¡Qué demonios Demi! —Sacudió su cabeza—. Lo que sea. No voy a tener esta

conversación ahora. No cuando debimos haberla tenido hace diez minutos, como le dijiste a Miley que lo harías. Supongo que estabas muy ocupada pasando el rato con ese tonto para—
—Criticar a logan suena muy de perra para mí, Selena, —contraataqué. ¡Cómo se atrevía! Ella sabía que me gustaba. ¡Sabía que él prestándome atención era algo importante!

Lo sabía, ¿y estaba siendo una perra por ello? — ¡Estás actuando como una animadora coqueta con buen gusto!
Sus ojos relampaguearon, y por un segundo pareció como si fuera a golpearme. Seriamente pensé que iba a entrar por completo, en una pelea de chicas de reality show, jalándonos los cabellos, con mi mejor amiga en frente de las puertas del estacionamiento.

Pero ella se fue. Sin decir una palabra. Ni un sonido. Ella sólo se desvió hacia el gimnasio, dejándome molesta y totalmente confundida.

Yo me había peleado antes con Selena, suele pasar cuando se lleva tiempo siendo amigas. Pero este argumento realmente me desconcertó, sobre todo porque yo no sabía hasta donde estaba de acuerdo . Me asaltaron en el estacionamiento, tratando de averiguar lo que podría haber hecho para merecer ese drama. Las cosas tendrían que mejorar .
Mi coche no arrancaba. Lo traté varias veces, pero nada. La batería estaba completamente muerta.

—A la mierda- Grité, golpeando el volante con el puño.
Esto no era lo que necesitaba. ¿No había sido mi día ya bastante malo? ¿No había sido mi vida bastante mala? Era como si nunca nada fuera bien .
— ¡Mierda! ¡Maldita sea! ¡Al infierno! Pedazo de ...
— ¿Tienes problemas con el coche, Duffy?

Pare de despotricar algo ofendida. Abri la puerta y le dije a Joseph: —Mi coche de mierda no arranca. —Entonces vi a la chica a su lado. Delgada y con grandes pechos. No era Louisa Farr. Esta chica era mas guapa. Tenía un rostro redondo y dulce con el pelo rizado castaño hasta los hombros y unos grandes ojos grises. Más guapa que yo, por supuesto. Es probable que algunas estudiantes de primer año se sintieran atraídas por Joseph con solo echarle un vistazo; sonrisa sexy y un cochazo. Una vez más, sentí la punzada de los celos dominandome. Sólo SPM.
— ¿Quieres que te lleve? —Preguntó.

—No—le dije rápidamente. —Voy a llamar a... — Pero, ¿a quién iba a llamar?
Mamá estaba en Tennessee. Papá estaba en el trabajo. Demi estaba en el ensayo. No es que importara. Ella estaba enfadada conmigo de todos modos ella y Miley siempre las iban a buscar sus padres o iban conmigo. ¿Quién iba a venir a buscarme?

—Vamos, Duffy, — dijo Joseph, sonriéndome. —Sabes que puedes venir conmigo. —Él se inclinó para mirarme a los ojos. — ¿Qué es lo peor que podría pasar?

—Está bien—. No había forma de que fuera en el mismo coche con Joseph y su última conquista. No. No era una casualidad. —No seas ridícula. No tienes quien te venga a buscar .No tiene sentido que estés en el aparcamiento hasta el anochecer. Sólo tengo que dejar a Amy y entonces puedo llevarte a casa.

Amy, pensé. Así que ese es el nombre de la tonta. Entonces algo en el fondo de mi mente hizo clic. ¡Oh, Dios mío! ¡Amy! ¡Amy era su hermana! Miré a la chica otra vez, preguntándome cómo no me habia dado cuenta. Pelo rizado castaño, oscuros ojos grises, muy atractiva. El parecido era obvio. Yo era una idiota increíble. Joseph se acerco y cogio las llaves del coche.

—Muy bien—dije, sintiéndome mucho mejor. Cogí de nuevo mis llaves y las metí en mi bolso. —Voy a coger unas cosas—. Una vez que tuve todo lo que necesitaba, cerré la puerta y Joseph me guió hasta su coche, era fácil de detectar, ya que era el único Porsche del aparcamiento.

—Ahora, Duffy, — dijo Joseph mientras se sentaba en el asiento del conductor. Me senté atrás para que Amy, pudiera sentarse delante con su hermano. —Tendrás que admitir que yo también hago cosas buenas por la gente en ocasiones.

—Nunca he dicho lo contrario—.Le dije tratando de situarme en el estrecho asiento trasero. Dios, siendo un coche de lujo el porche tenia espacio cero para las piernas. Tuve que sentarse de lado con las rodillas casi en mi pecho. No era cómodo. —Siempre lo haces si sacas algo a cambio.
Joseph se burlo. — ¿Has oído eso, Amy? ¿Puedes creer lo que piensa de mí?
—Estoy segura de que Amy sabe como eres.
Joseph se quedó en silencio. Amy se echó a reír, pero ella parecía un poco nerviosa. 

