viernes, 14 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 12 Jemi




—Claro papá—.
De repente me sentí como un idiota. ¿Cómo podía haber estado tan exaltada ayer por la noche? Está claro que fue por nada. Quiero decir, sí, él y mamá estaban teniendo problemas, pero era probable que los superaran como dijo Selena. Él no estaba deprimido o triste, o incluso remotamente cerca de tocar una gota de alcohol. Sin embargo, sabía que la última ausencia de mamá la estaba llevando un poco mal. Así que pensé que debía tratar de hacerlo más fácil para él. Sabía que era probable que se sintiera un poco solo últimamente, y creo que en parte era culpa mía también.

— ¿Quieres ver la televisión? — Le pregunté. —No tengo muchos deberes para mañana, así que puedo hacerlos más tarde—.
—Suena bien—, dijo papá. Cogió el mando a distancia de la mesa auxiliar. —Hay una repetición de lo viejos de Perry Mason en este momento—.
Hice una mueca. —Uh... está bien—. Estoy bromeando abejorro—Se rió, ojeando los canales—Yo no te haría eso. Vamos a ver… Oh mira.
Un maratón de “Lazos de Familia” en Tv tierra. Tú y yo solíamos ver los nuevos episodios cuando tenías como 4 años.

—Lo recuerdo— me senté en el sofá al lado de él— yo te decía que quería ser un republicano cuando fuese joven porque pensaba que Michael J. Fox era lindo.
Papá resopló y ajustó los gruesos cristales de sus lentes, —eso no sucedió. Mi abejorro es una liberal ahora —. Él colocó un brazo alrededor de mis hombros y apretó.

Y yo sabía que esto era lo que él necesitaba, o quizás lo que nosotros necesitábamos. Solamente vincularnos un pequeño tiempo a la casa para que no se sintiera tan vacía. Quiero decir, me gusta el silencio pero no demasiado, eso podría conducirme a la locura después de un tiempo.
— ¿Qué dices, miramos algunos episodios? — Sonreí —Seguro papá—

Sobre la mitad del primer episodio, tuve una extraña revelación. Está Bien, cuando era niña, tuve un flechazo importante con Alex P. Keaton (Michael J. Fox’s el personaje súper republicano en lazos de familia), pero doce años más tarde yo estaba flechada con Logan Tucker, un joven demócrata. Tenía alguna cosa con los políticos o que? Tal vez, yo estaba destinada a ser la esposa de un senador… o podría terminar siendo la primera dama.

Nah. Los políticos no se casan con las Duffs. Ellos no se verían lo suficiente bien al margen de los debates. De todos modos, yo no era del tipo matrimonio. Tuve una mejor oportunidad de ser la Mónica Lewinsky del futuro. Yo me aseguraría de quemar todo, um, vestidos incriminatorios.
Hey, Obama es en cierta forma sexy para ser un tío viejo. Tal vez había una oportunidad.

Me mordí el labio mientras papá se rió de uno de los chistes de la comedia. ¿Cómo fue que incluso “lazos de familia” me trajo de vuelta a la palabra?
Duff.
Dios, Joseph y su maldita clasificación, simplemente no me dejaba en paz. La palabra se burlaba de mí, incluso en mi propia casa. Me deslicé más cerca de papá, tratando de enfocarme en el programa. En nuestro tiempo juntos, en cualquier cosa menos estúpida que Joseph y su etiqueta. Traté de olvidarme de ese maldito beso y de lo idiota que había sido.
Intenté, intenté, intenté.
Y, por supuesto, fracasé miserablemente.

Cuando estaba en el jardín de infancia, tuve una experiencia traumática. Estaba a mitad de camino, cuando mis piernas temblaron, mis manos sudorosas me hicieron resbalar. Y sentí que faltaba una milla para aterrizar contra el suelo. Todos los niños de cinco años se rieron de mí y de mi rodilla raspada y ensangrentada.
Todos excepto uno.

Selena Blithe salió del grupo de niños boquiabiertos y caminó hasta ponerse delante de mí. Incluso en aquel entonces, yo sabía que ella era hermosa. Su cabello rubio, ojos color avellana, sus mejillas rosadas... era la imagen de la perfección a los cinco años de edad. Ella podría haber estado desfilando en una pasarela.
— ¿Estás bien? —preguntó.
—Estoy bien —le dije con lágrimas gruesas y calientes. No estaba segura de si estaba llorando por el dolor en mis rodillas o debido a que todos los compañeros de clase se reían de mí.

