SU majestad el príncipe Joe Jonas llegó a su preciosa propiedad
escocesa poco antes de las ocho de la mañana. Como de costumbre, todo estaba preparado y arreglado para su
llegada con el lujo y el detalle a los que tenía derecho por nacimiento.
Una limusina de cristales ahumados lo había recogido en su
aeropuerto privado donde poco antes había aterrizado su avión.
Nadie se había acercado a él en ningún momento, pues de eso se
cuidaba mucho su personal, ya que a Joe le gustaba mantener su privacidad y era
un hombre muy reservado.
Tras hacerle unas cuantas preguntas al encargado de su propiedad
escocesa, Fraser Douglas, que lo acompañaba en la limusina, ambos se habían
sumido en un cómodo silencio.
El único camino que llevaba hasta el Castillo Strathcraig era de
tierra y serpenteaba durante unos veinte kilómetros a través de praderas verdes
rodeadas de montañas azuladas.
El abrumador y majestuoso silencio de aquel paisaje y su
maravilloso cielo azul recordaban a Joe el desierto, que amaba con la misma
pasión que aquel lugar.
Joe siempre buscaba el resguardo y la fuerza de la naturaleza
tras haberse visto sumergido en la frenética vida de la ciudad.
La limusina comenzó a descender hacia el frondoso valle donde
estaba situada su propiedad cuando un rebaño de ovejas obligó a detenerse al
vehículo. Junto a él también había esperando una mujer de pelo blanco en
bicicleta.
Al llegar a su lado, Joe giró la cabeza y se dio cuenta de que
no se trataba de una mujer mayor, sino de una chica muy joven de pelo rubio
platino y no blanco. Se trataba de una joven delgada y graciosa de enormes e
inteligentes ojos y boca pequeña y atractiva.
A pesar de que no llevaba ropa elegante, nada podía ocultar que
tenía un cuerpo tan puro y bello como el de aquel ángel que Joe había visto una
vez en un manuscrito.
Sin embargo, no hubo nada de angélico en la instantánea descarga
de deseo que Joe sintió por aquella mujer y que fue tan intensa, que lo
sorprendió, ya que hacía mucho tiempo que no se sentía atraído tan fuertemente
por una mujer.
-¿Quién es esa mujer? -le preguntó al encargado del castillo,
que estaba sentado frente a él.
-Demi Ross, majestad -contestó Fraser-. Me parece que está
contratada como doncella de limpieza en el castillo -añadió al ver que el jeque
no se daba por satisfecho.
A Joe jamás se le ocurriría acostarse con una empleada y enterarse
de que trabajaba para él de criada lo molestó sobremanera, pues era un hombre
muy exigente en sus gustos.
Vane estuvo muy bueno este primer capitulo. Espero poder ver mas pronto!
ResponderEliminarCuidate
:)
xoxo