The Duff Capitulo 34



Saqué mi trasero de ese salón de clases en el segundo en el que la campana sonó. Mi cabeza iba a explotar si escuchaba la risa femenina de oh-estoy-tan-feliz-de-que-estés-coqueteando-conmigo- Joseph otra maldita vez. ¡Qué importaba si era tan delgada como mi dedo meñique y tenía senos del tamaño de balones de baloncesto! Apuesto a que tiene un coeficiente intelectual de veintisiete.

Deténte, me dije. Louisa nunca me había hecho algo. No tenía derecho de pensar esas cosas de ella...aunque realmente pudiera ser una idiota.
Lancé mis cosas dentro de mi casillero y corrí hacia la cafetería, ansiosa de escapar del edificio de la escuela. Estaba tan concentrada en no pensar acerca de mis celos inducidos por el SPM hasta que salté a detenerme cerca de cinco pies de él.
— ¿Estás apurada? —me preguntó.
—Algo así, —suspire—. Disculpa por casi chocar contra ti.
—No es problema. —Nerviosamente jugó con sus lentes.
— ¿Piensas que te importaría ralentizar un poco el paso? Me gustaría hablar contigo.

No estaba tan sorprendida. Logan y yo medio nos estábamos volviendo amigos durante las últimas semanas. La mayoría de las veces hablábamos en clases de de “colocación avanzada”***, pero ya saben, era una mejora definitiva. En realidad, de alguna manera empezaba a sentirme cómoda a su alrededor. Si bien mi corazón todavía revoloteaba un poco cuando entraba en la habitación, ya no me preocupa el perder la voz.
—Seguro. —Dije. Al menos me daría algo más en qué pensar por un par de minutos.

Sonrió y avanzó un paso hacia mí. — ¿Puedes guardar un secreto? —preguntó mientras alcanzábamos la cafetería, donde el cuerpo estudiantil se congregaba, esperando por el timbre final que los despediría para la tarde.
—La mayoría del tiempo. ¿Por qué?
— ¿Recuerdas cuando falté a clases un par de semanas antes? ¿El día después de San Valentín?
—Uh-huh. Creo que fue el peor día en la vida del Sr, Chaucer, —dije—. Pensé que el tipo iba a llorar cuando se dio cuenta de no había nadie allí que hiciera la mayor parte de su trabajo por él.
Logan se rió –pero solo una pequeña risa— y dijo, —Estaba faltando a la escuela...bueno, por una entrevista. —Sacó un gran sobre de dentro de su suéter y susurró—, presenté para Harvard. Estaba mañana acabo de recibir la carta.

— ¿Por qué es eso un secreto?
Sus mejillas se sonrojaron de la forma más tierna posible. —No quiero ser humillado si no entro, —dijo.
—Entrarás.
—Eso no lo sé.
—Yo sí.
—Desearía tener tanta confianza en mí mismo como tú la tienes en mí.
—Oh, vamos, Logan, —dije seriamente—.Todos los mejores políticos —como senadores y presidentes— van a escuelas geniales. Vas a ser un excelente político, así que tienen que dejarte entrar. Además, eres uno de los chicos más inteligente de la clase de graduandos. ¿Eres el mejor de la clase, cierto?

—Lo soy, —Logan acordó, con el ceño fruncido hacia el sobre—. Pero...pero es Harvard.

—Y tú eres Logan. —Me encogí de hombros—. Aún si no entraras, hay millones de otras escuelas que matarían por tenerte. Eso no importa, sin embargo, porque sé que entraste. Hazte un favor y abre la carta.
Logan se detuvo en el medio de la cafetería y me sonrió. —Ves, —dijo él—, esto es por lo que quería que fueras tú la que estuviera conmigo cuando la abriera. Sabía que serías— Lo corté. —Mientras que estoy segura de que tus próximas palabras que salgan de tu boca serán increíblemente dulces, estoy cien por ciento consciente de que estás evadiéndolo. Abre la carta, Logan. Incluso un rechazo será mejor que ponerte en este infierno. Te
sentirás mejor si solo la lees.
—Lo sé. Yo—
—Ahora.
Abrió el sobre, y me di cuenta de lo raro que era esto. Él estaba viniendo hacia mí con esta cosa tan personal. Por apoyo. Por estímulo. Atrás en Enero, nunca me hubiera imaginado ordenándole a Logan Tucker que abriera su carta de aceptación. Nunca me hubiera imaginado hablando con él, punto.

Dios, mi Dios, cuánto han cambiado las cosas.
De las mejores formas posibles, por supuesto.
Sacó el papel del sobre marrón con los dedos temblando y empezó a leer. Vi sus ojos escanear la hoja y agrandarse. ¿Era eso felicidad o depresión? ¿Sorpresa, quizás?

¿Sorprendido de que entrara o sorprendido de que no lo hiciera?
— ¿Bueno?
—Yo...yo fui aceptado. Logan  dejó caer el papel y lo dejó flotar con gracia hasta el suelo—. Demi, ¡entré! —Me agarró por los hombros y empujó hacia él, envolviendo sus brazos a mí alrededor.