—No, no lo estás, estás sangrando, déjame ayudarte —. Extendió una mano y tiró de mí hacia arriba. Luego se volvió y les gritó a los chicos que se burlaban de mí.

Después de eso, básicamente, se nombró mi guardaespaldas personal, no me dejaba ni a sol ni a sombra, decidida a mantenerme lejos de los problemas. A partir de ese momento, fuimos las mejores amigas.
Por supuesto, eso fue antes de su popularidad y de que estuviera involucrada en lo de Duff. Ella terminó siendo alta (casi 1.85 ¡la chica era una amazona!), delgada y hermosa. Terminé viéndome como... bueno, todo lo contrario. Pero al vernos por separado, nadie pensaría que fuéramos cercanas. Nadie diría que la linda reina de la fiesta estuviera con la chica que era la ratoncita gorda de cabello feo del rincón.

Pero fuimos las mejores amigas. Ella había estado allí para mí, a pesar de todo. Se había mantenido conmigo el primer año, después de que yo hubiera tenido el corazón roto por primera vez y aunque no hubiera nada que hacer, sólo darle tiempo. Ella nunca me dejó aislarme o ahogarme en mi propia miseria. A pesar de que ella podría encontrar fácilmente a alguien más lindo, más cool, tener amigas populares, pero ella se quedo conmigo.
Así que cuando me pidió que la llevara a su casa después de la práctica de las animadoras la tarde del miércoles, estuve de acuerdo.

Es decir, después de todo lo que ella había hecho por mí en los últimos doce años, lo menos que podía hacer era llevarla de vez en cuando.
Esperé en la cafetería, mirando fijamente las psicodélicas paredes azules y anaranjadas, la persona que escogió los colores de nuestra escuela debe haber tenido un serio problema con las drogas. Tratando de terminar mis deberes de matemáticas. Yo estaba preguntándome a mí misma la vieja cuestión — ¿dónde se utiliza esto en la vida real?—. Entonces sentí una mano en mi hombro.
Sentí una sensación espeluznante en mi piel, y supe exactamente quién estaba detrás de mí.
Genial. De puta madre.
Me moví apartándome la mano de Joseph y me giré hacia su cara, agarrando mi lápiz como un dardo y apuntando directamente en su nuez de Adán.
Ni siquiera se inmutó. Sus ojos grises examinaron el lápiz con fingida curiosidad y dijo:
—Interesante. ¿Es así como saludas a todos los chicos que te gustan? —Tú no me gustas.
— ¿Eso quiere decir que me amas, entonces?
Odiaba la forma suave, segura en que hablaba. Muchas chicas pensaban que era sexy, pero en realidad era un acosador.

Todo en él gritaba ¡violación en una cita!. Ugh.  Date rape, es la llamada violación del conocido, cuando una cita termina en sexo no consentido —Esto quiere decir que te odio —le espeté—. Y si no te quedas lejos de mí, te acusaré de acoso sexual.
—Podría ser un caso difícil —reflexionó Joseph. Quitándome el lápiz y comenzando a darle vueltas entre sus dedos—. Sobre todo teniendo en cuenta que fuiste tú quien me besó. Técnicamente, puedo acusarte de acoso.
Apreté los dientes. Seguía odiándolo a pesar de eso, no me molestaría siquiera en recordarle que él había estado más que dispuesto a participar. —Devuélveme mi lápiz
—murmuré.

—No lo sé —dijo—. Contigo esto podría ser clasificado como un arma peligrosa... junto con los vasos de refresco de cereza. Interesante opción, por cierto. Yo siempre creí que eras una chica de Sprite. Sabías que... claro.
Lo fulmine con la mirada, esperando su combustión espontánea antes de que yo agarrara los libros de texto y los cuadernos de la mesa. Eludió mi intento de pisar su pie y se quedó mirándome mientras me marchaba por el pasillo. Estaba a medio camino de la gimnasio, donde Selena, la capitana de las animadoras, debía haber terminando su práctica, cuando me alcanzó.
—Oh, vamos, Duffy. Eso fue sólo una broma. Relájate.
—No fue divertido. 

