— Joseph —Ella lo obligó a enfocarse, la estaba mirando demasiado
¿Qué le estaba pasando? Bien, era linda. Pero había mujeres mucho más hermosas
que Demi y no es como si estuviese
desesperado.
¿Sería acaso por haber compartido
la misma cama con ella y ni siquiera haberla tocado?
¿Eso era lo que lo
atormentaba? Haber sentido su cuerpo frágil y suave sobre el suyo propio, su
respiración lenta y relajada susurrándole suspiro a su pecho. Tenía que ser
eso, tenía que ser la frustración de no haber hecho algo esa noche. Pero no es
como si pudiera tampoco, tenía algo de decencia.
Y normalmente esperaba que su
compañera estuviese dispuesta, jamás se acostaría con alguien que no supiera ni
donde está su nariz. Demi podría creer lo contrario, en
realidad jugarle esa broma había sido bastante gracioso. Sabía que ella
pensaría una sola cosa y él no tuvo problemas en adornarle la verdad, tal vez
algún día le diría lo que realmente había ocurrido.
Pero por el momento no, por
el momento que ella pensara que la conocía de la manera más íntima posible. Así
sus lascivas miradas, podían pasar desapercibidas.
—Hmm…—En su idioma, eso era igual
que hacer tiempo—Bueno, ya sabes.
—No, no lo sé—Y si no terminaba
ese helado de una buena vez, jamás lo sabría.
— Demi, nos
pidieron que hagamos una relación…básicamente eso fue lo que puse en el
resumen.
La manera en que se conocen y llegan a concretar su romance—Ella
presionó los ojos en finas líneas, tal vez analizando sus palabras. Por un
instante dejo el helado de lado y Joseph
contuvo un suspiro de alivio.
— ¿Solo eso?—Su tono un tanto
recriminante.
—Pues si—Encogió un hombro con
desinterés—Expuse el problema y eso…
— ¿Un romance? ¿Así como así? — Joseph frunció el ceño confundido.
— ¿Qué más quieres? Eso pidieron
¿o no?
—Si pero…—No continuó, él la
apremió a seguir—Es que… ¿no te parece demasiado simple? ¿Banal?
—Puede…—respondió sin
entusiasmo—Pero ¿Qué más da? A ellos le gustó, a los fans también les agradara.
— ¿Y desde cuando escribes para
agradarle a los fanáticos?—Ella aguardó su respuesta, pero por un instante Joseph prefirió callar—Eso…es
lamentable. Yo no quiero eso.
— Demi, no
empieces.
—No empiezo nada ¿Es que acaso tú
lo quieres? Este será el último libro de la saga de James Rhone ¿Quieres que
tenga un final tan mediocre?
—Vende.
— ¿Y qué importa? — Demi
parecía realmente cabreada por su actitud, él comprendía lo que ella decía.
Pero era demasiado arriesgado cambiar las cosas, los habían contratado por el
capricho de los fanáticos, darles algo que no querían tan solo haría que las
cosas se caldearan inútilmente.
—La gente hizo un pedido, no
estamos escribiendo porque lo queramos. Lo hacemos porque nos obligan…
— ¿Y solo por eso le daremos lo
que piden? Puede que nos obligaran a escribir, pero nadie nos dice cómo
hacerlo.
Ese es nuestro trabajo, nosotros creamos esos personajes y es nuestra
responsabilidad darles un final acorde—
Joseph negó— ¡Por Dios! James es tu gran creación ¿le darás la espalda
por un par de billetes?
—Si es lo que quieren…puedo
escribir otras cosas más adelante, respetando mi manera. En esta ocasión,
tenemos trazado un camino y no podemos…
— ¡Claro que podemos!—Su
vehemente reclamo lo calló—Yo no pienso darle un romance de telenovela a
Charlotte, ella tiene una forma de ser y la respetare. Joseph …
— ¿Qué?—La miró a regañadientes.
— ¿Quién está siendo mediocre
ahora? Te estas vendiendo…—Eso lo dejo pasmado—Charlotte es una viuda que juega
con los hombres y James es un libertino sin remedio. ¿Crees que una frase
bonita y un beso dulce, hará que ellos pierdan la cabeza?
—No—respondió honestamente.
Esos personajes eran
incompatibles, el arreglo que tenía planeado dejaría de lado lo más elemental
de ambas historias. La personalidad de cada uno. Para que los romances
ocurriesen, siempre debía existir una parte que fuese frágil y otra parte
fuerte.