Eso era otra cosa que no hubiera esperado de vuelta en enero.
—Te dije que lo harías, —dije, devolviendo el abrazo.
Sobre su hombro, divisé a Selena y Miley caminando a través de la cafetería. Me miraban mientras se movían por la multitud de estudiantes; me vieron abrazada entre los brazos de Logan. Pero por alguna razón las expresiones de sus rostros no reflejaban la felicidad que yo sentía. Miley se veía medio triste, pero Selena...bueno, se veía completamente furiosa.
¿Por qué? ¿Qué estaba pasando con ella? Con ambas.

Logan me apretó antes de dejarme ir y se arrodilló para agarrar su carta caída. —No puedo creerlo. Mis padres nunca lo creerán. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 33 Jemi



Papá no estaba mejor al siguiente día.
O el día después de ese.
Regresó al trabajo al final de la semana, pero estaba segura de que no era la única que notó que llevó las resacas con él. Parecía que siempre había cerveza o whiskey alrededor de la casa ahora. Siempre estaba desmayado en el sofá o encerrado en su habitación. Y nunca me lo mencionó. Como si no lo notara. ¿Se suponía que debía ignorarlo? ¿Pretender que no era un problema?

Quería decir algo. Quería decirle que se detuviera. Que estaba cometiendo un error enorme. Pero ¿cómo? ¿Cómo una chica de diecisiete años convence a su padre de que ella sabe lo que es mejor? Si trataba de detenerlo, quizás se pondría a la defensiva. Quizás pensaría que lo he abandonado también. Quizás se molestaría conmigo.

Desde que papá había dejado de tomar antes de que yo naciera, realmente no sabía mucho acerca del proceso completo de sobriedad. Supe que tuvo un padrino una vez. Un tipo alto, calvo de Oak Hill al que mamá siempre le enviaba tarjetas de navidad cuando era una niña. Papá ya no habla más de él, y yo estaba segura de que, aún si lo intentara, no sería capaz de encontrar su número. Si lo hiciera, ¿qué diría? ¿Cómo funcionaba todo eso del padrino?

Me sentía impotente e inútil, y más que todo, avergonzada. Sabía que, con mamá ausente, era mi trabajo hacer algo. Sólo que no tenía idea de lo que ese algo era.
Así que en las semanas después de que mi mamá dejara Tennessee, pasé la mayor parte del tiempo evitando a mi papá en la casa. Realmente nunca lo había visto ebrio en mi vida, así que no sabía que esperar. Todo lo que tenía eran los detalles de conversaciones que había escuchado por casualidad cuando era una niña. Él había sido una persona violenta una vez. Tenía temperamento. No podía imaginarme esto viniendo de mi padre, pero no quería empezar a hacerlo en algún momento pronto. Así que me quedé en mi habitación, y él se quedó en la suya.

Me seguía diciendo que esto pasaría. Mientras tanto, había mantenido su pequeño secreto para mí misma. Por suerte para mí, mamá era lo suficientemente crédula para creerme cada vez que le decía que todo estaba bien por teléfono, a pesar de mis menos que buenas habilidades para la actuación.
Honestamente, pensé que esconder mis secretos de Selena sería lo más difícil. Siempre podía ver a través de mí, después de todo. Traté evitándola al principio, ignorando sus llamadas e inventando excusas cuando me pedía que saliéramos. Nunca la llamé para lo

de la Noche de Chicas que había sugerido en el baño. Estaba segura de que me bombearía con preguntas en el segundo en que me tuviera sola, así que siempre traté de usar a Miley, la pobre ignorante, como parachoques. Pero al pasar una semana, tuve esta extraña sensación de que Selena se estaba alejando de mí.
Llamó menos y menos.
Dejó de preguntarme si quería ir al Nest los fines de semana.
Hasta cambió asientos con Jeanine en el almuerzo, poniéndose al otro lado de la mesa – tan lejos de mí como fuera posible. Una o dos veces, la había pillado brindándome miradas malvadas.

Quería saber cuál era su maldito problema, pero tenía miedo de confrontarla. Sabía que si realmente hablásemos de ello, no sería capaz de seguir mintiendo acerca de papá. No a ella. Pero era su secreto, su vergüenza, no era mía para contarla. No dejaría que nadie, ni siquiera Selena, lo supiera.
Así que tuve que dejar pasar su rareza extrema por un tiempo.
Joseph era la única cosa llenándome esas semanas. Una parte de mi estaba horrorizada de mí misma, pero ¿qué podía decir? Necesitaba ese escape –esa altura— más que nunca, y siempre estaba a una corta distancia. Una dosis tres o cuatro veces por semana era todo lo que necesitaba para mantenerme cuerda.
Dios, era como una endemoniada drogadicta. Quizás mi cordura ya se había largado hace mucho tiempo.

— ¿Qué harías sin mí? —preguntó una noche. Estábamos enredados en las sábanas de seda de su cama gigante. Mi corazón todavía estaba palpitando por la altura de lo que acababa de hacer, y no me estaba ayudando colocando sus labios muy cerca de mi oído.
—Vivir una vida feliz...feliz, —murmuré—. Quizás hasta sería...optimista...si no estuvieras alrededor.
—Mentirosa. —Mordió el lóbulo de mi oreja juguetonamente—. Serías completamente miserable. Admítelo, Duffy. Soy el viento tras tus alas.
Mordí mi labio, pero aún así no pude contener la risa –y justo cuando estaba recuperando el aliento, también. —Acabas de imitar a Bette Midler*...en la cama. Estoy comenzando a cuestionarme tu sexualidad, Joseph.