The Duff Capitulo 11 Jemi



Selena, susurré. Bueno, despertarla a las tres de la mañana no era muy agradable para mí, pero ella era la que siempre me decía de compartir o desahogarme o lo que sea. Así que, técnicamente, ella se lo buscó. —Eh, Selena...
— ¿Hmm? —
— ¿Estás despierta? —
—Mmm...mmm.
—Si te digo algo, ¿juras no decírselo a nadie? — Le pregunté. —Y prometes, ¿qué no te vas a enloquecer?—
—Claro, D—, murmuró. — ¿Qué es? —
—Le he dado un beso a alguien esta noche— le dije.
—Bien por ti. Ahora vuelve a dormir—.

Tomé una respiración profunda. —Fue a Joseph... Jonas Joseph—.
Selena se disparó hacia arriba en la cama. — ¡Whoa! — Ella sacudió la cabeza y se frotó el sueño de sus ojos grandes color avellana. —Bueno, ahora estoy despierta—. Ella se volvió hacia mí, su pelo rubio corto sobresalía en todos los ángulos posibles. Dios, ¿cómo se las arreglaba para hacer incluso que se viera bien?

— ¡OMG! ¿Qué pasó? Pensé que odiabas al chico—.
—Le odio. Siempre le he odiado. Era sólo un estúpido, inmaduro, momento irreflexivo de... estupidez. —Me senté y abracé a mis rodillas a mi pecho—.Me siento sucia.
—Ensuciarse puede ser divertido—.
Selena—.
—Lo siento, D, pero no veo cuál es el problema—, admitió. —Él está caliente. Es rico. Es probablemente un besador excepcional. ¿Lo es? Quiero decir, tiene esos labios que sólo me hacen pensar...

Selena, — Puse mis manos sobre mis oídos. — ¡Alto! Mira, no estoy totalmente orgullosa de esto. Estaba molesta, él estaba allí, y yo... Dios, no puedo creer que lo hiciera. ¿Eso me hace una puta?—  ¿Besar a Joseph? No lo creo—.
— ¿Qué hago, Selena?
— ¿Besarlo otra vez? —
Le lancé una mirada fría antes de caer de nuevo en mi almohada. Me di la vuelta para darle la espalda. —Olvídalo—, le dije. —No he dicho nada—.
—Oh, D, no seas así—, dijo. —Lo siento, pero creo que debes buscarle el lado bueno por una vez en tu vida. Quiero decir, no has tenido novio desde... —Se interrumpió. Las dos conocíamos el nombre, después de todo. —De todos modos, es hora de que comiences a tener un poco de acción. Nunca hablas con tíos, excepto Robert, y él es demasiado viejo para ti. Y ahora que sabemos que Logan está fuera del mercado, ¿cuál es el problema si sales con Joseph? ¿Te mataría? —

—No estoy saliendo con él—, susurré. —Joseph Jonas no sale, se folla a todo el mundo, para el caso. Sólo le di un beso, y fue tan estúpido... ¡estúpido, estúpido, estúpido! Fue un gran error—.
Ella se puso de nuevo a su lado del colchón. —Sabes, sabía que no podrías resistirte a su encanto para siempre—.

—Disculpa—, le dije, girándome para mirarla. —Me estoy resistiendo muy bien, gracias. ¿Y sabes qué? No hay nada que resistir. Lo encuentro repugnante. Esta noche ha sido sólo un error de juicio y nunca volverá a suceder—.
—Nunca digas nunca, D—.
Ella estuvo roncando en cuestión de segundos.
Me quejé para mí misma unos minutos, luego me quedé dormida, maldiciendo interiormente tanto a Selena como a Joseph. Por extraño que parezca, eso fue reconfortante.

Papá justo acabó su trabajo en Tech Plus, un local de Ganga en Best Buy, cuando entré por la puerta a la tarde siguiente, sacudiendo la nieve fresca de mi pelo. La tormenta no había sido tan grande como el hombre del tiempo había previsto, pero los copos seguían cayendo fuera. El sol era brillante, sin embargo, por lo que el moderado polvo se fundiría al anochecer. Me quité la chaqueta y miré a papá, que estaba en el sofá, hojeando el Diario Hamilton y una taza de café caliente en la mano izquierda.

