viernes, 29 de junio de 2012

CUATRO NOCHES DE PASIÓN Cap1 Niley




BAJO de inmediato -dijo Miley a través del teléfono interno.
Acto seguido recogió el bolso de noche, las llaves y bajó en el ascensor al vestíbulo donde la esperaba su hermano.
Cameron tenía veintinueve años, dos años mayor que ella. Los hermanos eran muy parecidos: ambos de cabello rubio, tez blanca y ojos azules. Él, más alto que Miley, que era más bien menuda.
-Vaya -Cameron la miró con admiración.
Ella le dirigió una sonrisa afectuosa.
-Amor fraternal, ¿eh?
El vestido en tono rosa moldeaba su esbelta figura, los finos tirantes enseñaban una piel satinada y el fruncido en diagonal de la falda insinuaba unas hermosas piernas torneadas. Una bufanda de gasa del mismo color y unas discretas joyas completaban el conjunto.
Miley lo tomó del brazo.
-Vamos a comernos el mundo.
La fiesta benéfica de esa noche era un prestigioso evento cuyos invitados formaban parte de la alta sociedad de Sidney. La fiesta se celebraba en la sala de baile de un famoso hotel de la ciudad y era una de las múltiples veladas anuales a las que asistían Miley y su hermano en representación del padre. Hacía ya dos años que un infarto le había obligado a retirarse prematuramente de sus actividades profesionales y de la vida social.
Cuando llegaron, los invitados ya se encontraban en el vestíbulo central y ella dirigió una experta sonrisa a los conocidos, deteniéndose para saludar a un amigo mientras elegía un vaso de agua con hielo de una bandeja que le ofrecía un camarero.
Cumplir con los detalles sociales era algo que ella hacía muy bien gracias a su educación en colegios privados. Un año en Francia había añadido finura, elegancia y brillantez a su preparación para la vida en sociedad. Los Preston-Villers formaban parte del grupo de élite y el padre se sentía muy orgulloso de su posición.

Mientras que a temprana edad Miley había sido preparado para ingresar en la vasta empresa Cyrus, Miley decidió dedicarse a la gemología y al diseño de joyas tras haber obtenido el título necesario y haber practicado con un renombrado joyero. En la actualidad empezaba a ganarse una buena reputación profesional por su esmerado trabajo.
La sala de baile estaba acondicionada para acomodar a mil invitados y se rumoreaba que había habido una lista de espera para las cancelaciones de última hora.
-Hay algo que quiero hablar contigo. Miley  miró a Cameron, examinó su expresión y evitó fruncir el ceño al notar una cierta rigidez en su mirada.
-¿Ahora? -preguntó despreocupadamente.
-Más tarde.
No podía ser nada serio, de lo contrario lo habría mencionado durante el trayecto a la fiesta.
-Querida, ¿cómo estás?
La suave voz femenina iba unida a una cálida sonrisa cuando se volvió a saludar a la modelo alta y esbelta que la miraba afectuosamente.
-Taylor -exclamó con una mirada luminosa.
Habían asistido al mismo colegio, compartido muchas cosas y eran buenas amigas-. Estoy bien, ¿y tú?
-Mañana vuelo a Roma, luego a Milán y más tarde a París.
Miley dejó escapar una risita divertida.
-Una vida dura, ¿en?
Taylor sonrió.
-Pero interesante -aseguró-. Tengo una cita con un conde italiano en Roma. Un heredero adinerado y además divino.
Los maravillosos ojos verdes chispearon divertidos y Miley rió moviendo la cabeza de un lado a otro.
-Eres perversa.
-Esta vez va en serio. Me va a presentar a sus padres.
-Diviértete.
-Lo haré, pero en Italia -declaró mientras besaba cariñosamente la mejilla de Miley.
-Cuídate.
-Siempre lo hago.






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