Joseph me miró con un brillo desafiante en su ojo. —Oh, ¿en serio? —Sonrió antes de mover su boca de vuelta a mi oído y susurrando, —Ambos sabemos que mi masculinidad nunca se ha puesto en duda...pienso que solamente estás cambiando el tema porque sabes que es verdad. Soy la luz de tu vida.
—Tú... —luché en busca de palabras mientras Joseph presionaba su boca en el hueco de mi cuello. La punta de su lengua se movió abajo hacia mi hombro e hizo que mi cerebro se pusiera todo confuso. ¿Cómo se supone que iba a poder discutir bajo estas condiciones? —Como digas. Solo te estoy usando, ¿recuerdas?

Su risa sonó apagada contra mi piel. —Eso es gracioso, —dijo, con sus labios todavía apoyados sobre mi clavícula—. Porque estoy muy seguro de que tú ex está fuera de la ciudad ahora mismo. —Una de sus manos se deslizó entre mis rodillas—. Aún así sigues aquí, ¿cierto? —Sus dedos empezaron a deslizarse de arriba hacia abajo en mi muslo interno, haciéndome difícil el pensar en una respuesta. Parecía gustarle esto, porque se rió de nuevo—. No creo que me odies, Duffy. Pienso que te gusto mucho.

Me retorcí sin control mientras las manos de Joseph bailaron por el interior de mi pierna. Quería desesperadamente discutirle, pero estaba enviando corrientes eléctricas por mi espina dorsal.
Finalmente, cuando pensé que iba a explotar, su mano se movió a mi cadera y empujó su boca lejos de mi hombro. —Oh, gracias a Dios. —Susurré mientras él alcanzaba un condón en la gaveta de la mesita de noche, sabiendo qué venía después.

—Supongo que es una buena cosa que no me importe tenerte alrededor, —dijo con esa sonrisa arrogante—. Ahora, déjame responderte todas esas dudas que dices tener acerca de mi sexualidad.
Mi cabeza se llenó de nubes de nuevo.
Pero no podía negar que las cosas se estaban saliendo mucho de control. Se me hizo dolorosamente claro el viernes en la tarde en inglés que algo no estaba bien.

La Sra. Perkins estaba pasando unos ensayos viejos que había agarrado y hablando acerca de algún libro de Nora Roberts que acababa de terminar —totalmente inadvertida de que de que nadie la estaba escuchando— cuando se detuvo frente a mi escritorio. Me brindó esta grande y tonta sonrisa, como la sonrisa de una abuela orgullosa. —Tu ensayo estuvo maravilloso, —me susurró—. Una perspectiva tan interesante de Hester. Usted y el Sr. Jonas son un excelente equipo. —Luego me tendió una carpeta marrón y palmeó mi hombro.

Abrí la carpeta mientras se alejaba, un poco confundida acerca de lo que había dicho. Dentro había un papel que reconocí instantáneamente. El Escape de Hester: Un análisis por Demi Lovato y Joseph Jonas. En la esquina superior izquierda, la Sra. Perkins había
garabateado nuestra nota en tinta roja brillante. Un noventa y ocho. Una A. No pude evitar sonreír al ensayo. ¿Realmente había pasado un mes y medio desde que habíamos escrito esto en la habitación de Joseph? ¿Desde la primera vez que habíamos dormido juntos? Me sentí como si hubieran pasado décadas. Hasta milenios. Miré a través del salón hasta él, y mi sonrisa se desvaneció.

Estaba hablándole a Louisa Farr. No, no sólo hablando. Hablar solo implica la vibración de las cuerdas vocales, y había mucho más que eso sucediendo. La mano de él estaba en la rodilla de ella. Las mejillas de ella se estaban tornando rojas. Le estaba brindando su sonrisa linda, arrogante.
¡No! Sonrisa repulsiva. ¿Desde cuando pienso que esta muestra de arrogancia es linda? ¿Y qué fue este raro retortijón que sentí en mi estómago?
Miré lejos cuando Louisa comenzó a jugar con su cuello, una señal definitiva de coqueteo.
Perra.

Me sacudí, sorprendida y un poco preocupada. ¿Qué estaba mal conmigo? Louisa Farr no era una perra. Seguro, era una animadora de muy buen gusto —co capitana del equipo Skinny— pero Selena nunca decía nada malo acerca de ella. La chica solo estaba hablando con un chico guapo. Todas hemos hecho lo mismo. Y no era como si Joseph estuviera apartado o algo. No era como si estuviera comprometido con nadie.
Como yo...
¡Oh Dios! Pensé, dándome cuenta del significado de mi retortijón en la barriga. Oh Dios, estoy celosa. ¡Estoy jodida y seriamente celosa! ¡Oh, mierda!

Decidí que estaba enferma. Tenía fiebre o SPM** algo estaba perjudicando gravemente mi estabilidad mental, porque no había manera en el infierno de que estuviera celosa de que un hombre—perro como Joseph estuviera flirteando con alguien más. Quiero decir, esa era su naturaleza. El mundo realmente habría parado de girar si Joseph no flirteara con chicas pobres e ingenuas. ¿Por qué habría de estar celosa? Eso era ridículo. Así que debo estar enferma. Tenía que estarlo.