Levantó la vista cuando me oyó entrar —Eh, abejorro—, dijo, poniendo su taza sobre la mesa del café. — ¿Te divertiste con Selena y Miley?—.
—Sí—dije. — ¿Cómo fue el trabajo? — Atareado—, suspiró. — ¿Sabes cuántas personas en esta ciudad tuvieron portátiles para la Navidad? Estoy seguro de que tú no, así que sólo te voy a decir que muchas. ¿Sabes cuántos de los ordenadores portátiles eran defectuosos?
— ¿Muchos?— Supuse.

—Bingo—. Papá sacudió su cabeza y empezó a doblar el periódico. —Si no tienen dinero para gastar en un buen ordenador portátil, ¿por qué molestarse? Sólo tienes que ahorrar y comprar uno mejor más adelante. Acabas gastándote ese dinero extra en las reparaciones si no lo haces. ¿Recuerdas eso, abejorro? Si te enseño una cosa en la vida, deja que sea esa—. 

jueves, 13 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 10 Jemi



Su mano se deslizó hacia arriba de mi cintura, se arrastró a lo largo de mi torso, y llegó a pararse en mi busto.

Todo me inundó de nuevo, y de repente recordé exactamente quién me estaba besando. Saqué mis manos de su pelo y lo empujé lejos de mí tan duro como pude. La ira —fresca, ira caliente— se apoderó de mí, sustituyendo completamente la preocupación ansiosa que había estado sintiendo un minuto antes. Sus manos cayeron, una aterrizó en mi rodilla, cuando se apartó. Él me miró sorprendido, pero satisfecho con claridad.
—Wow, Duffy, eso ha sido...

Y le di una bofetada. Le golpeé con tanta fuerza, que la palma de mi mano picó con el contacto.
La mano de mi rodilla voló a su mejilla. — ¿Qué demonios? —Preguntó. — ¿Por qué has hecho eso?—
— ¡Gilipollas! — Grité. Salté de mi taburete y tomé por asalto la pista de baile. No quería admitirlo, pero estaba más loca que él.  

La cama tamaño “Queen” de Selena estaba increíblemente caliente. Las almohadas eran suaves, y sentía que podía caer en el mullido colchón y vivir allí para siempre. Pero no podía dormir. Daba vueltas en mi lado de la cama, tratando de no despertar a Selena. Conté ovejas. Hice lo de relajar cada parte de tu cuerpo desde el dedo gordo del pie hacia arriba. Incluso me imaginé un Sr. Chaucer dictando conferencias sobre las políticas públicas.
Aún estaba despierta.

Me estaba embotellando de nuevo, pero no tenía nada que ver con papá en este momento. Lo había sacado de mi cabeza después de que Selena y yo habíamos dejado a Miley esa noche.

—Estoy preocupada por mi padre—, le había dicho. Esperé hasta que Miley estuvo fuera del coche para hablar de ello. Sabía que no lo habría entendido. Miley era de una familia feliz y saludable con ambos padres. Selena, por su parte, ya había visto la relación de sus padres desmoronarse. —Él es tan despistado. Quiero decir, ¿no es evidente, que no funciona? ¿Por qué no solo obtienen el divorcio de mierda y acaban de una vez? —.
—No digas eso, D—, me advirtió. —En serio, ni siquiera pienses de esa manera.
Me encogí de hombros.
—Todo saldrá bien—, dijo ella, llegando a mí y apretando mi mano a medida que aceleró hacia su casa. La nieve no había empezado a caer todavía, pero pude ver las nubes moviéndose a través de las estrellas en el cielo oscuro sobre nuestras cabezas.
—Ella va a venir a casa, lo van a hablar y van a tener relaciones sexuales...
— ¡Dios! ¡Es asqueroso, Selena! —
—Y todo va a estar de vuelta a la normalidad—. Hizo una pausa cuando entró en su camino. —Y mientras tanto, estoy aquí para ti. Si necesitas hablar, que sepas que voy a escuchar.
—Sí, lo sé—.