Pero ¿Cómo hacer que funcione cuando ambas partes son inquebrantables?
Era un trabajo duro y esa clase de historias, en la que los protagonistas
sufrían más que el mismo Jesucristo, no vendían.
Al público le gusta leer besos
apasionados, promesas estúpidas y un “y vivieron felices para siempre” Las
personas no quieren una muestra honesta de lucha y dolor, porque eso ya lo
tienen que vivir día a día. La idea de leer un libro es encontrar un escape de
lo cotidiano y tener que enfrentar eso en una historia ficticia, choca con la
esencia de los romances.
—Nos pondrán trabas.
— ¿Y? ¿No estás dispuesto a
ensuciarte las manos?— Joseph
sonrió, le agradaba como pensaba ella.
—Niña, yo nací con las manos
sucias— Demi le respondió con una gran
sonrisa, él notó en ese instante una pequeña marquita en su barbilla, helado.
Extendió una mano por inercia y con su pulgar la limpió metódicamente, Demi se congeló bajo su tacto.
Fue un solo segundo en que sus
miradas se encontraron, la de ella denotaba confusión y ¿anhelo? La de él, solo
deseo. Pero no pudo mantenerla más que ese segundo, si quería trabajar con ella
realmente, debía quitarse todas esas maquinaciones de su cabeza. Apartó la
mano.
—Para que esto funcione, deberás
aprender a manejar a James— Demi se aclaró la garganta, el cambio de tema tan marcado solo
daba una cosa a entender. El momento se había diluido, era tiempo de ponerse a
trabajar.
—No creo que sea capaz— Joseph sonrió de medio lado.
—Claro que lo eres, solo
necesitas práctica.
—No sé cómo—A decir verdad su
intento había sido bastante lamentable, pero él guardaba algo de esperanzas.
Había habido tan solo un problema, Demi lo había querido imitar y allí
todo se fue al traste.
—Eres una gran escritora, pero no
fuiste fiel a tu estilo. Quisiste escribir como yo…
—Lo sé—Admitió avergonzada—No sé
cómo hacer que funcione, no siento que puedo manejar a tu personaje.
—Claro que puedes, pero tienes
que apropiarlo. Siéntelo como tuyo…la única manera es que lo hagas a tu modo.
No intentes moverte en agua salada si eres pez de río—Ella lo miró con el asomo
de una sonrisa, pero claramente no le había gustado su comentario—No digo que
un pez de río sea menos importante, solo que…—
Demi seguía
viéndolo fijamente, Joseph suspiró.
—Bien olvida la analogía de los peces, es un mal ejemplo.
—No entiendes, yo no…no conozco
las formas de James, no sé cómo expresar su felicidad o su enfado, no sé cómo
piensa, deduce, ríe, juega, besa…
—De acuerdo, entonces te
enseñaré. —La tomó de una mano instándola a ponerse de pie, la noche a su
alrededor lentamente iba dejando las calles vacías. La heladería les
proporcionaba una tímida luz y las voces de su interior, prontamente fueron silenciándose.
— Joseph, tenemos estilos muy distintos…no…—Él colocó su dedo
índice sobre sus labios.
— ¿Quieres saber cómo besa James?
¿Quieres saber cómo lo haría con Charlotte? —Ella no respondió, sabía que él se
lo diría independientemente de lo que quisiera.
»Hay dos caminos posibles, puedes
optar por el modo descriptivo. Empezando con acciones tales como:
“Él posó dos
dedos bajo su barbilla, obligando a su escurridiza mirada a plantarle cara de
una vez por todas…”—Mientras hablaba lentamente le daba a sus palabras un toque
de realismo, Demi enmudeció sintiendo sus dedos
sosteniéndola con firmeza— “Ella algo renuente le obsequia lo que esperaba
fuese, un verdadero gesto de censura. James sonríe y las ganas de desalentarlo,
mueren en su propio nacimiento.
La estudia por un instante,
engullendo con sus ojos cada una de sus facciones. Esta molesta, quiere
apartarlo, la enardece su cercanía y al mismo tiempo la repele. Lo quiere
abrazar, lo quiere más cerca. Quiere saber porque la mira de ese modo ¿Qué cambio
entre ellos? Quiere preguntárselo, pero él no le da tiempo… se inclina. La
tiene justo donde la desea.