— ¿Estás bien, Demi? —preguntó Miley. Ella giró alrededor de su escritorio para mirarme—. Te ves como furiosa. ¿Estás molesta o algo?
—Estoy bien. —Pero mis palabras salieron a través de mis dientes apretados.
—De acuerdo, —dijo Miley. Era tan crédula como mi madre—. Escucha, Demi, en serio pienso que deberías hablar con Selena. Está algo molesta, y pienso que ustedes necesitan mucho tener un acercamiento. ¿Quizás hoy? ¿Después de clases?
—Sí... lo que sea. —Pero no estaba escuchando. Estaba muy ocupada buscando maneras de mutilar la cara perfecta de Louisa.
SPM. Esto era definitivamente un mal caso de SPM. 

The Duff Capitulo 32 Jemi




Estoy tan malditamente fuera de forma que es deprimente. Bueno al menos los pasillos estaban más o menos vacios. Eso significaba que nadie había presenciado lo patética que soy. —Hey, ¿a donde fuiste ayer? — Pregunto Miley cuando me dejé caer en mi escritorio solo segundos antes de que sonara la campana. —No estuviste en almuerzo o en inglés. Selena y yo estábamos un poco preocupadas—. —Me fui de la escuela temprano—. —Pensé que las tres íbamos a hacer algo para celebrar que el Día de San Valentín todas estábamos solteras—. — ¿Eso es un poco irónico, no te parece? — Suspiré y moví mi cabeza, tratando de no mirar en sus grandes ojos heridos... Dios, ella era buena haciéndome sentir culpable. Y yo sabia que iba a pagar por haberle colgado a Selena ayer por la noche. —Lo siento, Miley. Algo surgió ayer. 

Te diré todo al respecto después de la escuela, ¿está bien? —. Antes de que pudiera decir algo, la Sra. Romali se aclaro la garganta y grito, —Silencio, buenos días, amigos. Hoy vamos a comenzar con el tiempo presente progresivo, y les advierto desde ahora que es bastante malditamente difícil.- Y lo era. La Sra. Romali nos pasó una hoja de trabajo que nos mantuvo ocupados hasta el final del bloque. Para la hora que la campana sonó, yo realmente me estaba cuestionando mi afecto por la clase de español, y no estaba sola. — ¿Es demasiado tarde para cambiar clases por el semestre? — Ángela le pregunto a Miley y a mi cuando caminamos fuera del salón de clases. —Como un mes demasiado tarde, — le dije. —Maldita sea—. 

—Adiós, Demi! — gritó Miley mientras corría dirigiéndose a su clase de Química. — ¡Nos vemos en el almuerzo!— La saludé con la mano y comencé a caminar hacia el otro pasillo. Hoy, sin embargo, realmente estaba esperando la clase de AP gobierno. Logan Tucker me había pedido que me sentara cerca de él. Ya no seria la chica solitaria de atrás del salón. Nunca pensé que cambiaria o que seria demasiado feliz cuando lo hiciera. ¿Que puedo decir? El aislamiento auto-impuesto estaba finalmente comenzando a molestarme. Pero Logan no estaba ahí. Su asiento estaba completamente, cien porciento vacio cuando entre al salón (por una vez estaba demasiado temprano, de la manera que al Sr. Chaucer le gustaba), y mi corazón se hundió un poco...o tu sabes, demasiado. 

Al menos no me tenía que sentar sola. Janine prácticamente me arrastró hacia enfrente del salón, aparentemente perdida sin Logan para mantenerla entretenida. Ella debía ver decepcionada que yo no era ni cerca de inteligente con sus chistes políticos como su usual compañero. Todo lo que yo podía ofrecer eran algunos comentarios sarcásticos sobre la utilidad del sistema judicial. Dios, extrañaba a Logan. También él Sr.Chaucer. Parecía ponerse aburrido con su lectura ininterrumpida, y despidió la clase solo a medias cuando la campana sonó, y su labio inferior sobresalía como el de un niño. Y dicen que los maestros no tienen favoritos. Estaba aliviada de estar afuera de ese salón, que parecía frio sin los comentarios esclarecedores de Logan, hasta que llegué a la cafetería.

 La mesa del almuerzo no era exactamente un ambiente amoroso y cálido esa tarde. Selena me miró durante todo el almuerzo, obviamente molesta de que le había colgado la noche anterior. Pero aparentemente no lo suficiente molesta para reunirse con Miley y conmigo después de la escuela para escuchar mis excusas. Había prometido explicarles las cosas después de clases. Por supuesto, eso significaba que al segundo que la campana sonó, me arrastraron adentro del baño vacio y comenzaron a hacerme demandas como — ¡Escúpelo! — y — ¡afuera con eso! — antes de que pudiera tomar un maldito solo suspiro. Gemí y me deslicé por el frío muro de concreto para aterrizar sentada en el suelo. Abracé mis rodillas ligeramente y dije, — Está bien, está bien. Así que mama se presentó ayer por la tarde—. 