Era el mismo discurso de Selena “Salva el Día” que había escuchado durante doce años, en cualquier momento en que el más mínimo problema aparecía en mi vida. No era lo que necesitaba esta noche, de verdad.
Honestamente, desde que nos habíamos ido de Nest, papá no había estado mucho en mi mente. Había liberado todo el estrés cuando besé a Joseph.
Y eso era lo que me impedía dormir. No podía dejar de pensar en lo que había hecho en Nest. Mi piel picaba. Mis labios se sentían extraños. Además, no importó cuántas veces me lavara los dientes en el baño de Selena (después de media hora, llamó a la puerta para
asegurarse de que estaba bien), el sabor repugnante, del cabrón mujeriego todavía estaba en mi boca. ¡Uf!

Pero lo peor era que sabía que lo había hecho yo misma.
Yo lo había besado. Sí, él me buscó a tientas, pero, ¿qué esperaba realmente? Joseph Jonas no tenía exactamente la reputación de ser un caballero. Podría haber sido un imbécil, pero tenía que asumir la culpa de esta situación. Este conocimiento no me sentó bien. 

The Duff Capitulo 9 Jemi



—Sírveme otro, Robert. — Deslicé el vaso vacío hacia el camarero, que lo atrapó con facilidad.
—Te estoy cortando el hilo, Demi—.
Rodé mis ojos. —Es cola de cereza—.
—Qué puede ser tan peligroso como el whisky. — Puso el vaso en el mostrador detrás de la barra. —No hay más. Me lo agradecerás más adelante. La cafeína da dolores de cabeza que son una perra, y sé cómo son las chicas. Cuando ganes cinco libras, me culparás.
—Lo que sea. — ¿Y qué si he ganado peso? Ya era la Duff, y el hombre al que quería impresionar tenía novia seria. Podría ganar setenta libras y no estar peor.

—Lo siento, Demi. — Robert se mudó al otro extremo de la barra, donde Angela y su mejor amiga, Vikki, esperaban pedir sus bebidas.
Yo tamborileaba los dedos sobre la superficie de madera de la barra, mi mente se fue lejos de las luces estroboscópicas y de la música. ¿Por qué no había insistido en quedarme en casa con papá? ¿Por qué no le hice hablar conmigo? Me mantuve imaginándomelo, revolcándose en su miseria... solo. Pero así es como nosotros los Pipers manejamos el estrés.
Solos.
¿Por qué? ¿Por qué no podemos cualquiera de nosotros abrirnos? ¿Por qué no admite papá que él y mamá tienen problemas? ¿Por qué no podía enfrentarme al respecto?
—Hola, Duffy—. ¿Por qué ese idiota tiene que sentarse a mi lado?
—Vete, Joseph, — gruñí, con la mirada fija en mis dedos inquietos.
—No puedo—, dijo. −Como ves, Duffy, no soy de rendirme fácilmente. Estoy decidido a engancharme con una de tus amigas, preferiblemente con la que tiene la percha excepcional.
—Entonces ves a hablar con ella—, sugerí.

—Lo haría, pero Joseph Jonas no persigue a las chicas. Ellas le persiguen a él. —Él me sonrió. —Está bien. Ella estará aquí pidiéndome dormir con ella pronto. Hablar contigo sólo acelerará el proceso. Hasta entonces, tienes el honor de disfrutar de mi compañía. Por suerte para mí, no se ve como si estuvieras armada con una bebida esta noche. —Él se rió, pero se detuvo de repente. Podía sentir sus ojos en mí, pero no levanté la vista.
— ¿Estás bien? No pareces tan agresiva como de costumbre—.
—Déjame en paz, Joseph. Lo digo en serio—.  
— ¿Qué va mal? —
—Vete—.
La ansiedad en mi interior necesitaba escapar, ser liberada de alguna manera. No podía esperar a que Selena y yo volviéramos a su casa para desahogarme. Tenía que dejarlo salir en este momento. Pero no quería llorar, no delante de la mitad de la escuela, y no había manera de que fuera a hablar con Robert o con la bolsa de basura que estaba mi lado, y golpear a alguien sólo me metería en problemas. No pude ver ninguna otra opción, pero me sentí como si fuera a explotar si no lo dejaba salir pronto.
Mamá estaba en California.
Papá se estaba ahogando.
Yo era demasiado cobarde como para hacer algo al respecto.
—Tiene que haber algo que te molesta— insistió Joseph. —Parece como si fueras a llorar. —Puso una mano sobre mi hombro, obligándome a enfrentarme a él. 

— ¿Demi? — Entonces hice una cosa muy jodida. Mi única excusa es que tenía una increíble cantidad de estrés, y necesitaba una salida. Necesitaba algo que me distrajera,—algo lejos del drama de mis padres— sólo por un segundo. Y cuando vi mi oportunidad, no me detuve a pensar en lo mucho que lamentaría esto más adelante. Una oportunidad se sentó en el taburete de la barra junto a mí, y yo me abalancé sobre él. Literalmente. Besé a Joseph Jonas.

En un segundo su mano estaba en mi hombro, y sus ojos grises descansando, por un momento, en mi cara, y al siguiente, mi boca estaba en la suya. Mis labios eran feroces con emoción embotellada, y él parecía tenso, con su cuerpo congelado en estado de shock. Eso no duró mucho tiempo. Un instante después, devolvió la agresión, sus manos volaron a mis lados y me tiraron hacia él. Se sentía como una batalla entre nuestras bocas. Mis manos le agarraron el pelo rizado, tirando más de lo necesario, y la punta de sus dedos se clavaron en mi cintura.

Funcionó mejor que golpear a alguien. No sólo me ayudó a liberar la presión angustiosa, sino que definitivamente me distrajo. Quiero decir, es difícil pensar en tu padre cuando estás haciendo esto con alguien. 

Y tan molesto como suena, Joseph era un muy buen besador. Él se inclinó hacia mí, y tiré de él con tanta fuerza que casi se cayó de su taburete. En ese momento, no pudimos acercarnos lo suficiente el uno al otro. Nuestros asientos separados parecía como si estuvieran a kilómetros de distancia. Todos mis pensamientos se desvanecieron, y me convertí en una especie de ser físico. Las emociones desaparecieron. Nada existía, solo nuestros cuerpos y nuestros labios estaban en guerra en el centro de todo. ¡Fue una bendición! Fue increíble, para no pensar.
¡Nada! Nada... hasta que él lo jodió. 




miércoles, 12 de septiembre de 2012

The Duff Capitulo 8 Jemi



Cuando regresó, habló de todos los lugares que había visto y la gente que había conocido. Supongo que tal vez eso fue lo que provocó su adicción a viajar. Porque después de las vacaciones, mamá comenzó a reservar eventos por todas partes. En Colorado y Nuevo Hampshire. Había hecho tours enteros.

Sólo esta gira, en la que estaba ahora, había sido la más larga. No había estado en casa en casi dos meses, y esta vez ni siquiera estaba segura desde donde ella estaba hablando.
Obviamente por eso papá estaba enfadado. Debido a que había estado ausente durante tanto tiempo.

—Maldita sea, Diana. ¿Cuándo vas a dejar de ser una niña y volver a casa? ¿Cuándo vendrás a casa con nosotros... para quedarte? — La forma en la voz de mi padre se quebró cuando pronunció la frase que casi me hizo llorar. —Diana—, murmuró. —Diana, te amamos. Demi y yo te echamos de menos, y queremos que vuelvas a casa.

Me apreté contra la pared que me separaba de papá, mordiéndome los labios. Dios, esto solo era patético. Quiero decir, ¿por qué no solo pedían un divorcio de mierda y ya? ¿Era yo la única que podía ver que las cosas no iban bien aquí? ¿Cuál era el punto de estar casados si mamá se iba siempre?
Diana—, dijo mi padre, y pensé que sonaba como si estuviera a punto de llorar.
Entonces le oí poner el teléfono en el mostrador. La conversación había terminado.

Le di un par de minutos antes de entrar en la cocina. —Oye papá, ¿Está todo bien?— —Sí, — dijo. Dios, era un mal mentiroso. —Oh, está bien abejorro. Acabo de tener una charla con tu madre... y te envía su amor—. 

— ¿Desde dónde esta vez? —. —Um... del Condado de Orange−, dijo. —Ella está visitando a tu tía Leah mientras habla en una escuela secundaria de allí. Guay, ¿eh? Puedes decirles a tus amigos que tu madre está en OC ahora. Te gusta ese programa, ¿no? —Sí—, dije —Me gustaba... pero fue cancelado hace unos años.

—Ah, bueno... Creo que estoy atrasado, abejorro—. Vi sus ojos ir a la deriva hacia el mostrador, donde había dejado las llaves de su coche, y los seguí. Se dio cuenta de esto y desvió la mirada rápidamente, antes de que pudiera decir nada. — ¿Tienes planes para esta noche? —, me preguntó.