— ¿Ya regreso de su viaje? — pregunto Miley. —No exactamente. Solo vino a hablar conmigo. Ella y mi Papa se van a divorciar—. Miley puso una mano sobre su boca asombrada, y Selena se arrodilló a mi lado tomando mi mano. — ¿Estas bien, D?- —pregunto, dejando su ira hacia mi. —Estoy bien, — dije. Sabía que ellas estarían más molestas sobre eso que lo que yo estaba. Selena, cuyos padres habían pasado por un largo y amargo divorcio, y Miley, que no se podía imaginar nada más infeliz y perturbador. — ¿Es por eso que faltaste el Día de San Valentín anoche? — Preguntó Miley. —Si, — dije. —Lo siento. Yo solo... Realmente no me sentía con ganas de celebrar—. —Debiste haber llamado, — dijo Selena. —O haberme dicho algo en el teléfono por la noche. Yo te hubiera escuchado, sabes—. 

—Lo se. Pero realmente, estoy bien. Era solo cuestión de tiempo. Lo he estado esperando por un tiempo—. Me encogí de hombros. —Y, honestamente, no me molesta realmente. Quiero decir, ustedes saben que mi mama no ha estado mucho en el pasado por algunos años, así que realmente no cambiará mucho eso. Pero solo va estar en la ciudad por unos días, por lo que necesito irme ahora mismo—.Me puse de pie. — ¿Adonde vas? — preguntó Selena. —Le dije a mi mamá que veríamos juntas una película esta tarde. — Agarré mi mochila y me di un vistazo a mi reflejo en el espejo. —Lo siento. Chicas se que ustedes quieren hablar sobre eso o lo que sea, pero mi mamá se marcha al final de la semana, así que...— — ¿Estás segura que estas bien? 

— Pregunto Selena con escepticismo. Dudé, levante mi mano para cepillar algunas ondas castañas de mi cara. Les pude haber dicho entonces. Podría haberles dicho sobre papá y las botellas de cerveza y como estaba confundida. Ellas eran mis mejores amigas después de todo. Se preocupaban por mí. ¿Pero que pasaría si delato a Papa, que podría pasar? ¿Y si se corriera la voz? ¿Que pensaría la gente de él entonces? Yo no podría manejar eso. Incluso el pensar que mis mejores amigas lo juzgarían me incomodaba. El era mi papá, después de todo. Y esto era una cosa pequeña. El solo estaba pasando por un momento difícil. Nada de que preocuparse. —Positivo, — dije, apartándome del espejo con una sonrisa forzada. —Pero debería irme ya. No quiero que Mama esperé —. —Diviértanse, — murmuro Miley, sus ojos todavía bien abiertos con inocente sorpresa. 

Tal vez le debería haber dado la noticia más suavemente. Estaba casi fuera de la puerta del baño cuando Selena me llamó. —Hey, D, espera un segundo—. — ¿Si?  —Vamos a salir este fin de semana, — dijo. —Para compensar por no haber salido el Día de San Valentín. Todas podríamos ir al Nest. Una Noche de Chicas Fuera. Será divertido. Incluso te compraremos helado—. —Claro. Te llamo mas tarde, pero realmente tengo que irme—. Con un saludo, corrí fuera del baño. Si, yo quería ir a ver una película con mamá, pero esa no era la razón de mi prisa. Había algo más que tenia que hacer primero. Una vez que estuve en mi carro, no perdí tiempo en sacar mi teléfono. Marque el familiar número y espere para que la voz profesional del hombre respondiera. —Has llamado a Tech Plus. Este es Ricky. ¿En que le puedo ayudar?— Quería hablar con papá.

 Para asegurarme de que estuviera bien y dejarle saber que saldríamos de esto. Solo, tú sabes, ser de apoyo. Yo sabía que lo necesitaba. Después de la noche que tuvo, sabía que estaría teniendo un día horrible en el trabajo. Además, yo estaba lidiando con la noticia muy bien, podría al menos ayudarlo a salir de esto. —Buenas tardes, Ricky, — dije. — ¿Esta Patrick Lovato disponible? — —Me temo que no. El Sr. Lovato no vino hoy—. Me senté ahí, aturdida por un minuto, sabiendo que significaba eso. Pero me saqué las preocupaciones arrastrándose en mi estómago. El solo estaba teniendo una mala resaca después de una mala noche. Probablemente más que suficiente para recordarle porque había dejado de beber en primer lugar. El estaría bien mañana. Tenia la esperanza. —Gracias, de todos modos, — dije. —Que tengas un buen día. —Colgué el teléfono y empecé a marcar otro número. Esta vez una mujer con una clara y alegre voz respondió. 

— ¿Hola? — —Hey, Mama. — Me esforcé para sonar al menos semi-optimista. Si estaba demasiado feliz, ella sabría que algo estaba sucediendo. Después de todo, yo solo no era del tipo lleno de vida. — ¿Todavía quieres ir a ver una película esta noche? — —Oh, hola, Demi! — Exclamó mamá. —Si, eso suena bien. Escucha, cariño, ¿has hablado hoy con tu papá? ¿El está bien? El se alteró tanto la noche anterior, y estaba llorando cuando me fui—. Por la forma en que hablaba, me di cuenta que no tenia ni idea de que había recaído, de que había tocado una botella. Si lo hiciera, su voz hubiera sido mucho mas tensa, llena de preocupación. Tal vez incluso al borde del pánico. Pero sonaba calmada. 

Solo un poco preocupado. El hecho de que ella fuera tan ciega realmente me molestó. Quiero decir, el había dejado de tomar hace casi dieciocho años, pero aun así. El pensamiento debía de haber cruzado por su mente. Pero no quería ser yo la que le diera la noticia. —El esta bien. Acabo de hablar con el hace un segundo. El va a estar en su trabajo hasta tarde esta noche, así que una película funciona muy bien para mí—. —Oh, esta bien. Me alegra escuchar eso, — dijo mamá. —Que quieres ver? Ni siquiera se que es lo que esta en el cine ahora—. —Yo tampoco, pero estabapensando que una comedia estaría bien—

The Duff Capitulo 31 Jemi



Yo nunca había escuchado algo tan malditamente alto en mi vida. Sonó como una bomba que estaba pasando fuera justo al lado de mi oreja...una bomba que pulsaba al ritmo — Thriller — de Michael Jackson. Atontada me di la vuelta y tomé mi teléfono vibrando de arriba de la mesita de noche, mirando la hora antes de contestar. Las cinco de la mañana. — ¿Hola? —gemí. —Siento que te despierte, cariño —dijo mamá a través del altavoz. - No desperté a Selena también, ¿verdad? — —Mm-mm. Estás bien. ¿Qué pasa? —Me fui de la casa hace aproximadamente dos horas — dijo. —Tu papa y yo tuvimos una larga conversación, pero... no lo manejo muy bien, Demi. Sabía que no lo haría. De todas formas, he estado dando vueltas desde entonces, tratando de ver qué hacer a continuación. He decidido registrarme en un hotel en Oak Hill durante unos días para poder pasar mas tiempo contigo, y este fin de semana voy a comenzar a moverme para Tennessee. Tu abuelo necesita a alguien para cuidar de él. Sera un buen lugar para establecerse. No lo crees? —Claro, — murmuré.

 —Lo siento, —dijo mama. —Debí haberte dicho esto mas tarde. Vuelve a dormir. Llámame cuando salgas de la escuela, y te digo en cual hotel estoy. ¿Tal vez podemos ir a ver una película esta noche? — —Suena bien. Adiós, mamá—. —Adiós, bebe —. Puse mi teléfono en la mesita de noche y estire mis brazos sobre mi cabeza, ahogando un bostezo. Esta cama, con su cómodo colchón y sus costosas sabanas, era malditamente demasiado cómoda. Nunca había tenido tanta dificultad para levantarme en la mañana, pero eventualmente logre plantar mis pies sobre la alfombra. — ¿Adonde vas? — pregunto Joseph con una voz semidormida. —A casa — jale de mis pantalones. —Tengo que tomar una ducha y alistarme para la escuela —. Se levantó en un codo para mirarme.

 Su cabello era un desastre, rizos cafés cayendo en sus ojos y sobresaliendo en la parte de atrás. —Puedes ducharte aquí, — ofreció. —Incluso podría unirme si tienes suerte—. —No, gracias—.Tomé mi chaqueta del piso y la colgué sobre mi hombro. — ¿Despertaré a tus padres si salgo por la puerta de enfrente? — —Eso será difícil considerando que ellos no están aquí—. — ¿No regresaron a casa anoche? —. —.Ellos no estarán en casa en una semana, —.dijo Joseph. —Y Dios sabe cuanto tiempo se quedaran. Un día. Tal vez dos—. Ahora que lo pienso, nunca he visto otro coche en la entrada de la casi-mansión. Joseph parece ser el único aquí cuando vengo—. Que es malditamente a menudo estos días—. — ¿Donde están? —. —.No lo recuerdo—. Se encogió de hombros y rodo sobre su espalda de nuevo. —.Viaje de negocios. Vacaciones en el Caribe, nunca puedo mantenerme al tanto con ellos—.

 — ¿Que hay sobre tu hermana?—. — Amy se queda con nuestra abuela cuando mis padres están fuera, —.dijo. —Que es esencialmente todo el tiempo—. Lentamente me moví de regreso a la cama. —.Así que,- —.dije en voz baja, sentándome en la orilla del colchón. — ¿Porque no te quedas ahí, también? Apuesto a que a tu hermana le gustará tenerte cerca—. —Podría ser, — asintió Joseph. —Sin embargo, mi abuela, es una historia diferente. Ella me detesta. No aprueba mí— hizo comillas en el aire— estilo de vida. Aparentemente soy una desgracia para el apellido Jonas, y mi padre debería de estar avergonzado de mí. —Su risa era hueca y vacía— Porque él y mi madre son el ejemplo de perfección, sabes—. — ¿Como sabe tu abuela sobre tu, eh, estilo de vida? — —Oye los rumores de sus amigas. Viejas brujas escuchan a sus nietas desmayándose por mí ¿y quien las puede culpar? — y luego le dicen a mi abuela todo.