—Bueno, podría hacer algo, pero... — Me aclaré la garganta, sin saber cómo decir la frase siguiente. Papá y yo realmente no teníamos la costumbre de hablar el uno con el otro. — Podría quedarme en casa, también. ¿Quieres que me quede aquí y, vea la televisión contigo o algo así?— —Oh, no, abejorro—, dijo con una risa poco convincente.

—Ve a divertirte con tus amigos. Probablemente me vaya a dormir temprano esta noche, de todos modos.
Le miré a los ojos, esperando que cambiara de opinión.
Papá siempre se ponía muy deprimido después de sus peleas con mamá. Estaba preocupada por él, pero no estaba muy segura de cómo abordar el tema.

Y en el fondo de mi mente, había un pequeño temor. Era una estupidez, de verdad, pero no lo podía dejar. Mi padre era un alcohólico en recuperación. Quiero decir, lo dejó antes  de que yo naciera, y no había tocado una gota desde... pero a veces, cuando recibía todos los pucheros de mamá, me asustaba. Tenía miedo a que pudiera coger las llaves del coche e ir a la tienda de licor o algo así. Como he dicho, era ridículo, pero el miedo no puede ser vencido.


Papá rompió nuestro contacto ocular y se movió incómodo. Dio media vuelta y se dirigió hacia el fregadero, lavando el plato de espaguetis que se había comido. Quería caminar hacia allí coger el plato —su patética excusa para distraerse— y tirarlo al suelo.
Quería decirle como de estúpido era todo esto con mamá. Quería que se diera cuenta de la pérdida de tiempo que eran estas tontas depresiones y peleas y sólo admitir que las cosas no iban bien.
Pero, por supuesto, no podía. Lo único que pude decir fue: —Papá... Él me enfrentó, sacudiendo la cabeza, con un trapo húmedo colgando de su mano.
—Sal y diviértete—, dijo. —En serio, quiero que lo hagas. Eres niña sólo una vez.
No hubo discusión. Esa fue su manera sutil de decirme que quería estar solo.
—De acuerdo— dije. —Si estás seguro... Voy a llamar a Selena—.
Caminé arriba hacia mi dormitorio. Tomé mi teléfono móvil de encima de la cómoda y marqué el número de Selena. Dos tonos y respondió.
—Hey, Selena. He cambiado de opinión sobre Nest... y, eh, ¿crees que estaría bien si me quedo esta noche contigo? Te contaré sobre esto más adelante, pero... no me quiero quedar en casa—.
Volví a doblar la ropa limpia del suelo en los pies de mi cama antes de irme, pero no me ayudó tanto como lo solía hacer. 

The Duff Capitulo 7 Jemi



No saldrá contigo, de todos modos, me susurró una voz en mi cabeza. Sonaba misteriosamente como el desconcertante susurro de Joseph Jonas. Tú eres la Duff, ¿recuerdas? Su novia es, probablemente, más delgada, con un busto grande.

Ni siquiera era la hora del almuerzo, y sin embargo, ya quería saltar de un acantilado. Bueno, está bien, eso era dramatizar un poco. Definitivamente, quería volver a casa e irme a la cama, sin embargo. Quería olvidar que Logan tenía novia seria. Quería lavar la sensación de las manos de Joseph en mí. Mayormente, sin embargo, quería borrar la palabra Duff de mi memoria.

Oh, sí, y las cosas se pusieron peor ese día, también.
Alrededor de las seis de la tarde, el hombre en las noticias empezó a hablar sobre alguna tormenta de nieve que aparecería a “tempranas horas de la mañana”. Supongo que el consejo escolar se apiadó de nosotros ya que no habíamos tenido un solo día de nieve hasta ahora, porque se adelantó y suspendió las clases antes de estar afectados por la tormenta. Así que Selena llamó a las siete y treinta e insistió en que fuéramos a Nest, ya que no teníamos que levantarnos temprano a la mañana siguiente.