 En realidad yo podría gustarle si saliera seriamente con una chica por un tiempo, pero una parte de mi no quiere darle la satisfacción. No debería de cambiar mi vida para que se adapte a la de ella o a la de cualquier otra persona—. —Entiendo lo que quieres decir—.Y lo hacia. Porque yo tenia el mismo pensamiento un millón de veces a lo largo de los años. Recientemente incluso me refería a él. Seria fácil cambiar la opinión de Joseph sobre mí, pasar el rato con personas diferentes o traer a otra chica a mi círculo de amigos— como la de primer año del juego de baloncesto— para evitar ser la Duff

Pero ¿por qué debería de hacer algo solo para arreglar lo que él o alguien más piensa sobre mí? No debería de hacerlo. Ni tampoco él. Sin embargo, de alguna manera, su situación se sentía diferente. Eché un vistazo alrededor de la habitación, sintiéndome estúpida incluso por compararlo con la cuestión de Duff. Entonces, sin querer, me encontré a mi misma preguntando, — ¿Pero no te sientes solo? En esta casa tan grande solo tu—. Oh Dios mío. Estaba realmente sintiendo pena por Joseph? ¿Joseph el mujeriego? ¿El ricachón Joseph? ¿El idiota de Joseph? De todas las emociones que sentía por él, la simpatía nunca había llegado. ¿Que demonios estaba pasando? Pero si había algo que nos podía relacionar, seria el drama familiar. Por lo que parecía Joseph y yo teníamos algunas cosas en común. Ugh. 

—Te olvidas que raramente estoy solo—. Se sentó y me miro con una sonrisa. Sin embargo no llego a sus ojos. — Tú no eres la única que me encuentra irresistible, Duffy. Usualmente tengo un flujo sin fin de invitadas atractivas—. Me mordí el labio, no estando segura si debería de decir lo que tenia en mente. Finalmente, decidí decirlo y ya. No haría ningún daño, después de todo. —Escucha, Joseph, esto podría sonar extraño viniendo de mi, ya que te odio y eso, pero me puedes decir cosas si quieres—. Sonaba como algo salido de una cursi película de adolescentes. Fantástico. —Quiero decir, ventilé toda la mierda sobre Sterling a ti, así que si tú quieres hacer lo mismo,... bueno, estoy bien con eso—. La sonrisa se deslizó por un segundo.

 — Tendré eso en mente—. Entonces se aclaró la garganta y agregó secamente, — ¿No dijiste que necesitabas ir a tu casa? No querrás llegar tarde a la escuela—. —Bien—. Me empecé a poner de pie, pero su cálida mano se cerró alrededor de mi muñeca. Me di la vuelta y lo encontré mirándome. Se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los míos. Antes de que me diera cuenta de lo que estaba ocurriendo, se alejó y me susurro, —Gracias, Demi—

—Um....no hay problema—. No sabia que hacer con eso. Todas las otras veces que Joseph y yo nos habíamos besado, había sido un feroz guerrero haciéndolo. Una introducción al sexo. El nunca me había besado de una manera tan suave, sin avaricia, y como que me asustó. Pero no tenía tiempo de pensar en eso mientras corría por las escaleras y por el vestíbulo. Una vez que ya estaba en mi coche, tuve que acelerar — que yo realmente odiaba hacerlo— todo el camino hacia mi casa, y todavía no llegue ahí antes de las seis. 

Eso me dio solo una hora y media para ducharme, vestirme, y verificar a mi papá. Que manera tan fantástica de comenzar la mañana. Mejor aun fue el hecho de que las luces de la sala estaban encendidas cuando me acerqué a mi entrada. No era una buena señal. Papa siempre— siempre— apagaba cada luz en la casa antes de acostarse. Lo trataba como un ritual. El hecho de que las había dejado encendidas era definitivamente un mal presagio. Oí el ronquido en cuanto entré en puntillas y al instante supe que había comprado más cervezas. Incluso antes de ver las botellas sobre la mesa de centro o su forma inconsciente en el sofá, yo sabia. Se había emborrachado lo suficiente como para perder el conocimiento. Comencé a avanzar pero me detuve. Por mucho que quisiera, no tenía tiempo de limpiar el desastre de papá. Necesitaba ir arriba. Necesitaba ir a la escuela. Y mientras me arrastraba hacia mi habitación, me dije a mi misma que el estaría bien.

 Él solo estaba sorprendido, estaría bien, y este... episodio pasaría sin incidentes. Yo apenas podía sostener en contra del hombre que tomara unos cuantos tragos, considerando la bomba que mama le dejo caer, no? Tome una ducha rápida y seque mi cabello que siempre me toma una eternidad, en serio, tal vez debería de cortar todo mi cabello como Selena en vez de perder mi tiempo) antes de ponerme ropa fresca. Después de cepillar mis dientes, me dirigí a la planta baja de nuevo y entré a la cocina para tomar un Pop-Tart para el camino. Entonces salí, por la puerta de enfrente. Para la hora que llegué a la escuela, el estacionamiento de los estudiantes estaba casi lleno. Tuve que aparcar en la última fila y correr— con mi mochila de veinte libras— a las puertas dobles. Por supuesto que para el momento en que llegué al pasillo principal me quedé sin aliento. Dios, pensé miserablemente mientras movía mi gordo trasero hacia español, no es de extrañar que sea la Duff