—No sé, Selena—, le dije. — ¿Qué pasa si las carreteras están mal? — Lo admito. Estaba buscando alguna razón para no ir. Mi día fue bastante malo por su cuenta. No sabía si podría soportar la tortura de ese infierno, también.
D, la tormenta no se supone que comenzará hasta, como, las tres de la mañana o algo. Mientras estemos en casa para entonces todo va a estar bien.
—Tengo un montón de deberes—.
—No debes entregarlos hasta el miércoles. Puedes hacerlos mañana todo el día si quieres— . Suspiré. — ¿Podéis Miley y tú encontrar a otra que las lleve e ir sin mí? Simplemente no me siento bien para hacerlo. Ha sido un mal día, Selena—.

Yo siempre podía contar con que Selena actuaría a la menor señal de problemas. — ¿Qué ha pasado? —, Preguntó. — ¿Estás bien? No parecías muy contenta en el almuerzo. ¿Se trata de tu madre? —.
Selena—.
—Dime lo que pasa—.
—Nada—, le aseguré. —Hoy sólo apesta, ¿de acuerdo? Nada importante ni nada. No estoy de humor para ir de fiesta con vosotras esta noche—.  Hubo una pausa en el otro extremo de la línea. Por último, Selena dijo: —Demi, sabes que me lo puedes contar, ¿verdad? Sabes que puedes hablar conmigo, si es necesario. No mantengas las cosas embotelladas. No es bueno para ti—.
Selena, estoy bi...
—Estás bien—, me interrumpió ella. —Sí, lo sé. Sólo estoy diciendo que si tienes un problema, estoy aquí para ti—.

—Ya lo sé—, murmuré. Me sentía culpable por haberla puesto nerviosa por algo tan estúpido. Tenía la mala costumbre de esconder todas mis emociones, y Selena lo sabía muy bien. Ella siempre estaba tratando de tener un ojo en mí. Siempre persuadiéndome para compartir lo que no terminaría explotando más tarde. Podía ser molesto, pero saber que alguien se preocupaba... bueno, se sentía bien. Así que no podía enfadarme al respecto. —Lo sé, Selena. Sin embargo, estoy bien. Es sólo que... hoy me enteré de que Logan tiene novia, y estoy un poco desanimada. Eso es todo—

—Oh, D, —suspiró ella. —Eso es una mierda. Lo siento. Tal vez si sales esta noche, Miley y yo podemos animarte. Dos bolas de helado y todo—.
—Oh, D, —suspiró ella. —Eso es una mierda. Lo siento. Tal vez si sales esta noche, Miley y yo podemos animarte. Dos bolas de helado y todo—.
Dejé escapar una risita. —Gracias, pero no. Creo que me quedaré en casa esta noche—.

Colgué el teléfono y bajé las escaleras, donde encontré a mi padre con el teléfono inalámbrico en la cocina. Lo oí antes de verlo. Estaba gritándole al receptor. Me paré en la puerta, suponiendo que me vería y de inmediato bajaría la voz. Pensé que algún agente teleoperador estaba recibiendo un bronca de  Patrick Lovato, pero entonces apareció mi nombre.

— ¡Piensa en lo que le estás haciendo a Demi! — La voz alta de papá, que tomé fruto de ira, sonaba más como una súplica. —Esto no es bueno para una chica de diecisiete años y su madre. Ella te necesita aquí en casa, Diana. Te necesitamos aquí—. Me deslicé de nuevo a la sala de estar, sorprendida al darme cuenta de que estaba hablando con mi madre. A decir verdad, no sabía realmente cómo me sentía al respecto. Acerca de las cosas que estaba diciendo. Quiero decir, sí, perdí a mi mamá. Tenerla en casa hubiera sido bueno, pero no era como si no estuviéramos acostumbrados a estar sin ella.

Mi madre era una oradora motivacional. Cuando yo era una niña, había escrito algún tipo de estimulante, inspirador libro acerca de cómo mejorar la autoestima. No lo había vendido bien, pero todavía seguía ofreciéndose para hablar en universidades, grupos de apoyo, y graduaciones en todo el país. Dado que el libro había fracasado, ella se vendía muy barato.

Durante un tiempo, había tomado sólo puestos de trabajo locales. En los que podía conducir a casa después de que terminara diciéndole a la gente que se amaran a ellos mismos. Pero después de que mi abuela muriera, cuando tenía doce años, mamá estaba un poco deprimida. Papá le sugirió que se tomara unas vacaciones. Sólo salir por un par de semanas.